𝗧𝗡𝗲 π—Ώπ—²π—³π—Ήπ—²π—°π˜π—Άπ—Όπ—» οΏ½...

By jeaark

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𝗧𝗡𝗲 π—Ώπ—²π—³π—Ήπ—²π—°π˜π—Άπ—Όπ—» 𝗼𝗳 π—½π—²π˜π—²π—Ώ ━todo el que conozca a los Hale, con solo la darle una corta mira... More

━ACTO UNO
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━ACTO DOS
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ACTO TRES.
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—¿Por qué hace eso? —susurre en un tono casi inaudible, pero sabía que mi novio, que venia pisándome los talones, me escuchaba a la perfección—. Hay una tienda de mascotas a cinco cuadras, en serio, debemos comprar una correa allí —agudice mi oído en busca de un latido cerca y vigile en ambos lados del pasillo, al no encontrar rastro de un alumno o profesor rápidamente pasamos a la otra pared del pasillo y nos adentramos a la oficina del entrenador, quien en este preciso instante estaba sentado en su escritorio apunto de devorar su comida acompañado de la música alta que provenía de su bocina, por esa razón no había escuchado su corazón.

Oh, oh.

Ay, atrapadaaa.

Ayuda.

—¿Hale? —me nombró por encima de la música asombrado que me encontrara ahí en persona, cuando se supone que me había marchado junto a la manada. Se levantó de su silla dejando ver la servilleta que tenía en el cuello para no ensuciarse—. ¿Tu quien eres? Ah, Raeken, bueno, no importa —ignoro la presencia del de ojos avellanas que cerraba silenciosamente la puerta, centrándose nuevamente en mí—. ¿Que estás haciendo aquí? Es peligroso, pueden verte.

—Estamos buscando a Dunbar y resolviendo unos problemitas, nada de que alarmarse —hice un ademán haciendo entender que no había mucha importancia—. Vinimos en cubierto, descuide, nadie nos ha visto a excepción suya —sonreí inocentemente—. Lo cual no debía suceder, es un daño colateral —susurre en voz baja.

—Deberían ponerle una correa —comentó, chasquee los dedos señalando al hombre.

Él y yo si que pensábamos igual.

—¿Verdad que si? Ves, si Bobby lo dijo hay que hacerlo —codee a mi novio.

—Compre una ayer desde que lo sugeriste, está en la camioneta —se encogió de hombros Theo.

—Me agrada —murmuro el entrenador mirando con los ojos entrecerrados al chico a mi lado—. Siéntete afortunado de que dije eso.

—Bobby, debemos irnos —anuncie recordando que entre más tiempo tardemos, los ojos ámbar de Liam podrían cambiar a los de mi color—. Cuídese, intentaré verlo sin estarme escondiendo, disfrute de la hora de comida —camine hasta el otro extremo de la habitación para salir por los vestidores de hombres, agudice mi oído solo eran dos corazones y el que el dueño de uno de ellos gruñera como animal, supe que encontramos al que tanto buscábamos.

—No le diga a nadie que nos vio.

—¿Ver a quien? Hale se encuentra en Francia con su hermana, Raeken y Lahey —se hizo el desentendido de forma cómplice, le dediqué una última sonrisa antes de pasarnos a la siguiente habitación.

Los vestidores del equipo de lacrosse era el lugar donde un chico era amenazado por Liam, mismo que no noto nuestra presencia al está completamente centrado en dañar a su objetivo.

—...basta, Liam, por favor —suplicó el chico que reconocí como Gabe, el espejo crujió por la puerta que su cabeza chocaba con el, así que no tardó en romperse también incrustándose pedazos filosos en su mejilla.

—¿Crees que te mataré? ¿Crees que somos asesinos? —cuestionó furiosamente, imponiendo más fuerza en apretar la cabeza contra el espejo—. Tal vez deberíamos serlo.

