𝕮𝖗𝖚𝖘𝖍 εїз KTH⁴

By blossxm_s

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❝Por mas que intente despertar, mis sentimientos no cambiaran. (No puedo controlar mi corazón) El solo sigue... More

Prologo: latidos
La niña que convencio a una bestia
El rostro de la verdad
Antidoto de ti
Domesticar
Una Nueva Rutina
Reminiscencia de una deidad y una montaña
Leyes de piedra y ceniza: mi primer viaje.
El otro lado de mi soledad
Su Suelo Es Mi Tumba
Los Tintes Del Trauma
Te Recuerdo Sonriendo En Tu Siesta
El Album Del Pasado
Viajar A Mi
El Fantasma De La Opera
Coronas y Espinas
Segundas Opiniones
Porque El Me Ama
Los Colores De Su Alma
Abuela, Madre e Hija
La Ultima Gran Dinastía
Bicho de Amor
Ojo por Ojo
El Camino a Busan
La Nueva Reina
Culpa Y Lastima
Promesa
Lady Kim Hanam
Llamado de emergencia
Realización
Tres de Copas
Bendicion o Maldicion
El Otro Lado
Imparable
Barrera
Estallido Emocional
Mal Entendido
Listos o No
Superheroe
Revelación
Tigre Adiestrado
Mascaras
Efecto Sorpresa
Parecer
Latidos: manzana
Latidos: niño interior
Felices Juntos
Save Me

Un Lugar Hermoso

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By blossxm_s

— Si sigues aquí, lo vas a arruinar.

Alguien en la sala aparto mis manos temblorosas de la piel fría, Taehyung y yo habíamos terminado por montar en el lomo de Seungkwan. Un dragón joven que conformaba el circulo más leal de Yoongi, siguiéndolo a todos lados como pollitos.

— Isie, su fiebre es por la infección... será mejor tratar la infección antes de que hagas la sutura. — Baerin estaba más cerca de su cuerpo, dejado en nuestra cama inconsciente. — tendrás hasta mañana para tranquilizarte un poco. No puedes operarlo así.

— Sí puedo.

— No, vas a arruinarlo y vas a culparte. Él va a esperar hasta mañana. Deja que me quede aquí tratando la infección.

Baerin y yo murmurábamos a un lado, pero el silencio que llenaba la habitación era demasiado tenso. Al otro lado de la habitación Jungkook hablaba con Namjoon mientras abrazaba a Hanam que no dejaba de llorar preocupada.

Yo vi los ojos de Baerin, dos pupilas cafés en un rostro tenso que intentaba sonreírme.

— Escucha a Baerin-ssi, no puedes hacer nada más en tu estado... — Junghyun estaba en mi espalda como mi sombra.

— ¿Y si pregunta por mí? ¿Y si despierta en la noche y no estoy aquí?

Yoongi dejó la canasta de hierbas en la mesa de noche con una fuerza casi brutal, incluso los peces de mi mesa de noche temblaron.

— Lady Yan... ya hemos tenido esta conversación varias veces. Si despierta Jimin le va a tranquilizar, déjenos esto a nosotros. — sus ojos anfibios estaban dilatados del cansancio y el enojo.

Mire a Jimin del otro lado de la cama con brazos cruzados.

— Estará bien, señorita Yan. Taehyung solo lo ocultó porque la señal en el cielo lo preocupó mucho... supongo que no entendió la gravedad de la herida por la adrenalina del momento.

— ¿Quién pudo hacer una herida así? — Hoseok se inclinó hacia delante en la puerta cerrada. Su cabello caía húmedo en su rostro. — nunca en mi vida había visto una cuchilla tan peligrosa, es extraño, estuve cuidando sus espaldas todo el rato y ninguno le hirió en el pecho. Incluso ningún cadáver podría tener algo así.

— Bueno, no es posible que sepamos todo de él. Tal vez en un descuido uno de esos cadáveres le atravesó con algo filoso. — Nanhee murmuró.

— Es mejor si salimos de la habitación...

Gyeol fue la primera en salir seguida de Namjoon que dejó a Jungkook con la palabra a la mitad. Uno a uno dejo la habitación y yo salí después de darle una última mirada a Taehyung.

Dormía pacíficamente, sus cabellos se pegaban a su frente por el sudor y su respirar era un poco irregular en su pecho desnudo. La herida estaba abierta, pero había dejado de sangrar con tanta rapidez. Baerin preparaba una mezcla con sus hierbas mágicas y Yoongi solo estaba a un lado pasándole cada cosa como un asistente. Quise que abriera los ojos, que me dijera que no dolía mucho y que pronto iba a poder sonreírme de verdad.

¿Cuántas veces Taehyung estuvo en mi lugar? Por mis descuidos y egoísmo de morir sin pensar en que él se preocuparía mucho. Que iba a sufrir cada segundo la espera como si un cuchillo viviera enterrado en su corazón sin poder sacarlo.

No sé en qué momento ya estaba en la habitación al final del pasillo, me metí al baño por un baño caliente. Me lave más de tres veces en la bañera manchando el agua de tierra y sangre, liquido negro viscoso.

Junghyun no hablaba mucho y agradecí que no me apresurara en el baño. Después de que creí que fue suficiente tanto refregar mi piel salí en mi bata de baño y ya él había escogido una pijama para mí, estaba encima del retrete con unas vendas. La autosuficiencia también era reconfortante, me cambié y traté las pocas heridas que aún me quedaban.

— Isie, ven aquí. — cuando salí palmeó el lado de la cama donde estaba iluminado.

Vi que sacó una loción de sus cosas.

— Ya sabía que habías sido muy tolerante...

— No me gusta que te restriegues la piel con tanta fuerza, pero no parece estar suficiente con un baño normal. No entiendo esa suciedad que quieres eliminar.

— La suciedad de mi sangre tal vez.

— Tu sangre no es maldita. No digas eso.

Me la ofreció y como no tenía fuerzas ni para alzar la mano entonces el mismo paso la crema por mi piel enrojecida. Olía a arándanos con peonías, sus manos, aunque eran callosas por el uso de la espada, eran bastante delicadas y casi no sentía que estaba acariciando mi piel. Repartió uniformemente la crema por mis brazos y piernas enrojecidas, no dejando un solo espacio en blanco.

Yo mientras jugaba con su cabello, lo peiné a la mitad, luego a un lado y empecé a hacer trenzas en su cabello largo. Extrañaba un poco su cabellera negra, pero sabía que el platinado significaba más para él, su realización como rey del océano de Quelpart.

— Aún no me has dicho que todo estará bien.

— No doy falsas esperanzas.

— Ah, entonces todo va a empeorar. — el alzó su cabeza entre mis piernas y dejo un pequeño beso en el lateral de mi rodilla. — Hyunie... estoy cansada.

— No ha comenzado por completo.

— Lo sé, lo sé, sé que te dije que tenía mis propias maneras. Te mentí en ese entonces. Ya no conozco mis formas y no confío en lo que estoy por hacer.

