𝕮𝖗𝖚𝖘𝖍 εїз KTH⁴

By blossxm_s

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❝Por mas que intente despertar, mis sentimientos no cambiaran. (No puedo controlar mi corazón) El solo sigue... More

Prologo: latidos
La niña que convencio a una bestia
El rostro de la verdad
Antidoto de ti
Domesticar
Una Nueva Rutina
Reminiscencia de una deidad y una montaña
Leyes de piedra y ceniza: mi primer viaje.
El otro lado de mi soledad
Su Suelo Es Mi Tumba
Los Tintes Del Trauma
Te Recuerdo Sonriendo En Tu Siesta
El Album Del Pasado
Viajar A Mi
El Fantasma De La Opera
Coronas y Espinas
Segundas Opiniones
Porque El Me Ama
Los Colores De Su Alma
Abuela, Madre e Hija
La Ultima Gran Dinastía
Bicho de Amor
Ojo por Ojo
El Camino a Busan
La Nueva Reina
Culpa Y Lastima
Promesa
Lady Kim Hanam
Llamado de emergencia
Realización
Tres de Copas
Bendicion o Maldicion
El Otro Lado
Imparable
Barrera
Estallido Emocional
Listos o No
Un Lugar Hermoso
Superheroe
Revelación
Tigre Adiestrado
Mascaras
Efecto Sorpresa
Parecer
Latidos: manzana
Latidos: niño interior
Felices Juntos
Save Me

Mal Entendido

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By blossxm_s

— Taehyung...

— No debiste reclamarle de esa forma. Le hiciste daño, yo también. — murmure dejando al cabello en paz, corrió de vuelta a su lugar en el establo.

Como teniendo miedo de que lo llevara lejos de aquí sin regreso.

— ¿Escuchaste lo que dijo? Ella sabe qué hace mal. Solo lo quiere justificar con algo que no logramos entender... entonces debería explicarlo. Para algo existen las palabras.

— Hanie, las palabras no siempre explican algo. También hacen desentender a los demás.

—¿No vas a ir tras ella? — los ojos como semilla de Hanam estaban temblando de la rabia contenida. — puedo acompañarte, al menos hasta la barrera.

— No. Debo aceptar su decisión... solo... fue difícil al comienzo, pero no puedo ir en contra de algo que ya se decidió. Ella va a regresar. Voy a esperar con paciencia.

Gire la cabeza a un lado, viendo el rastro de su caballo en la nieve.

Recordé que le hice saber, todos esos años que me dejó en Quelpart creí que eran un castigo. Sabia cuanto le dolía pensar en esos años y había hecho de todo en este lado para compensarme, pero yo debía conocer mis limites mejor que nadie. Iseul es lo suficientemente inteligente y prudente para saber que hacer, siempre sabe cómo reaccionar en las peores situaciones.

No la estaba enalteciendo como me hacía creer Hanam, es porque yo si la conocía de verdad. Ella nunca haría nada para mal y mi parte humana con mi parte animal solo estaban colisionando haciéndome actuar como un crío.

— Tae... es injusto. Simplemente en este momento todos estamos sufriendo, pero ella lo primero que hace es confundirnos con más preguntas que respuestas.

— Ustedes no entenderían. Yo no lo entiendo completamente, incluso si ella me ha explicado todos estos años. — volví a pasos seguros a la casa donde todos se esparcieron del ventanal.

Tuvo que haber sido toda una escena.

— Yo pienso que Iseul unnie no debió dejarte de esta forma, sin una explicación razonable o incluso un acto de más empatía... no después de todo lo que pasaste mientras la buscabas. Ella es inteligente y sé que no va a estar en peligro, simplemente la forma en que se fue no tranquiliza a nadie.

— Hanie, no debería exigirle tantas cosas... al menos no en este momento.

Ella me vio solo unos segundos antes de desviar la mirada a la cocina.

Entro quitándose sus zapatos y se encerró ahí sin que Jungkook le pudiera sacar una palabra. Namjoon regreso tiempo después, Seokjin pisando sus talones. No nos dijo nada y solo subió las escaleras hasta la habitación de Gyeol.

— Todo está solucionado y no tuvimos que matar a nadie. Al menos no por ahora. — Seokjin nos informó a todos.

— ¿Gyeol unnie estará bien?

— Sí... solo debe practicar más meditación y no enojarse al extremo.

Pensé que injusto era todo esto. ¿Ese maldito lazo tenía que estar atado a su pie? Yo no podría con algo así, al menos, no me gustaba controlar mis emociones si eran muy abrumantes.

Yo amaba y odiaba con fuerza, no me gustaba hacer todo a medias.

— ¿Iseul se fue? — Nanhee que bajaba las escaleras nos vio con sorpresa. — ¿en serio se fue?

— Bueno... eso pasó hace unos minutos.

Sentía que todos me miraban, como si esperaran una reacción agresiva de mí. En realidad, solo jugaba con el anillo en mi collar.

— Ah, supongo que dejó a Taehyung.

Alce una ceja cuando ella me vio aliviada.

— Noona, ¿sabe a dónde fue? — mi voz salió bastante quebrada y aclaré mi garganta.

— Creo que sí... pero no sé dónde es y tampoco como es, solo sé que hizo bien dejándote aquí. A todos en general. — se encogió de hombros y Seokjin apoyo su cabeza en su regazo cuando se sentó en la alfombra. — no sospechen y no hagan malos comentarios, Taehyung tiene un poco de razón. Estamos abusando un poco.

— Yoongi hyung también se fue sin decirle nada a nadie. ¿Acaso hay otro mundo donde todo está bien?

Jungkook en serio se moría por saber que había pasado y por qué todos huían de este lugar.

— Fue a Quelpart. Fue un pedido de Iseul. — Baerin lo defendió abrazándose en su manta. — deberíamos dejar de lanzarnos cuchillos en nuestras gargantas. Son momentos difíciles.

— Hoseok no ha salido de su habitación.

Jimin alzo su cabeza viendo a todos los presentes entre sus cabellos rubios.

Recordé que Iseul tuvo que haberle dicho algo en enojo.

— Es mejor si no lo hace mientras Namjoon está aquí. — Seokjin murmuró y dio un suspiro cansado. — no intentemos apresurar nada, descansemos y encontrémonos aquí al atardecer.

Nadie tenía rostro para descansar.

