𝕮𝖗𝖚𝖘𝖍 εїз KTH⁴

By blossxm_s

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❝Por mas que intente despertar, mis sentimientos no cambiaran. (No puedo controlar mi corazón) El solo sigue... More

Prologo: latidos
La niña que convencio a una bestia
El rostro de la verdad
Antidoto de ti
Domesticar
Una Nueva Rutina
Reminiscencia de una deidad y una montaña
Leyes de piedra y ceniza: mi primer viaje.
El otro lado de mi soledad
Su Suelo Es Mi Tumba
Los Tintes Del Trauma
Te Recuerdo Sonriendo En Tu Siesta
El Album Del Pasado
Viajar A Mi
El Fantasma De La Opera
Coronas y Espinas
Segundas Opiniones
Porque El Me Ama
Los Colores De Su Alma
Abuela, Madre e Hija
La Ultima Gran Dinastía
Bicho de Amor
Ojo por Ojo
El Camino a Busan
La Nueva Reina
Promesa
Lady Kim Hanam
Llamado de emergencia
Realización
Tres de Copas
Bendicion o Maldicion
El Otro Lado
Imparable
Barrera
Estallido Emocional
Mal Entendido
Listos o No
Un Lugar Hermoso
Superheroe
Revelación
Tigre Adiestrado
Mascaras
Efecto Sorpresa
Parecer
Latidos: manzana
Latidos: niño interior
Felices Juntos
Save Me

Culpa Y Lastima

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By blossxm_s

Warning: mencion de decapitacion y violencia fisica. 


Los dedos de Jungkook sonaban en la madera de su trono, se había tomado al menos cinco calmantes y había roto al menos siete puertas del castillo. Nadie en el reino había desayunado o siquiera vuelto a cerrar el ojo en toda la noche.

Hanam y yo habíamos vuelto al castillo bajo la mirada de todos que aún con miedo no salían de sus casas.

Nadie se explicaba que sucedía, incluso si quería aclarar todas las palabras se atascaban en mi garganta y Hanam se desmayó exhausta en las escaleras del palacio. Jungkook y Junghyun habían dejado esta sesión de matanza para la mañana, a su pesar tenían que tranquilizarse para cuidar de sus parejas. Las heridas físicas no eran graves, pero incluso un rasguño sin cuidado en mi mejilla hizo que Junghyun partiera el espejo del baño con un puñetazo.

Nunca antes lo había visto de esta forma, nunca nadie lo había visto llorar, siquiera gritar o atravesar el reino en ropas tan poco formales.

La explicación de todos es que su reina Iseul creaba todas sus primera vez.

— Junghyun, ya tomé mi medicina. — trague en seco cuando giro sus pupilas a mí. — por favor... Hyunie... no actúes por enojo en este momento.

— Ve a dormir.

— No iré.

— Te voy a sedar.

No era una amenaza, el en serio lo haría.

— Hyunie, no voy a poder cerrar un ojo sin poder decir la verdad. La única culpable soy yo.

— Que curioso, Hanam dijo lo mismo. Que era su culpa. — Jungkook interrumpió con voz profunda.

El no había pasado buena noche tampoco.

Hanam a su lado terminaba sus alimentos con manos temblorosas, aun no salía del shock de lo que había sucedido y sobre todo la verdad de su hermano. Ahora con un vestido elegante, cómodo y limpio si parecía una reina de verdad. Su mejilla limpia mostraba un moretón rojizo que ella oculto con esfuerzo con maquillaje pero que solo encendía más el fuego en Jungkook cada vez que la miraba.

— Rey Jeon, lord Junghyun, con todo respeto interrumpo su conversación. — Raeki que había permanecido todo el rato al lado de la puerta se acercó.

— No es necesaria la formalidad, Raeki.

— Mi señor, yo soy la culpable. Ayude a lady Yan y Lady Kim a salir del castillo tarde en la noche.

Antes de que alguien dijera algo ella se arrodillo en sus ropas purpuras, hizo una venia completa en signo de que aceptaba cualquier castigo. Incluso aunque fuera la muerte. Hoseok que permanecía al lado de Jungkook dejo salir una exclamación de sorpresa, casi corriendo a su lado, pero Jungkook lo detuvo con su mano.

Fue Hanam quien se levantó como un resorte para caminar a su lado.

— Unnie, no es su culpa... incluso si no nos ayudaba lo íbamos a hacer. — Hanam dijo con voz irregular tomando su brazo para levantarla. — Raeki unnie, no haga esto. Por favor. No es su culpa.

— Raeki tiene un punto. Si no las hubiera ayudado o si nos hubiera advertido no hubiera sucedido todo esto.

Yo mire a Jungkook con enojo.

— No puedes saber si iba a suceder o no, yo concuerdo con Hanam. Raeki unnie no debe entrar en el juicio bajo ninguna circunstancia.

— Yan Iseul. — Junghyun me advirtió con calma, pero yo lo ignore levantándome del asiento y colocándome frente a la peli negro.

— Si ella tendrá un castigo, lo compartirá conmigo.

— Y conmigo.

Jungkook y Junghyun nos vieron como si quisieran estrangularnos en ese momento. No movimos un ápice.

Solo me di cuenta que Raeki lloraba cuando me tomo de la mano temblando. Nunca en mi vida la había visto llorar y me sentí aún peor, podía imaginar el pánico que sintió cuando no estábamos en donde le dije que estaríamos. Al menos ella sabía que íbamos a visitar la tumba de los reyes.

— Lady Kim, Lady yan, no defiendan lo indefendible. Yo debí acompañarlas si tanto querían ir... todo esto es mi culpa. — aunque lloraba su rostro enmarcado en yeso como una diosa griega no cambiaba.

Hoseok suspiro ruidosamente apoyando sus manos en sus caderas. Seguro él nos mataría después de esto.

— Pero Raeki unnie también me juró lealtad, entonces cualquier cosa que yo le diga que haga está bajo mi responsabilidad. — Hanam hizo uso de su inteligencia para dar un paso delante. — ella no actuaba bajo su propia conciencia. Pido redención.

— Pido redención también.

Ambas nos inclinamos con nuestros brazos a la altura de nuestras frentes.

Jungkook se levantó con enojo, se acercó a donde estábamos y sin siquiera vacilar tomo a Hanam del brazo. Contrario a su agresividad y su rostro, su toque era delicado sobre el brazo ajeno, casi como invisible. El regreso a su asiento a su lado y yo le di un pañuelo a Raeki que solo susurro un gracias.

— Puedes irte. — Junghyun dijo indiferente.

Yo lo vi con enojo, pero me di cuenta que un peso dejaba sus hombros al aceptar su castigo. Al parecer sobre valoraba el honor de Raeki, su cabellera lisa hasta sus caderas salió al patio delantero del castillo y sacando la espada se arrodillo contra el monumento del océano. Al parecer el castigo seria permanecer ahí toda la mañana hasta el atardecer. Reflexionando sobre sus actos.

Sus cabellos se movían en la corriente y sus ojos nunca dejaron su espada en perfecto equilibrio sobre la palma de sus manos. Era hermoso y trágico de ver en cierta forma.

— ¿Planeas ir a arrodillarte a su lado Hoseok? ¿Qué haces ahí de pie como un imbécil? — Jungkook le regaño y se quitó la chaqueta de su traje, solo dejando su camisa de lino celeste sobre sus pantalones ajustados. — trae a los imbéciles de la torre de control. Ya les hemos regalado más horas de vida de las que merecen.

— Antes de eso debemos contarles que sucedió en verdad.

— ¿Siquiera importa? Cualquier cosa que me digan no va a evitar que yo mismo los mate frente a todos.

— Jungkook. — Hanam le regaño y el tomo asiento refunfuñando. — hay detalles que deben saber, antes de actuar sin pensar debemos ver todas las posibilidades. Sí, Iseul unnie y yo anoche sufrimos muchas cosas... pero también fuimos iluminadas en otras.