Él se levantó sobre sus dos pies y se sentó en el sillón a un lado, palmeó su regazo y yo lo mire sorprendida. Nunca antes me había hecho una invitación tan inapropiada.

Yo me levante y arrastre mis pies hasta que me senté sobre sus piernas, mis pies colgaron a un lado casi rozando la alfombra.

— Iseul, ¿vas a rechazar mi mano de nuevo?

Una mano se coló por debajo de mi pijama, su mano cálida acariciando mi espalda de arriba a abajo sin ningún apuro. La otra la dejo sobre mis piernas, su palma extendida hacia arriba.

— Yo nunca la he soltado... Hyunie, eres el único que ha sabido desde el comienzo el destino que debo enfrentar. Junmyeon es solo una piedra en el camino, pero ha amenazado todo lo que soy y todo lo que me ha hecho sonreír. — tome su mano estrujándola y dejando mi cabeza en el espacio entre su cuello y hombros. — quiero ser tan fuerte como tú crees que soy, inteligente, compasiva, amorosa, confiable... no quiero convertirme en lo que él está intentando convertirme.

— No lo vas a hacer, Isie, en mis ojos tu nunca vas a cambiar.

— ¿Y si algún día sucede? ¿Crees que me seguirás amando con todo tu corazón?

Tenía miedo, mucho miedo de la máscara y de Junmyeon. Hoy me había probado el daño que podía hacer... con mi padre y con Taehyung.

— Lo que más amo eres tú, no el estado o la situación en donde estes. Aunque pierdas el rumbo el océano siempre será tu reino y te voy a amar... estoy seguro que Taehyung también lo hará. — estrujo mi cintura y mis labios tocaron su cuello. Cada palabra vibraba en mi rostro.

— No quiero... dejar... este lugar. No quiero dejar la luz. Dejarlos a ustedes.

Mis lagrimas empaparon la camisa debajo de mi rostro, estaba desabotonada en los primeros botones.

— Estaremos bien.

— Dijiste que no dabas falsas esperanzas...

— No es falso, incluso si tienes que irte estaremos bien. Voy a quedarme aquí contigo hasta después que Taehyung se recupere. — alce un poco la cabeza y el seco mis lagrimas con sus labios finos. — deberías decirle a los demás todo lo que sabes, al menos, lo que les pueda ayudar a sobrevivir por otro poco más.

— Taehyung me va a odiar de verdad.

— No lo hará.

— ¿Por qué estas tan seguro? En ninguna vida pasada hice lo que estoy por hacerle...

Su otra mano dejo la mía para tomarme de la cadera e impulsarme más arriba, mis manos ahora se apoyaron en sus hombros.

Junghyun olía al océano, a la arena, sal y el sol de Quelpart. Sus ojos me llevaban a esa tranquilidad perdida.

— Se que no te odiaría porque él siempre fue mejor que yo en eso. Desde tu primera vida... él fue el único que tuvo una fe inquebrantable, incluso mi fe flaqueó en el momento que más necesitabas y-

— No digas eso... no hablemos de eso. Tu nunca me abandonaste. — negué un par de veces haciendo que mi cabello callera alrededor de nuestros rostros como una cortina.

— Sí lo hice, por eso debo recompensarte.

— ¿Con que vas a recompensarme? Me has recompensado con tantas cosas desde que nos conocimos... terminaré por deberte una deuda más grande.

El dejo un beso profundo en mis labios, fue como un remolino que me arrebató las lágrimas, la respiración, la preocupación, la incertidumbre. Sus labios sabían a sal y corrían como ríos llevando vida a todo lo que creí había muerto dentro de mí.

Yo acaricie sus labios, deje que metiera su lengua en mi boca y que luchara con la mía.

Mis manos lo alejaron por su quijada flexionada y casi cortante en mis dedos. Él tomó respiración y me la entrego con nuestros labios a unos centímetros. Sus ojos brillaron con tanta admiración que empecé a llorar en silencio, no entendía de donde sacaba tantas lágrimas.

— Tus besos... siempre saben a despedida, ¿cuándo me darás uno de bienvenida?

— Cuando todo termine. Cuando todo termine va a dejar de doler. — el me lo prometió, no para confortarme, era para motivarme.

Esa noche dormimos abrazados, bueno, él se aferró tanto a mí que creí iba a quedarme sin respiración. Era inapropiado, pero en este mundo dejaron de importar esas cosas desde hace mucho tiempo. El té que me hizo tomar sobre sus piernas, el que me alimentó a través de sus labios... tal vez tenía un sedante porque no me levante hasta que todo mi cuerpo se sintió descansado.

Me sentía como en un cuerpo nuevo y preparado para afrontar los retos de otro día sobre la tierra. Entonces fui a ver a Taehyung que ahora tenía los ojos abiertos.

Miraba los peces nadar en la mesa de noche.

— Me has dado el susto de mi vida... ¿cómo amaneciste hoy? ¿duele demasiado? — lo asusté cuando entre a la habitación, Jimin recién había dejado la puerta. — la herida se ve mejor. Te voy a operar después que comas algo.

— Lo siento... lamento hacerte preocupar y llorar tanto. En realidad, no recuerdo que alguien me haya herido.

— Esta bien, es mejor si no recuerdas algo tan doloroso.

Me senté a su lado en la cama y pasé mis dedos cuidadosos alrededor de la herida.

Se veía bastante profunda. Reconstruir el tejido iba a tomarme varias horas. Tendría suficiente sangre y sedante pero aun así iba a permanecer consciente por un tiempo.

— Mi Iseul... ¿dormiste bien? ¿tienes hambre? — sus ojos no eran capaces de verme al rostro por la vergüenza. Estaba murmurando en su puchero.

— Si dormí muy bien y comí un desayuno doble, Hyunie me cocinó algunas cosas que trajo de Quelpart.

— ¿El sigue aquí? ¿Cuidó de ti toda la noche?

Yo asentí y le di de comer la papilla que había preparado Hanam.

— Tu hermana cocinó para ti, deberías darle las gracias cuando venga.

— Ah, hice molestar a todos con esto... sé que voy a estar bien. No tengo miedo. Tengo a la mejor doctora del universo a mi lado. — él estaba más que emocionado con cada cucharada que le daba. — cuando termine la operación voy a mostrarte ese lugar lindo que encontré.

— No te preocupes por eso, no lo vamos a enterrar hasta que estes bien.

— No quisiera dejarte sola en un momento así.

— Por eso voy a esperar... todo lo que sucedió ayer va a empezar a dolerme más al pasar los días, entonces voy a esperar a sentirme mejor y a que estes bien. Así tu y Hyunie van a acompañarme a ese lugar lindo. — deje la cuchara en el plato vacío y tome su mano un poco más cálida, estrujaba la mía con la fuerza suficiente para asegurarme que estaba vivo. — ahora no pienses en Junmyeon o en el peligro... concéntrate en mejorarte pronto. No voy a ser completamente feliz hasta verte sano de nuevo.