Fueron a sus respectivas habitaciones, solo quedó Jungkook a mi lado mientras esperábamos que Hanam saliera de la cocina. El tigre dentro de mí no dejaba de rugir o lamentarse, no sé, sus sentimientos estaban mezclados con los míos. Sentía que él sabía dónde quedaba ese lugar y no le gustaba... sabía que no había peligro... pero al menos no era un lugar que ella debería visitar sola.

Tal vez es un lugar que el conoce y le trae malos recuerdos. Un trauma profundo.

— Hyung, ¿quiere ir a cazar? — el menor intentaba aliviar la tensión mientras jugaba con sus dedos sobre su regazo.

— Iseul nos pidió no salir de la barrera.

— Pero-

— No quiero desobedecer, Jungkook. Ya hemos tenido suficiente. — no tenía miedo, en realidad él y yo podíamos valernos muy bien, pero si ella regresaba para encontrarme fuera iba a empeorar la situación. — le dije a Hanam que podíamos ir a ver a nuestros abuelos, no hemos podido desde que todo esto del fin del mundo se desató, pero podríamos hacerlo hoy. Al menos no queda lejos de aquí y ya confirmé que es un área protegida.

— ¿Área protegida?

— Iseul hizo eso sin consultarme. Lo hizo por Hanam y por mí.

El pareció pensarlo un poco y ladeo la cabeza.

— Es extraño que me informes de esto. Creí que Hanam te dijo que no me dijeras sobre ir a conocer esos seres que dicen ser tus abuelos... — había un rastro de desprecio en sus palabras.

— Ya aprendí lo que se siente buscar a alguien y no encontrarlo, aunque tus sentidos puedan detectarla, pero tus ojos no. No quisiera eso para ti o para Hanam.

Aun recordaba, debajo de las palmas de mis manos y mis pies. No lo había sabido controlar, cuando regresamos a casa dejando a Soobin del otro lado. Corrimos a casa pensando que ellas estarían ahí pero solo estaban los demás en la puerta viendo al bosque, las aves huyendo a lo lejos.

No tuvimos mucho tiempo de pensar o siquiera dar otro paso cuando Hanam llegó al patio corriendo, había rastro de sangre y suciedad en sus ropas. Su hablar era entre cortado y ojos llenos de miedo.

No sé quien salió corriendo primero, creo que fue Namjoon. Jungkook le prometió entonces que iban a ir por las demás, la montó en su caballo y ella nos llevó por camino de vuelta. Después de tranquilizarla logró contarnos que había pasado, con dudas y una certeza ciega de que ellas ya lo habían controlado pero que no querían arriesgar más. Olía a trampa, a sangre y a carne descompuesta en ese claro. Había dos crateres de gran tamaño, en uno Dojin que limpiaba la sangre de Raeki con su propio abrigo y del otro Gyeol que no dejaba de gritar, retorcerse del dolor.

— Iseul salió corriendo detrás de un lobo, grande, negro y de ojos rojos... fue en busca de Baerin. — fue lo que me había dicho Nanhee mientras Namjoon tomaba a la rubia por los brazos.

Esta había girado su cabeza y al ver que Raeki de a poco ganaba su conciencia tomó una flecha del suelo.

Se zafo del agarre fuerte de Namjoon, se arrastró un par de metros y enterró la flecha en su pecho justo por encima de sus ropas. Todos lo vieron, la punta atravesó su tórax. Todos quedaron estupefactos, todos gritaron y todos sintieron el verdadero terror atravesando nuestras venas. Fue la mano temblorosa de Namjoon quien la quito del pecho creando otro charco de sangre sobre la nieve.

Toda esta escena era bastante horrible.

— Taehyung, levántate. Hay que buscar a Iseul noona y a Baerin noona.

Ese era Jungkook halándome del brazo.

Yo no entendía nada, el tigre dentro de mí se zafo de su agarre y solo vi los cuerpos descompuestos amontonados a un lado. El recordaba algo y le dolía. Hanam me gritó algo, creo que iban a ponerse de acuerdo en algo, pero Yoongi ya era un dragón de cuatro metros que gritaba mientras volaba sobre la copa de los árboles.

— Puedes transformarte, hazlo ahora. Yo los voy a distraer. — me había dicho Seokjin antes de volver su atención a Gyeol.

Hoseok fue el primero en irse a casa con Raeki en brazos, el caballo gris manchándose de sangre y yo me perdí en el bosque.

Entre la desesperación y el peligro, todo olía a sangre, a temor, a muerte. Había un leve rastro de peonías en la corriente que llevaba agua de mar, pero ella no estaba ahí. El tigre tan inmenso se sentía pequeño e inútil mientras corría en círculos siguiendo el rastro. En un tronco era más notorio, un árbol mediano que incluso estaba sucio de vomito.

Había incluso un rastro de aquel lobo del que habló Nanhee. Fue como si miles de partículas explotaran dentro de mí.

Rugí y llamé a Yoongi, en los aires el me respondió. No sé cómo nos comunicábamos o si antes ambos nos habíamos conocido de esta forma. Solo sé que corrí como si mi vida dependiera de eso, incluso me resbalé como un niño en las piedras, mi cabeza chocó con más arbustos de los que conté, era un torpe y un bebé que recién aprendía a caminar en su cuerpo.

Iseul. Iseul. ¿Dónde estará mi Iseul? ¿Estará bien? ¿Esta herida? ¿Le duele tanto que no es capaz de gritar por ayuda?

Muchos creían que la inmortalidad de mi amada iba a serme menos paranoico o preocupado. En realidad, solo lo hacía peor. Porque, aunque Iseul no podía morir, ella podía sufrir, la tortura, el dolor, los ríos de sangre... era un destino peor que la muerte. Su cuerpo era humano y la encontré más frágil en ese estanque.

Lo leí en sus ojos y en cada gota de agua que caía por su cabello, por sus ropas, por sus poros.

Ella había sufrido algo peor que el ataque de mil heridas... era el sufrir de la culpa. La forma en que le hablaba a Baerin y la forma en que se negaba a ir a casa, el peso de la culpa la aplastó. Por eso dije lo que dije, por eso amenacé a todos, sabía lo que había pasado. Era consciente de lo arruinado que era nuestra realidad.

Pero Iseul no tomaría la culpa, por no ser más veloz, por no ser más inteligente, por ser sobrina de un monstruo y ser hermana de un psicótico.

