Malas Enseñanzas

Autorstwa PaolaValentine_

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Se suponía que todo iba a ser sencillo. "Se suponía" Pero como siempre, todos mis planes eran una porquería... Więcej

Sinopsis completa
Epígrafe
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24 |+18|
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36 (Maratón 1/4)
Capítulo 37 (Maratón 2/4)
Capítulo 38 (Maratón 3/4)
Capítulo 39 (Maratón 4/4)
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43 |+18|
Capítulo 44
Capítulo 45 |+18|
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49 |+18|
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Nota importante que deben leer
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59

Capítulo 8

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Autorstwa PaolaValentine_

Capítulo 8:

Trata al paciente, no a la enfermedad


Tomé mi mochila táctica del asiento trasero del auto, luego me giré hacia mi padre y lo abracé con fuerza. —Te extrañaré— me dijo apenas nos separamos.

—Espero pronto ir a casa. Te amo.

—Y yo a ti.

Bajé del auto y mi padre arrancó para irse a Brampton y yo emprendí mi nueva batalla en esta carrera. Una nueva travesía que empezaba hoy.

Al cruzar las puertas del hospital lucía tan familiar y extraño a la vez,

Pasé mi identificación por el escáner y fui rumbo a medicina interna. Apenas entré nuestras miradas se encontraron y fue como si todo se detuviera. Él me reconoció enseguida.

—Taylor.

—Doctor Stone.

Creo que podría anotar en mi calendario como el primer día en que hallo una emoción diferente en el. Parecía asombrado de verme.

—Pensé que te habías ido.

—Solo fue un lapsus momentáneo de indecisión. Le toca soportarme.

No se rio, pero casi vi que la comisura de su labio tiró.

—Estoy aquí para trabajar. Pero quiero que ahora las cosas sean diferentes —dije.

—Soy tu tutor, debería ser quien ponga las reglas.

—No empiece con eso. Usted tiene sus reglas, pero ahora deberíamos empezar de nuevo. Como usted dijo, borrón y cuenta nueva.

Cruzó sus brazos sobre su pecho en esta posición que realzaba aún más el militar que fue en el pasado. Quisiera saber qué lo hizo cambiar esa carrera.

—A ver, te escucho.

Esto era una victoria. —Puede orientarme, puede regañarme, pero nada de mirarme —lo señalé —de la forma que está haciendo ahora con ese ceño fruncido y todo tosco.

—Eres muy insolente para mí gusto.

—Viene con el paquete. —yo había entrado en confianza y él aún tenía esa cara de amargado, pero seguiría—. Además de que no quiero facilidad por mi condición. Soy como los demás médicos. Nunca ha sido impedimento.

—¿Algo más? —preguntó con acidez cómo era él.

—Creo que eso es todo.

—Siempre y cuando me hagas caso.

—Véale el lado positivo al asunto, yo seré mejor estudiante y usted será un mejor docente.

—Soy un buen docente.

Está tan lleno de mierda. —Qué falta de humildad de su parte. Ya trabajaremos en ello.

—La conversación me está dando dolor de cabeza.

—Usted sabe lo que debe beber para que se calme. Guardaré mi bolso y regreso.

Negó. —Nada de eso. Tienes a un paciente esperando en la cama cuatro.

—¿Cómo? Si acabo de llegar.

—Tienes un paciente. Trátalo bien.

Se fue y me hizo lo de días anteriores, salió como todo un ganador y yo me quedé ahí con la historia clínica en la mano. Ni siquiera me di cuenta cuando me la dio.

Esto tenía que ser una prueba.

—Este hijo... —me calmé antes de decir una locura que nos pusiera en el punto anterior y guardé mis cosas en el cuarto de residentes para ver a mi paciente.

Apenas salí vi a mi amigo en el Stand de enfermeras y corrí a abrazarlo. —Eli.

Se giró y me vio. Noto mi uniforme correspondiente y me volvió a abrazar. —Es bueno que hayas recobrado la lógica. Tu lugar está aquí conmigo.