— Es demasiada presión...

Hizo una mueca y choco su cabeza con mi brazo.

— No es tu culpa que te lastimaras, sé que tendrás más cuidado la próxima vez.

— ¿Tú no estás herida? ¿De verdad no estas ocultándome algo?

— ¿Crees que Hyunie me dejaría salir de la cama si estuviera herida? Es más radical que tú.

El dejo salir una risilla y pronto los efectos del calmante iban a pasar así que después de agradecerle a Baerin en la puerta de su habitación fui a preparar el anexo donde tenía mi quirófano. Gyeol me ayudaría en eso, porque no le teme a la sangre y su cabeza siempre estaba fría.

En realidad, estaba ahí por si en algún momento yo entraba en pánico. No es algo que no hubiera hecho antes... pero hace mucho tiempo no usaba mis conocimientos de doctora y nunca había operado a un ser querido.

No iba a perdonarme cualquier error.

Mientras la operación transcurría con calma ninguna de las dos habló, solo Taehyung que bromeaba cada vez que se despertaba en medio. Quise callarlo con besos, pero "woah, Isie, desde este ángulo pareces una diosa" eran el tipo de comentarios que no podía odiar. Eran cursis y Gyeol casi renuncia, pero me tranquilizaron más que las tres y tazas de té.

Al final solo tendría una herida del tamaño de mi dedo pequeño, que al pasar los días y los meses iba a hacerse más pequeña.

— Gracias, unnie. Nunca había visto a alguien concentrarse tanto en algo... creí que no iba a sanar tan rápido. — Hanam estaba al lado de su camilla jugando con sus cabellos salvajes mientras dormía. — Somos muy afortunados de tenerla en este lado.

— Vas a avergonzarme, Hanie.

— Pero usted es fantástica. Debo agradecerle siempre por amar tanto a mi hermano.

Yo sonreí con mis labios y pensé en lo poco que ella sabía de los dos. En realidad, era Taehyung el que siempre hacía más por mí.

— ¿Le contaste a Jungkook sobre aquel demonio?

— Sí, se lo conté todo... está hablando en este momento con Nanhee unnie y Seokjin. — hizo una mueca de incomodidad.

— No va a sucederte nada malo... mientras no les des lo que quieren van a aburrirse y dejarte en paz.

— Unnie, ¿pueden lastimar a Jungkook? ¿Eso puede pasar?

Yo entendí su preocupación como propia, como alguien ya inmune a esas amenazas sonreí.

— No. Jungkook es el rey del océano de Busan, no va a dejarse lastimar fácilmente y tampoco va a dejar que ellos te hagan daño. — yo revisé el monitor de sus signos vitales por un momento antes de volver a verla. — debes prometerme que vas a seguir las recomendaciones de Nanhee unnie a la perfección. Incluso está bien si las acompañas a meditar en las mañanas, eso te haría bien.

— Lo haré. Lo prometo. Unnie también debe prometerme que no va a dejar de nuevo a Taehyung... no va a abandonarlo sin una explicación.

Supongo nuestra última discusión aún se repetía en su cabeza. Era entendible... Taehyung no tenía muchas personas que se interpusieran por él, que lo defendieran y quisieran su bien como una familia.

Al menos mi tío, mi abuelo y mi madre estaban lejos de aquí. Yo ya no tenía esa relación familiar con él, ahora éramos amantes.

— No lo voy a abandonar de nuevo sin una explicación, te lo prometo.

Ella sonrió contenta y algo se rompió en mi corazón.

Al final había dejado que Junghyun lidiara con bajar a mi padre de ahí y ponerlo en una morgue confiable. No pensé mucho en el ritual... me bastaba con que fuera quemado y sus cenizas enterradas en el lugar lindo que Taehyung buscó. Me pareció una mala broma, el que el fuera el responsable de buscar un lugar hermoso donde enterrar a un hombre que le tenía tanto resentimiento. Cuando abrió los ojos y cuando pudo volver a apoyarse sobre sus dos pies entendí que me agradecía con sus ojos.

"Tenías razón, Isie, aunque muriera en mis manos... no iba a poder superar este odio y resentimiento en mi" me había susurrado mientras le ayudaba a darse un baño. "No hubiera sido suficiente y me hubiera arrepentido de hacerte sufrir tanto, lo lamento y te agradezco"

Yo le consolé ese día, aludiendo que al menos tuvo tiempo de arrepentirse de sus pecados. Al menos San Pedro iba a verlo con ojos más compasivos.

— Ya la hoguera esta lista, empezaremos cuando quieras.

Hoseok asomó la cabeza a la habitación mientras Dojin terminaba de hacerme un peinado sencillo con cintas blancas.

— ¿Van a acompañarme todos?

— Lo haremos...

— No tienen que obligarse a ver algo que no quieren... conozco muy bien el hombre que tuve como padre. — puse un par de anillos en mis manos frente el tocador.

— Nosotros no vamos por tu padre, vamos por ti.

Gire a ver a Seokjin, tal vez, una de las personas que más resentimientos le tuviera a mi padre. En realidad, todos de alguna u otra forma fueron víctimas de su poca inteligencia, su excesiva pasividad con las atrocidades que hacía mi tío y la fingida ignorancia hacia todas las víctimas. Taehyung y Junghyun caminaron a mis lados en el bosque, habíamos escogido un lugar separado de la casa para acremarlo.

— Creí que acremarlo era un pecado. — Yoongi murmuró mientras apartaba con ligereza cada piedra en su camino. — ¿Lady Yan no querrá enterrarlo entero?

— Enterrándolo hay más posibilidad de que Junmyeon pueda usar su cuerpo para cosas horribles. Además, las cenizas evitan que reencarne.

— ¿Qué?

Taehyung se detuvo como si le hubiera dicho el secreto del universo.

— En mi religión, se debe enterrar a la persona para que el alma pueda reencarnar o vivir una vida eterna. Si hay cenizas se agotan esas posibilidades.

— ¿No quieres que reencarne? Tal vez en una hormiga o un mosco. — Dojin me pregunto divertida.

Yo di un suspiro mientras Junghyun apartaba las ramas y Taehyung me guiaba con su mano en la mía.

— Nadie querría eso. La cremación es recomendable con seres que han sido torturados antes de la muerte. Para evitar que se conviertan en demonios.

La forma en que murió fue muy trágica, debo admitir, incluso más de lo que el merecía. Junmyeon tenía bastante resentimiento con el... era como el mío, pero alimentado de cosas peores, yo tuve a mi madre y a su familia anclándome a la cordura cada vez que creía que lo odiaba. En cambio, el solo tuvo a mi tío que seguramente solo alimento sus sueños más sádicos.

En el centro del claro había una capsula para llevar a cabo la cremación, el cuerpo ya estaba ahí con un hombre dragón a un lado de ojos extraños.

