Mi conquista tiene una lista...

By InmaaRv

8.4M 630K 599K

Durante mis diecisiete años de vida, me han roto el corazón muchas veces. Por eso hace un par de años decidí... More

Prólogo
La lista
1 | Crónicas de un sujetador extraviado.
2 | Devuélveme mi guarda-pelotas.
3 | Último día de vacaciones.
4 | Algo que oscila es un oscilador.
5 | Una llamada desastrosa.
6 | No te mueras todavía.
7 | Alevosía hogareña.
8 | Consecuencias.
9 | Pídeme una cita.
10 | Tienes un concepto de cita horrible.
11 | Me llaman Rabia.
12 | De vuelta a casa.
13 | Persiguiendo una exclusiva.
14 | Fin del trato.
15 | Verdaderas intenciones.
16 | El arte de ser predecible.
17 | Una cita de verdad.
18 | Un puñado de ilusiones.
19 | Rompiendo las barreras.
20 | Hacernos felices.
21 | Feliz cumpleaños.
22 | Confesiones nocturnas.
23 | La habitación de Noah Carter.
24 | Contando mentiras.
25 | Ex mejores amigos.
26 | Música, maestro.
27 | Aterrizaje forzoso.
28 | Tienes mucho que perder.
29 | Volver a casa.
30 | Rompiendo las reglas.
31 | Con los pies en el suelo.
Epílogo
Extra | 1

Extra | 2

69.4K 6.7K 7.4K
By InmaaRv

Un 11 de enero, Noah corría bajo la lluvia con Abril la noche de su cumpleaños.

¿Qué mejor que leer su punto de vista de esa noche para celebrarlo?

Feliz cumpleaños, protegido.

Comenta "yo" si necesitas urgentemente pasar tu cumpleaños con un Noah Carter :)


Extra | 2

Noah

—¿Podemos dar la vuelta? No me apetece entrar todavía.

Abril se gira hacia mí y veo la sorpresa en sus ojos oscuros. Por encima de nosotros brillan las estrellas y desde aquí, a una sola calle de distancia, escuchamos la música y a la muchedumbre de la fiesta. Supongo que debería estar deseando volver ahí dentro, pero de solo pensarlo ya siento rechazo.

—Es tu cumpleaños, Noah —me recrimina con suavidad.

Niego. Si tengo que elegir entre la fiesta y seguir paseando a solas con ella, la decisión está muy clara.

—Dejó de serlo cuando Matthew invitó a gente a la que prefiero no ver.

Seguro que piensa que me refiero a Jason, y en parte es así, pero no lo digo solo por él. La nave está a rebosar de amigos de Matthew que nunca han cruzado más de dos palabras conmigo. No soy una persona cerrada, me gusta llevarme bien con todo el mundo, pero sé diferenciar a las personas hipócritas de las que no lo son. Y esta noche es mi cumpleaños. Lo único que quiero es rodearme de gente que sé que de verdad ha venido a verme a mí.

Por eso siento tanto alivio cuando Abril me indica con un gesto que tomemos un desvío. Quiero volver a cogerle la mano, pero mantiene la distancia, así que procuro que las mías se queden quietas. Nos adentramos en un parque en el que los árboles siguen decorados con luces navideñas.

—¿Puedo hacerte una pregunta? Sin que te enfades ni pienses nada raro.

La miro de reojo.

—No me gusta cómo suena eso. —Pero finalmente accedo—. ¿Qué quieres saber?

—¿Lo echas de menos? A Jason. Apenas hablas de él.

Me duele la pregunta. Intento disimularlo encogiéndome de hombros, aunque estoy bastante tenso.

—Supongo. Era mi mejor amigo.

—¿Como Scott?

—Más que Scott. Jason era como mi hermano pequeño. Nos conocemos desde que éramos críos. Me mudé cerca de su casa y desde entonces fuimos juntos a todos lados. Al principio mi madre lo adoraba, pero después empezó a caerle mal, y no la culpo. Todavía piensa que estuve a punto de repetir curso por su culpa.

