Capítulo Treinta y Seis

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Capítulo treinta y seis.

Maximiliano.


26 de diciembre, 2016.

—¿Has atrapado a alguno, Allen? —escucho a Theo antes de desplazar la mirada a Allen gateando por el suelo de la sala.

—Nada aun, Theo —Grita antes de darme una mirada—. Levanta los pies.

Lo hago sin dejar de verla cuando casi pega la mejilla al suelo para revisar debajo del sofá y me sobresalto cuando de manera inesperada se incorpora y alza el crucifijo hacia mí.

—¿Qué haces?

—Eres tan guapo que pensé que eras un espíritu por lo irreal que te ves —Me sonríe.

—¿Se supone que ese es un halago?

Todo lo que hace es reír antes de arrodillarse y apoyando una mano sobre mi rodilla vuelve a alzar el crucifijo hacia mí.

Todavía intento no reír ante el hecho de que Allen trajo dos crucifijos para jugar con Theo, no es necesario decir que mi sobrino gritó con emoción antes de abrazarla y asegurarle que la amaría toda su vida mientras que Thomas la llamó una traidora y que si lo llamaban de la escuela o alguien se quejaba de que su hijo lo reprendiera como el diablo, él la culparía y les diría que se entendieran con ella... Cara aun no ha visto el regalo.

Allen y yo llegamos a casa de papá la tarde de navidad y haber visto la alegría en los ojos de papá fue mi mejor regalo junto a la manera en la que nos abrazó a Thomas y a mí luego de la cena.

Pero ahora que estamos aquí, en este preciso instante, sonriéndole a Allen tomo el crucifijo de su mano y lo giro hacia ella.

—¡Sobrino! Creo que hay un giro de trama interesante, conseguí uno para ti.

—¡¿De verdad, tío M?!

Escucho los pies de Theo venir a toda prisa, apareciendo poco después con los ojos muy abiertos, subiéndose con el índice los lentes por el tabique de la nariz y un crucifijo exactamente igual al que sostengo se encuentra en su mano.

Ve cómo apunto hacia Allen y frunce el ceño.

—Tío M, esa es tu novia, es Allen, ella no es un espíritu.

—¿Estamos seguro de ello? —pregunto—. Se ve muy irreal.

—Soy real —asegura Allen.

—No lo sé, tengo mis dudas.

—¿Qué tengo que hacer para que me creas cuando digo que soy real, Maximiliano?

—Yo te creo, Allen —asegura Theo dándome una mirada demasiado juzgona para un niño de nueve años—. No la molestes, tío M.

—¿Desde cuándo estás de su lado?

—Ella me dio un crucifijo, tú y papá no.

—¿Quién le dio un crucifijo a Theo? —Nos sorprende la voz alarmada de Cara.

Sonrío hacia Allen que abre mucho los ojos y dejo el crucifijo entre sus manos para que tenga la prueba de su culpabilidad cuando se pone de pie y ve a mi excuñada al lado de un Thomas que sonríe ampliamente hacia Allen sabiendo que ha sido atrapada por Cara.

—Fue Allen —la señala mi hermano—, le dije que no y ella me desafió al dárselo.

—Los mentirosos se van al infierno, papá.

—Bueno, Theo, según tú iré por todo al infierno —dice mi hermano.

—No es mi culpa que te condenes a ese destino, papá, dijiste que debíamos ser responsables de nuestros errores.

Una Novia Para Max (BG.5 libro #5.5)On viuen les histories. Descobreix ara