—¿De verdad te atreverías a matarlo? —hable cruzándome de brazos, él beta volteo sorprendiéndose de que lo hayamos encontrado rápido—. No es que nos importe, digo, por nosotros puedes hasta torturarlo, pero ¿ya lo pensaste bien? —escondí una sonrisa al escuchar el corazón del cazador novato latir aún más rápido, alguien estaba asustado.

—¿Tienes idea de donde dejarás el cuerpo? —Theo abrazado de mi cintura, apoyo su mentón en mi hombro—. Nadie te vio traerlo, ¿o si? Porque podría ser un problema.

—No me importa —farfulló entre dientes sin dejar de apretarle la cabeza.

—Y a nosotros tampoco —informe—. Al menos, déjanos ayudar. Nosotros aquí somos los que tienen mucha experiencia en esto —noté como los labios de Gabe temblaron—. Si lo matamos, tenemos que encontrar a los testigos y matarlos también. Voy pidiendo esa parte para Theo y yo, tenemos mucho sin divertirnos.

—Necesitaremos palas, bolsas de plástico, una motosierra... —enumeró mi chico los objetos que normalmente se usa para encubrir cuerpos, mencionó la mitad de las cosas que en realidad usamos—. También podemos enterrar un gato o perro encima del cuerpo, eso aún no lo hemos usado pero podemos experimentarlo, tal vez y funcione. Así, si es que los perros entrenados los encuentran solo verán el cadaver de una mascota y los policías no querrán escarbar más.

El beta de McCall gruñó una vez más para seguido soltar al pelinegro, quien rápidamente cayó al suelo adolorido.

—Entiendo su punto —murmuro observando la sangre del espejo roto, todo causado por él.

—Y no lo mataste.

—Que gran avance —comente con el sarcasmo a punta de mi lengua.

—¿Por qué intentan salvarme? —dejó de ver el espejo para dirigirse a nosotros—. ¿Tú crees que Scott olvidara lo que hiciste? ¿Y te aceptará en la manada? Scott no confiara en ti —enfrentó a Theo acercándose cada vez más hasta que estuvimos a menos de un metro de separación—. Y tú... —detuvo su mirada en mi persona.

—¿Y yo? —repetí interrumpiéndolo, al mismo tiempo alzando una ceja de forma intimidante—. No tienes nada para decirme, así que calla —el ojiazul apretó los labios molesto, no tenia nada que echarme en cara. Nuevamente me había ganado de alguna forma la confianza del alfa, sospechaba que Stiles había metido mano en ello—. Siendo beta de McCall deberías recordar cual ha sido siempre su meta.

—Mantenerlos vivos —casi deletreó mi novio como si le explicara a un niño pequeño.

—Debería esforzarse más —apenas pudo formular un dolorido Gabe, aún tirado en el suelo. La sangre escurriendo de las heridas de su lado derecho del rostro.

—¿De que estás hablando? —inmediatamente Dunbar volteó a verlo para cuestionarle.

—No lo saben, ¿verdad? —preguntó incorporándose lentamente.

¿Saber qué?

—¿Qué cosa? —preguntó mi novio como si leyera nuestras mentes, el cazador novato se quedó en silencio mostrando observándonos incrédulo pero a la vez confuso, los latidos nerviosos de su corazón delataban que había metido la pata.

No me gustaba que se hiciera el misterioso.

Me separe del abrazo de Theo, encaminándome firmemente hacia el chico que días antes rompió mis lentes de sol, lo tome del cuello de su camisa alzándolo fácilmente del suelo en un solo movimiento.

—Lo de... los otros cuerpos —respondió entrecortadamente la pregunta pero nada convincente con la respuesta corta, hice brillar mis ojos azules eléctricos en su máximo esplendor. Si Nolan sabía del color, debía saber él también, así que también debía saber que podría ganar de mi parte si no cooperaba correctamente—. Los... llevaré... —tartamudeó.

Complacida con su ayuda, lo solté logrando que su caída ocasionada un sonido sordo.