Eran como los de una serpiente, expresivos y a la vez amenazantes. Tenía medio rostro oculto con una máscara hasta sus narices, sus labios finos y cuerpo fuerte. La máscara parecía hecha de algún hueso resistente y no era tan aterradora como las que usualmente usan en Halloween. Me dio mucha más curiosidad, sobre todo por la forma en que Baerin le saludo y este la vio con tanto cariño que incluso dejo de amenazar con todo su ser. Vestía bastante norteño, un atuendo casi militar en negro y no tenía ningún arma así que intuí su dragón ya era bastante grande.

— Isie, no te he presentado a mi amigo... el que te hablé el otro día. Es Luhan, ella es lady Yan, reina del océano de Quelpart y doctora.

— Un gusto conocerlo, soy Yan Iseul.

— Kang Luhan. ¿Su alteza también nació en Quelpart?

Su voz era bastante tímida, como la de un niño perdido. Ese gesto me sorprendió y mire a Taehyung a un lado, ambos pensábamos lo mismo.

Era como Taehyung antes de venir a este lado.

— No, no nací en Quelpart. Él es mi pareja, Junghyun... y mi novio Taehyung. — los presente y él les ofreció la mano, bastante nervioso. — ¿Usted nacido en Quelpart? ¿Es de los dragones nativos?

— Sí, es un poco tímido al hablar de el mismo. Nos conocimos esos meses que estuve en Quelpart y pude descubrir que hay una civilización bastante antigua de dragones. Incluso antes de que los padres de Yoongi llegaran a la isla.

— Entonces debes cuidarte muy bien, no quedan muchos como tú en el mundo. — Taehyung murmuró haciendo que el hombre se cruzara de brazos para esconder su temblor.

Debía estar bastante tímido, en realidad, era la primera vez que venía a este lado y dejaba la protección de la isla.

—Yo so-solo quería agradecerle por ayudar a Baerin-ssi. — se inclinó hasta casi besar mis pies y yo sonreí un poco. — y la-lamento lo de su padre, su alteza.

— Esta bien, muchas gracias. Puedes quedarte en casa si quieres.

— Lord Min ya le dijo que debía irse a su casa, con los demás.

Había un tinte de inconformismo en Baerin y yo alce la mirada sobre su hombro. Yoongi estaba a unos metros viendo a nuestra dirección con molestia bastante difícil de disimular. ¿Así que el sentía celos de un dragón de linaje antiguo que vivió toda su vida en una selva desierta y que es tan tímido para no ver a las personas a los ojos?

Luhan, aunque lucía tímido y de pocas palabras, seguía luciendo esos ojos y esa mascara que eran amenazantes. Como si tuviera el poder de matarme.

— Gracias por la invitación, su alteza. Es mejor si me quedo con los demás... lord Min me ha dado unas responsabilidades que cumplir en este lado. — ladeo la cabeza y asintió una vez obediente.

— Esta bien, de igual forma cuando desees visitarnos o comer algo delicioso puedes venir. Los amigos de Baerin son los míos.

Junghyun sonrió a medio lado, tal vez recordando algo y giro su cuerpo hasta tenerlo en frente.

— Creí que era su guarda personal desde que Vernon ascendió en el norte, ¿qué tipo de guarda personal duerme en otra casa lejos de su protegida? — las palabras de Junghyun eran hielo deslizándose entre las hojas secas.

— Eso mismo hablaré con lord Min. — Baerin dejo de jugar con los pliegues de su vestido negro para tomar del brazo a su acompañante. — los dejamos ahora, me alegra que conocieran a Luhan.

Este murmuro una despedida apresurada antes de inclinarse varias veces.

Ambos se fueron a una parte lejana del claro y hablaron entre ellos por unos minutos. Taehyung me hizo señas a Yoongi, pero no tenía que ser adivina para entender el problema del más pálido. La ceremonia comenzó en unos minutos, durante lo que parecieron horas estuvimos todos ahí mientras el cuerpo se convertía en cenizas.

Este tipo de situaciones te despiertan un poco de la ilusión que vives, todos entendimos que en algún momento íbamos a convertirnos en cenizas. Nuestro rastro puede desaparecer así de fácil en una hoguera.

Esta vez las lágrimas volvieron a inundar mis ojos, pero no me sentí sola, no sentí que era un castigo o parte de una maldición antigua. Cuando giraba mi cabeza al ver caer las hojas maple entonces vi los rostros de las personas que más amaba, estaban ahí por mi e iban a estar ahí incluso si ese cuerpo era el de la persona que más despreciaban. Incluso si era el mío.

Lo que creí en un pasado imposible ahora era mi realidad... mis amigos en verdad estaban haciendo más por mí de lo que algún día yo espere de ellos. Taehyung estrujó mi mano y dejo un beso torpe en mi cabeza.

— Ya entiendo mejor las cosas, Isie...

— ¿Sobre qué?

— Ellos. — con su mano libre señaló a los demás. — si hubiera muerto ese día ellos iban a quedarse contigo hoy y mañana y hasta que todo termine.

— No hables tan ligeramente de la muerte.

Entendí su punto, pero me dio escalofríos que él lo dijera tan fácilmente. El murmuró una disculpa antes de volver a centrar su mirada en la hoguera.

Ahora solo quedaban pocos minutos a esperar que se enfriara y recolectarlas.

— Hyunie, ¿Dónde se están quedando tus hombres?

— Una propiedad cerca de aquí.

— Gracias por venir. — murmuré y el asintió una vez.

— Dejamos de agradecer estas cosas hace muchos años...

— Igual, Moonbin tuvo que tener un mal momento viajando de lado a lado entre las dimensiones. Merece un ascenso.

— Se lo ofrecí... pero sigue prendido de ti y ahora esa niña que cuidas. — Junghyun, aunque no conocía a Kyle si había escuchado hablar de ella por el peli platinado. — ¿debería estar celoso como lord Min? Voy a hacerlo dormir en el establo con los caballos.

— Pero que rey malvado eres.

Deje salir una risilla y varios giraron a verme curiosos. Yo tuve que agachar la mirada hasta que me dieran las cenizas, él era así, tenía un humor envidiable.

Regresamos a casa más pronto mientras yo abrazaba el cofre.

Ahora que tenía las manos ocupadas me permití charlar un poco con los demás, Nanhee me hizo un lindo talismán para sellar el cofre y Hanam había recolectado un par de flores de su huerta para hacerme una corona. Gyeol por su parte había preparado las cosas del altar en una caja que dejó en el auto.

Nos despedimos esa tarde de camino al lugar lindo que Taehyung escogió. Le dio la dirección a Junghyun que manejaba y solo fuimos los tres por un par de horas.

Quedaba en la ciudad, que ahora tenía un ambiente más otoñal. Los pocos árboles que permanecían llenaban la imagen gris de rojo, amarillo y café. Pasamos por calles conocidas mientras recordábamos donde quedaba cada lugar especial donde estuvimos y que ahora eran casas abandonadas. Hoy había menos personas en las calles... entonces me sentí un poco inquieta.