— Es verdad, lo que Hanam y yo vimos y escuchamos merece ser tratado con cuidado.

Le contamos todo, desde el segundo que me levante de la cama para correr por los pasillos hasta el segundo antes de que entraran a ese calabozo. Hanam y yo nos turnábamos para decirlo todo, obviando detalles muy privados y eliminando otros detalles que nos haría ganar una arrodillada en la plaza por cien años. Junghyun no cambio su expresión todo el rato, aunque sabia le enojaba que fuéramos a esa hora a visitar a sus padres sin duda entendía que era el mejor lugar para hablar con Hanam.

Jungkook en cambio no disimuló nada, si se enojaba gritaba y si tenía algún comentario grosero se disculpaba con Hanam antes de dejar salir una palabrota. Hoseok a su lado parecía un camaleón.

Se puso de todos los colores con cada palabra que dejábamos salir.

— ¿Nunca pensaron que esto podría pasar? No son omnipresentes. — Junghyun pregunto al final.

— Era una lucha inocente al comienzo... nunca creímos que las mujeres dentro de ese lugar nos contarían tanto. — nos defendí pasando mi mano por la tela suave de mi vestido lila. — creímos que en unos momentos podríamos salir ilesas y con información.

— Moonbin desde el otro lado fue quien envió la señal de que habían entrado intrusos. ¿No pueden siquiera dimensionar que hubiera pasado si el tardaba otro momento más en enviar esa señal?

Jungkook tenía razón en ese punto.

— Los hombres que entraron eran buenos peleando y no eran autómatas, deben ser obra de los experimentos con las mujeres embarazadas. Por eso seguimos.

— Incluso si es así, pudieron sembrar el terror en toda la frontera. — Hoseok hablo esta vez de brazos cruzados. — ustedes salieron ilesas pero el mensaje que leí de Quelpart decía que la reina Yan y la reina Kim habían sido atacadas por esos hombres. Todos creímos que ya encontraríamos sus cabezas flotando en la costa.

Junghyun vio a Hoseok de una forma que casi hace que corra por ayuda. Yo di un suspiro agachando mi cabeza, sin duda, una vez más debía agradecer a Moonbin.

— Cuando me levanté y Hanam no estaba, pensé que incluso me había jugado una broma y estaba tomando el té contigo. Junghyun se preocupó enseguida, pero yo incluso bromee con el diciendo que apostáramos quien las encontraba primero. — Jungkook ahora contaba su versión. — ¿Pueden dimensionar la preocupación al ver esa señal en el agua? Desde la frontera la imagen del escudo nunca me había dado tanto terror. Luego Raeki se rehusaba a delatarlas hasta que llegamos y solo estaban tus flechas ahí con charcos de sangre frente la tumba de mis padres. ¿Qué otra cosa imaginaríamos? ¿Que tomaron té y esos hombres llegaron ahí por casualidad?

— La imaginación no tiene un límite, solo se alimenta de las imágenes en los ojos. Fueron descuidadas y aunque descubrieron la verdad de esa torre, aunque salvaron con valentía el reino de Quelpart y aunque probaron su verdadera resiliencia... han fallado en mantener la calma. En ambos reinos no se respiró en paz un solo segundo toda la noche. — Junghyun nos regañaba y yo asentí a sus palabras.

Habíamos alcanzado cosas increíbles y que estuviéramos vivas era un logro casi inimaginable. Pero habíamos puesto varias vidas en peligro y sobre todo, habíamos fallado a la promesa que cada una hizo en su coronación.

De proteger y atesorar el corazón de nuestra pareja. Una vez más... ambos hermanos se veían de frente con la muerte.

— Lo sentimos mucho.

— Estamos arrepentidas. — Hanam apoyó mis disculpas.

— De nada sirve una disculpa si lo van a hacer otra vez.

— Lo haremos otra vez, pero iremos con ustedes. — le respondí a Junghyun sonriendo un poco y el solo alejo sus pupilas de mí. — lo prometo, Hyunie, lo de anoche no volver a suceder arriba o abajo de estas aguas.

— Suban al salón principal.

Jungkook no dio más explicaciones después, por más que Hanam le rogo que le dejara acompañarle en los interrogatorios o si quiera estar a su lado en la plaza. Yo no rechiste tanto sabiendo que la paciencia de Junghyun era finita. La abuela de los hermanos Jeon entro al salón y su aura de magnificencia mantuvo el silencio entre tanto alboroto.

— Yan, Kim, acompáñenme al salón de castigos. — su voz salió profunda.

Yo temblé intentando esconderme tras de Junghyun pero el dio un paso a un lado.

— ¿Que castigo tendremos? Cualquier cosa no es peor que perder el juicio contra personas tan desagradables.

— Hanam.

Ella ignoro mi llamado y se levantó de su lugar con molestia. Cuando se enojaba debo admitir que además de adorable también daba un poco de miedo.

— Si entiendo nuestro error, lo admito. — se cruzó de brazos con la esquina de su boca temblando. — pero la ejecución no es justicia. Un juicio y una sentencia sería lo ideal para que no pueda volver a repetirse.

— No estás en la superficie. Madura un poco.

Las palabras de Junghyun cortaron la tensión y Jungkook dio unos pasos a él. Yo me coloque en frente de Junghyun, aunque era diminuta entre los dos hermanos.

Sin duda, era algo que Hanam debía entender pronto. La justicia de arriba y la de abajo eran opuestas.

— No es momento para derramar más sangre innecesaria, ustedes dos van a salir a dar la cara y estas dos señoritas tendrán que escribir siete veces el libro de leyes. — la abuela de Jungkook volvió a interrumpir y al ver que ambos hermanos no dejaban de mirarse desafiante entonces dejo salir una risa. — ¿quieren que vaya yo?

Jungkook salió de la habitación antes de que su abuela cumpliera su promesa y Junghyun le siguió a paso firme. Yo gire a ver a Hanam que seguía mirando un punto invisible en la pared.

Me acerque a tomarla de la mano, pero se zafo para correr por sí misma escaleras arriba.

— Déjala, debía ser así.

— Pero Hanam recobró sus recuerdos hace unos meses... no es justo que deba olvidarse de todo para vivir aquí. — le dije a la anciana mientras subíamos con calma las escaleras. — es demasiado esperar que acepte con la cabeza fría, su lugar y el lugar de Jungkook ya son cosas demasiado difíciles de manejar.

— Tu lo hiciste sin problemas.

— ¿Que le hace creer que fue sin problema?

— Hanam vomita cada vez que Jungkook le arranca una extremidad a alguien. A este punto se va a quedar sin intestinos. ¿Como reaccionaste tu?

Yo hice una mueca mientras agachaba la mirada a la alfombra. Mis zapatillas hacían demasiado ruido y las de la abuela de Jungkook pareciera que deslizaran cada metro. Si era obvio que yo lo tomé mejor, el cambio de la superficie y la profundidad no fue un problema para mí porque crecí en ambos ambientes.

Al menos, las cosas que hacia Junghyun nunca me parecieron la mitad de aterradoras que las que hacia mi tío. Mi grado de tolerancia era más alto.

Sin embargo, cuando llegamos a la habitación y ya Hanam cumplía su castigo con postura recta entonces entendí que nadie nunca le dio un tránsito. Un espacio transicional entre la vida de arriba y abajo, sus padres siempre le enseñaron la compasión, la justicia y el dialogo. Eran recuerdos que aún le dolía recuperar. Aquí abajo la traición era el segundo crimen más grave aparte de dañar a la reina... esos hombres ya habían sentenciado su muerte.

— Los trazos están muy gruesos, no hagas mucha presión en la punta.

Podía imaginarme a esta señora regañando a sus nietos una y otra vez.