—Esperaremos aquí media hora hasta que se vayan todos los grupos de estudio —indique limpiando la gota de sangre en el dorso de mi mano, la herida de su rostro no para de distribuir aquel líquido vital—. Así que más te vale estar callado y ni se te ocurra hacer nada que yo no haría si estuviera en tu lugar —amenace, sin la necesidad de soltar un gruñido para verme más intimidante, Gabe asintió repetidas veces arrinconándose contra la pared.





Golpee el suelo con mi pie repetidas veces, esperando pacientemente que mi hermana mayor levantara su teléfono al tercer tono, necesitaba su presencia urgente junto la del alfa verdadero. Los cuerpos de los que hablaba Gabe se trataban de tres, un profesor y dos alumnos de último año, todos hombres lobo y todos muertos. Tanto la imagen como el olor no fue tan agradable, los tres asesinados tenían las cuencas vacías en los lugares donde se suponía que deberían estar sus ojos, que hasta podrían ser comparados con los jinetes fantasma.

Malia —casi la llame aliviada que contestara la llamada rápido—. ¿Sigues con Scott? Deben venir a la preparatoria.

—¿Por qué? ¿Estas bien? —escuche su voz al otro lado de la línea.

Tenemos tres cuerpos de hombres lobos muertos —solté sin más preámbulos mirando fugazmente sobre mi hombro la caja blanca a mis espaldas que observaban los tres chicos—. No tienen ojos —añadí y solo con eso la voz del alfa se hizo presente escuchándose de fondo—. No tarden mucho —dicho eso con una despedida corta, finalizamos la llamada. Suspire guardando mi teléfono en el bolsillo trasero del pantalón.

—...está buscando una criatura sobrenatural, alguien como nosotros —explicó Theo mirándome de reojo cuando me posicione nuevamente en medio de los dos seres sobrenaturales. Por obvias razones e conflictos nunca querían estar cerca del otro a menos de que se tratara de crear una lucha, así que siempre me dejaban un lugar para separarlos.

—Entonces, ellos tres eran hombres lobos pero no los que Anuk-Ité buscaba —declaró Dunbar mirándonos en busca de aprobación en sus palabras, pero no había ninguna equivocación.

—Y ustedes lo han ayudado —el de ojos avellanas miró de mala forma al cazador frente a nosotros mientras dejaba caer la tapa de la caja para cerrarla, solo así la mala vista y aroma desapareció.

—Son unos idiotas —masculle entre dientes, Gabe tragó saliva nerviosamente imaginándose que podría hacer si me molestaba.

—La verdad, ni si quiera se de que están hablando —se justifico moviendo las manos frente a su cuerpo, más que nada en mi dirección. Alguien me tenía miedo—. Solo ayudaba a Aarón, fue idea suya hacerles pruebas.

—¿Quien es Aaron? —inquirimos a unísono, el que no estudiaba en la preparatoria y yo, la que no le interesaba saber los nombres de los demás a menos de que me fueran a servir de algo. Era muy ignorante cuando se trataba de los alumnos de la preparatoria.

—El de equipo de Lacrosse, es de primer año —explicó el beta y al mantener mi expresión confusa, volvió a hablar—. El sonriente que parece guason según tu —ahora si fue cuando asentí un par de veces ubicando en mi mente al chico del que hablábamos—. Aaron no quería encontrar a otros como nosotros. Buscaba su otra mitad.

—Es el Anuk-Ité —terminó por concluir el de ojos avellanas.

—Yo te dije, les dije que él tenía algo extraño esa noche —repliqué dirigiéndome directamente al ojiazul a mi derecha, este hizo una mueca asintiendo levemente—. Por no hacerme caso —justifique el pequeño golpe que me anime a plantarle en la nuca, Liam se tragó sus quejas sobándose la parte afectada—. Puedes irte, ya no nos eres útil y recuerda, ninguna palabra a nadie —amenace mirando seriamente al humano entre nosotros, este asintió un sin fin de veces y no tardó ni medio minuto en desaparecer de la habitación dejándonos a solas.

