Una Novia Para Max (BG.5 libr...

By darlis_steff

6.3M 842K 1.2M

Maximiliano Greene es conocido en la industria del entretenimiento por ser uno de los mejores agentes, repres... More

Una Novia para Max
De Maximiliano Greene a Papi Max
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulos Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce
Capítulo Quince
Capítulo Dieciséis
Capítulo Diecisiete
Capítulo Dieciocho
Capítulo Diecinueve
Capítulo Veinte
Capítulo Veintiuno
Capítulo Veintidós
Capítulo Veintitrés
Capítulo Veinticuatro
Capítulo Veinticinco
Capítulo Veintiséis
Capítulo Veintisiete
Capítulo Veintiocho
Capítulo Veintinueve
Capítulo Treinta
Capítulo Treinta y Uno
Capítulo Treinta y dos
Capítulo Treinta y tres
Capítulo Treinta y Cinco
Capítulo Treinta y Seis
Capítulo Treinta y Siete (FINAL)
BG.5 Más que un grupo

Capítulo Treinta y Cuatro

95.9K 14.9K 5.5K
By darlis_steff




Capítulo treinta y cuatro.

Meredith Allen.


12 de diciembre, 2016.

Reconozco que mi respiración es temblorosa en el momento en el que me detengo frente al que supongo es el lugar en donde quería estar.

—¿Es aquí? —le pregunto en español al trabajador.

—Es aquí. Esta es la tumba de la señora María Alejandra de López.

Asiento con lentitud y le entrego tres billetes de cien que lo tienen sorprendido, pero que no duda en tomar en tanto permanece a mi lado y se saca su gorra en alguna señal de respeto hacia una difunta.

Veo el pasto seco y descuidado ocultando la lapida y ni siquiera logro entender en dónde empieza y termina la parcela en donde descansan los restos de mamá, es doloroso porque se siente cómo si hubiese sido olvida incluso cuando siempre pensé en ella.

Debí haber hecho más, aun me cuesta creer que Rochelle profanará sus restos para que no me relacionaran con ella, que me hiciera desconocer en donde se encontraba mamá y el estado es tan lamentable.

—Es una historia muy triste la de cómo removieron sus restos hasta acá, siempre me pregunté en dónde estaría su familia —comenta el trabajador de mediana edad.

—Aquí estoy —susurro.

Con lentitud bajo sobre mis rodillas cubiertas de la lycra deportiva y cuando el señor señala que me ensuciaré, rio.

—¿Sabe? Antes amaba jugar con la tierra —Es todo lo que respondo.

El césped seco me pica porque la tela es muy fina, también escucho el zumbido de los mosquitos y lucho para que no me piquen demasiado en los brazos desnudos en donde el sol me está calentando con fuerza, pero nada de eso importa cuando mis manos con manicura perfecta y esmalte naranja, comienzan a arrancar puñados de la grama en un vago intento de localizar la lapida de mamá.

—Señorita...

—Mary Alena, llámeme así.

—Mary Alena, se lastimará las manos, deje que me encargue del trabajo una vez se haya ido.

—Pero quiero ver su nombre... —murmuro.

El trabajador ve mi rostro y suspira.

—Déjame ir por algo con lo que podamos despejarla un poco.

—Muchas gracias...

—Ramón —completa dándome un asentimiento antes de alejarse.

Espero a que esté lo suficiente lejos y continúo arrancando el césped incluso cuando me hace daño en las manos, pero hay demasiado de ello.

Ramón no tarda en volver y me da una de esas miradas de reprimenda que supongo usan los padres en tanto tomo las flores que compré y me hago a un lado viendo cómo con un machete comienza a limpiar el lugar.

No puedo creer que me encuentre en Puerto Rico, a dos pueblos del pueblito en donde nací porque aquí fue donde el investigador privado me garantizó que se encontraban los restos de mamá.

No fue fácil tomar la decisión de tomar este vuelo, sentía miedo de cómo me sentiría al volver a este país del que me fui en tan malos términos, pero al final eso no fue lo que sentí, lo que me embargó fue una profunda tristeza al darme cuenta de que había perdido mi conexión con estas tierras.