La nueva administración podía matarlos a todos en un solo movimiento y sacarse ese problema de encima.

—Tenías razón en ayudar a esas personas ricas de ese vecindario... después de la pelea ofrecieron dinero y comida a los aliados. Jimin me dijo que incluso no dejaron de alabar nuestra victoria. — en el asiento trasero Taehyung rompió el silencio.

— Solo hacía mi trabajo, pero es una buena noticia. ¿De cuáles aliados hablas?

— Los niños que cuidaste en ese laboratorio.

No eran niños, pero en los ojos de Junghyun todos quienes no llegaran a los treinta eran niños. Sonreí un poco abrazando el cofre en mi regazo.

— Son muy jóvenes, me temo que no pueden ir con nosotros a lugares tan peligrosos. — murmuré intentando recordar con exactitud los rostros de aquellos jóvenes, unos eran autómatas y otros híbridos. — pero presiento que si no los aceptamos van a meterse en problemas, ellos no entienden mucho del mundo exterior.

— Parecen muy prendidos de ti.

— ¿Celosos?

Gire levemente mi cabeza a Taehyung quien pasaba su mano por el vendaje en su pecho.

Él puso los ojos en blanco con una sonrisa coqueta.

— Son unos pollitos. No son competencia.

— ¿Y tú eres la gallina de los huevos de oro? — Junghyun le preguntó.

Taehyung rio levemente aludiendo que el manejaba muy lento. El lugar hermoso que había descubierto y apartado quedaba en una colina, en una reserva natural rodeada de altos pinos que escondían entre sus ramas amplios templos budistas. No lo reconocí a simple vista hasta que al bajar del auto un par de hombres en túnicas nos saludaron con afecto.

Hicimos nuestros respectivos rezos y saludos antes de caminar más adentro del jardín.

Era realmente hermoso, camino en madera tallada en símbolos, pájaros cantando, flores, animales y la brisa fresca. Aunque era otoño no todos los árboles se teñían de rojo o amarillo, había unos cuantos que lucían sus mejores flores, violetas, blancas o rosadas. Taehyung lideraba el camino como si lo supiera de memoria y termino en una zona amplia, despejada de árboles.

La hierva olía a primavera y había un par de árboles frondosos que daban buena sombra, incluso girando mi cabeza solo un poco tenía vista de la ciudad completa. Un poco destruida y vandalizada, pero era Seúl, con su torre Namsan imponente y puentes de lado a lado.

— ¿Como apartaste este lugar?

— Había pensado en un momento... hacer una tumba para Hanam y mis padres, pero ella está viva y mis padres ya tienen sepultura en Quelpart. — ladeó la cabeza y alejo el cabello de su frente con su mano. — entonces los hombres de aquí dejaron que me quedara con la propiedad dentro, les hice un gran mural y como pago me dejaron poseer un poco.

— ¿Si saben que tipo de persona vamos a enterrar en su tierra? — pregunté preocupada.

— No les importa, Isie. Mientras siga apoyando la reserva natural nadie tiene por qué juzgar...

— Escoge un lugar. — Junghyun me pidió con gentileza y yo señale un lugar debajo de un árbol de almendras. — puedes ir a pasear mientras cavamos.

— Creí que yo también usaría una pala.

— Dos está bien, tres es un circo.

Taehyung tomó una pala y la enterró en la hierba entre las ramas de ese árbol. Hice una mueca preocupada.

— No te esfuerces demasiado, no quiero que se abra la herida de nuevo. — él era demasiado hiperactivo y la había abierto al menos dos veces en los últimos días.  — solo voy a sentarme frente a la vista, tengan cuidado.

— ¿Que tan profundo lo quieres?

— Lo suficiente para que nadie lo encuentre.

Junghyun asintió una vez antes de sacar el primer montón de arena.

Hoy no usaba blanco y tampoco tenía su espada, lucía como cualquier hombre de su edad en esta parte de la ciudad. Su bufanda hacia resaltar las pocas mejillas que volvían a poblar su rostro. Taehyung y el trabajaron por unos minutos, teniendo una conversación ligera que se convirtió en murmuro mientras me sentaba frente al mirador.

— Padre... al menos vas a poder ver la ciudad completa desde aquí. Se que no fuiste muy ortodoxo, pero te sugeriría empezar a recitar los rezos que te sepas, al menos, para que los budistas que meditan aquí no tomen tu tumba como porqueriza. — sonreí un poco tallando el grabado en la plata que adornaba el cofre. — me duele un poco el corazón porque sé que llamaste por mi cuando Junmyeon te encontró. Supongo que una vez más mi ingenuidad y descuido son las mordazas de alguien más, no tengo más lagrimas o palabras de aliento para ti... pero si algún día encuentras paz espero que me visites en sueños para decirme como es, como se siente.

Esas fueron las últimas palabras que compartí con él mientras los dos hombres a mi lado llenaron el hueco que hicieron.

Ahora el viejo rey ha muerto! ¡Larga vida al nuevo rey!"

Esas palabras vibraban en mi alma y en mis recuerdos mientras armaba un pequeño altar, un onigiri de atún y velas de olor a vainilla. Las campanas del templo sonaban y alguien cantaba a lo lejos, los animales se arrastraban sobre las hojas secas. Junghyun y Taehyung no se arrodillaron conmigo, pero estuvieron ahí de pie hasta el atardecer.

Después de rezar lo suficiente para que mis rodillas se rasparan con las hojas secas y caminar de vuelta al auto, cerré otra ventana rota de mi corazón.

—Voy a decirle todo a los demás.

— ¿Todo? — Taehyung asomó su rostro en el espacio entre los asientos delanteros. — ¿Todo todo?

— Sí, contando lo de Junmyeon y mi tío.

— ¿Taehyung lo sabe? — Junghyun alzó su ceja mientras maniobraba el auto.

Yo quise tener esa gracia y no lucir como un conejo asustado.

— Prefirió preguntarle a Soobin, pero está bien.

— Yah, Isie... yo estaba a punto de preguntarte.

— ¿Crees que eso iba a abrir alguna herida? No hay que darle tantas vueltas a la verdad, pero no estoy enojada porque debí contarte la verdad desde el inicio. Supongo sigo siendo muy egocéntrica y solo digo la verdad cuando es útil.

— Lo de tu tío me tiene sin cuidado, si el mató a mis padres o no sigue sin involucrarte.

— Sí, lo sé. Sin embargo, no puedes esperar que todos piensen como tú, por eso debo decirle a los demás todo lo que se y aunque crea que no es el momento lo voy a recordar una y otra vez hasta que podamos derrotarlo. Junmyeon tal vez fue más de lo que yo sola pude controlar... se ha salido de mis propias manos. — cerré mis ojos y empecé a frotar mi frente con mis dedos. — si vamos a ser un equipo las mentiras solo van a darle ventaja. Así que, si alguno tiene un comentario ofensivo solo escuchémoslo y superémoslo, no hay necesidad de iniciar otra pelea de palabras hirientes.