Siempre me sorprende lo fácil que es hablar con Abril. Choca su hombro contra el mío, burlona.

—¿Estuviste a punto de repetir?

—Sí, pero mis profesores me dieron una oportunidad. De todas formas, la culpa fue de Matthew. Era una mala influencia. Para mi madre él siempre ha sido perfecto, así que arremetió contra Jason. —La miro de reojo—. Fue en el colegio. Después empecé a sacar muy buenas notas.

Me conoce. Y sabe lo perfeccionista que soy para el instituto. Siempre intento dar lo mejor de mí, aunque todavía no tenga muy claro qué es lo que quiero estudiar. Cuando me tambaleé en el colegio debido a que me había dejado llevar por Matthew, decidí que no volvería a pasarme. Ahora puede que no salga tanto como él, pero trabajo en mi futuro.

—Me alegro de que no repitieses —admite—. Si lo hubieras hecho, no habríamos coincidido en clase.

No puedo evitar sonreír. Por mucho que vaya de dura conmigo, sé que en el fondo está colgada por mí.

—Bueno, Jason siempre decía que repetir curso me ayudaría con las chicas.

—¿Cómo, exactamente? ¿Planeabas darles lástima hasta que quisieran salir contigo?

—No, pero sé que os gustan los mayores.

—Los mayores —repite divertida.

—Ajá. ¿Te acuerdas del día de la entrevista? ¿Por qué crees que hice tanto hincapié en que tenía casi dieciocho años? Estaba todo fríamente calculado.

Enarca las cejas. Y, aunque intenta contenerlo, acaba echándose a reír. Siento un cosquilleo agradable en el estómago y, en mi cabeza, una vocecita susurra: «muy bien, Noah, lo estás haciendo muy bien».

—¿Me lo dijiste porque querías caerme bien? —cuestiona, incrédula, y yo niego con la cabeza.

—No, te lo dije porque quería gustarte. A eso se le llama ligar.

—Pues se te da fatal.

—Pero si te regalé un lacito.

—¡Y me obligaste a devolvértelo!

Vale, puede que no se me dé tan bien.

Me da un empujón en el hombro y yo le sonrío. No dejo de ligar con ella. Pero es que es muy gracioso ver cómo reacciona. Ahora ya no se pone tan nerviosa como antes, lo que creo que es buena señal. Me gusta sentir que se siente tan cómoda conmigo como yo con ella.

Pero entonces vuelve el silencio y, con él, el dichoso tema del que se ha propuesto hacerme hablar:

—Así que tu madre detesta a Jason —repite para que continúe.

—Lo detestaba —aclaro—. Pero Dana la convenció para que dejara de hacerlo. Puede ser realmente persuasiva cuando se lo propone. Si mi madre tolera a Jason, es gracias a ella. —Parece confundida, así que me apresuro a aclarar—: Dana es la novia de mi madre. Es muy amable y cocina de lujo. Algún día te la presentaré. Puedo convencerla para que nos enseñe a hacer una pizza en condiciones.

Mamá la conoció unos años después de que mi padre nos abandonara. Por ese entonces yo tenía la edad de Tom. He crecido con Dana. Es parte de mi familia. Mi segunda madre. Me ha criado y me ha inculcado valores que me han hecho ser la persona que soy. Si hay algo en el mundo de lo que me siento terriblemente afortunado, es de tener una familia así.

Pero aún así la gente reacciona... de manera diferente cuando menciono que tengo dos madres. Algunos se dedican a hablar mal de nosotros con el resto de los vecinos, como hace Rose, la madre de Jason. Y otros solo me miran, sonríen y me sueltan un educado «quiero que sepas que me parece muy bien» como si creyeran que necesito conocer su opinión al respecto.