Conservo mi español, mis recuerdos, pero de alguna manera siento que perdí mis raíces y que debo aprender a asociarlo con recuerdos felices y no solo tristeza, porque es un país hermoso en el que me tocó vivir en carencias, sé que podría reconectar con el si lo intento y si libero los terrores del pasado, algo que llevo trabajando durante años con mi terapeuta, pero aun me falta para llegar ahí.

Vine aquí por mamá, pero también por Alfredo, mi papá, porque tras muchas conversaciones con mi terapeuta, Max y muchísimos pensamientos, finalmente puedo dar el paso de intentar, sé que no seremos padre e hija ideal y que mi amor siempre estará manchado por el pasado, pero me gustaría aprender el hombre que es hoy y darle a la Mary Alena del pasado y el presente la oportunidad de tener un lazo afectivo con su padre.

Vine aquí porque finalmente después de años y largos procesos estoy en un punto de mi vida en donde me siento más ligera, esperanzada y mayormente feliz. Este no es un cierre, esta es una parada, un momento importante en el trayecto de todo lo que ha sido mi vida y mi proceso de sanación.

No vine sola, Ray se encuentra esperándome en el auto junto a Loraine y sé que alguien viene en camino.

—¿Es suficiente?

Parpadeo hacia Ramón antes de ver a la lapida ahora más visible, no es suficiente, pero asiento viendo lo mucho que está sudando y preocupada de que le dejen a cargo tanto trabajo físico.

—Muchas gracias, Ramón.

—A la orden —responde antes de golpearse el cuello para acabar con un mosquito.

Una vez más caigo de rodillas, pero esta vez un nudo se instaura en mi garganta cuando me doy cuenta de que su lapida solo dice "María Alejandra de López" ni siquiera tiene la fecha de su nacimiento y fallecimiento. Es impersonal y fría, es olvidable de la manera en la que Rochell quería que lo fuese.

Rompo a llorar y esta vez no temo hacerlo porque sé que es necesario, que es parte del duelo que nunca me dejaron vivir.

Mi yo de la infancia llora con la adolescente insegura y la adulta que odia haber perdido a su madre, vivo el duelo del que me privaron por una u otra razón, siento que nunca me permitieron ser una niña y tampoco una adolescente, de alguna manera siempre debí crecer y cuidarme porque nadie más lo haría por mí, no mi papá y mucho menos mi tía.

Lloro aferrándome a las flores ni siquiera puedo recordar si sé cuáles eran sus favoritas o incluso si le gustaban, todo lo que tengo de mamá son recuerdos de hace tantos años que a veces temo haberlos idealizados o haberlos creado o alterado con el fin de darme la clase de amor con la que soñaba ¿Y si ella no fue así? Es uno de mis grandes miedos, porque me gusta creer que cada instante al que me aferro fue tan real como todo el dolor con el que he crecido.

Lloro durante minutos, pero no me asfixia ni me destruye, en lugar de ello me libera y cuando finalmente el llanto disminuye hasta convertirse solo en lágrimas, me doy cuenta de que Ramón se ha ido para darme mi espacio y finalmente comienzo a hablar con mamá e incluso sí sé que en este lugar solo descansan huesos y cenizas, a mí me consuela hablarle a algo.

El comienzo es lo más difícil porque no hay manera de resumirle tantos años, pero es más fácil hablarle de lo duro que fue crecer desde que se fue, de cómo perdí a papá y que él la amaba más de lo que ambas pensábamos. Hablo de irme con Rochelle, pero trato de no mencionarla demasiado porque me prometí que esa señora no tendría más de mis angustias, dolores ni tristezas.

Me doy cuenta de que a medida que hablo se vuelve más llevadero, no menos doloroso ni más fácil, pero sí más natural. Me escucho reír cuando le hablo de mi equipo de trabajo que siempre está conmigo queriéndome y apoyándome, cómo no sé que sería de mí de no haberlos tenido.

—Loraine es increíble, mamá, a veces siento que es un ángel cínico que fue enviado a protegerme y enseñarme los primeros pasos de eso que se llama felicidad.