Taehyung asintió ese momento, pero supe que se estaba tragando una negación absoluta.

Al llegar a casa todos estaban reunidos en la sala esperándonos, cenamos en silencio y descansamos por un momento viéndonos las caras. Pareciera que supieran que hablaría.

— Se que les prometí una fogata si ganábamos la batalla... pero supongo que tuvimos otra menos alegre. — hice una mueca riendo.

— Una bastante inusual.

Les conté todo lo que sabía, desde el primer día en que mi tío me llevó al laboratorio y el día en que Junmyeon empezó a trabajar en el hospital. No entré en detalles sobre las cosas que hice o que me hizo mi tío, en realidad el hecho de que era familiar ya conmocionó a la mitad de los presentes. Unos ya los sospechaban y otros simplemente empezaron a maldecirlo.

Luego con Junmyeon todos callaron, al final, yo no había descubierto nada más que sus lazos sanguíneos conmigo y que odiaba a mi familia. Su pasado era borroso, sus intenciones demasiado macabras como las de un niño encaprichado y su poder era incalculable.

— Intenté descubrir que había puesto mi tío en su cabeza o en su organismo, pero no encontré nada significativo. — Taehyung jugaba con la tela de mis jeans rotos en la rodilla a mi lado y Junghyun seguía de brazos cruzados en el brazo de mi sillón. — solo sabemos que puede usar cuerpos de muertos, se transforma en lobo y es bastante sádico.

— Aún no puedo creer que ese demente sea tu hermano, ¿tu padre nunca le dio un buen regaño? — Dojin me preguntó asqueada.

— Tal vez eso le falto... un poco de atención de mi padre.

— Pero pensando en lo que estás diciendo, el debería sentir envidia de ti. Siempre resalta que eras su favorita y que eras brillante, ¿por qué parece que quisiera comerte cada vez que aparece? — Namjoon preguntó confundido. — he seguido su rastro en sus últimos ataques y todos son contigo, pero ninguno con intención de matarte verdaderamente.

— Tiene una visión del amor y el afecto bastante trastornada. Supongo la envidia es muy inferior para él.

— Deberíamos tener cuidado con esto que sabemos... sé que no es tu culpa e intentas ayudarnos, pero ahí afuera hay personas que han perdido sus padres, sus hijos, sus amigos, no van a entenderte. — Gyeol razonó.

Taehyung asintió de acuerdo y les hizo jurar a todos que nada iba a salir de sus bocas por el momento. Esto iba a generar conmoción y desconfianza entre los aliados.

Era obvio, todos también luchaban por sus propias perdidas a lo largo de los años.

— Gracias por contarnos todo eso, Lady Yan. Enfrentaremos al enemigo con más conciencia. — Hoseok inclino su cabeza y yo le sonreí.

— No es nada... lo lamento por tener tantos secretos. Es un mal habito que he adquirido desde muy pequeña.

— Mientras no sea que eres una espía de la CIA y el Área 51 estaremos bien...

Nanhee le dio un golpe a Seokjin mientras todos reían, pero yo solo hice una mueca. Esa noche monté estrella, le dije a los demás que daría un paseo por la frontera y que me esperaran para dormir. Fui desarmada y sin equipaje para hacerlo más convincente.

Entonces fue muy fácil seguir el rastro de los lobos negros que me veían con sus ojos amarillos.

Tal vez Junmyeon también puede manipular las dimensiones a su favor o había dibujado un teletransportador fuera de la frontera. Solo sé que en unos pocos minutos de viaje ya había llegado a un templo gigantesco, de aspecto antiguo y bastante gótico con techos puntiagudos, antorchas de fuego azul, incluso rejas puntiagudas.

Unas gárgolas estaban talladas en piedras y estrella rechinó asustado cuando atravesamos las primeras puertas.

Había un olor nauseabundo a resentimiento y sangre en el jardín delantero. Era demasiado así que dejé al pobre animal irse corriendo hasta afuera de la barrera, era obvio que iba a esperar por mí. Creí que el suelo bajo mis pies se movía de lado a lado mientras daba cada paso cerca a la puerta doble en roble, pero en realidad era yo la que estaba temblando.

Mierda, Iseul, deja de actuar como una niña que no sabe del peligro.

No necesite abrir las puertas, estas se abrieron de par en par dejándome ver un interior bastante elegante. Varios demonios y autómatas caminaban de lado a lado llevando cosas de dudosa procedencia. Detrás de una cortina translucida de malla verde rubí había una figura sentada en un trono tallado en piedras.

Junmyeon me veía, su barbilla apoyada en su mano que descansaba en la silla. Una sonrisa de autosuficiencia sobre sus labios delgados.

— Ah, Isie, debías avisar antes de venir. Hubiera esperado por ti en la cena. — había lamento en su voz.

— Ya comí, gracias. Aquí todo parece sacado del infierno. ¿Acaso también duermes en un ataúd?

El dejo salir una carcajada que aterrorizó a todos los presentes, salieron corriendo por todos lados al verme.

Esto era como un auditorio, pues en las gradas una docena de personas con máscaras también reían. Me miraban como si me apuñalaran cada rastro de piel y sus ojos huecos eran de colores difíciles de reconocer. Volví mi mirada al trono de Junmyeon cuando se levantó, sus túnicas un poco atrevidas sobre su pecho pálido.

Una cicatriz aun sanaba encima de su corazón. Recordándome a Taehyung y su propio dolor.

— Si viniste a conocer mi palacio debería darte un tour al amanecer...

— Solo vine a responder a tu propuesta de ese día.

— ¿Cual propuesta? — preguntó como si no supiera y fingió pensarlo mientras bajaba los escalones. — ah, ¿esa propuesta? Ya perdiste la oportunidad ese día, me dijiste que preferías morir o yo no sé qué otra cosa graciosa. Como si pudieras morir.

— Tu lo dijiste, dije muchas cosas estúpidas ese día.

— Así que hoy vienes con palabras más interesantes. Ilumíname entonces.

— Corta el lazo que tengas con Taehyung y me iré contigo, a Quelpart o la Patagonia. No importa. Voy a sentarme en ese trono que tienes ahí. — señale con mi cabeza el lugar a su lado.

Él sonrió como si hubiera escuchado su canción favorita y cuando coloco sus manos en mi capa tuve que tragarme las ganas de alejarme.

Descubrió mi cabeza y paso sus dedos por mis cabellos.

— Suena muy hermoso, hermanita. Cuéntame más.

— ¿Qué otra cosa quieres?

— No lo sé, algo que sea verdad. Digamos entonces que estoy de buen humor y te doy otra oportunidad... ¿crees que Taehyung y tus amiguitos no van a ir por mi cabeza al siguiente minuto? — alzo una ceja, pero en vez de parecerme atractivo me dio nauseas, sus ojos bronce quemaban en mi cráneo. — no me conviene tenerte a mi lado en este momento, aunque lo desee, aun eres muy útil en ese lado.

— Voy a ser tu espía entonces. Tus ojos, tus manos, tu boca...