O como si creyeran que tienen el derecho a opinar al respecto.

No lo tienen. Es mi familia. Y la persona con la que salga mi madre es solo asunto suyo.

No se lo había mencionado antes a Abril, no porque fuera un secreto, simplemente porque no había salido el tema. Y creo que tenía miedo de que esa fuera su reacción. Pero se limita a sonreír.

—Seguro que es maravillosa —dice, como si necesitara más razones para estar seguro de que estoy apostando por la persona correcta.

—Lo es, sobre todo cuando hace bizcochos. También le diré que nos enseñe a cocinar uno.

Sus cejas se disparan.

—¿Vas a pedirme una tercera cita, Noah?

—¿Para cocinar bizcocho? Bueno, tenía otros planes, pero si es lo que te apetece...

—Cállate —me interrumpe entre risas.

Salimos del parque y cruzamos una carretera que nos lleva a una gran avenida peatonal. Miro a Abril de reojo. No puedo callarme todo lo que lucha por salir de mi boca.

—En realidad, creo que sé por qué me molestó tanto —confieso, volviendo al tema de Jason—. Cuando me enteré de todo, me sentí traicionado, pero no por ambas partes. Quiero decir, quería a Amanda, porque era mi novia, joder, pero lo que más me dolió no fue perderla a ella, sino perder a Jason, mi mejor amigo.

Abril se queda callada. Y comprendo demasiado tarde que quizá hacer hincapié en que quería a mi ex delante de ella no ha sido la mejor idea del mundo. Me apresuro a negar con la cabeza.

—No es eso —aclaro rápidamente—. Quiero decir, yo no... Ya no...

—Lo sé —me interrumpe con suavidad—. Está bien. No pasa nada.

La miro con desconfianza. Espero que sea cierto, porque lo que intentaba decirle es la verdad; ya no siento nada por Amanda. Sé que Abril tuvo una experiencia horrible con Matthew, que le mintió y le fue infiel, y no quiero que crea ni durante un segundo que yo soy igual que él.

—A veces me gustaría perdonarlo, ¿sabes? —añado al cabo de un rato, con la mirada clavada en mis zapatillas. Pateo una piedra del camino—. A Jason. Pero, cuando fui a pedirle explicaciones, ni siquiera se disculpó. Tampoco me puso excusas. Podría haberme dicho cualquier cosa: que había sido un error, que se arrepentía o que llevaba tiempo enamorado de ella, pero actuó como si nada hubiese ocurrido. Como si no le importase. Nada de eso habría servido para arreglar las cosas, pero al menos no me odiaría a mí mismo por querer perdonarle. Lo echo de menos. —Sacudo la cabeza, harto de mí mismo—. Mierda, soy patético.

Lo soy porque me sigue doliendo. Y es una mierda. Se supone que uno no debe querer de vuelta en su vida a alguien que le hizo daño. Pero, cada vez que veo a Jason, recuerdo los buenos momentos que hemos pasado juntos y me doy cuenta de lo mucho que extraño que sea mi mejor amigo.

—Echarlo de menos no te hace patético, Noah, te hace humano —dice ella, y alzo la mirada en su dirección—. No quiero que pienses eso de ti mismo.

La sigo mirando. Y después hace una broma y yo sonrío. Y todo parece muy fácil. Incluso sincerarme y abrirme en canal. Incluso mostrarme vulnerable. Con ella es fácil.

—No había hablado de esto con nadie, ni siquiera con Oliver. Contigo ha sido diferente. Creo que es porque sabía que lo entenderías —admito, porque quiero que sepa cómo me hace sentir—. Gracias por escucharme.

—No las des. Me gusta escucharte.

Se acerca con disimulo hasta que nuestros brazos se rozan. Y entonces sus dedos rozan los míos y yo los entrelazo casi por instinto, como si lleváramos haciéndolo toda la vida. Su piel está templada y suave. Acaricio ligeramente la curva de su pulgar con el mío y me muerdo el labio mientras miro hacia otra parte.