Yo lo sabía, lo veía en los ojos de todos quienes lamentaban su suerte... iban a buscar el responsable y vengarse. Jungkook me veía todo el rato nervioso. Si no lo encontraban a el entonces iban a buscar en su familia y hacerle pagar de alguna forma, la rabia de Hoseok la sentía en mi paladar, cuando juró llegar hasta el fondo de todo esto.

No, Iseul iba a otra vez atribuirse la culpa. Así que tal vez fui demasiado orgulloso, creí que tenía el derecho y el poder de amenazarlos en nombre de Iseul.

— Taehyung, tranquilízate un poco. Ellos no lo dicen para mal. — Jimin quien estaba más cerca me tomo del brazo.

— No me importa con que intención lo digan, si planean pedirle más ayuda a Iseul van a tener que pasar sobre mí. Ella esta herida y se siente mal como cualquiera de nosotros... así que no tiene ningún deber moral con ninguno de ustedes.

La rabia me invadía, era más el miedo de que alguien descubriera lo que Jungkook y Jimin ya sabían. Ellos eran dos tumbas que esta vez callaban... porque Dojin y Hanam solo tuvieron un par de rasguños.

¿Qué pasaría mañana? Ninguno de ellos iba a buscarla con tanta insistencia como yo. Ninguno iba a ser empático... no, iban a abrir sus bocas.

— Taehyung, ¿sucede algo? — Hanam me interrumpió en la sala. Su figura inclinada hacia un lado.

— No, solo pensaba.

— Comamos algo antes de ir con nuestros abuelos...

— ¿Escuchaste algo?

Jungkook ya estaba en la mesa del comedor, a unos puestos lejos de mí. Pensativo comiendo lo que Hanam había preparado.

Me di cuenta que era papilla de calabaza con maíz dulce.

— Jungkook me lo dijo. Creo que podemos ir a pintar mientras reposamos los alimentos. — Hanam se encogió de hombros y se sentó a mi lado. Viéndome con expectativa.

— ¿Tu lo hiciste?

— Sí.

— ¿Como sabías que... es mi preferido?

Ella aparto la mirada y comió una cucharada, lo pensó por un momento.

— Iseul unnie sabe todo de ti.

Lleve una cuchara a mi boca, sintiendo el dulce y lo espeso de la calabaza. Comí un par de veces sintiendo que calmaba mi hambre.

No me había dado cuenta que tenía hambre.

— Esta muy delicioso, Hanie. Gracias.

— ¿Sabe cómo el de mamá?

— No, sabe cómo el de Kim Hanam. — ella sonrió dándome un golpe con su pie debajo de la mesa. — Jungkook debería dejarte entrar a la cocina más seguido, pensé que sería peor.

— Te invito a que veas el desastre en la cocina.

Jungkook habló desde el otro lado y río. Alagó con más palabras que yo el cocinar de la castaña, él se encargó de lavar la cocina y nosotros pintamos un poco para pasar el rato. Hablamos de todo un poco y le conté un par de cosas sobre mis sentimientos.

Ella me escucho con atención y solo interrumpía con algún consejo inteligente.

Hace mucho tiempo no pintaba al aire libre, no tenía mi musa cerca, así que decidí pintar el paisaje del patio trasero. Con sus huellas y el rastro de sangre que aún no se desvanecía. Al medio día fuimos con mis abuelos, su casa como lo recordé y vi la molestia en sus ojos al presentarles a Hanam.

— Que linda señorita, se parece a su madre.

Eso dijo mi abuela, entonces entendí que por eso fue rechazada.

Jungkook permaneció en el auto afuera de la vivienda y Hanam lo agradeció enormemente. Ella conocía a su novio... sabía que la paciencia y el perdón no eran cosas de él. Todos actuamos como si fuera el primer encuentro, pero vi el nerviosismo de mi abuelo.

Él nos llamó a su huerta llena de fresas rojas y grandes, habían perdido clientes con la crisis, pero al menos tenían que comer. Con eso bastaba y era más de lo que la mayoría podía tener.

Aun así, en sus gestos y hablar había un inconformismo palpable.

Mi abuela nos cocinaba un poco de chocolate mientras mi abuelo nos mostraba su huerta con orgullo. Mi tía y mis sobrinos no estaban, habían decidido visitar a otro familiar en otro pueblo. Al menos lo agradecí, ella tenía una lengua demasiado venenosa.

— Ella nunca gustó de su madre y yo tampoco estuve muy de acuerdo con su compromiso. Ambos eran muy jóvenes, además, esa mujer tenía una familia que competía con la nuestra.

El anciano aprovecho que los oídos de su esposa estaban lejos para confesar.

— Una cosa es despreciar la esposa de tu hijo, otra cosa es rechazar a tus nietos por ser hijos de esa mujer. También somos hijos de su hijo. — aunque Hanam me tomaba del brazo no iba a callarme.

— Tienes razón, hijo. Simplemente lo que pasó después de que tu nacieras... siempre creímos que fue esa mujer quien convenció a nuestro hijo de trabajar con personas tan peligrosas. Era su culpa que los hayan perseguido por tanto tiempo hasta matarlos. — sus cabellos canosos parecían nieve caída de los árboles, sus ropas abrigadas en su pequeño cuerpo. — recibimos la visita de esos hombres cuando desaparecieron, saquearon nuestra casa y nos dijeron que fue su madre la que había incumplido las reglas del laboratorio. Fue por su madre que mi hijo tuvo que ir como un prófugo a esa isla maldita.

— ¿No les especificó que regla? Estamos hablando de un laboratorio que experimentaba con seres humanos, incluso con seres fuera de nuestro entendimiento. Nuestra madre simplemente debió cansarse de las injusticias.

Hanam sabía más de eso que yo, al menos, pudo entrar a uno por un tiempo.

— No necesitaron especificar. Ella robo algo que les pertenecía y lo llevo con ella a Quelpart. Por eso los mataron.

— Esa noche mi padre sabía muy bien que era lo que querían esos hombres, le pidió a mi madre ir con nosotros, pero mi madre nunca dejaría el lado de mi padre. Ambos estaban de acuerdo con cualquier cosa y el hombre que los mató nunca les pidió algo a cambio de redención. Él fue a matarlos. — le conté por primera vez mis recuerdos, que de a poco sanaban con la mano cálida de Hanam en la mía. Donde nunca la soltaría de nuevo. — si lo que usted nos cuenta es cierto, entonces todos estos años nos hubieran pedido algo. Solo nos han pedido nuestras vidas y el poder de ir a Quelpart cuando quieran.

— Su madre no era de confiar. Yo lo sé.