— Creí que eras todo eso de tu padre.

— Mi padre está muerto.

Me dejo ver sus dientes y su lengua más larga de lo normal mientras la pasaba por sus labios.

— ¿Muerto? Creí que viviría cien años.

— No seas imbécil, sé muy bien que fuiste tu. — murmuré perdiendo la paciencia y el dejo mi cabello en paz para dar unos pasos sobre el suelo de mármol. — ya dime lo que quieras para regresar, van a sospechar si me voy y regreso oliendo a perro sucio.

— ¿Perro sucio? Tu eres la que hueles a gato en celo.

Puso sus ojos en blanco y un rastro de molestia en su postura apoyada en una de las columnas.

Había un murciélago tallado en cada columna. Demasiado Drácula.

— Va a ser un juramento de sangre.

— Alto ahí hermanita, aún no he aceptado a nada. Lo del vínculo puedo dártelo como recompensa... después que hagas todo lo que quiero que hagas. Además, debes quedarte con ese grupito de héroes otro tiempo más, pero vas a luchar a mi lado. Defenderme a mi o accidentalmente puedo incrustar mi pobre corazón en una espada filosa. — toco su pecho con dolor y lastima fingida, mis dientes rechinaron por la fuerza que retenía. — no te preocupes por tu disfraz, nadie se dará cuenta que eres su preciada Yan Iseul.

— ¿Crees que son tontos? Se darán cuenta si no estoy peleando con ellos.

— Bueno, ese no es mi problema. Entre los dos siempre fuiste la más lista.

Yo di un suspiro y sin pensarlo mucho asentí un par de veces, cruzándome de brazos.

— Hagámoslo ahora.

— Espera ahí... ya el juramento de sangre lo hicimos, como hermanos. Entonces como supe que regresarías suplicando piedad preparé unos invitados.

— ¿Invitados?

Sentí que la sangre dejo mi rostro cuando unos hombres bastante grandes trajeron a rastras tres cuerpos.

Sus rostros estaban ocultos por una bolsa de tela negra. Habían sido torturados y masacrados al punto que sus ropas solo eran harapos que ocultaban sus heridas. Entre ellos había una mujer que no dejaba de llorar con voz aguda.

— Como se lo inteligente que eres para traicionar a quienes te dan la mano, he preparado un ritual. Si pasas esta prueba tal vez piense en darte una oportunidad.

— ¿Tal vez pienses? Tiene que ser seguro.

— Mi querida hermanita... no creo que quieras exigirme más.

Las personas en las gradas dejaron salir una risita y yo los mire con recelo. Un hombre se acercó con una daga en sus manos callosas, ahora que me daba cuenta había uno de ellos al lado de cada persona arrodillada.

Entendí lo que quería que hiciera y quise salir corriendo por esa puerta. Quería montarme en estrella hacia un barranco.

— N-no lo haré. No puedo.

— ¿En serio quieres que me aburra? Taehyung tiene mi edad, pero no ha vivido la mitad de cosas que yo, estoy seguro que para reencarnar le tomará más de lo necesario. No soy amante del suicidio, pero tengo muchos enemigos.

— ¡Basta!

— Mi hermanita fue malcriada por el imbécil de nuestro padre, solo estoy educándote. Adelante. Mata a esas tres personas y tal vez te crea.

Mis ojos se llenaron de lágrimas llenas de ira. Tome la primera daga, pero, aunque creí que lo haría en automático le quitaron la bolsa al primer hombre.

Reconocí al instante sus rasgos, era el interno. Sí... ese hombre que me seguía como una cría de pollito en el hospital.

— ¿Qué haces aquí? — iba a dejar la daga en las manos del otro hombre, pero este desapareció.

El vio entre mi rostro y mi mano que temblaba.

Su rostro había sido golpeado, pero permanecía su picardía y juventud en sus rasgos. Su nariz estaba rota en un ángulo doloroso, su cabello caía sobre sus cejas pobladas y tenía un ojo hinchado.

— Sunbae... hazlo... ahora.

— No. No lo puedo hacer. — estaba dispuesta a dejar caer el cuchillo.

El empezó a negar la cabeza con dolor y lágrimas cayeron de sus mejillas. Supuse que él era fácil de capturar porque Junmyeon también era su sunbae.

— Ha-hagalo rápido... que no duela mucho. Yo la conozco, sunbae, no será nada malo. Si no lo hace ahora voy a halarle la pata en la noche.

— No digas estupideces...

Él estaba llorando y riendo al tiempo, nuestras voces quebradas. Mi mano fría se colocó en su barbilla, sentía la mirada ardiente de Junmyeon en cada movimiento que hacía.

Yo entendía la petición del interno, yo había visto en qué estado terminó mi padre. El solo quería que terminara pronto.

— Lo lamento... lo lamento mucho.

Él iba a decir algo, pero ya había clavado la daga en su corazón, yo sabía exactamente donde apuntar para una muerte instantánea. La sangre mancho mi mano y goteo por mis muñecas, agradecí que no manchara mi capa o sería un gran problema.

No sabía que sollozaba hasta que Junmyeon me ordenó que me callara. Yo lloré con más fuerza mientras su cabeza choco con el suelo.

Muerto.

— Yo le di la oportunidad a Taehyung de que matara a tu padre, pero parece que lograste derretir su corazón o su odio no era tan fuerte... que lastima. — se encogió de hombros como si en verdad lo hubiera decepcionado. — tuve que encargarme del trabajo sucio, pero al menos tu nunca me decepcionas hermanita.

— Ya... no quiero hacerlo. No quiero.

Sentía que mi alma se quebraba una y otra vez en un ángulo difícil de reparar.

Intenté secarme mis lagrimas con mis manos, pero solo ensucié mis mejillas de sangre. El hierro inundando mi nariz mientras pasaba al siguiente. La mujer era joven, cuando descubrieron su cabeza cabellos negros como los míos salieron a la vista. Sus rasgos eran bastante delicados, pero habían sido arruinados por los golpes.

Ojos como piedras de ónix me vieron, odio, resentimiento, arrepentimiento, dolor...

Era mi hermana mayor.

— ¿Do-donde esta tu hermana? — murmure con un sentimiento de nausea en el estómago.

— Aquí esta, va a ver todo en primera línea. Al menos esto no va a dolerte tanto Isie... estas brujas siempre te hicieron la vida imposible. Se burlaban de ti y te rechazaban.

Mire a la gemela, rostros idénticos con auras completamente diferentes. Su hermana siempre fue más sensible, débil, voz más baja... ella estaba sujeta por una mujer demasiado conocida para no reconocerla debajo de una mitad mascara.

Sus ropas blancas y cabello castaño no pasaban desapercibidas, era Miwoo.

— Que me despreciaran no hace más fácil nada.

— Bueno, piensa entonces en que al final si es tu culpa separar a dos hermanas. Como mi tío hizo con Taehyung y Hanam.