—Obvio, bebé.

—¿Y qué tal todo? ¿Ya Stone lo sabe?

—Fue el primero en saberlo, y ya me dejó caso. Te veo en un rato.

—Acuérdate de comer. No quiero más sustos.

—Sí, papá. Me acuerdo.

Me giré corriendo lejos de aquí. Al llegar donde estaba mi paciente, noté que era una chica y que estaba adormilada. Me puse revisar sus signos y encontré que era una paciente con LES, su cara mostraba una marca rosada en su nariz y mejillas indicativo de esa enfermedad.

Leí que llegó con convulsiones y cefalea. Según SLEDAI era actividad lúpica, pero no comprendía qué hacía en interna si debería estar en reumatología. Era un paciente de ellos.

Vi sus riñones y estos estaban fallando. Podía ser por su patología, a lo largo de los años al final al igual que la diabetes padecían enfermedad renal crónica, en este caso por causa del depósito de anticuerpos en su riñón. Lo más triste es que era una persona joven, no podía tener más de treinta años.

La chica abrió los ojos y me miró. —Doctora.

Tomé aire antes de hablar. No podía dejar ganarme por la ansiedad. Y sobre todo porque sabía que esto era importante para mí regreso. Era una prueba por parte de mi jefecito insoportable —Hola, Anya. Soy la residente Avery Taylor y el día de hoy seré quien te atienda.

La chica comenzó a llorar y yo me sentí tan triste por ella. No era fácil tener una enfermedad que condicione toda tu vida. Todo lo que eres. No ser normal por completo.

—Lo lamento, doctora. Es que estoy tan asustada. Estaba sola cuando ocurrió.

—Lo comprendo. —le pasé un pañuelo de papel para que limpiara su nariz—. ¿Cuándo te ingresaron?

—Acabo de llegar. Convulsioné y solo sé que desperté aquí.

—¿Tuviste síntomas antes de ello?

Negó. —Nada anormal, salvo la fiebre y el dolor de cabeza. Pero sabe que es normal en mi caso. Sobre todo con el estrés. Así que no lo vi mal.

Fui anotando cada uno de los criterios que venía diciendo, hablaba poco y comenzaba a llorar entre palabras, casi no se le entendía nada.

—Yo a veces solo quiero morirme.

Banderas rojas.

—Hey, nada de pensamientos negativos. Sé que es difícil, pero estás viva. Puedes hacer muchas cosas.

Bufó sin creer demasiado. —Díselo a la que tiene que estar en casa porque la calle hay de todo y su sistema inmune en vez de atacar otra cosa se ataca a sí mismo. Es un pendejo.

Estaba golpeada por su enfermedad, pero entendía su humor negro. Yo era así con mi diabetes.

La cortina de mi cubículo se abrió y noté que estaba dos médicos que no reconocí. —¿Y ustedes son?

Me ignoraron por completo.

El más moreno y mayor se señaló a sí mismo. —Soy el doctor Morrow y él, el doctor Serrano. Venimos a evaluarte para llevarte a reumatología.

Esperen, ¿qué? No.

—Ella está siendo evaluada por mí. Aún no sabemos si es actividad del lupus. Hay que hacer complemento.

—No es necesario. Además, nosotros somos los expertos aquí —Dios mío, no sabía que podía odiar a alguien mucho más de lo que odiaba a Stone—La paciente tiene criterio de Lupus activo y sus riñones están fallando. Debería ir a diálisis.

—No la he terminado de evaluar.

—No hay nada que evaluar —lanzó Serrano.

—Claro que sí, que me garantiza que las convulsiones sean por actividad lúpica. Hay que descartar. El mismo SLEDAI lo dice.

—No continúe, es una Batalla perdida. Interna no sabe nunca nada.