—Yo también lo sé, lo que se siente que te juzguen sin conocerte. Mi madre no ha hecho nada más que protegernos... no quisiera pensar en que nos hubiera pasado si hubiéramos permanecido aquí en Seúl o si ella no nos hubiera pedido que huyéramos.

El anciano lo pensó un poco y chasqueo la lengua, derrotado. Nos contó que si se acuerda de la vez que vio a Hanam por primera vez.

Incluso él le pidió a su esposa que la dejara en su casa.

— Esa novia tuya, Yan Iseul, nos visitó antes de lo que te contamos. Antes de que fuera doctora tocaba nuestra puerta al menos una vez al mes, nos hablaba de Hanam... que era inteligente y que no teníamos que pagar la colegiatura. Nos decía que los padres adoptivos no eran estables y que incluso su tío estaba dispuesto a apoyarnos con dinero. — el hombre dio un suspiro pasando sus manos arrugadas por sus ojos cansados. — era una niña de escasos doce años, ¿ella que sabía de la vida? ¿que sabía del desprecio? Verla solo iba a avivar el odio en el corazón de mi esposa. Yan tenía fe que nosotros en realidad si hubiéramos buscado por ustedes.

— Pero Iseul unnie lo sabía, yo también lo sabía. Creo que toque cada puerta de esta ciudad sin recibir una bienvenida, ella lo hacía por mí y por Taehyung lejos de aquí. ¿Acaso su odio por nuestra madre compite con el amor que debería sentir por nosotros? ¿Hay alguna otra casa para dos huérfanos que no sea la de sus abuelos?

Estruje la mano que temblaba en Hanam, pero ella estaba sobre sus dos botas. La frente en alto y ojos enfocados en lo que el diría.

— Recibimos dinero. Mucho dinero de un joven por no adoptarte... — mi abuela respondió detrás de nosotros.

— ¿Qué? ¿Qué quería ese hombre?

— Nunca nos dijo y nunca preguntamos. Tal vez los asesinos de mi hijo, pero... el dinero siempre fue un problema en nuestra familia, es por eso que mi hijo aceptó el primer trabajo que vio, es por eso que la perra de su madre se casó con él y es por eso que ustedes ahora están visitándonos como si fuera caridad con unos pobres viejos que de cosa sobreviven.

Yo gire mi cuerpo y la mano de Hanam permaneció en mi espalda.

— Usted acaba de confirmar que vendió la felicidad y la infancia de Hanam. ¿Por cuantos Won? ¿Mil o un millón? ¿Cuánto le duró? — Hanam me abrazo de la cintura con su brazo libre cuando di un paso adelante, la mujer de cabellos blancos y rasgos envejecido ahora lucía como una bruja de los libros que me leía Iseul. — todo este tiempo me han visto como un pozo lleno de joyas, ¿no es por eso que me dejaron entrar ese día? ¿Que hubieran hecho conmigo si me vieran cuando fui encontrado en la selva después de divagar por años? Simplemente no logro entenderlos, por más que lo piense, no los entiendo. Porque la familia que me acogió nunca me haría esto.

— ¿Y por qué no te quedaste con ellos siempre y dejas de quejarte? Agradece que los hijos de esa perra al menos contaron con la suerte de ser adoptados por unos ricachones y de los que solo levantaron lastima. ¡¿Esa suerte la tuvo mi hijo?! Murió por unos mocosos que no saben lo que es la necesidad y que viven muy acomodados.

— Señora, su hijo es nuestro padre y él no le gustaría verla desde el cielo diciendo blasfemias de nosotros o nuestra madre. Las familias que nos adoptaron no lo hicieron por lastima... fue por amor. Algo que usted nunca entenderá y algo que el dinero no compró. — Hanam estaba enojada, pero más dolida, se le quebraba la voz de a ratos.

Ella también había encontrado una familia que la amo, que la cuido por años y le enseño muchas cosas. Una familia que aun sabiendo iban a morir no dudaron en hacerlo por ella.

¿Mi familia? No hay otros seres sobre esta tierra que me amen con más desprendimiento de todo lo material. Los abuelos de Iseul, su tío Yuseob, su madre Eumin... no había excepción.

Esa tarde salimos de esa casa casi con una piedra en nuestras cabezas. Jungkook no dijo nada cuando Hanam se montó en el copiloto e hizo sonar su nariz. Yo tampoco dije nada de camino a casa. Todo era un complot, ¿qué ganarían no adoptando a Hanam? ¿Alguien le importaba tanto nuestra vida que constantemente tenían que arruinarla?

— La familia... es una lotería bastante cruel, ¿no creen? Los hijos pagan los platos rotos de sus padres y las nuevas generaciones deben pagar por los pecados de los ancestros. — Jungkook habló y su sonrisa era más una mueca. — al menos nuestros padres fueron valientes, hyung y Hanie no deberían estar tan tristes. No tenemos ninguna deuda con nadie, ustedes con sus abuelos o yo con el consejo del océano. Mis padres murieron defendiendo el bien de Quelpart, donde ustedes crecieron y sus padres murieron por el bien de ustedes dos.

— ¿Que hay sobre aquellos padres que rompen los platos y mueren antes de solucionar todo? Si no es una muerte que valga la pena... ¿sus hijos deberían pagar las consecuencias?

El ladeo la cabeza, sabía muy bien a que me refería. Mis padres fueron valientes, los de el fueron inteligentes y hasta benévolos.

¿Pero la familia paterna de Iseul? Todos son unos hijos de puta.

— No hay una mesa de ningún banquete que no de la vuelta. Si los pecados son muy grandes entonces los hijos son responsables, no lo digo yo, en realidad es una ley divina. — dio un suspiro tomando el volante con fuerza.

— No es justo. — Hanam fue la que habló con voz nasal. — es una ley divina muy tonta.

— Bueno, somos simples mortales Hanie... no tenemos el poder moral o espiritual de rebelarnos contra las leyes divinas.

Las leyes divinas y una mierda, pensé.

No existe un ser divino que tenga el derecho de juzgarnos, ellos no eran mortales, no sufrían y no vagaban en la tierra llena de dificultades. Eran simples figuras estáticas que disfrutaban de toda la omnipresencia de sus templos y su linaje superior.

Si alguien me preguntara que pensaba sobre ellos, todos eran unos imbéciles inútiles y que por el bien el universo nunca debería involucrarse en dilemas terrenales.