»Pero no es la única —Sonrío—. Nunca soñé con un príncipe y eso es bueno porque la vida no me envió ninguno, pero lo que sí tengo en mi vida es a un hombre maravilloso que me ama ¿Puedes creerlo? Amo a alguien que ama tanto cómo yo a él y es un sentimiento tan precioso que no sé cómo explicarlo.

Comienzo a ordenar las flores a su alrededor sacándolas del arreglo

—Es paciente, es odioso, es hermoso, atlético y mayor, pero tranquila, nada demasiado exagerado —Rio por lo bajo—. Se estresa con demasiada facilidad, su agenda es de pesadilla, pero aun así siempre tiene tiempo para mí, para sonreírme, abrazarme y recordarme cuán fuerte he sido. También ama el nombre que me diste al nacer, me dio un cumpleaños hermoso y casi sufre un ataque al corazón cuando se dio cuenta de que me amaba.

»No es lo que soñaba, pero eso está bien porque supongo que mi mente no era lo suficiente creativa para evocar a un hombre que está tan en sintonía conmigo. Cuando él dice que soy demasiado, no es algo malo, cuando él lo dice se encarga de hacerme sonreír porque me lo dice con una mirada tan intensa y preciosa que me hace enloquecer.

»¿Sabes que es incluso tan bonito cómo eso? Que me hizo conocer a amigos, unos que me quieren, les importo y me toman en cuenta, el tipo de amigos con los que soñaba desde que era una niña, los amigos por los que tanto esperé y tomó muchos años conseguirlos, pero finalmente dieron conmigo —Rio entre lágrimas— incluso me dicen que tengo sobrinos, aunque no sé qué hacer con los bebés.

Beso una de las flores rosadas y las dejo cercana a su nombre.

—Tengo veinticuatro años, mamá, soy una súper modelo reconocida y estoy incursionando en mi línea de cuidado para cabello rizado, será libre de crueldad animal y muy amigable con la naturaleza. Mido 1.70 y peso cincuenta y tres kilos, soy delgada algunos a veces dicen que demasiado, pero te prometo que soy saludable; mi piel es más oscura que la tuya, pero más clara que la de papá, sigo teniendo ojos almendrados y mis pecas no se han ido. Tengo rizos y nunca me he pintado el cabello, me gusta creer que tengo tu boca.

»Mi novio dice que canto fatal, pero no sé si creerle porque siempre lo dice sonriendo, no actúo mal, pero no es algo que quiera hacer, corté mis lazos con Rochelle y finalmente hago las cosas por mí, porque quiero y es una sensación muy bonita.

»Cuando moriste me hiciste prometer que un día sería feliz por ti, pero sobre todo por mí y aunque no lo soy todos los días, creo que finalmente lo entiendo.

Sonrío y acaricio el cemento en el que yacen sus restos.

—Puedo disfrutar de los momentos de felicidad que tengo la fortuna de vivir y ahora comprendo que los momentos tristes que duelen demasiado son los que me permiten sentir con mayor fuerza esa felicidad. Así que supongo que cumplí mi promesa, mamá, tengo un lindo apartamento porque la casa no me gustaba y soy feliz.

»Y finalmente puedo conversar con Alfredo, no creo que el pasado desaparezca y seamos la mejor relación de padre e hija, pero ya no quiero resentir ni abrazar el dolor del pasado, ya me duele lo suficiente y no quiero que arda de más. Él está haciendo su vida y eso está bien, supongo que no seremos desconocidos, pero tampoco cercanos... No lo sé, sencillamente seremos Alfredo y Meredith Allen Lynch, pero siempre seré tu Mary Alena, es solo que soy la misma persona ¿Sabes? No importa mi nombre legal, lo importante es que no olvidó quién soy, mamá, ni quién fuiste y quién eres.

Lágrimas descienden por mis mejillas cuando imagino el rastro apenas perceptible de su voz que he creado con el tiempo porque ya no la recuerdo, susurrándome: Mary Alena... ¿Me dices qué tanto me amas?

—Tanto, pero tanto para finalmente entender que no me dejaste, que me amaste hasta el final y que aun lo haces. Te amo tanto que, aunque olvidé tu voz y tu tacto aun sueño con ello y te amo tanto, pero tanto que finalmente me permito soltarte y no dejar en tus manos la responsabilidad de mi felicidad. Gracias por lo bueno, mamá y te perdono por lo malo. Te amo.