Me endemonié. —Sabemos más que todos ustedes que solo se dedican a una cosa. Quisiera verlo arreglando una falla cardíaca para saber si es tan fácil. Eso lo puede hacer interna porque somos el cerebro de un hospital.

—Eres demasiado insolente para ser residente —espetó Morrow.

—Mi paciente no se va de aquí —Stone me mataría si sabe que la dejé ir así como si nada.

—Podemos pasar por encima de ti.

—No, yo debo revisarla. —ya un camillero estaba llegando—. Déjeme que haga mi trabajo.

—Señora, le colocaremos una nueva droga y todo estará bien.

—Que no saben si es actividad lúpica.

Ambos médicos se rieron de mí. Se rieron los desgraciados. —No necesita confirmarse. Tiene todos los signos. Es como cuando te preguntan ¿Qué es amarillo, tiene plumas y dice pío?

—Todo es subjetivo, ella puede tener otra cosa. Y su ejemplo puede ser un animal que se crea otro. Así que hasta no confirmar que puede tener algo más no la voy a dejar que la saquen de aquí.

Ellos me estaban humillando delante de una paciente, pero estaba segura que no me equivocaba. Era el protocolo.

—¿Cómo qué?

—Desde un accidente isquémico hasta una infección.

—Es el lupus, una nefritis lúpica ya que sus riñones comenzaron a fallar.

—No estoy de acuerdo.

Cuando ya iban a subirla a la camilla noté que sintió dolor cuando movió su cuello. Eso no era normal. Y todo se puso en perspectiva.

—Tiene rigidez de la nuca —mascullé.

—Yo no vi nada —Serrano se estaba haciendo el idiota.

—Tiene rigidez, déjeme hacerle las maniobras correspondientes y si salen negativas se la puede llevar.

—No deberíamos tratar con una estudiante de primer año.

—Yo sé lo que hago.

Tomé aire y busqué tranquilizarme. Ellos estaban haciendo un atropello. Nunca y quiero decir nunca deberían desacreditarme delante de un paciente, pero estos se creían los dueños y señores por ser especialistas y por eso pensaban que podían vapulearme.

Me puse unos guantes y me acerqué a la paciente. Nos veía asustada y no la culpaba, eso fue un espectáculo que nadie debería mirar. Hicieron el ridículo.

—Anya, necesito que colabores conmigo con unos ejercicios. Te prometo que solo quiero que estés bien.

—Sí, doctora.

—¿Puedes mover tu cuello?

Intento hacer lo que le dije, pero su mueca de dolor fue evidente. —¿Duele?

—Es como estar tiesa.

Bingo, primera maniobra positiva.

Alcé su cabeza y noté como sus piernas se elevaron ante la acción. Era el segundo que estaba positivo. Levanté una de sus piernas y al instante se flexionó la rodilla, cumplía con los criterios. Esa convulsión no era por LES.

—Tiene criterios y lo sabe.

—La evaluaremos en reumatología —Morrow se estaba ganando mi odio, pero peor de lo que pude sentir por cualquier otra persona.

—Debería importarle porque es nuestra paciente. —casi que grité un Aleluya cuando vi ingresar a Stone al cubículo.

—Nos llamaron que es un paciente reumático. Solo estamos haciendo nuestro trabajo.

—Vamos afuera a hablar.

La enfermera entró y yo le pedí todos los exámenes. El más importante debería hacerlo en un momento.

—Su residente nos gritó.

—Mi residente está a mi cargo y cumplía mis órdenes. Cuidar esta paciente. Acaba de decir que tiene criterios de meningitis y ustedes insisten de llevárselas a Reumatología. No es el lupus y lo saben.

—Ella solo es una niña, no puede estar completamente segura —Serrano se estaba rifando un cianuro en su café, definitivamente.

—Mira, hay gente de primero de la carrera que saben más que algunos intentos de médicos —Stone dijo mirando a Morrow, mirándolo peor que como me miraba a mí. No fue conmigo esa punta y me dolió—. Así como hay vestigios en nuestro cuerpo, como las cordales que son innecesarios. Así hay muchos que usan baticas blancas.