—Sabes que le dirá a alguien, ¿cierto? —murmuro el beta de Scott a mi lado, una vez que escuchamos el corazón agitado del cazador lo más alejado del lugar.

—Lo sabe perfectamente —habló por mi la quimera a mi izquierda, Liam Dunbar nos miró confuso—. El punto era que temiera de Kenz y que vea con quien no debe meterse, pero eso es algo tú no lo entenderías.

—Te falta mucho por aprender, chihuahua rabioso.





—Es un mal día para encontrar cuerpos —murmuro Malia cerrando la caja blanca con ayuda del alfa a su izquierda.

—Habrá más si no encontramos la otra mitad de Aarón —comentó el beta del de descendencia latina, recargado en la mesa detrás de nosotros.

—De la cual no sabemos nada —añadió con negatividad mi novio con mi cuerpo apoyado en el suyo.

—Sabemos una cosa —habló McCall frente a nosotros—. Sabemos que es hombre lobo.

—Tenemos que encontrar a ese hombre lobo ya mismo.

—Preferentemente, antes de la fusión.

—¿Que pasa si se fusionan? —inquirió mi hermana mayor a espaldas del alfa, mirándonos sobre su hombro. Entrecerré los ojos analizando el aura que desprendían el par de mayores frente a nosotros, no es por exagerar pero el roce de sus manos y miradas cómplices me hacían crear suposiciones algo locas, no eran suposiciones imaginarias, eran de algo real que no podía dejar pasar. Me sentiría algo decepcionada si no fuera la primera en enterarme de la confirmación de eso.

—Eso es algo que es mejor no presenciarlo, ni si quiera imaginarnos —respondí negando ligeramente.

—¿De casualidad no reuniste ese ejército, Scott? —cuestionó el ojiazul. El recién mencionado junto a la mujer coyote habían hecho un viaje en busca de ayuda a lo profundo del bosque, en cierto punto de este, había una manada de lobos llamados "Primitivos" que desde años habían renunciado a todo lo que los hace parte humanos y también iban en contra de las morales que imponía el alfa verdadero en la manada.

—Lo estás viendo —siendo una respuesta cortante, en seguida comprendí que Malia se refería a nosotros.

Ya no existía la manada de Primitivos.

—Esperemos que está cosa no se alimente de la desesperación porque esta habitación apesta a eso —la voz de mi padre nos hizo voltear a nuestro costado derecho, en el marco de la puerta se encontraba la figura del Hale mayor, grandes rastros de hollín oscuro se podría ver a simple vista en todo lo que era su cuerpo, incluyendo cabello.

¿Cuarto incendio?

—Papá, ¿qué te paso? —cuestione inmediatamente separándome ligeramente de mi pareja para ver a mi progenitor mejor, buscando alguna herida con la mirada.

—Cazadores —explicó con sencillez alzando un volante calcinado—. Destruyeron mi perfecto automóvil —dejó el objeto inservible en la mesa mas cercana a su costado izquierdo, la misma mesa en que nos apoyábamos—. Si esta cosa tuvo algo que ver con esto, quisiera asegurarme de que muera con mucho dolor.

—Pensé que tenías tres autos —comentó Malia extrañada. Como única respuesta, de su mano derecha, nuestro padre dejó caer a sus pies lo que parecía ser una la palanca de manejos y un retrovisor con apenas un pedazo de espejo.

Ay, no.

Adiós a mi sueño de estrenar auto ultimo modelo.

—Mi Shelby cobra gris —lamente con una mueca formándose en mis labios, mi mirada en el retrovisor que con suerte del pequeño pedazo podría reflejar parte de mis zapatos. Tendría que seguir usando el auto de Derek.

—Van a pagar por esto.





Esperamos pacientemente a mi progenitor subirse a la camioneta en el asiento de copiloto que normalmente era ocupado por mi.