— Puedes usar mi pincel, es más resistente. — le ofrecí sentándome frente a ella en la gran mesa de madera. Los ventanales dejaban entrar la luz solar y unas manadas de peces pequeños. — si compartimos el trabajo será más rápido.

Ella no respondió y tampoco cambió de pincel.

Desde mi perspectiva solo veía sus mofletes inflados y unas cuantas veces que se mordió la lengua cuando escuchaba los gritos de las personas en la plaza. Ahí afuera todos aplaudían la decisión del rey, nadie se explicaba como podían haber traicionado la corona y sobre todo no iban a dejar caminar vivo a quien se atrevió a intentar matar a las dos reinas una misma noche. Esa era otra cosa que Hanam recién entendía.

Incluso si Jungkook pensara en redimir la pena de muerte, para los demás y para los otros reinos sería demasiado blando.

— Lo que hace Jungkook no está bien en nuestro mundo, pero aquí abajo él no puede dejar pasar este error. Si no los mata entonces otros creerán que pueden acercarse a ti y escupirte como lo hicieron ellos... incluso salir ilesos después de eso. — esto es algo que había aprendido del antiguo rey Jeon, una vez que presencié el castigo a uno de sus guardias. — no lo defiendo y tampoco te apoyo. Si ambas bajamos a este punto debe ser por algo, ¿no crees?

— Solo estoy enojada porque cuando creo que empiezo a entender algo, el mundo cambia sus reglas. Arriba y abajo no parece lugar para mis ideas.

Era su naturaleza querer resolver todo con el dialogo, ahora como reina de Quelpart tendría que volver a olvidar y volver a recordar miles de veces. Sus cejas dejaron de fruncirse para permanecer serenas en su rostro tranquilo.

Poco a poco escribir las reglas hacia su efecto, de serenar el alma y concientizar al corazón que no debía interferir.

— Hanie, ¿quieres ir conmigo?

Ella dejo el pincel a un lado para verme sorprendida.

— Unnie, no crea que me olvide lo que dijo anoche sobre mi hermano... solo no logro poner mis pensamientos en palabras. ¿Él vive con usted? ¿En Seúl? — sus preguntas eran tímidas, como si temiera involucrarse. Yo asentí una vez.

— En realidad, no esperaría que me creyeras hasta verlo con tus ojos y tal vez una prueba de ADN.

— Confío en que usted ya hizo una prueba y yo no dudo que al verlo pueda comprender mejor.

Yo me arrodille en la alfombra apoyándome en los talones, afuera los gritos habían cesado así que supongo la decapitación terminó. Aun el murmullo del pueblo rechazando el ataque subía hasta la ventana entre abierta del salón.

— Él no lo sabe aún.

— ¡¿No le ha dicho nada?! — Hanam me vio sorprendida y la línea dejo de salir recta. — no sé que tan bueno sea que yo lo sepa primero.

— Si le preguntara seguro te escogería a ti.

— ¿Me recuerda con mucho detalle? ¿Recuerda a nuestros padres? ¿Como se llama? ¿Qué tan mayor es? ¿Se parece a mí?

Sus preguntas salían como si al final alguien hubiera abierto una puerta llena de minions.

— No voy a responder a tus preguntas... por eso te ofrezco ir a Seúl y preguntarle.

— ¿Y si no quiere verme? Tal vez ya hace mucho me enterró y solo voy a volver a abrir la herida.

Quise reírme en ese momento, no ere una risa amable, era una llena de amargura y un poco de resentimiento.

¿Como se atrevía a decir eso? Si no había día que él no se arrepintiera por soltar su mano.

— Me iré mañana al atardecer.

— No voy a ir. — su decisión me sorprendió y apoye mi mano en la mesa, lo que dijo después me dijo muda. — arriba es un escape seguro y siento muchas ganas de conocerlo... pero después de este problema, Jungkook me necesita más. Yo lo necesito a él. Tal vez en unos meses, cuando tranquilice esta tormenta dentro de mí y aprenda a vivir en ambos lados, solo tal vez iré a verlo.

— Hanie...

— Se que esperaba otra respuesta, pero solo hace poco supere la muerte de mis padres adoptivos y la de nana. Estaré contando los días y las semanas para verlo... para que pueda reconocerlo como mi hermano. ¿Esperarían por mí en Seúl?

Su sonrisa volvió a poblar su rostro naturalmente y yo tuve que tomar un trago largo de agua.

La Hanam de ahora no era ni sombra de la Hanam que conocí la primera vez, insegura en los corredores de esa universidad. Quise aplaudir su valentía y su inteligencia, pero la abuela de los Jeon nos interrumpió para corregir nuestra postura. El resto de la tarde estuvimos en confinamiento hasta que llegamos al comedor a cenar.

Junghyun no me dirigió palabra, pero no era algo inusual y solo Jungkook llenaba la estancia con las cosas que habían descubierto. Aunque le había prohibido a Hanam volver a acercarse a la frontera, él estaba dispuesto a involucrarla en todas las decisiones e incluso le invito en la próxima reunión del consejo.

Que ella fuera la primera mujer participante y que fuera humana sin duda dejaba mucho que hablar.

Pensando en eso, antes de prepararme para dormir decidí ir a ver a Raeki que seguía en la misma posición.

— Raeki unnie, el castigo era hasta el atardecer. — me arrodille a su lado copiando su postura.

Hasta ahora leía lo que decía la placa tallada. "Los caminos de la lealtad son siempre rectos".

— Lady Yan, no salga del palacio sin su capa a esta hora... hace frio.

— ¿Tienes frio?

Dejé de abrazar la manta para rodearla en ella y aunque la sorprendí no cambio su posición.

En este momento debía sentir calambres dolorosos en piernas y brazos. Aun así, sus ojos seguían anclados a la frase como si quisiera hacerse una misma.

— No tiene que molestarse por-

— Unnie, no tiene que arrodillarse por alguien más. Lo que hizo su familia antes fue castigado y olvidado. — le interrumpí y su mano tembló un poco bajo su espada. — acompáñeme adentro. Hoseok está muy preocupado.

— Lady Yan...

— Lo sé, lo sé. Yo también he estado ahí.

— Déjeme quedarme otro rato. Solo así mi corazón podrá encontrar paz al dormir. — su voz era un susurro, sus ojos negros brillantes bajo el manto azulado.

Ella no era una mujer de muchas palabras y siempre cargaba su armadura incluso en lugares seguros. Sin embargo, muy dentro de ella era una mujer bastante delicada y virtuosa.

— Entonces hagámoslo juntas... le obligue a Hanam a ir a su habitación y esperarnos para contar más historias de Quelpart.

— Gracias.

Me encogí de hombros y tome la misma posición por unos minutos, cuando ella vio que me empezaron a doler las rodillas entonces se levantó. La vista de los habitantes que a esta hora regresaban a casa tampoco era muy disimulada.

¡Todos escandalizados preguntaban "El rey Junghyun le ha dado un castigo inhumano a su pareja" "Ella era la victima!"

Tomo más de mil palabras hacerles entender que era un castigo propio.

En la habitación Junghyun leía un libro en el sillón al lado de mi cama, yo hice toda mi rutina antes de dormir e incluso le Conte unas cosas que había hablado con Raeki y Hanam. No sé si me escuchaba, pero si le preguntaba algo imprevisto me respondía con un "mmn" o su cabeza. Me metí entre las sábanas y con su mano apagó las luces.

Solo una lampara de noche iluminaba su lectura. Me dije que entonces él tendría que regresar a Quelpart más rápido.

— Hyunie, ¿puedes venir aquí? — hice un espacio a mi lado en la cama inmensa.

— Tengo algo que hacer.

— ¿Tus padres?

— Mnn.

— ¿Llevaras a Jungkook contigo?

La mirada que me dio fue: incluso si no me acompaña no hare gran problema. Yo estire mis extremidades y me acerque más al borde de la cama a su lado.