Uuuuuuuuuuuuuuuuuh.

Amé esa indirecta, debería anotarla.

—Es mi paciente, hasta que no resolvamos su meningitis no se verá con ustedes. —luego me señaló —. Y que sea la última vez que me maltratan a mi residente.

Me encantó.

No dimos tiempo a que dijeran algo, porque volvimos al cubículo de Anya.

—Anya, vamos a tomarte una punción lumbar —empezó Stone—. Taylor, hazla.

¿Qué mierdas?

—Vamos, no tenemos todo el día.

Yo tomé la aguja y el recipiente mientras que Stone preparaba el campo. Me dije que las manos no me podían temblar. Ya lo había hecho antes, no importa el tiempo que haya pasado, yo puedo.

Tomé guantes nuevos y antiséptico. —Anya, haremos una prueba y necesito que te coloques de lado. El doctor te va a ayudar a acomodarte.

Ella lloró un poco cuando se movió, pero esto era necesario. Al estar lista, marqué la zona en su columna baja e higienicé el sitio. Empecé a introducir la aguja y escuché su sollozo. Stone tomaba la mano de la chica y yo seguí en el proceso. Al tener la cantidad de líquido correspondiente lo sellé y se lo di a una enfermera.

—Te va a dolor un poco la cabeza, es por el líquido que te sacamos —expliqué.

Salimos de allí y yo lo miré. —Gracias por defenderme de Morrow.

—El único que tiene derecho a regañarte soy yo.

En otra persona lo tomaría como un chiste, pero está forzado con él. —Desde que lo vi la supe. Aunque cumpliera con el SLEDAI sabía que no era el lupus.

—El SLEDAI es subjetivo. Desde mi perspectiva ponerle ocho puntos a una convulsión en un paciente lúpico quita otras opciones. Ya que tres es el mínimo para indicar actividad del LES En medicina no siempre está todo descrito. Y puede ser otra causa. —al menos no era la única que lo pensaba— Pero estudiaste a la paciente antes que su enfermedad. Eso hizo la diferencia. Diste rápido con el diagnostico.

¿Me elogió? ¿A mí? No estaba acostumbrada a eso. En serio.

Recibimos los exámenes y efectivamente tenía meningitis viral por Citomegalovirus. Al tener un sistema inmunológico débil, cualquier virus haría estragos en ella.

Le dimos tratamiento y fue el tiempo en que debería buscar otra cosa que hacer.

—¿Ya comiste?

Qué.

—¿Ya comiste? —volvió a preguntar porque no contesté, pero es que me dejó en shock.

—Iba a hacerlo en un rato.

—Anda.

—Pero.

—Qué vayas, otra bajada de azúcar no está en mis planes. Así que anda a comer.

—Le dije que no me tratara diferente por tener diabetes.

—Bueno, díselo al juramento hipocrático. Primero mis pacientes.

—No soy su paciente —dije.

—Pero te volviste cuando te atendí. Así que anda a comer.

—Iré, pero volveré a revisar a Anya.

—Cuento tres o si no al final del día te mando con los de semiología.

Eso sí que no.

Salí corriendo antes de que pudiera decir algo más. Tomé mi envase de comida y mientras lo destapaba miles de cosas pasaron por mi mente.

¿Quién era este Stone y que había hecho con él que conozco?

**NA**

LES: Siglas para Lupus Eritematoso Sistémico. Enfermedad crónica del sistema inmunológico que se caracteriza por la producción de anticuerpos que iran en contra del mismo organismo. Haciendo un daño multisistémico.

SLEDAI: Siglas para Systemic Lupus Erythematosus Disease Activity Index. Es una escala utilizada para evaluar actividad del lupus en el cuerpo, que medirá desde las convulsiones, isquemia, fiebre y otros parámetros. Siendo 3 actividad moderada y mayor a 8, grave.

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