Otro hombre me ofreció otra daga, el en serio quería que yo sintiera el peso de levantar el metal multiplicado por tres.

La pelinegro empezó a revolcarse en sus cadenas, empezó a gritar y a maldecirme. A gritarme bastantes verdades, bastarda, miserable, zorra como mi madre y un sin fin de cosas que normalice.

— U-unnie... espera por mi... espera por mí. — su otra hermana le decía. — Dios este contigo, Dios nos aleje de los enemigos, Dios vengue toda la sangre que corre por-

Junmyeon le cayó con una bofetada y después de disculparme enterré la daga en el mismo lugar.

El grito desgarrador de su hermana y sus llantos multiplicaron los míos. Ya no tenía piernas que me sostuvieran, mi voz ya no era estable y mis ojos eran un borrón de lágrimas. No quise esperar a ver el ultimo.

Creo que alguien me arrastró y yo caí arrodillada frente al último hombre.

Cuando descubrieron su cabeza el aire se atascó en mis pulmones. Era mi tío. No era un clon, tampoco estaba infectado, pero si tenía algunas cicatrices de su enfermedad, sus ojos seguían gélidos y me miraban como siempre me han mirado desde que era niña.

Con desprecio.

— Creí que estaba muerto. — murmuré con un hilo de voz.

— Yo también... tal parece que todavía tengo que estar vivo para ver tu rostro.

Yo tomé la daga que me ofrecía el hombre y con rapidez, sin vacilar solo un momento la llevé a su corazón. Sin embargo, esta no atravesó más que una piel superficial.

Mi mano se había detenido como un grito de mi corazón. ¿Cuánto resentimiento aun le guardaba?

— Creí que sería más fácil, hermanita.

— Es porque es demasiado fácil que no lo quiero hacer.

Aleje la daga y la tire a un lado. Renuncio.

No puedo. No puedo matarlo sin que los vea a los ojos a Taehyung y le cuente toda la verdad, no puedo matarlo hasta que él le reclame el dolor que le causo al matar a sus padres y alejarlo de su hermana. Tampoco podía matarlo hasta que no confesara el crimen contra los padres de Junghyun, el plan macabro de aquel día de verano y como lo ejecutó en las sombras.

Como pudo acabar con los reyes de un océano tan prospero. Como pudo acabar con tantos seres maravillosos que cayeron en sus sucias y retorcidas manos.

— Eres igual a tu padre, Yan Iseul. Crees que eres buena persona, que iras al cielo y que todo lo malo en tu vida se debe a mi... pero eres igual de hipócrita como él. Fui yo quien te ayudo, te sacó de las sombras, te puso en un reflector para tu papá que odiaba voltear a verte. Un error. Una equivocación. Un experimento fallido. — su voz era estable y lo detestaba tanto que quería matarlo ahora para que nunca volviera a hablar.  — ¿Recuerdas el primer accidente que tuviste en el laboratorio? Creo que ahí entendí tu debilidad y como tomar provecho de tu ingenuidad. Eras muy joven para manejar un laboratorio, pero sin duda después de eso no quedó duda.

— Basta... ya no quiero escuchar más.

— Yo si quiero escuchar. Mi tío solía contármelo antes de dormir.

Vi a Junmyeon por encima del hombro de mi tío, emocionado.

— Yan Iseul se hizo amiga de un pequeño niño, hijo de una extraterrestre atrapada en una órbita lejana. La primera en mi poder. Como él nació en Mercurio entonces lo encerrábamos en una capsula oscura, tan pequeña como un casillero y le lanzábamos gases peligrosos. Solo queríamos saber cuánto permanecería ahí... hasta que un día mi querida sobrina de siete años robó las llaves del guardia, le dejó salir prometiendo que iba a regresarlo a casa.

— Ya no diga más...

Mis palabras eran quebradas, los recuerdos vivían frescos en mi memoria, pero en su voz era vivirlo de nuevo. Cada instante de ese horrible día.

— Pero ¿qué hizo el niño? La encerró a ella en ese lugar y encendió las maquinas, aunque Yan gritara por ayuda nadie podría diferenciar los gritos que siempre se escuchaban en ese lugar. El niño se burló de ella y juró venganza, lastimosamente no puso salir del domo y fue asesinado frente a Yan. En cambio, ella estuvo ahí encerrada por dos días hasta que su padre se dio cuenta que faltaba en casa, ¿dos días tardó para notar la ausencia de su hija menor? Comprendo a tu madre y por qué nunca quiso dejarte con él, siempre fue un tonto.

Mis lagrimas empapaban mis rodillas y el suelo debajo de mis piernas. No había nada de mis recuerdos que me causara bienestar en este momento.

— Tío, ¿y qué pasó después?

— Lo que hemos visto pasar siempre en la vida de Yan Iseul... ella siguió confiando en las buenas intenciones de los demás. Aunque la traicionaran muchas veces y tomaran provecho de ella, nunca cambió su aire de heroína ingenua.

— E-es porque ahí dentro... hay otros que si aceptaban mi mano. Hay muchos otros que sí pudieron huir conmigo.

— ¿Y? ¿Dónde están ellos ahora? ¿Qué crees que piensen de ti al ver esta escena? — señalo su alrededor con su cabeza.

Tomé la daga y la alcé con más fuerza. Esta vez no iba por el corazón, no iba a darle una muerte rápida.

Iba a ser lenta y dolorosa.

— ¿Se arrepiente de lo que les hizo a los padres de Taehyung? ¿A los padres de Junghyun? ¿Cree que pueda arrepentirse antes de que yo misma lo mate?

— No me arrepiento, todos ellos estuvieron obstruyendo mi camino por mucho tiempo. — su garganta tragó en seco cuando hice más presión. — tal parece que una vez más vas a arrebatarles el poder de matarme.

— No... yo... no estoy haciendo esto por mí, por lo que me hizo sufrir o por el odio que siento por usted. Esto es por Taehyung, por Junghyun, por sus familias, por las familias que destruyo y las personas que asesinó. Si voy a cargar con su muerte toda mi vida lo haré sin quejarme un solo día porque debe pudrirse en el infierno miles y cientos de años. Yo lo maldigo, mil millones de veces maldigo su existencia y lo seguiré haciendo por todas las vidas que me falta sufrir en la tierra...

Atravesé la daga en su cuello, de extremo a extremo, el dejo salir un quejido mientras en el suelo Moria lentamente desangrándose.

Cuando alce la vista Junmyeon me veía orgulloso, sus ojos cobres brillaban de felicidad e incluso si no estuviera sucia de sangre seguro me abrazaría.

En cambio, Miwoo se quedó a un lado del auditorio, entre los aplausos y los comentarios de los demás.

Me vio como quien ve a una bestia devorar una manada de conejos silvestres.

— ¿Que te hace creer que no terminaras así? — pregunté sonriendo a medio lado mientras me limpiaba la sangre de mi mano.

La tercera daga de plata cayó al suelo y el pacto fue firmado. Ya no había un camino de regreso en esta pesadilla.

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