Con la luz tenue de la lampara sus ojos se veían más oscuros.

— Hyunie, te extraño.

— Estoy aquí.

— Pero ya te extraño. — respire hondo, el olor a madera y eucalipto en la habitación era reconfortante. — es verdad lo que estás pensando, ya sospechaba de ese hombre y no todo lo que pasó anoche fue un accidente.

— ¿El riesgo?

Sus ojos se centraron en mi como si me atravesara con su espada.

— No fue intencional verlos en la tumba de tus padres, yo solo lleve a Hanam para hablar y que llegaran tantos hombres fue demasiado sospechoso. Se pueden contar con los dedos de las manos las personas que saben de ese lugar aquí abajo de la tierra.

— ¿No podías simplemente decirlo?

— Tu conoces a Jungkook mejor que yo, él no es de creer en esas cosas sin pruebas o testigos. Pensé muy rápido en ese entonces y le ofrecí a Hanam ir conmigo... en realidad iba a ir sola, pero ella insistió. Fue mejor de esa forma ¿no crees? — no espere que me respondiera y solo moví más la cabeza haciendo que mi cabello casi tocara el suelo. — no hay un testigo más confiable para Jungkook que la palabra de Hanam y no hay prueba más contundente que nuestras heridas.

— ¿A esto te referías con hacer tus cosas a tu manera?

— Mmn. Mi tío me dio algunas pistas.

— No te encuentres con él. — su voz era de terciopelo, pero era una amenaza.

Yo trague en seco y el tomo las hebras de mi cabello para dejarlas en su regazo. No me había dado cuenta de que tan largo estaba hasta este momento.

— Tu también sospechabas, es inútil que sigan enviando tantas personas a la frontera y mi tío sabe muy bien que nadie puede salir vivo. Todo este desperdicio de sangre y vidas era obra de alguien más dentro.

— Ya había logrado sembrar una semilla de duda en Jungkook.

— Pero eso tardaría más... yo no iba a poder irme en paz si el seguía rodeado de personas tan traicioneras. ¿Qué cosas le habrán hecho a Jungkook o a Hanam si no lo descubriéramos primero?

— ¿Qué cosas te hubieran hecho a ti si hubieras ido sola?

Supongo que una vez más, el aprecio que tenía Junghyun para Hanam se consolidaba en sus buenas acciones. Él no era de tener un corazón cálido para todos... creo que con Jungkook lo obligaba el lazo de sangre, a mí el mismo se obligaba y con Hanam era el hecho de que por alguna razón caía bien en su corazón.

La mañana siguiente fui a visitar la tumba de mi abuela, para dejarle unos lindos lirios y Quelpart estaba dormitando sobre la placa. La bola de pelaje gris se rehusaba a dejar la placa y al final incluso hizo trizas las flores con sus uñas.

"Ha estado de esa forma desde que Yuseob-ssi lo trajo de visita, él y su madre le dejaron a cargo"

Era lo que me había dicho el guardia que aún custodiaba el cuerpo. Había una creencia en la profundidad que debe dejarse vigilante el cuerpo de un muerto, sobre todo si murió de forma violenta, para evitar que sus asesinos visiten y corrompan el alma.

Entonces fue así como tuve que cargar con Quelpart hasta la pista privada. El viaje tuvo un poco de turbulencia y casi me cede con pastillas para llegar viva. Junghyun simplemente me había despedido a la orilla de la playa, Hanam y Jungkook se despidieron en el desayuno. No había otra cosa que decir entre los dos, aunque en sus ojos ya descubrí que aceptaba cualquier locura que haría después.

Al final, yo tampoco lo detendría de atravesar medio océano.

— Lady, ¿Necesita que le lleve sus cosas a su departamento? — uno de los auxiliares de vuelo me pregunto mientras bajaba las escaleras con piernas temblosas.

— No, gracias, ya alguien espera por mí.

— Esta bien. Disculpe las turbulencias... al parecer había cuerpos extraños en la vía.

— No se preocupe por eso, gracias por traernos a salvo. — me incline y ellos me devolvieron el gesto eufórico. — agradézcanle también a Jungkook de mi parte.

Sonrieron con sus ojos brillantes y con una mano cargando a Quelpart en su caja camine hasta la puerta del aeropuerto. Estaba bastante lleno a decir verdad y el guardia que llevaba mis maletas caminaba despacio para no perderme de vista. Justo cuando sentí mi teléfono vibrar unos pies chocaron contra el suelo del aeropuerto.

Dejé a Quelpart en el suelo y me di la vuelta para recibir el gran abrazo de Taehyung que casi me saca el aire.

— Bienvenida, bienvenida Iseul. — nunca creí que volvería a escuchar las palabras mágicas en sus labios. — ¿cómo fue el viaje? Escuche que había mucha neblina y dragones volando en el cielo. Era demasiado tarde para detener el avión.

— Gracias por venir a buscarme, Tae. El viaje estuvo solo bien.

Me imagine el montón de veces que llamó a Junghyun al teléfono. Por eso le pedí quedarse arriba hasta que llegara y me recordé enviarle un mensaje.

— Mírate, estas más hermosa que tu imagen en mis recuerdos.

— ¡Tae!

— ¿Qué? Nunca me cansaré de decirlo si sigues viéndote así. — su sonrisa a medio lado me hizo sentir en casa una vez más.

Sus brazos bajaron por mis lados hasta mis muslos, me cargo hasta quedar casi por encima de su visión. Su cabeza se movió hacia arriba dejando un beso delicado en mis labios, como de un niño tímido e inexperto.

Era un beso bastante inocente y yo me aferre a sus hombros ocultos en su abrigo para besarlo con más urgencia.

¿Cuánto había pasado? No recuerdo, pero sentía que era en mi otra vida. Cuando me quedé sin aire y tuve que alejar mis labios dejo salir una risita que era como una canción, me dejo de nuevo sobre mis tacones para arreglar mi vestido. Había decidido venir arreglada como un día casual debajo del océano, con el peinado y joyas que constituían mi rutina a manos de las estilistas del palacio.

Nunca supe que le gustaba tanto.

— Espero no te moleste traer a alguien más.

— ¿Alguien más?

Sus ojos se oscurecieron un poco de curiosidad viendo detrás de mí. Yo gire la cabeza y ya el guardia me ofrecía el corral de Quelpart.

El maullido le asustó un poco.

— Quelpart se quedará conmigo desde ahora... — murmuré mientras él lo acariciaba por dejaba de la rejilla.

— ¿Vas a meter a otro hombre a tu departamento? No es muy conveniente, lady Yan. Espere mucho tiempo para tener que compartirla.

— Es mujer, Quelpart es mujer.

Taehyung frunció su seño, teníamos la misma reacción de todos quien conocía. En realidad, el nombre solo lo colocó mi tío hace muchos años.

Taehyung me tomo de la mano al estacionamiento y tras dejar todo respire el aire cálido de la calefacción, la vista rutinaria de Seúl. Ahora había menos personas en las calles y los anuncios sobre el fin del mundo estaban en todos lados. Falsos profetas o personas ganándose la vida interpretando señales que ya eran muy claras.

Le conté las cosas que había hecho abajo, sin mucho detalle y con mucho énfasis en la comida exquisita que probe.

El solo me interrumpía a veces para preguntarme sobre detalles de la coronación, reacciones, Jungkook y su mal genio e incluso si Hoseok pudo corregir mi postura. Manejaba tranquilo y bastante feliz, en ropas azul oscuro que resaltaba su piel canela.

Su cabello ahora estaba menos rizado, pero seguía cayendo en sus ojos cada tanto. Yo me tomaba el atrevimiento de alzar la mano para peinarlo en cada semáforo.

— ¿Fuiste muy feliz? ¿Querías regresarte?

— Fui muy feliz y también muy ocupada... pero no se trata sobre si quería o no regresar. Mis pacientes no pueden esperarme un mes entero y yo no podía dejar mi vida aquí.