Sonrío entre lágrimas y permanezco en silencio simplemente absorbiendo este momento tan importante en mi vida, crecimiento y superación.

Alzo la vista al cielo azul y la bajo rápidamente porque el sol es implacable. Mató a un mosquito picándome en el brazo y me limpio con el antebrazo la frente sudorosa antes de sacar de mi bolso mi teléfono, sonriendo en cuanto encuentro dos mensajes.


Mi galleta: ¡Mierda, Allen! ¿Es qué quieres que te extrañé más de lo que lo hago?

Mi galleta: ¿Te he dicho ya que eres una provocadora?

Me muerdo el labio inferior para contener mi sonrisa en tanto le respondo.

Meredith: no, pero si que soy tu pequeña descarada.

Mi galleta: ¿Mía, eh? ¿Cuándo hice tal reclamo?

Meredith: entonces... dices que no soy tuya?

Mi galleta: no hagas declaraciones por mí

Mi galleta: lo eres

Mi galleta: ¿Qué tal fue todo? ¿Estás bien?

Meredith: me siento muy bien


Espero por su respuesta, pero abro los ojos cuando mi teléfono comienza a sonar porque se encuentra llamándome.

En el tiempo que ha transcurrido desde que Maximiliano Greene me dijo que me amaba e iniciamos una relación formal, hace un mes y pocos días, no nos hemos visto en persona. Hemos realizado dos vídeo llamadas en horarios extraños y nuestras llamadas telefónicas no son tan duraderas cómo quisiera y siempre nos organizamos antes de tenerlas debido a nuestras agendas, los mensajes son más frecuentes y más prácticos junto a notas de voz aunque a veces por la diferencia horaria o compromisos las respuestas tardan en llegar, sin embargo, no nos hemos quejado de ello más allá de desear vernos; es por ello que me toma por absoluta sorpresa que me esté llamando esta calurosa mañana en Puerto Rico.

—Hola —susurro.

—Hola, Allen —dice con la voz que me derrite—, pensé que me vendría mejor escucharte que leerte.

—Porque me extrañas.

Ríe por lo bajo y puedo visualizarlo en mi mente.

—Porque te extraño y porque quiero confirmar que de verdad te encuentras bien —me susurra.

—Lo estoy. Aun estoy aquí, lloré mucho, pero se sintió liberador —me siento en el césped—, el lugar está tan descuidado, pero lo recuperaré para que esté muy bonito. Me hizo bien hablarle, siento que muchos de los nudos de mi interior se han liberado, es una sensación tan satisfactoria y agradable.

—Es bueno escucharlo —Hace una pausa ligera—. De verdad me contenta que te sientas así y estoy tan orgulloso de ti.

Maximiliano tiene que ser la persona que mejor me conoce en muchos aspectos, él sabe lo importante que era esto para mí porque le he hablado de mis miedos, traumas, pesadillas y sueños, hemos compartido tanto que a veces me es difícil comprender el nivel de conexión que tenemos.

—Me encantaría estar ahí, pero ya sabes... —dice.

—Lo sé, pero nos veremos pronto y te saltaré encima —Sonrío cuando su risa hace su aparición—. Te echo de menos.

—Ya veo que te pondrás dulce —Bromea.

—Siempre lo soy.

—Max, ya es hora de la reunión —escucho a su asistente llamarlo.

—Dame un minuto, Justin, organiza que todo esté en orden —dice y no escucho la respuesta, pero afirma—. Pequeña descarada, debo colgar ¿Hablamos en unas cinco horas?

—Demasiado tarde para Londres.

—Pero no demasiado tarde para hablar contigo.

—Ahora ¿Quién es dulce?

Vuelven a llamarlo y ambos suspiramos antes de reír.

—Ve a trabajar, cariño, gana dinero para nuestro vivir —finjo una voz demasiada educada y conservadora.

—Hasta en cinco horas, Allen.

—Hasta en cinco horas, Maximiliano.

Cuelga porque él no hace la cosa de "cuelga tú" cuando se despide realmente finaliza la llamada, algo que a veces me hace resoplar con irritación, pero que también he aprendido que es parte de él y de su costumbre de pasar de un tema a otro.