Joder. Vale. Noah, no la beses.

Ni siquiera la mires.

No es el momento.

¿Y el cielo? Venga ya, pasa en todos mis cumpleaños, ¿de verdad no va a ponerse a llover?

Intento acordarme de los puntos de la lista. Si no recuerdo mal, me quedan dos. Y no lo recuerdo mal, estoy seguro, porque cada vez que estoy con ella no pienso en otra cosa. Sé que Abril también se muere porque besarme. Lo noté el otro día, en el estudio de baile. Y antes de las vacaciones en mi casa. Y estoy convencido de que, si lo hiciera ahora mismo, ni siquiera me lo recriminaría. Sé que la lista y los puntos que faltan para llegar a diez dejarían de importarle.

Pero me comprometí a hacerlo bien. Y será más emocionante hacerlo cuando los haya cumplido.

Aunque ahora mismo esté odiando mucho mi convicción.

Vale. Correr bajo la lluvia, descartado. No hay lluvia. Poco oportuno. ¿Llevarla a conocer a mi familia? Bueno, técnicamente Matthew es familia mía, ¿no? Podría valer. Al menos así podría asegurarme de que lo cumplo esta noche. O la radio. Es verdad. Podría poner la radio y cantar. Aunque no sé cantar. Joder, ¿humillarme el día de mi cumpleaños? Venga, tiene que haber otra manera. Solo dos puntos más. Solo dos más.

—Noah —me llama ella al cabo de unos instantes, y la miro al darme cuenta de que he desconectado de la conversación y del mundo—. Tengo que decirte una cosa.

Mis cejas se disparan.

—¿Sí?

Me basta con verla abrir y cerrar la boca, nerviosa, para saberlo.

Oh, mierda. Mierda, mierda, mierda, mierda.

Si me suelta ahora mismo que le gusto y no puedo besarla, vamos a tener un problema.

Y entonces sucede.

La gracia divina.

Se pone a llover.

En el nombre del Padre, del Espíritu Santo, amén, prometo ir todos los domingos a misa a partir de ahora, gracias.

Abril sube la vista al cielo y tuerce el gesto cuando le caen varias gotas en la cara. Y de pronto todo lo que puedo hacer yo es observarla. Esta noche está espectacular. Antes se lo he dicho, porque creo que es bueno que lo tenga siempre en mente, pero dudo que mis palabras le hayan hecho justicia. A veces, en momentos como este, la miro y pienso: «joder, esta chica está conmigo». Y alucino aunque técnicamente no sea del todo cierto. No está conmigo. Está casi conmigo. Es un proyecto a futuro. Dejémoslo en eso.

—¡Estás gafado! —chilla volviéndose hacia mí.

—Y que lo digas. Llueve en todos mis cumpleaños.

Abre la boca para replicar, pero la cierra al ver que sonrío. Y entonces comienzo a tirar de su mano para que nos movamos en dirección contraria al techadillo que hay más atrás y que podría resguardarnos de la lluvia.

Me hace gracia leer la advertencia en sus ojos.

—Vas a odiarme por esto —le aseguro, divertido, y sigo andando de espaldas, más y más rápido, hasta que estamos corriendo bajo la lluvia.

Un trueno resuena en el cielo, Abril chilla y yo me río mientras la animo a seguirme el ritmo. El suelo resbala, pisamos charcos que nos salpican y nuestras manos luchan por seguir aferrándose la una a la otra, pero aun así la sensación es única. Muy diferente a todo lo que he sentido antes. Como de libertad. Y parece que todos los problemas y lo que me preocupaba hace un momento haya desaparecido. Ahora solo existen Abril y el diluvio que cae sobre nosotros.

Y la certeza de que, tras este, solo me queda un punto por cumplir.