El apoyo el codo de su brazo libre en su ventana y yo saque a Quelpart para acariciarlo en mi regazo.

— Creo que es muy ambicioso pedir que me extrañes siquiera un poco.

— No lo es, si te extrañe un poco, cada cierta cantidad cada cierto día. — decidí serle honesta a él y a mis propios sentimientos. — sin embargo, no quiero mentirte y decirte que pensé en ti todo el rato. No fue así. No sentí tanto dolor al extrañarte... era más una nostalgia, supongo Junghyun hizo buen trabajo distrayéndome.

— No puedo estar de acuerdo contigo en lo último que dijiste.

— ¿Qué?

— Aunque los primeros días fueron difíciles... con el tiempo entendí que no debería doler tanto. En Quelpart sentía la espera dolorosa porque nunca tenía certeza de cuando regresarías y me sentía muy inseguro sobre si querrías regresar a la selva para perder el tiempo con un salvaje.

— Taehyung-

— Pero esta vez siempre supe que regresarías y que sería muy feliz al verte de nuevo. Entonces en lugar de sufrir, confié en que volvería a verte siquiera por un momento. Estoy más cerca a tu cielo en este lado. — el me interrumpió para dejar salir sus pensamientos más profundos.

— Supongo que empecé a sentir lo mismo, tenía la confianza que incluso si no regresaba tu irías por mí.

— Creo que nuestra confianza traspasa los límites, ¿no crees?

Yo copie su sonrisa de niño travieso para volver mi vista a la calle.

Llegamos y todo volvió a sentirse nuevo, a la vez como si volviera a mi otra piel. Tome un corto baño para volver a mis sudaderas grandes y shorts de deporte. La casa estaba sorprendentemente limpia e incluso olía a mi fragancia favorita.

"Admito que dormí aquí un par de veces para no sentirte tan lejos" dijo entre dientes mientras fritaba un huevo.

Me contó entonces lo que había hecho, cuantos clientes nuevos había adquirido y lo costoso que era pagar los servicios públicos. En Quelpart la gente vive en un paraíso sin tantas deudas. El gato de mi abuela ya conocía el departamento, pero, aun así, empezó a restregar su pelaje en cada cosa que veía.

— ¡Yah! ¡¿Por qué haces eso?!¡No tienes idea cuanto me costó limpiar esta casa! Olía a perro sucio. — Taehyung le reclamaba mientras yo comía mi segundo plato de kimchi fried rice.

— Me ofendes, yo hice limpieza antes de irme.

— ¿Entonces invitaste a alguien? El olor a perro sucio era tan nauseabundo que deje las ventanas abiertas tres días.

Algo se atascó en mi garganta y Taehyung corrió preocupado a sobar mi espalda. Tome un largo trago de agua mientras pensaba.

— Tal vez es la ropa sucia. — llegue a la conclusión más estúpida mientras terminaba el plato. — en la calle hay muchos aromas, ¿no crees?

— Sí, debe ser eso. Aun así, no te acerques tanto a esos zorros.

— Tu eres el único que los puede reconocer.

— Si miras bien a los ojos... puedes ver las malas intenciones. — sonaba como un consejo.

Lo sentí una amenaza indirecta.

— ¿Vas a quedarte a dormir?

El asintió y aplaudí cambiar de tema. Me recosté en el sofá con mi cabeza en su regazo mientras el secaba mi cabello con el secador. Su paciencia al hacerlo con un cabello tan largo era sorprendente.

Yo no soportaba ni cinco minutos y prefería dormir con el cabello húmedo.

Afuera el viento chocaba con las ventanas, los ojos de semilla de Taehyung se achicaban cada tanto en concentración. Yo iba a quedarme dormida por sus caricias, pero me obligue a levantarme sobre mis pies descalzos. Camine en silencio hasta mi habitación, saque un frasco de mi valija y volví a la sala.

Sus ojos estaban cargados de preguntas que temía decir en voz alta.

— Taehyungie, ¿crees en la magia?

Abrí el cofre donde tres mariposas faltantes eran expuestas. Este frasco estuvo diseñado para poner joyas, pero servía perfectamente para organizar mis mariposas. Parecían animales disecados en la vitrina de algún museo, sin embargo, el purpura profundo de sus alas brillaba como si tuvieran vida propia.

— Iseul...

— No temas a responder lo que estás pensando.

Me agache frente a él para sacar una mariposa, el animal estático empezó a moverse lentamente en la palma de mi mano. Taehyung se tragó una exclamación de sorpresa cuando pase mi dedo índice por las suaves alas.

Al terminar de pasar mi dedo la mariposa cobró vida y empezó a aletear con insistencia.

Sobrevolaba mi mano con miedo a separarse mucho de mí. Di un suspiro y abrí la ventana corrediza del balcón. El frio viento del atardecer no hizo vacilar su vuelo y alzando mi mano solo un poco esta salió volando a dirección al este.

— La magia es una leyenda rural, Isie.

Yo asentí convencida con esa respuesta, solo esperaba que esa pequeña mariposa pudiera llegar a Japón antes que el mensajero del océano.

Nanhee estaba a punto de despertar.

— Las estrellas están más brillantes que nunca... pero parece que te irás en cualquier momento.

La suave voz de Iseul me hizo desviar la mirada de los edificios para centrarla en su rostro.

Estábamos en la azotea del hospital, su turno aún no terminaba y yo solo visitaba a dejarle algún snack nocturno. Su cabello negro se movía con el viento desapareciendo en la oscuridad. Sus ojos permanecían hacia arriba admirando las pocas estrellas en el firmamento y sus manos escondían algo en sus bolsillos.

— En Quelpart son más hermosas.

— Tienes razón... te mentí. — las últimas dos palabras se mezclaron con el ruido de los autos abajo.

— Es el mismo cielo, su alteza, no me mentiste. — explique yo acortando nuestra distancia para abrazarle desde la espalda. — de este lado está la más brillante.

— No soy una estrella muy grande.

— La más brillante no siempre es la más grande.

— Entonces tu eres la luna... una menguante con puntas filosas. — susurro cuando apoye mi mejilla en encima de su cabeza.

— ¿Desde cuando eres tan poeta? Su alteza me sorprende todos los días.

Hizo una mueca de falsa molestia e intento darme un codazo, pero estaba envuelta en mi abrigo como un burrito y mis brazos eran firmes. La acompañe de vuelta al hospital donde la temperatura tampoco era tan diferente. Últimamente sentía cierta molestia hacia los hospitales, a veces llenos de gente, a veces vacíos, rostros de sufrimiento y otros de alivio, un frio insoportable, el olor a la sangre, muerte, café agrio y comida insípida.

De todos los lugares hermosos que Iseul había conocido, ¿por qué habrá decidido algo como esto para pasar la mayor parte de su vida?

— Te acompañare hasta la puerta.

— Conozco muy bien el camino, Isie.

— No es eso. — mordió sus labios enrojecidos por el frio y su nariz permaneció roja por todo el rato. — no quiero que te quedes por ahí esperando a que termine mi turno. Te dije que iría con alguien más a casa.

— Aún no descifro quien es ese alguien más.

— Sería darle importancia innecesaria.

— ¿Lo conozco? — la punta de mis ojos se achicó viendo a todos los hombres en bata que nos robaban miradas nada disimuladas.

Iseul sonrió nerviosa como recordando algo y froto sus ojos con cuidado. Desde su última visita al océano hace semanas no había podido superar por completo una leve alergia.

Ella decía que era algo menor.

— Sí, lo conoces, pero no creo que te diste la oportunidad de mediar palabra con él. De igual forma... solo me lleva en su auto y tenemos una relación estrictamente cordial. No hay nada que preocuparse.

— Cuando dices esa última frase solo me preocupo más.

