Capítulo Veintiocho

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Capítulo veintiocho.

Maximiliano.


15 de mayo, 2016.

—¿Y te trata bien? —pregunta papá.

Alzo la vista del teléfono en el momento exacto en el que Allen me ve con una sonrisa, confirmo que la pregunta no fue dirigida hacia mí.

—Me trata más que bien, Maximiliano padre.

Ruedo los ojos ante esto último porque cuán ridícula se escucha llamando a mi papá de esa manera luego de que éste le asegurara que debía llamarlo por su nombre, pero debido a que es el mismo que el mío, Allen decidió agregarle el "padre" al final. Ridículo y aun así encantador.

Papá sonríe y en serio parece genuinamente feliz, tal vez se trate de que finalmente encontré el día para venir a pasarlo con él y el que viniera acompañado lo tiene más allá de la emoción.

Hice que las estrellas se alinearan y me permití ser lo suficiente egoísta para tomarme el día "libre" aunque quizá lo exagero, porque en primer lugar BG.5 no tuvo ningún problema en permitir que me fuese y me prometieron que esta vez de verdad se portarían bien y les creí, porque sé que quieren que pase un buen momento y si se esfuerzan lograrán estar a salvo. No es que pueda despegarme fácilmente del trabajo, aun así debo estar al pendiente de los teléfonos y ateniendo ciertas llamadas, algunas cosas las designé a Justin, es lo más libre que puedo conseguir y creo que está bien para todos.

Sobre Allen estando aquí, genuinamente aceptó mi invitación, de la que no me he arrepentido y aunque fue difícil hacer coincidir nuestras agendas, conseguimos estas veinticuatro horas completas y mañana debo dejarla en un estudio fotográfico antes del mediodía, pareció el mejor trato que pudimos conseguir.

Debido a que no quería ocasionarle un infarto por la impresión a mi papá, le hice saber anoche que estaríamos viniendo a tempranas horas y di el aviso de última hora por miedo a cancelar y desilusionarlo si algo que me impidiera venir surgía.

Es nostálgico y alegre estar aquí, la misma casa en dónde creí. Hacía muchos meses que no venía, casi cercano al año y todo se siente y ve igual, casi puedo imaginar a mamá sentada en el sofá sonriendo y palmeando el asiento del lado para que me siente y me deje consentir.

No hay día en el que no la extrañe incluso cuando me encargo de empujar en el fondo de mi ser el dolor de que no esté.

Dejando los teléfonos sobre el sofá, me levanto y camino hacia el portarretrato en la pared con una foto de mamá. Sale sonriendo, con su cabello corto y castaño radiante, los ojos azules transmitiendo felicidad y las líneas de expresión que le había dejado una vida llena de sonrisas.

Papá tiene razón, si bien él es un hombre apuesto, galán durante su juventud, mamá era una gran belleza o no sé si son los ojos de amor, pero me pareció siempre una mujer deslumbrante, siempre llamé a papá un afortunado.

—Te lo dije —dice papá desde el sofá—, si tu hermano y tú hubiesen escogido bien, serían tan hermosos cómo su madre.

Sonrío y giro para verlo.

—Parecernos a ti no está tan mal, papá —Le hago saber.

—Lo confirmo, Maximiliano padre.

—Deja de llamarlo así —pido riendo por lo bajo.

—Pero es que papi Max eres tú —Me dice con una sonrisita sin ningún tipo de vergüenza— y él no quiere que lo llame señor Greene.

—Maximiliano padre está bien —asegura papá—. Nada más mira cómo mi hijo ríe, qué felicidad, gracias, Allen, me gusta escucharlo reír.

Una Novia Para Max (BG.5 libro #5.5)Where stories live. Discover now