En la noche antes de la primera batalla, caminaba al lado de Namjoon rodeando la barrera. Lo hacíamos a pie porque así éramos más sigilosos y no advertíamos al enemigo.

Su cabello era castaño, peinado sin cuidado hacia abajo, ojos negros y sus ropas negras lo hacían ver más alto.

— Hyung, ¿cómo esta Gyeol noona?

— Esta viva.

Esa era la respuesta que siempre me daba cuando preguntaba. No preguntaba porque me interesara.

Estos días sin Iseul me había esforzado por ser más empático.

— Ah... que bien... espero que siga viva.

— Taehyung-ah, ¿alguna vez hablaste con Iseul sobre el suicidio? — aleje mis ojos de su rostro a la luna menguante, mierda, esto me pasa por querer ser empático. — quisiera saber que pasa por sus mentes... sé que tal vez sea difícil, pero quiero entenderlo.

— No lo hablamos directamente. Lo hablé con Junghyun hyung, é la entiende mejor que yo.

— La culpa debe ser el mal más grande de esta vida, ¿no crees?

— Si lo creo, he sufrido de ese mal más años de los que pueda contar...

Sonreí un poco tocando mi pecho. Ambos caminábamos de regreso a casa.

— Los demás males tienen su contraposición, para la tristeza esta la felicidad, para la soledad existe la compañía, para el frio existe la calidez... pero para la culpa, ¿qué hay? — escuchar a Namjoon bajo la luna siempre es como si esa estrella tan sabia te hablara. — ¿excusas? Las excusas son un mal también. Nadie las cree y ninguna es suficiente.

— No lo había pensado de esa forma.

— Nos estas ocultando más de lo que dices, Taehyung-ah. Si es una culpa muy grande... recuerda que las excusas no van a funcionar. Al menos no conmigo.

Me estaba amenazando y a la vez me estaba dando un poco de consuelo. Namjoon no era así la primera vez que lo encontré en Quelpart.

Siempre fue alguien a quien miré con admiración, por las cosas que decía sobre los otros planetas, su vida política y su intelecto era bastante grande. Era el tipo del hombre que le haría competencia a la madurez de Iseul. Sin embargo, su vida personal estaba llena de culpas... de excusas que no funcionaban y una constante lucha con su la versión de sí mismo que ponía la razón sobre el corazón.

Cuando Dojin y Jimin nos relevaron del turno pude subir a la habitación, terminar la pintura en la que había trabajado.

Estos días habíamos recibido visitas de aliados, reuniones interminables de estrategias y más información que nos llegaba de todos nuestros informantes. Yoongi regreso dos días después de su partida como prometió, pero no lo hizo solo, con el al menos un pelotón de dragones que se asentaron en su mansión en Gimpo.

Los aliados de Jungkook de todos los océanos ya habían mostrado su apoyo, incluso presencie como Jungkook era ridiculizado por sus más íntimos amigos príncipes. Aunque todos tenían ese físico de realeza, divinidad y perfección, peleaban muy bien. Entrené un poco con ellos porque los autómatas eran demasiado reservados.

Todos como un ejército, ningún cabello desaliñado y ojos hambrientos todo el rato.

"Tae, ellos están de nuestro lado, no tienes que mirarlos así" me había dicho Jimin en ese entonces. Pero yo no podía sacarme de la mente los autómatas que persiguieron a Iseul toda su vida. Las grabaciones y el escrutinio del que ella se había acostumbrado desde que era una niña.

— ¡Iseul regreso! ¡Iseul regreso!

Era Baerin corriendo a pies descalzos por el pasillo y bajando las escaleras.

Mi pincel se detuvo sobre el lienzo, hubo un tumulto de voces y ruido de abrigos y capas moverse entre manos. Yo tenía una leve fe de que regresaría después del peligro del primer encuentro, pero supongo que también mantenía la esperanza de que regresara antes. El sol comenzaba a subir entre las nubes cuando salí al balcón de la habitación.

Es obvio que ninguno había cerrado el ojo en toda la noche por los nervios y un grupo de personas se congregaban en el patio trasero. Entre la nieve derretida incluso Gyeol había salido de su habitación para esperar.

— ¿En serio la viste? — Dojin comía una tostada con un signo de irritación en su entrecejo.

— La vi desde mi ventana... su cabello negro y piel pálida no pasa desapercibido.

— Si sigues hablando así voy a creer que viste un fantasma y sé muy bien que no existen.

Seokjin se burló un poco y solo un par rieron.

Yo sabía que era Iseul, su caballo hacia crujir las hojas solo un poco y los pájaros que no habían cantado toda la semana empezaron a hacerlo. Su capa se mezclaba con la nieve, aunque el oro reflejaba los primeros rayos del amanecer, su cabello negro saliendo del borde con un poco más de libertad y sus manos detuvieron el andar del animal cuando llego al patio. Sin mediar palabra se bajó con elegancia y con un suspiro.

Acarició al caballo blanco y le susurró algo al oído. Sentí envidia en ese momento por la forma tan cuidadosa que lo llevo de las riendas hasta el establo.

— Hola... ¿cómo están todos? — su voz era serena y sacudió la nieve de sus hombros.

Se quito la capucha y su rostro era igual al que se fue, ningún rastro de disturbio o herida.

— Bienvenida, lady Yan, creímos que no lo lograría antes del primer encuentro. — Raeki no ocultaba la emoción en su voz.

— Lo prometí y además no podía perder una oportunidad así. ¿Como sigues?

Ella fue la primera en acercarse a darle un corto abrazo y acariciar sus brazos. Aunque Iseul era más pequeña había cierta dinámica de paciente -doctor entre ellas. La conversación fue un tumulto por unos instantes, Iseul asegurándose de que todos estaban bien y habían seguido las recomendaciones como pidió.

Sentí que alguien me atravesaba con los ojos y alejé la mirada, Hanam me veía confundida. "Ya está aquí, ¿no vas a bajar a saludar?" Sus labios cerezas se movieron rápido.

Yo negué una vez volviendo a entrar a la habitación. Debía esperar mi turno y saber muy bien qué lugar tenía.

Aun así, no pude evitar no escucharle hablar a los demás, su voz serena y amable que no decía más de lo que realmente había visto o pasado.

"Traje un par de regalos, pensé que si no nos identificamos con algo entonces es muy fácil que nos confundan con cualquier otro grupo subversivo que hace estragos en la ciudad... he bordado un par de símbolos para que los colocan en sus capas antes de partir"

"Son tan hermosos!"