Tenía mis sospechas pero mientras montamos el ascensor hacia el sótano ella me tranquilizo con su dedo pulgar pequeño frotando el dorso de mi mano. Cambió el tema a otra cosa hasta que alguien monto con nosotros.

Era una costumbre que yo nos llevara a la otra esquina contraria. El hombre en su uniforme quirúrgico solo nos vio de reojo y sonrió.

— Iseul-ssi, Taehyung-ssi... no pensé encontrarlos aquí. — su voz era bastante conocida pero no lo reconocía. — ¿Bajan al sótano?

Es que los humanos son demasiado brutos. Obvio que bajamos al sótano, imbécil.

— Hola, Junmyeon-ssi. — Iseul le respondio.

Fueron sus nervios los que me hicieron dar cuenta que algo iba mal.

— ¿Junmyeon-ssi?

— Oh, parece que no me presenté ese día. Tuvo que ser muy irrespetuoso de mi parte.

Ahora lo recordaba, su nombre sonaba bastante mierda en mis labios. Este era el imbécil lobo que acompaño a Iseul cuando recién abría el taller.

¿Que no se había desaparecido de este lugar? Iseul nunca volvió a mencionarlo en sus historias del hospital.

Pero que tonto fui, él le ofreció disculpas.

— No estas calificado para hablarnos. — susurre manteniendo mi espalda derecha, su estatura era más baja por unos centímetros. — parece que te bañaste, pero eso no cambia nada.

— Taehyung.

— Esta bien, Isie, no me molestan sus palabras. — su sonrisa de media luna era dirigida a Iseul que veía la situación con terror en sus pupilas.

— ¿Y crees que lo dije para molestar? Es una advertencia para que salgas de este ascensor antes que abra las puertas en movimiento y te lance al vacío.

— Parece que hay un mal entendido aquí... mis intenciones con Iseul-ssi no son de otro tipo que no sea fraternal. Ambos estudiamos en la misma universidad y ella se graduó primero, aunque no la llame sunbae, no significa que no la respeto como una superior. — su rostro se llenaba de honestidad casi creíble, como si en realidad fuera una víctima de un mal entendido. — no creo que sea oportuno una enemistad entre los dos, no me conoce y yo lo conozco un poco mejor. Parece que va a dejar en ridículo a Iseul-ssi si sigue actuando todo lo contrario a lo que ella dice de usted...

— Te lo advertí-

Antes de que yo diera otro paso más a tomarlo por el cuello, Iseul había presionado un botón en el tablero. Las puertas se abrieron y soltando mi mano, como si no pudiera respirar, salió del ascensor casi corriendo.

Me sorprendió un momento y antes de que saliera las puertas volvieron a cerrarse en mi cara.

— Creo que se enojó, será mejor que deje su sesión de tortura para otro día.

— Eres un imbécil con suerte. — oprimí con fuerza el botón del piso siguiente. — la próxima vez que te escuche hablar de Iseul tan casualmente no voy a ser tan condescendiente.

— ¿Lo has sido? Parece que entiendo ahora porque es tan solitaria y tímida. Tiene a una bestia como novio.

Antes de que lo pensara ya aterrizaba mi puño en su rostro sonriente. El no pareció sorprendido y aunque sangre saliera de su nariz y su labio, no cambio nada en su expresión serena.

— Cierra la maldita boca. — dije entre dientes dando una patada a un lado de su hombro.

Escuche una leve risa mientras me bajaba. Era un psicótico y un demente. Había perdido la cabeza. ¿O había sido yo quien había perdido la cabeza? Al final del día ella tenía que relacionarse con él, es su trabajo, que tuviera que disculparse por algo que yo hice era bastante injusto. Simplemente todo esto no pasara a mayores si mantuviera su boca cerrada.

Baje las escaleras rápidamente, sus pasos se escuchaban bastante tranquilos en las escaleras debajo. Al llegar ella estaba apoyada en el barandal y su pie vacilaba en el último escalón.

Desde su figura atrás, su cabello negro y liso sobre su bata blanca y brazos a sus lados. Nada parecía anormal.

— Iseul.

— Ya se hace tarde. Regresa a casa.

Acorte la distancia y al terminar de bajar las escaleras gire a verla.

Su rostro estaba en blanco, ningún rastro de enojo en sus ojos negros y sus mejillas seguían rojas del frio. El rostro que veía en Iseul era el mismo que vi antes de montar en ese ascensor.

— Se que hice mal, pero-

— Si sabes que haces mal, ¿por qué haces más difícil todo?

— Tu no me dijiste que era el quien te acompañaba a casa en la madrugada. — dije intentando reprimir palabras enojadas que no debería dirigir hacia ella.

— Entonces debe ser mi culpa por no especificar, lo siento.

Aunque su rostro no mostrara nada sus palabras en serio se disculpaban. Todo esto era tan extraño que sentí escalofríos.

Desde que había regresado de Busan algo había cambiado en ella.

— Mi vida, mi Iseul... no pareces entender lo jodido de todo esto. Yo puedo llevarte a casa cuando llames por mí. Lo he hecho antes. — mis manos estrujaron las llaves del auto y agradecía a esta hora la soledad del sótano. — ¿Por qué estos días solo insistes en hacerme a un lado? No es como si me pidieras cosas imposibles, incluso si fuera el caso, lo haría. Sabes que lo haría todo por ti.

— Es solo un atajo a casa, ¿qué es lo que te molesta tanto? Él se disculpó y yo lo perdone. Pídeme más explicaciones si crees que las necesitas.

— Es cierto que no necesito más explicaciones, ¡Es que no parece que dimensionaras lo sospechoso que es ese imbécil!

Ella termino de bajar el ultimo escalón y siguió su camino hasta donde había estacionado mi auto. Se quedo de pie en todo el frente, como si invitara a que le pasara por encima.

— Conociste a Miwoo de casualidad, parece conocer mucho de tus padres y te involucró en una investigación confidencial que lleva años sin resultados. Tu aceptas y sorprendentemente más testigos aparecen, matan los testigos y tienes que guardar silencio sobre lo mínimo que haces. — su voz era tan suave como cuando me contaba sus libros en Quelpart, yo no sabía leer en ese entonces. — ¿En algún momento te he dicho lo sospechosa y manipuladora que me parece? Siempre veo lo mejor de los demás, lo admito, pero lo mal que veo en ella lo puedo ignorar porque confío en ti. Aunque quisiera alejarte de todo el mal en este lado soy consciente que tu libertad es mi prioridad. Yo conozco los peligros de este lado... y que tu intentes hacerme sentir como si fuera descuidada es bastante desconcertante.

— Iseul-

— Yo tengo mi propia manera de resolver las cosas. Que Junmyeon sea un lobo o un imbécil me tiene sin cuidado, ahora mismo es mi colega, que muy sospechosamente intenta enmendar su error. Se que Taehyung tiene buenas intenciones... pero siendo niña solo le pedí compañía. Odiaría que ahora deje mi lado para convertirse en un obstáculo en mi camino.

Sus palabras cortaron como tuviera un puñal y lo enterrara en mi corazón, dándole vuelta cada cinco segundos para recordarme el dolor.

— Parece que aún no me conoces del todo.

— No, yo te conozco mejor que nadie.

— ¿Y tú humildad? — alce una ceja y aunque quería salir corriendo, lo que más me dolía, es que no había un rastro de arrepentimiento en su postura. — Miwoo y el no tienen ninguna relación. Ella es una policía.

— Y él es un doctor sospechoso. Creo que ya dije suficiente.

Dio un paso atrás y estaba a punto de dar la vuelta, pero la tome del brazo controlando mi fuerza.

Algo en todo esto estaba mal, lo sabía, que me convirtiera en un obstáculo me dolía en lo profundo de mi corazón. Nunca fue mi intención, pero lo sería si se trataba de Junmyeon.