Mi teléfono vibra con su mensaje y sonrío cuando encuentro una foto de su rostro con apenas una sonrisa perceptible, trae el cabello despeinado por posiblemente haberse pasado las manos durante mucho tiempo y voy a responderle cuando llega su próximo mensaje.

Mi galleta: debía irme, pero te amo

Estoy tentada a besar la pantalla de mi teléfono, pero en lugar de ello me enfoco en la cámara frontal y presiono grabar.

—También te amo.

Y envío, es un vídeo corto, pero cuando me responde con un "lo sé" me rio y guardo el teléfono sabiendo que ya debe de haber entrado a cuál sea su reunión.

Respiro hondo y me doy cuenta de que ya estoy lista para irme.

—Mary Alena —dice una voz detrás de mí.

Pensé que ya no vendría.

Me pongo de pie y giro encontrándome a Alfredo López.

Había tenido una conversación incómoda por teléfono con él, pero también me había hecho sentir bien, había temido sentirme una vez más tan herida, pero aunque dolía, era soportable porque continúe y cuando pregunté si quería venir a Puerto Rico a visitar a mamá, había llorado en tanto decía que no creía merecerlo y tal vez tenía razón, pero vivir por meritocracia parecía algo complicado para hacer en la actualidad, así que le había comprado un boleto y reservado una habitación de hotel, lo demás sería su decisión.

Lo evaluó, se ve tan saludable y mucho más grande, fornido. Es difícil asociar a este hombre con aquel que era consumido por sus adicciones, a veces es difícil creer que una persona puede cambiar, pero he decidido creer en él, darle el beneficio de la duda y no solo lo hago por él, lo hago por mí.

Él me ve a la expectativa, luciendo asustado de cualquiera que pudiese ser mi reacción, pero intento sonreír antes de extender mi mano hacia él y cuando la toma, se siente áspero y fuerte, aprieto sus dedos y me devuelve el gesto en tanto los ojos se le llenan de lágrimas.

—Qué bueno que estés aquí, mamá sabrá que no la hemos olvidado.

—Siento que esto no es real —murmura sin despegar su mirada de mí, como si temiera que desapareciera.

—Es real, Alfredo, es un nuevo comienzo. No puedo prometerte que seremos unidos y que todo está bien, pero quiero conocer quién eres ahora y entenderte, tomará tiempo, pero lo intentaré.

—Gracias, Mary Alena —Lágrimas le corren por el rostro y mis ojos se humedecen—. Prometo que no volveré a decepcionarte, soñé tanto con este día.

—Me alegra que me esperaras, pocos lo hacen —Le aprieto la mano.

—Te esperaría en esta y mil vidas más, tal vez lo demuestro demasiado tarde, pero eres lo más hermoso que la vida me dio, el regalo más bello.

—Buenas palabras, Alfredo —Le sonrío.

Le doy otro apretón a su mano antes de liberarla.

—Esperaré afuera, ya tuve mi momento con ella, te dejo para que tengas el tuyo.

Asiente y gira hacia la lápida de mamá.

—Hola, María Alejandra, ha sido mucho tiempo...

Sonrío y comienzo a alejarme dejándolo tener su momento con mamá, sintiéndome tan bien y a carne viva, sintiendo que finalmente acaricio y abrazo a la pequeña que muchas veces deseó morir con su mamá.

—Lo has hecho bien, Mary Alena —susurro avanzando por el cementerio—. Qué bien lo haces, Meredith Allen Lynch. Eres una tigresa empoderada.

Continue Reading

You'll Also Like

616K 102K 76
Kylian Craig tiene claras dos cosas: enamorarse debilita y todo se puede negociar, así que cuando se da cuenta de que una de sus más grandes inversio...
81.3K 4.2K 18
Para lenna el solo era el mejor amigo de su hermano aún si ella quería que fueran más. Para alessandro ella era más que que la hermana de su mejor a...
992K 52.1K 37
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
44.8K 9K 17
Las votaciones del año 2036 son algo que no me emociona, ya que los candidatos, a mi parecer, no valen la pena, en especial Alejandro Villanueva, aqu...