"¿Tu misma los hiciste? Te tuvieron que tomar mucho tiempo... " la voz de Hoseok no denotaba molestia. Era admiración.

— Iseul, ¿podríamos hablar en privado? — aunque no lo viera, supe que Yoongi estaba impaciente por preguntarle qué hacer con las cosas que trajo de Quelpart. — Baerin no ha tenido ningún efecto adverso desde que le dejaste esa bebida... pero no sé qué tan efectivo sea a largo plazo. Al menos para que hoy pueda ir con nosotros.

— Eso lo hablaremos después, voy a saludar a Taehyung primero. ¿Está aquí?

Mi corazón se detuvo y todos entraron a la casa quitándose los zapatos.

— Lady Yan, también hay otra cosa que quisiera discutir-

— Tendrá que esperar, Namjoon. — ella le interrumpió y por su tono sentí que sonreía, el peso de su capa en el perchero. — debo avisarle a Taehyung que regresé y decirle que llegué bien, si me esperan puedo hablar con ustedes después de comer algo.

— Unnie, ¿qué quieres comer? — Dojin le preguntó, aunque no cocinara.

Nanhee y Hanam tuvieron una conversación sobre comida deliciosa mientras sus pies subieron las escaleras.

Yo aún estaba en la habitación, mi espalda recta y manos en el lienzo. Aguanté la respiración todo ese tiempo hasta que ella abrió la puerta, estaba a espaldas a ella, así que camino hasta que estuvo a mi lado viendo la pintura. Tenía su misma ropa, un cárdigan de aspecto suave más grande de su talla y jeans semi ajustados.

Su cabello de seda negra se deslizo sobre su hombro cuando se inclinó hacia delante analizando la pintura.

— Creí que habías aprendido un par de palabras para recibirme después de un viaje largo... ¿las olvidaste?

— Bienvenida, Iseul. Seas siempre bienvenida.

Mi voz salió más baja de lo que planeaba, pero ella hizo un sonido afirmativo con su boca. Sonrió solo un poco con sus labios antes de colocarse derecha.

Yo estaba agachado en la alfombra, me gustaba pintar en el suelo.

— ¿Y? ¿Qué otra cosa quieres decirme?

Ladeé mi cabeza y puse mis rodillas en el suelo, mis ojos solo viendo sus medias cubriendo sus pequeños pies.

— Perdón. Su Alteza... por favor... perdón. Lo lamento. Hice mal, ahora sé que hice mal, perdón.

— Taehyung, levántate. — había cierto pánico en su voz, pero mis palabras brotaban afligidas como mis lágrimas.

Verla es vivir todo de nuevo, equivocarme y culparme de nuevo.

— No. Perdóname, por favor, no escojas. No quiero que escojas entre los dos... porque no me escogerías a mí. Lo sé. — me había dado cuenta de algo aterrador.

"No te gustará saber la respuesta" es lo que ella me había dicho y tenía razón. Sabía que si escogía había más razones para no escogerme, no después de amenazar y odiar a los amigos que ella tanta ama. Las personas que tantas sonrisas le han traído a su cara.

— Taehyung, te dije que te levantaras. — su voz, aunque sonaba autoritaria se quebró un poco. — te dije que no me gustaba verte arrodillado y llorando. Te he dicho siempre que odio verte así.

— Es la única forma... Iseul, entiéndeme un poco. No se otra forma. Este lado de mí no conoce otra forma de implorar perdón.

— ¡Entonces enséñale que verte así solo me hace querer lanzarme de un precipicio! No cometiste un crimen... no fue tan malo... Taehyung perdón si creíste que te iba a abandonar, no voy a hacerlo. Solo estaba enojada y siento mucha ira todo el tiempo, tanta que no quiero abofetearte, solo quiero abofetearme a mí misma. — ella cayó de rodillas frente a mí, el sol entre las cortinas iluminaba sus mejillas rojas del llanto. — esta ira, este sufrimiento... no lo soporto. No me pertenecí ese día, nunca me he pertenecido. Es por eso que te dije todo eso... porque tengo miedo, de que tú me hagas decidir entre una cosa o la otra. Toda mi vida he tenido que renunciar a algo para obtener algo más. No me hagas esto, Tae... no me hagas esto nunca más. No viviría sin ti, pero mi corazón solo se odia a si mismo por no hacer nada para ayudarlos.

— Iseul... mi Iseul no llores más, no sufras más. Puedes sentir ira por mí, déjame cargar con todo esto, pero no sientas ira por ti.

— No nos hará bien, lo intenté y terminaste regresando a diez años atrás.

— Soy fuerte. Voy a soportarlo... mientras no escojas puedo hacerlo. Lo que dije fue porque sé que eres capaz de dar la vida por los demás, pero ellos nunca serán capaces de entregar sus vidas a ti. — mis manos inquietas sujetaron las suyas, aunque había dejado de llorar mi rostro estaba muy rígido.

— No es algo que sepas-

— Lo sé. Yo si lo sé. Ayúdales todo lo que quieras, no tengo derecho a meterme en tu camino... no supe mi lugar, admito y prometo que no volveré a irrespetarte de nuevo. Se que de mi posición no puedo exigirte nada.

— ¿En qué posición estas? — zafo una de sus manos para ponerla en mi mejilla y hacerme alzar los ojos. — dime... ¿qué lugar crees que tienes en mi vida? ¿Crees que no te elegiría a ti?

Mi corazón crujió en su lugar, el tigre tal vez dio vueltas en su eje sin saber que responder. Los ojos de Iseul eran dos piedras de ónix atravesándome el alma.

— So-soy tu compañía más fuerte y leal. Soy tu compañero de vida... en esta vida, las vidas pasadas y las vidas futuras. Soy un sirviente que te da compañía.

Ella asintió con la cabeza como si hubiera escuchado una nota exquisita en el violín.

— Puedes pedirme cosas, Tae, puedes enojarte con lo que hago y estar en contra de mis ideas... pero también debes considerar mis límites.

— Yo nunca estaría en contra de alguna de tus ideas o me enojaría contigo, Isie.

— ¿No? ¿Entonces puedo ir a la primera línea de batalla con manos vacías? — alzó levemente su ceja y sonrió.

Vio el pánico en mis ojos y coloco ambas manos en mi cabeza, una en mi mejilla, otra en mi cabello.