Malia no había traído su auto por venir con McCall, yo tampoco por venir con mi novio, y papá por obvias razones no tenia con que transportarse, así que le había tocado a la quimera llevarnos a nuestras diferentes paradas.

Cuando Peter subió y se abrochó el cinturón de seguridad, Theo hizo el ademán de encender el vehículo pero mi hermana mayor se adelantó a tomar su brazo impidiéndole la accion.

—¿Que pasa? Tengo una venganza que planear —comentó el mayor volteándose un poco para ver a Malia, sentada a mi izquierda en los asientos traseros.

—No habrá venganza, hasta que me digas por qué volviste —se ganó dos miradas confusas de mi parte junto a la de mi pareja que nos miraba por el retrovisor.

—Gerard y sus cazadores hicieron explotar mis autos, con la esperanza de que estuviera de dentro —fruncí el entrecejo al notar su pulso acelerarse mínimamente un segundo. Como dije, he estado más atenta a mis sentidos.

—¿Acaso estas mintiendo, papi? —no evite declarar algo extrañada de que lo hiciera.

—Está mintiendo —canturreo mi hermana mayor de forma burlona ladeando levemente la cabeza a ambos lados.

—Eso lo hago siempre —se excusó acomodándose en el asiento de manera en que solo veíamos su perfil.

—Algo en mi cabeza te convenció —ante las palabras de mi hermana, lo primero que se me vino a la cabeza fue la habilidad que tenían los alfas de ver los recuerdos, siendo mi padre anteriormente, se quedó con eso extra.

—Va a hacer que lo maten —susurró nuestro progenitor después de unos cuantos segundos en silencio, su mirada fija en algo frente a él. Absolutamente seguimos su mirada chocando con la figura de Scott a varios metros de distancia, se dirigía al jeep prestado temporalmente por su mejor amigo—. No te enamores de un hombre muerto —advirtió volteándose a ver directamente a su hija mayor.

¿Qué?

Oh.

—Ya es muy tarde —murmuro la mujer coyote soltando el brazo de mi novio e apoyando su espalda en el respaldo.

—¡Lo sabía! —chasquee la lengua casi festejando de que mi suposición era cierta, y más que nada fuera totalmente confirmada frente a mis ojos. Estando en el asiento del medio me asomé por los dos asientos delanteros—. ¿No me digas que viste a Malia teniendo sexo con McCall? —indague sin escrúpulos, papá me volteo a ver alarmado y algo consternado de siquiera imaginarse aquello.

—¡Mackenzie! —fui llamada por la susodicha, y tal como lo esperaba me agarro del cuello de la blusa jalándome hacia atrás para que regresara a mi asiento. Escuche como su pulso incrementando cada vez más.

¿Estaba avergonzada?

—Hermana mayor, ¿por qué te sonrojas? ¿Algo más que escondas? —comente burlona, tenia que admitir que estaba sorprendida de ver cómo sus mejillas tomaron color. Theo en el asiento de conductor casi dejó escapar una risa, que no tardó en ocultar llevándose disimuladamente la mano a su rostro.

La acción del de ojos de avellanas no pasó en alto por Malia, quien planeando algo en su mente me miró de forma pícara.

Ay, no.

—Peter —lo nombró imitando mi postura de hace unos segundos, asomar su cabeza entre los asientos delanteros—. ¿No quieres meterte en la mente de Kenzie? Tal vez logres ver algo que incluya a Raeken y a ella sin ropa... —siendo la gota que colmó el vaso, nuestro progenitor se tocó desesperadamente el pecho e intento dar bocanadas de aire, simulando sufrir un infarto.

Espera.

No lo estaba simulando, de verdad estaba teniendo un infarto.

—¡Malia! ¡Se nos pondrá tieso! —reclame tirando a la coyote para su asiento. La de cabello corto se acomodó gustosa con una sonrisa burlona, ¿así que era esto la consecuencia de meterse con su hermano mayor?—. Papi, tranquilo, ella miente para molestar —justifique asomándome una vez más entre los asientos colocando mis manos en los hombros del mayor—. Puedes entrar a mi mente, no verás nada de eso —asegure manteniendo mi pulso regular y una sonrisa inocente en el rostro. Hale mayor escuchando mis palabras relajó lentamente su respiración pudiendo llenar sus pulmones de aire apropiadamente.