Justo en ese momento, Abril tira de mí para que me vuelva hacia ella, y de pronto su rostro está tan cerca del mío que nuestros labios casi se rozan. Escucho el pulso en mis oídos. Sus manos me ahuecan las mejillas, queriendo reducir aún más la distancia, y yo tengo que luchar por mantener el control.

—Dilo —le ruego con la voz ronca.

Respiramos tan rápido que nuestros alientos se entremezclan.

—Ya lo sabes —susurra de vuelta.

—Necesito que lo digas.

—Me gustas, Noah —confiesa por fin—. Me gustas y...

Es el momento exacto en el que decido que no voy a esperar más.

La beso antes de que pueda terminar la frase.

No es un beso inocente. Está cargado de urgencia, movido por la desesperación de estas últimas semanas. Y la lluvia sigue cayendo y los truenos suenan por encima de nosotros, pero ya todo me da igual. Ahora solo puedo pensar en esto, en ella, en lo poco que tarda en corresponderme y atraerme hacia sí para profundizar el beso. La agarro de las caderas por instinto y noto el calor de su cuerpo incluso a través de la ropa.

Seguro que ella también escucha lo fuerte que me late el corazón.

Es como si estuviera a punto de estallar.

No dejo que lo note, y lo que hago en su lugar es hacerla retroceder hasta que su espalda choca contra la pared de un edificio que nos resguarda de la lluvia. Emite un quejido cuando me alejo para tomar aire y, un segundo después, está besándome de nuevo. Y yo sonrío inevitablemente sobre su boca cuando luego lo hace otra vez.

—Creo que esto ha sido muy mala idea —susurro sin alejarme al notar que le cuesta respirar—. Nada de besos después de hacer ejercicio. Tendré que esperar hasta que puedas correr sin que te dé un infarto.

Me empuja, molesta, pero está riéndose y a mí también me resulta imposible dejar de sonreír. Sigo haciéndolo cuando me inclino para volver a besarla. Lento, con calma, recreándome en el momento y en cada dichoso detalle. Tenemos la ropa mojada y estamos en pleno enero, pero no siento ni una pizca de frío. Dios santo, estaría haciendo esto durante horas.

—Noah —susurra ella de pronto y, cuando me aparto, no me pasa desapercibido que su mirada baja hasta mi boca.

Traga saliva y se esfuerza por mirarme a los ojos. Y yo veo esa expresión de nerviosismo en ellos y me temo lo peor.

—¿Todo bien? —pregunto en voz baja, por si acaso se arrepiente de esto. Por si acaso me dice que preferiría haberse quedado en la fiesta. Con Matthew o cualquier otro.

Asiente sin dejar de mirarme.

—Sí.

—¿Seguro?

—Ajá —contesta frunciendo el ceño.

—Vale. Genial.

Vale. No es nada genial. Abril parece notar que no se me ocurre nada más que decir, porque de repente deja de estar preocupada y sonríe.

—¿Estás nervioso? —pregunta, burlona.

—No —respondo enseguida—. No, en absoluto.

Mi inquietud la hace reír.

—Estás nervioso —confirma.

—Más que nunca. Te lo prometo. Más que nunca.

Vuelve a reírse. A mí el corazón me revolotea dentro del pecho. Como si lo supiera, baja la mano por mi mejilla hasta colocarla encima de mi camiseta empapada.

—Noah Carter, pensaba que ya te habías acostumbrado a tirarme los tejos.

Sigo mirándola a los ojos. Necesito decírselo. Otra vez.

—Sabes que me gustas mucho.

Asiente sin romper el contacto visual.

—Sí, lo sé. E iba a volver a decirte que tú a mí también.

—¿De verdad?

—¿He escrito un artículo de dos páginas elogiándote y tú todavía tienes dudas?

—Dios. Claro. Indirectas. Joder.

—No te das cuenta de nada.

—Te gusto. Guay. —Aparto la mirada, pensando en qué más añadir—. Guay —acabo repitiendo.