— No me hagas esto. — mi voz le imploró como si aún fuéramos niños y le pedía que se quedara otro día. — no me refiero a eso, bueno, tal vez podamos diferir en cosas. Pero no quiero que sean cosas graves o que nos hagan discutir. Eres más lista que yo, Isie, es natural que tengas mejores ideas...

Ella hizo una leve mueca y recordó algo en el fondo de su cabeza.

— Te dije que no te gustaría escuchar la respuesta... porque si me haces elegir entre dos cosas, voy a tener que inventar una tercera opción. No porque iba a escoger ayudarlos a ellos, nunca te dejaría de lado. Esta tercera opción puede hacerme mucho daño y tu odias cuando me lastimo descuidadamente, ¿verdad?

— Fui muy tonto, no entendí sus palabras en ese entonces... perdóneme, su alteza. — me acerque hasta que nuestras mis rodillas rozaban las suyas.

— Esta bien, está bien, limpiemos nuestros rostros y comamos algo delicioso. ¿Esperaste el amanecer hoy?

— Hoy fue el más hermoso... porque regresaste con él.

No espere una reacción y me acerque a darle un beso en sus labios que aún estaban fríos, por las lágrimas o la nieve. Ella deslizo sus manos de mis cabellos a mi cuello, calentando las palmas de sus manos y enviando escalofríos a toda mi columna.

Mis manos dejaron sus rodillas para subir lentamente hasta su cintura. Le dio un poco de cosquillas y se separó del beso para dejar salir una carcajada.

Esa risa era para mí, Iseul me pertenecía en esta dimensión. Sus lágrimas, sus risas, su sonrojo... todo era mío. Era tanto que mis manos las sentía de gelatina.

La recosté en el suelo, poniendo de lado los pinceles y los oleos. Su cabello cubrió la mayor parte de la alfombra y yo estuve sobre ella para volver a unir nuestros labios. ¿Cuándo había sido la última vez que disfrutamos del otro sin preocuparnos? Tal vez fue cuando recién éramos novios, cuando salíamos a citas y probábamos restaurantes en la ciudad.

Sus dedos parecían tener electricidad, que despertaba todos los nervios y músculos de mi cuello.

Ella seguía sintiendo frio, por la forma en que su piel estaba helada y más pálida de lo normal. Metí mis manos por debajo del cárdigan y ella dejo salir un sonido de satisfacción entre sus labios, lo tome todo como era antes de inclinar mis labios en su cuello, la curva perfecta entre su cuello y sus hombros. El cárdigan se hizo a un lado y solo una pieza de sostén llenó mi campo de visión por un momento. Lo desaté antes de que perdiera la paciencia.

— Me gustan tus pechos. — murmure antes de dejar un beso torpe en donde latía su corazón.

— Sinvergüenza. No son tan grandes como esas mujeres sensuales.

— Son perfectos así.

— Son pequeños ... como una niña.

Su voz tembló, así como sus caderas se inclinaron hacia delante cuando mis manos alzaron su cintura solo un poco.

— Ya no eres una niña, Isie. — dejo salir un gemido desde el fondo de su garganta cuando mis dientes jugaron con la piel entre sus senos. — eres mi mujer.

Sus manos no estaban quietas, seguían en mi cabello y en mis hombros. Mis labios hicieron todo el recorrido, calentando cada poro visible en su pecho, por encima de la curva prudente, sus picos rosados y delicados que se estremecían con mi lengua. Sus senos no eran pequeños. Para mí, que nunca había visto otros, eran grandes y lo más hermosos... nunca quisiera ver otros. Con Iseul me bastaba. Ella tenía la sensualidad y la pureza, el peligro y la seguridad, el equilibrio perfecto entre el deseo carnal y la adoración.

El tigre dentro de mi ronroneó cuando Iseul haló mi cabello, justo cuando llegue a la piel al lado de su ombligo.

Me quede quieto por unos instantes, por miedo a que Iseul escuchara algo tan vergonzoso. Era como el sonido de un gato cuando le acaricias el espacio entre las orejas. Ella no pareció importarle y volvió a hacerlo un par de veces hasta que mis pantalones se sintieron muy apretados.

Me incline sobre mis brazos de nuevo volviendo a probar el dulce de sus labios, sabían a melocotón. ¿Habrá comido eso antes de venir? Tomé las hebras de su pelo que caían sobre su hombro desnudo y volví a dejar otro beso en su cabello, sus ojos se conmovieron. Tal vez este gesto le hizo recordar algo hermoso porque me sonrió con todos sus dientes antes de inclinarse hacia delante y besarme con más locura.

Sus labios eran tímidos en mi quijada, pero incluso llegaron a mi oreja mientras yo le ayudaba a quitarme la camiseta. No fue hasta que llegaron a mi cuello que se atrevió a succionar, justo al lado de la manzana de Adán.

— Ah, Iseul... — dije su nombre como si eso me salvara de algo peor.

— ¿No te gusto?

Baje mi mirada, su cabello desordenado, ojos dilatados y labios rojos. Había un rastro de inocencia en el sonrojo de sus mejillas y senos.

— Me encantó. Me encantas. Me encantas demasiado.

— Taehyungie... sé que no lo digo demasiado. — ella se acercó más a mi hasta montarse sobre mi regazo y su trasero se movió justo por encima de mi erección. — pero te amo. Eres lo más hermoso que tengo en mi vida y nunca quiero perderte, quiero que siempre estemos juntos. Así como hoy. Quiero pertenecerte a ti, mi cuerpo, mi alma, mi corazón, mis pensamientos, mis defectos... tómalos todos. Soy toda tuya.

No sé de dónde sacaba todo eso, tal vez fue la conclusión del viaje que tuvo. Mis labios temblaron y mis ojos divagaron en todo su rostro, en como mi cuerpo se sentía con cada palabra, cada letra, cada sonido. El hombre y el animal estaban contentos, Iseul era toda suya. En este momento ahí, nuestras pieles rozándose y nuestros labios reclamándose.

Iseul no iba a irse a otro lugar de nuevo.

Volví a besarla con necesidad, afirmando todo lo que me había dicho. "Te amo" es increíble el poder de esas dos palabras en la boca de Iseul. Mis dedos quitaron el cierre de sus jeans y ella empezó a moverse encima de mi para sacárselo de encima cuando la puerta se abrió abruptamente.

Ella salto lejos de mí, bueno, solo se sentó en el suelo a mi lado y yo gire mi cabeza a la puerta con molestia. Hice girar su cuerpo y la abracé, mi pecho sobre el suyo y peiné su largo cabello detrás para ocultar su espalda desnuda.