— Si debo convertirme en un obstáculo en tu camino, voy a ser el muro más alto en tu camino. — dije con las lágrimas atascadas en mi garganta. Sus ojos por un momento denotaron sorpresa. — voy a ser el obstáculo más difícil de superar. ¿Qué harás con eso? ¿Vas a odiarme? No me importa si ese idiota termina siendo un doctor de mierda. Tu libertad si es mi prioridad... pero no es la primera, tú sabes muy bien cual es. Así que no creas que él ha ganado o que vas a enfrentarlo tu sola, yo también tengo mis formas de solucionar las cosas y no tienen tanta planeación.

— Duele.

Su palabra me hizo perder el orden de mis palabras y mi mano soltó su ante brazo. Antes de que volviera a tomar su brazo más delicadamente para revisar el moretón ella entrelazó sus manos en su espalda.

Agacho su mirada a mi mano que aún se enterraba la llave en la palma.

— Avísame cuando llegues a casa.

— No robes mis líneas.

— No lo hago. — sus ojos ahora estaban enrojecidos. — no estoy insinuando o planeando algo, Taehyung.

No sabría diferenciar por si las lágrimas retenidas, el frio o la alergia.

Abrí la puerta del auto y cerré con fuerza. Ella no se movió un ápice y maldije al meter la llave en su lugar, encendiendo las luces. Justo ahora me hacía sentir como si la hubiera abandonado después de perder la pelea.

Yo era muy consciente que lo que había entre los dos no estaba destinado a ser fácil, sentía el auto en llamas y no fui consciente de mis lagrimas hasta que mi visión pasó a ser un borrón. ¿Estaba tan mal? ¿El nudo en mi garganta era la culpa? La primera vez que discutimos sobre lo mismo, ella cedió e incluso me dijo que aceptaba este lado de mi más cerca de un animal posesivo y territorial. Me dijo que le gustaba y que ella era torpe.

¿Ahora no lo era? ¿O es que ya el problema no era de celos? No, el problema nunca fue por celos desde el comienzo.

En la soledad de mi habitación masticando una pizza fría debatí en lo que nos dijimos, entre la rabia o el egoísmo, Junmyeon era demasiado sospechoso. La forma en que mi cuerpo se sentía al estar cerca de él o pensar siquiera a Iseul en un auto con él es como si incendiaran una bomba nuclear. Era una constante cuenta regresiva hacia algo que iba a terminar mal. Iseul parecía entenderlo, ella lo dijo... me conoce mejor que nadie.

Entonces yo debía sentarme y esperar que un día ella descubra como desactivar esta maldita bomba.

"Estoy en casa" me escribió en la madrugada. Anteriormente me dejaba un audio de buenos días que escuchaba al despertar o una foto de su comida en la madrugada. Al menos, me dije que sería fácil solucionar nuestros problemas porque ella nunca olvidaba sus principios. Esto también me llenaba de culpa enferma.

Si ella era siempre la que cedía primero, ¿yo estaba destinado a estrellarme una y otra vez con el mismo muro? Pensé mejor en como disculparme pero unos días después ya entraba al taller de la mano de uno de sus pacientes.

— ¿Crees que puedas quedarte con él mientras opero a su madre? — su vestir era de tonos melocotón, un abrigo de felpa blanco.

Sus labios como fresas en una sonrisa.

— Puede quedarse con los otros niños... la clase ya casi empieza.

— Vendré por el en la noche.

— Yo lo llevare. — termine de amarrar mi mandril y tome la mano del menor que veía entre los dos curioso.

Ella hizo una leve mueca de inconformidad, pero yo sonreí con más ganas. Después de saber del otro solo por mensajes debía buscar cualquier excusa para verla por más tiempo.

— Puedo venir yo a buscarlo...

— Isie, no haré nada mal. Voy a hacerlo bien... prometo comportarme como hablas de mí. — di un paso más cerca y en unos centímetros tendría su rostro en el mío. — el tiempo apremia, su alteza, vaya pronto.

Ella dio un par de pasos atrás bastante torpe y casi se estrella con el vidrio de la puerta. Se despidió con palabras cortas con el niño y atravesó la calle casi corriendo.

El menor me haló de la mano y yo me agache.

— Señor Taehyung, ¿Iseul-ssi es una princesa del cuento de hadas?

— No, es su alteza, la reina coronada de flores.

— Woah... tiene sentido.

— ¿Por cómo luce? — pregunte divertido.

— Todo lo que ella toca o hace brilla.

Así supe que el niño no era tan normal como lucía.

Lo lleve con los demás y empezamos el taller de pintura que me entretuvo por un par de horas. Habían niños bastante interesantes, padres bastante a gusto y clientes que decidían apoyarme al ver a tantos pequeños amándome. Nunca me habría pasado por la cabeza algo como esto.

Lidiar con adultos era un dolor de cabeza constante, entre sospechar sus intenciones y confiar ciegamente.

Sin embargo, con los niños era más fácil hacerte entender. No había tantos filtros o apariencias... ellos eran tan honestos e inocentes que nunca había malos entendidos. La campana sonó de nuevo y pensando que era Iseul salí del pequeño salón de clase para ver al invitado.

Era Miwoo apoyada al mostrador tan pálida como una hoja.

— Hola, no sabía que vendrías hoy.

— Taehyung... ¿has hablado con Iseul?

— ¿Que sucede? ¿Iseul está bien? — di un par de pasos adelante pero su expresión fue de bastante enojo.

— ¿Eso es lo único que se te viene a la cabeza?

Era un reclamo, pero sin fundamentos, su rostro ya no denotaba juventud, aunque tuviera la misma edad de Hanam. Miwoo en realidad había madurado casi tanto como yo.

Su ceño fruncido combinaba con su atuendo de detective.

— ¿Por qué la nombrarías? No parece agradarte mucho.

— No le contaste que fuimos a Busan, ¿cierto? — pregunto aun sabiendo que yo sería incapaz de mentirle a Iseul. — ya no sé por qué sigo esperando algo que tú nunca vas a hacer.

— Le conté después que regresó, no antes.

— ¡Eso no cambia en nada!

— No grites, vas a asustar a mis niños.

Me asome al pasillo y todos estaban entretenidos con el lienzo entre sus piernas. Algunos hablaban y otros probaban cada combinación de color que se les ocurriera.

— Ya me cansé de todo esto... ven conmigo a la estación. Tengo algo que necesitas ver.

— Si es algo sobre como Iseul puede estar involucrada en esto no me interesa. Ella no se va a involucrar, aunque tenga que viajar al otro lado del mundo. — dije masajeando mi cien. Lidiar con el crimen de mis padres era más difícil ahora que la búsqueda de mi hermana llenaba toda mi cabeza. — voy a la estación el fin de semana. Quisiera tener tiempo para solucionar algunas cosas con Iseul, no lo sé, tal vez tener una cita.

— Taehyung, se trata de la búsqueda de tu hermana. No puedes aplazarlo solo porque-

— ¿Por qué? Fuimos a Busan y parece que la arena la tragó. ¿No puedo tener un tiempo para pensar mejor las cosas? ¿Si quiera la quiero encontrar?

— Lo sé, lo sé, los ricos siempre humillando al pobre. Ven a la estación cuando te de la maldita gana y si te importa tu hermana, enhorabuena hermano mayor. — puso los ojos en blanco y salió del taller como entro.

¿Qué sucedía con todos últimamente? ¿Quieren tentar la suerte y discutir con Taehyung hasta que ya no quede nada? Si entendía cierta inconformidad porque ella no tenía nadie a quien buscar aún con vida y mucho menos tenía una pista de lo que paso con su familia.

Pero la mía no iba a sanar su corazón entonces debía dejar de esperar tanto de mí.

— ¿Taehyung-ssi? Ya terminé mi dibujo... — el mismo niño irrumpió en el mostrador mostrándome su dibujo terminado. — ¿puedo ir a ver a mamá?

