"En el ángel de la fuente, encontraras suerte"
— Con amor, mamá.
Pd: ¿Qué porqué guarde esto aquí? Bueno, cariño, eres muy curiosa, sé que lo romperás en algún momento o descuido.
Narra Pandora
Sin darme cuenta, estaba llorando.
Había olvidado cuanto la extrañaba.
Jay se veía tan culpable que le sonreí a medias, para que se tranquilizara. No era su culpa, no era culpa de nadie haber quebrado el ángel, son solo cosas que pasan...
— ¿En el ángel de la fuente? —repitió Heeseung, observándo con atención el papel—. ¿Será el que esta en la terraza?
Me limpié las lágrimas y lo observé, recordando algo.
Claro, el ángel de la fuente...
Cuando Heeseung había visto la figura por primera vez, mencionó que era idéntica a la que estaba en la fuente de su terraza.
Y tenía razón.
¿Pero qué había ahí?
¿Y a qué se refería mamá con "suerte" ?
Lo fuimos rápidamente a descubrir.
Buscamos en el ángel, los tres, pero no había nada peculiar o que nos llamara la atención.
Jay se dió el tiempo de revisar de nuevo, pero esta vez detalladamente, yo también lo iba a hacer, pero Heeseung quieo había estado callado todo este rato, se acerco a mí.
— Pandora... Sí tu madre se refería a este ángel... entonces, ella sí tenía en mente que terminaras aquí en algún momento... —comenzó a hablar Heeseung en voz baja, lo suficiente como para que no nos escuchara Jay—. ¿Sabes? Leí algo en el diario de mi madre hace tiempo atrás, y me hizo creer que tu madre... no quería terminar junto a la mía, pensé que se había alejado de ella por que así lo quizo, pero tal vez, me equivoque, tal vez la juzgué mal, tal vez ella no tenía otra opción.
— Yo también lo creo Heeseung, mi madre nunca hace las cosas por qué sí... —comenté y esté asintió, apoyando su mano sobre una de las alas del ángel.
Desvíe mi mirada hacía su mano y me di cuenta de algo. Una de las plumas de mármol del ángel, sobresalía entre las demás. Me acerqué a tocarla y Heeseung me siguió con la mirada.
Empuje la pluma con delicadeza y esta se hundió, haciendo que el agua que salía de la fuente, parara al instante y comenzara a vaciarse.
— Vaya, eres de las observadoras Panda... —Me sonrió Heeseung y bajo el tono de su voz—. Haces que me gustes más.
Lo mire cohibida y trate de concentrarme en la situación en la que nos encontrabamos.
— ¿Eso siempre estuvo ahí? —Jay apunto una mini puerta de metal pegada al suelo, que se dejo ver solamente cuando la fuente ya no tenía nada de agua.
— No lo sé, nunca había visto la fuente vacía... —confesó Heeseung, pasando la mano por la puerta la cual al abrirla, se encontro con una especie de pantalla antigua, la cual pedía unos digitos.
Era como una busqueda del tesoro.
— Pandora, ¿Te acuerdas de los números que te hacía repetir tú madre? —preguntó Heeseung con esperanza en su tono de voz, a lo que asentí enérgicamente.
Me acerqué a poner los dígitos, estaba tan emocionada y nerviosa que hasta me temblaban ligeramente las manos.
Sin embargo, mi rostro cambió rápidamente al ver que los números que había puesto, no eran los correctos.
— ¿Qué pasa? —me miró Jay, confundido.
— N-No lo sé, esos eran los dígitos, no sé que sucede... tal vez esta muy viejo, yo... —comencé a alterarme y a levantar la voz, pero pare al sentir la mano de Heeseung apoyarse suavemente sobre mi hombro.
— Está bien, Pandora. No te sientas presionada, tomate tu tiempo y inténtalo una vez más, no te vamos a apresurar ni a regañar —me indicó Heeseung en un tono de voz tan suave y tranquilo, que no parecía el suyo.
Asentí lentamente y respirando ondo, lo intenté una vez más.
Tú puedes con esto, Pandora.
Solté un suspiró sintiéndome relajada y me llevé las manos al rostro al ver que sonaba un click, dando a entender que los dígitos eran los correctos.