Aquí es donde doy gracias al gen lobo de salvarlo.

Aun no había hecho su testamento.

Y respecto a lo otro, sabía que no se atrevería a entrar a mi mente por dos razones, una; demostraría que no confía en mi palabra, y dos; se arriesgaría a ver una imagen mía no muy recomendada.

—No, no —rechazó palmeando suavemente su pecho, como si eso pudiera calmar el más reciente infarto—. Solo vámonos —con la otra mano hizo una seña para que nuestro conductor acatara la petición, sin dirigirle una mirada.

Supongo que para un padre no era bueno enterarse lo que habían hecho sus únicas dos hijas.

Theo Raeken, quien en casi toda nuestra estadía en la camioneta se quedó como el emoji del hombre paralizado, carraspeó su garganta incomodó y interceptó las llaves para por fin encender el vehículo. Al ver un poco más calmada la situación me devolví a mi lugar, sacándole infantilmente la lengua a Malia.

Ve a confesarte a la iglesia, pecadora —al leer sus labios golpee su hombro jugando, a lo cual no dudo en devolverme el golpe. Y yo siendo alguien que no iba a dejar pasar eso, volví a propinarle un golpe ganándome lo mismo de su parte, así empezando una pelea.

—Niñas, hey, dejen de hacer eso —hicimos oídos sordos a las órdenes de nuestro padre, incrementando de poco en poco la fuerza en nuestros puños—. Vayamos por comida China —siendo las palabras correctas mágicamente baje el puño que estuvo por impactar en el brazo de mi hermana, y entrelazando mis manos las apoyé en mi regazo. La coyote a mi lado, bufo por lo bajo acomodándose la chaqueta e cruzándose de piernas se mantuvo igualmente quieta en su lugar—. Eso siempre funciona —le dijo a la quimera quien sonrió asintiendo de forma amigable.

Quito la palanca de freno para impartir nuestro viaje, las llantas muy apenas dieron máximo cinco vueltas hasta que de pronto Theo piso abruptamente el freno. Los miramos desconcertados, pero al notar cómo miraba un punto fija entre molesto y sorprendido, seguimos de igual manera lo que tanto llamaba su atención.

Una figura se había situado fugazmente delante de nosotros, portaba un conjunto blanco de hospital con algo de tierra y sangre, su cabello rubio estaba totalmente desaliñado, tenia moretones en los brazos y heridas apenas visibles gracias al líquido carmesí que salía de ellas. Quede paralizada sin poder reaccionar gracias a la impresión que me generaba verla.

—Pásale por encima —ordenó el mayor entre nosotros mirando molesto a la chica fuera de la camioneta.

Alexandra Clark, su apellido falso Martín, estaba de pie en persona a cinco metros de separación y yo al estar en el asiento del medio no tardamos en conectar miradas.

Para su mala suerte, le había tocado encararme cuando estaba rodeada de mi familia, quienes anhelaban su muerte.

Mi pareja acatando gustosamente la orden de su suegro, dio un gran pisoteo al acelerador provocando que la camioneta avanzara ahora con más velocidad.

Cuatro metros.

Tres metros.

Dos metros.

...y una figura masculina se abalanzó sobre ella quitándola del camino.

Luego de esto supongo que quedó más entendible que me quede con ganas de comida China.












__________





𝗧𝗵𝗲 𝗿𝗲𝗳𝗹𝗲𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻 𝗼𝗳 𝗽𝗲𝘁𝗲𝗿
está llegando a su recta final.

Admito que me olvide por completo
que tenia a un personaje sobrante,
veré cómo incluirla en los últimos capítulos,
de algo me tendrá que servir jeje.

Jeaark

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