Normalmente soy el extrovertido, el que dice las cosas tal cual las piensa y, sobre todo, cuando estoy con Abril, soy yo el que intenta ponerla nerviosa a ella. Ahora no soy capaz de hacer bromas ni de darme aires de egocéntrico como hago siempre.

Lo único que hago es pensar en el beso.

En lo que he sentido con el beso.

En todas esas cosas que no había sentido antes.

—No estés nervioso —me pide, ladeando ligeramente la cabeza.

Llevo mis ojos hasta los suyos.

—¿Tú no lo estás?

—Contigo no.

—¿Y eso es bueno?

Asiente.

—Muy bueno.

Silencio.

Mierda.

Espero que no se tome que yo esté nervioso como algo muy malo.

—Dejaré de estarlo cuando me acostumbre a besarte a menudo —menciono para tranquilizarla.

Pero Abril ni siquiera parecía preocupada. Arquea las cejas, divertida.

—¿Así que pasará más veces?

—Una al día. Como mínimo, ¿no?

—Como mínimo —repite con solemnidad.

—Exacto. Y es un mínimo muy bajo para mi gusto. Me merezco una recompensa por haber cumplido diez puntos.

—Guau. Es verdad. Felicidades.

—Y pensar que creías que no pasaría del segundo.

—Eres una caja de sorpresas.

—Bueno, dejémoslo en que tenía una buena motivación.

Me estoy relajando. Y lo noto en que ya no me cuesta tanto hablar y hacer las bromas de siempre. Abril parece darse cuenta, ya que ahora ella también parece más sosegada. Y su sonrisa es más real.

—Gracias por tener paciencia conmigo —habla en voz baja, esta vez dejando las bromas de lado.

—Ha valido la pena. Cada segundo —le aseguro—. Hasta el último.

Nos miramos. Y veo el agradecimiento silencioso que me transmiten sus ojos. Procuro darle todo el tiempo y el espacio que necesita porque sé lo que es que te hagan daño. Sé lo que es querer confiar y no verse capaz. A mí también me han roto el corazón. Hace poco, de hecho, cuando descubrí que mi novia me había engañado con mi mejor amigo. Lo primero que pensé entonces fue que iba a cerrarme en banda. Que no volvería a dejar que nadie me hiciera daño así.

Y entonces llegó Abril.

Es el pensamiento que se me viene a la mente en ese momento. Aquí, teniéndola tan cerca, la noche de mi cumpleaños, después de haberla besado. Que no me importa lo que haya pasado antes. Que me da igual que haya posibilidades de que todo se tuerza y vuelva a salir herido. Que tengo miedo. Y que aun así voy a correr el riesgo.

Pese a todo, contra todo.

Hacerlo merece la pena por personas como ella.


¿Qué os ha parecido el extra?

Ver a Noah nervioso me da la vidaaaaaa <3

Continue Reading

You'll Also Like

78.9K 9.7K 32
LONELY HEARTS CLUB ﹝barbie movie﹞ ˚✧ . ˚ 🧁💗💐🌈💄🦄🍭🩰 ˚✧ . ˚ 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 . . . una bratz y una barbie se embarcan a un viaje al mundo real po...
8.2K 455 10
Súbete a la ultima aventura de nuestros queridos Ela y Louis, tras varios baches que les puso el destino, han llegado muy lejos junto con sus amigos...
53.6K 2.6K 12
▪️imágenes,comics traducido a español ▪️créditos a los autores ▪️Amo esta pareja💖♥️
104K 9K 49
ᯓ𝑳𝑶𝑽𝑬𝑹 ᝰ.ᐟ ➛ 𝑷𝒆𝒓𝒄𝒚 𝑱𝒂𝒄𝒌𝒔𝒐𝒏 Fanfiction ┋En donde Winfred ┋parece ser menos ┋amargada cuando ┋ese chico nuevo ┋lle...