La pantalla se apago y el cristal que la protegía, se abrió, dejando en evidencia un hueco con algo adentro.
No podía creerlo.
Me tapé la boca del asombro.
— Es... el dinero... tú dinero. —Heeseung me miro, sonriéndome con sinceridad.
— Sí... Si lo és... ¡Es mi dinero! —Me levanté del suelo, mirándolo con una amplia sonrisa—. ¡Gracias! ¡Gracia por hacer un caos en mi habitación!
Me acerqué a abrazarlo y esté, algo sorprendido al principio, me abrazo de vuelta usando de apocó la misma intensidad de mi abrazo.
— ¿Ya no estas enojada conmigo? —Cuestionó, acariciando mi mejilla y negué rotundamente.
Heeseung soltó una pequeña risita y siguió acariciando mi mejilla, poniendo su mirada sobre mis labios.
— ¿A mí no me van a abrazar? —nos interrumpió de repente Jay y me separé rápidamente de Heeseung de la impresión.
Había olvida completamente su presencia.
— Eh... ¡Claro! —Me acerqué a abrazarlo y Heeseung se cruzo de brazos, mirando a su amigo con algo de molestia en su mirada.
— ¿Cómo no lo íbamos a hacer, Jay? Tú fuiste el gran idiota que... —paro al ver mi rostro de regaño y lamió sus labios, sonriendo—. Te daré un abrazo que nunca olvidaras, ven aquí mocoso.
Heeseung se iba a acercara a su amigo, pero Jay comenzó a negar entre risas, escapándose rápidamente de sus brazos y ocultándose detrás de mí.
Cuando los chicos dejaron de juguetear, pensamos en que haríamos ahora con el dinero, ya que era bastante y sería peligroso guardarlo en un simple cajon o bolso.
— Quiero dejarlo aquí.
— ¿En la fuente? —Me cuestionó Heeseung.
— Sí, es el lugar más seguro, pero, antes, quiero sacar un poquito. —Sonreí y metí mi mano, sacando solo un fajo de los miles que habían adentro del hueco—. No quiero seguir gastando tu dinero y el de los chicos.
— Me parece bien, después de todo, es tu dinero Panda. —Me sonrió Jay y Heeseung asintió.
Para celebrar este suceso y que los chicos estaban a salvo, hicimos una fogata al anochecer.
— Esto me encanta. —Sunghoon se dejo caer en la silla de la terraza con una enorme brocheta de malvadiscos.
— ¿Quieres una? Esta bajando la temperatura. —Heeseung me ofreció una manta y asentí, agradeciendole.
— ¿Y a mí no me traes? —Se quejó Sunoo y Heeseung le dió una mirada malhumorado, mientras se sentaba a mi lado.
— ¡Yo con Panda! —Jay se hizo un espacio entre nosotros dos, haciendo que Heeseung lo fulminará con la mirada, maldiciendo en voz baja.
— Sal de ahí, Jay. —Lo regaño Jake observando la escena, pero esté lo ignoró y me abrazo.
— ¡Jay! —Reí y lo moví a un lado suavemente—. Hiciste que se me cayera el chocolate que me dió Sunghoon...
— Perdón... Ya te consigo otro. —Jay se levantó y Heeseung lo hizo a los segundos, siguiéndolo en silencio a la cocina.
— Oye Pandita, anda a ver a esos dos antes de que se agarren a golpes. —Bromeo Sunghoon, marcando sus colmillos en la sonrisa que formaba.
Narra Heeseung
— ¿Qué pasa? ¿Acaso te enamoraste de mí que me sigues a todos lados? —bromeó Jay y reí falsamente.
— Jay... ¿Te puedo preguntar algo? —Lo mire tomando un semblante serio y esté asintió, comenzando a buscar en los estantes de la cocina chocolates para llevarle a Pandora sin prestarme mucha atención.
— ¿Te gusta Pandora? —solté, sin pelos en la lengua.
Jay dejo de hacer lo que estaba haciendo casi al instante y se volteó para mirarme, tornando su rostro alegre a uno completamente serio.
— ¿Por qué? ¿Acaso me pegaras si digo que sí?