— ¿No sabes tocar la puerta? — mis palabras salieron estranguladas por la ira.

— Yo... bueno, estaba abierta. Perdón, Taehyung-ah. — Seokjin estaba que se moría de la risa, su cabello negro como barril ahora estaba peinado hacia arriba. — Nanie me mandó para avisarles que ya está la comida.

— Lárgate.

El ahogó una carcajada antes de ponerse rojo como un tomate. No de la vergüenza, sino por aguantarse la risa.

— No dejes que se enfríen los huevos.

Deje salir un sonido de molestia detrás de mi garganta antes de tomar un pincel cercano y lanzarlo. Logró su objetivo, le pegó en el ojo, pero igual se fue cerrando la puerta. Iseul no estaba respirando, al menos, su corazón no latía con fuerza.

Supongo que el shock y la vergüenza la invadían.

— Isie... respira. Ya se fue.

— Lo siento, lo siento mucho... olvide cerrar la puerta. — choco su frente con los huesos de mi clavícula y yo puse mi mano para acariciarla. — ¿quieres volver a intentarlo? Después de comer o-

— Te dije que no lo haríamos en el suelo. Has viajado de muy lejos y hoy tenemos que ir a pelear, es mejor si descansamos este par de horas. ¿Qué crees?

Ella asintió pensativa y pareció recordar algo porque se alejó de mi haciendo que me quejara como un crio.

— Se me había olvidado tu regalo, cierra los ojos.

— No puedo.

— ¿Por qué?

— Eres muy hermosa... tengo miedo de que si cierro los ojos vayas a desaparecer de nuevo. — hice una mueca ladeando la cabeza.

Ella sacó algo de su bolsa y me vio con diversión.

— Bueno, aquí tienes. — me ofreció algo envuelto en seda. — pensé mucho en el diseño, pero fue tonto porque no hay otra cosa que pueda relacionar contigo. Se que debes extrañarlos... la manada y la vida con ellos en Quelpart.

Ella había bordado un amuleto, de esos que se bordan en la parte de atrás de las capas. Era el rostro de un tigre en hilos plateados y dorados.

Era un tigre tranquilo pero atento, se parecía demasiado a mí. Tanto que temblé en el suelo.

— Parece que no te gusto...

— ¡No! Su alteza, esta hermoso. Gracias. Me quedé sin palabras. Es muy delicado y precioso, parece una pintura.

— Bueno, entonces no tengas esa cara de tragedia.

Ella quito el flequillo de mi frente y dejó un beso ahí que duró unos segundos.

No sé cuándo fue la primera vez que recuerdo que Iseul haya besado mi frente. Pero desde ese entonces ha crecido la necesidad de tenerla cerca y que lo haga después de tanto tiempo, me hizo volver a enterrar mi cabeza entre sus senos.

— Gracias. Te amo, Iseul.

— ¿No me amaras más si tuviera senos más grandes?

Dejo salir una risa que escuché desde sus pulmones cuando negué.

Ella dejo que quitara sus pantalones y peine su cabello mientras ella revisaba en su closet que ponerse. Olía a peonias y era más fuerte, me pregunté si pudo bañarse en ese lugar, supongo que sí porque no había rastro de suciedad o heridas en su piel.

— Isie, la herida en tu cadera... — recordé los dedos pintados en su cadera, la ira que me dio verlos mientras la bañaba en la tina esa noche. — ¿Me dejarías verla?

— Ya desapareció.

Puso su cabello a un lado y el sol enmarco las curvas de su trasero justo frente a mí. Yo estaba sentado en la cama sin poder quitar mis ojos de encima, era este tipo de intimidad y momento que no me imaginaría vivirlo con alguien más.

Incluso el animal dentro de mi quedaba silenciado entre el espectáculo. Como si el no creyera que esto estuviera pasando frente a sus ojos.

Solo bajó un poco el borde de su ropa interior y yo puse mi mano ahí ganándome un suspiro de su parte. No quedaba nada más que piel cálida, la arena de Quelpart y la suavidad de la flor. Yo rectifique de ambos lados, pero ella no se quejó al ver que deje mi mano ahí, incluso me acaricio el cabello cuando deje un beso ahí.

— Puedes quedarte tranquilo, no volverá a suceder. Voy a cuidar mejor de mi cuerpo porque también es tuyo.

Yo le abrace de sus caderas y ella alzó mi rostro con sus manos en mis mejillas.

Yo voy a defenderlo contigo, yo no dejaré que otra vez ese maldito enfermo vuelva a tocarte de esa forma. Si tendré que morir otras mil vidas para que eso no pase, lo haré.

— Su alteza... ¿cómo desapareció tan rápido?

— Hay algo que no te he contado, si las heridas las hago yo o si no guardan algún rencor u odio hacia mi van a desaparecer fácilmente. — paso los pulgares por mis pestañas secando las lágrimas que aún permanecían. — si alguien me lastima con odio o con ganas de matarme, esas heridas van a permanecer por más tiempo. La de mi brazo también sanó rápido...

— ¿Fue el lobo que mataste ese día?

— Al parecer no es tan solitario y no es tan mortal.

— Baerin noona me dijo que no vio ningún lobo, que ella fue raptada sin saber quién fue. Teletransportada.

Escuche que dio un suspiro e hizo una mueca con sus labios antes de sonreírme un poco.

— Lo resolveremos, no es un enemigo imposible y estamos juntos. Eso nos hace más fuerte. Bajemos a comer algo y charlar... al menos puedes estar tranquilo de que no tuvo intenciones de matarme. Tal vez nunca las tendrá.

No estaba más tranquilo, en realidad, estaba más preocupado con esa realidad. Mientras Iseul comía y compartía con los demás feliz pensé más a profundidad lo que él quería de Iseul, si era su atención, su apoyo o incluso un amor obligado, entonces la solución a esto sería más "fácil" si Iseul fuera de su lado.

Pero esa solución no me bastaba a mí y por eso estaba tan inquieto, temía que ella pensara lo mismo. Que se arriesgara y se sacrificara de nuevo.

En las vidas pasadas y en esta, ella siempre está destinada a sufrir por los demás. Sin embargo, hasta aquí llego el ciclo vicioso.

Iseul no tendría un final trágico en esta vida.

Cabe resaltar que los recuerdos de Taehyung acerca de su vida pasada regresan en trozos y que le es dificil conectar los puntos mientras Iseul no quiere que lo haga jeje yo tampoco.

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