Revise rápidamente mi celular y no tenía ningún mensaje aún.

— Creo que tienes que esperar otro poco, aún está en cirugía con su alteza.

— ¿Y si nunca salen?

— No digas eso, van a salir pronto, cuando todos los demás padres vengan yo mismo te acompaño a visitarla. — le prometí mostrándole mi dedo pequeño.

Él lo entrelazó y me sonrió sin sus dientes delanteros.

Esperamos a que los padres de los demás niños vinieran, uno se llevó una pintura que había hecho de un volcán y agradecí a todos los cielos que se llevaran eso. La había pintado sumido en el enojo de esa noche y había resultado en un cuadro demasiado oscuro para mi gusto.

"Me gusta las pinturas góticas" me había dicho la mamá de un niño cuando la compró.

— ¿Quieres un chocolate? Hace frio.

— No tengo frio. — el niño contesto mientras caminaba a mi lado en las calles solitarias. — Taehyung-ssi, ¿cómo conoció a su alteza?

— No la llames así en su presencia... se enojará conmigo. Nos conocimos en una isla lejana.

— Ah, pero ella nunca se enojaría con usted.

Yo sonreí un poco cargándolo en mis brazos para atravesar la calle, a él le parecía más cómodo viajar así.

— Tienes razón, pero prefiero evitar.

— Ella no se enoja con los demonios que están tras de ella, ¿por qué se enojaría con usted? — sus palabras me dejaron estático frente un restaurante que cerraba sus puertas. — algunos les ayuda a descansar en paz con un toque y otros son más malvados. Debería ayudarle a limpiar.

— Pe-pero que cosas dices... los demonios no estarían tras ella.

— Mi mami me dijo, que ellos tuvieron una muerte trágica, tal vez su alteza no pudo salvarlos y por eso penan.

— ¿De dónde sacas todo eso? — mi tono fue un poco más agresivo mientras subíamos las escaleras.

Entramos al hospital y tras conversar con una enfermera pude localizar en que habitación se estaría quedando su madre. El niño permaneció en silencio desde mi pregunta, tal vez ignorándola o pensando que decir.

No era un niño tan inocente como creí en un comienzo. O tal vez era tan inocente que sus palabras tenían sentido.

— Supongo que no puede verlo porque no es anormal como yo.

Sus palabras me hicieron estrujarlo con más cariño.

Me hizo recordar a Iseul cuando vio el futuro por primera vez, me conto lo que había visto con detalle y con lágrimas. Tenía miedo de perder la cabeza e incluso me invito a tocar el árbol un día entero para que pudiera verlo.

No, yo no era capaz de ver nada, tampoco era capaz de convencerla de que no estaba loca. Nunca en mis años a su lado había podido convencerla de que no era anormal.

— Tae, creí que esperarías el mensaje. — Iseul salía de una habitación. Sus ojos nublados y postura recta ante el cansancio. — gracias por traer a Hong-ssi, su madre lo espera dentro. Esta dormida así que espera en silencio a tu tía.

— Sí, su alteza.

El pequeño se bajó de mis brazos para inclinarse y asomarse a la habitación.

Yo vi su mirada cargada de pena y supe que la operación no salió demasiado bien. Su mano se aferraba tanto a su carpeta de hojas que sus nudillos estaban blancos. Su cabello estaba en una coleta desaliñada y su vestir melocotón había cambiado a un blanco uniforme.

— Isie... hiciste lo que pudiste.

— No, hice menos de lo que podía. — negó con la cabeza una vez.

— No seas tan dura contigo misma. Él está feliz de ver a su mama, sea un día más o diez años más... — agachó su cabeza y yo la tome de la nuca para chocarla con mi pecho. — lo hiciste bien. Siempre lo haces bien.

— ¿Te hablo de los demonios?

Mierda, no estaba listo a hablar de eso ahora.

— Es un niño...

— Sí, su deuda espiritual puede durar unos años. Me recuerda mucho al hermano de Nanhee. — le ayude a cargar con los papeles y con mi mano libre la impulsaba hacia delante.

Llegamos a su consultorio más rápido, unos cuantos dibujos en las paredes que los niños le daban después de pasar tiempo conmigo.

"Gracias por salvar al abuelo, ahora tiene otros mil años" uno de ellos había escrito.

— ¿Como estuvo tu día? — me pregunto mientras organizaba su escritorio.

— Bien, ¿el tuyo? ¿muchas cirugías hoy?

— Yo diría demasiadas... dos pacientes murieron en el quirófano y otro tuvo un paro cardiaco en medio, fue tan inesperado que estuve estática ahí sin responderle a nadie. Hace mucho tiempo no me sucedía algo así, perdóname si me desconecto de la conversación en algún momento.

— Esta bien, no voy a hablar demasiado. Intenta descansar un rato. — dije preocupado pasando mi mano por encima de su espalda. Ella nunca diría que está cansada física o emocionalmente después de un turno. — ¿quieres algo de comer? Traeré cualquier cosa... mejor traigo todo lo que este en la cafetería.

— No, no, estoy bien.

Si no quería comer entonces había otra cosa peor preocupando su cabeza.

— Dímelo, por favor, dime como puedo hacerte sentir un poco mejor.

— ¿Hablaste con Miwoo? — su pregunta instauro un silencio bastante denso y yo trague en seco, ella me sonrió a medias tranquilizándome. — no te preocupes, no discutimos tan fuerte. Sabes que soy mala en discutir y ella es bastante racional. Solo pensé que habías venido porque ella te lo pidió.

— ¿Qué? ¿Ustedes discutieron? ¿Por qué?

— Si no te lo dijo es porque es pasado y si es pasado entonces no puedo decírtelo, no es de gran importancia. Un mal entendido.

— Fue al taller hoy... me preguntó lo mismo que tú.

Ella mordió su labio nerviosa y se cambió a sus ropas melocotón.

Afuera el clima había cambiado a lo que sería una tormenta. Recordé la forma en que Miwoo fue a verme tan pálida como una hoja y como mis respuestas la llenaban de ira.

— Miwoo es una buena mujer y bastante profesional. — repitió lo que siempre me decía mientras ajustaba sus botas. — deberías regresar a la estación antes de que llueva.

— ¿Como sabes que-

— ¿Como sé que te pidió ir? Me lo dijo.

— Iseul yo le dije que iría el fin de semana. — le confesé.

Ella me vio con un rastro de tristeza en sus ojos, como si estuviera esperando otra respuesta. Es como si estuviera esperando que yo me fuera tan rápido como pudiera.

— Tienes que ir pronto.

— ¿Por qué siento que me estas echando al llegar la noche?

— No es lo que crees, lo que ella tiene por decirte... es bastante difícil de superar. Es importante y delicado, no puedes aplazarlo por algo tan insignificante. — sus palabras eran como seda en mis sentidos.

— No eres insignificante, Iseul.

— Yo me quedaré esperando aquí por ti.

— ¿Es en serio?

Ella asintió sin querer verme, algo en su postura era extraño. Mas extraño de como había actuado en los últimos días.

Como si no esperara que regresara por ella.

— Tienes que ir y yo estaré esperándote... no te preocupes. No te preocupes por nada más, Tae. Me quedaré aquí. — su mano acaricio mi cabello deslizándola a un lado hasta acunar mi mejilla y darme un beso.

El sabor a despedida permaneció conmigo hasta que llegue a la estación. No había caído la primera gota pero varias personas abrazaban sus paraguas con expectativa.

Atravesé las puertas y los anillos de seguridad hasta llegar a la oficina de Miwoo.

No había nadie detrás del escritorio así que supuse estaría comiendo algo. Me senté a esperarla y algo de impaciencia empezó a subir por mi esófago, entonces le llamé.

— ¿Qué quieres? — respondió entre el alboroto.

— Estoy en tu oficina.

— Creí que estarías ocupado con tu amorcito hoy.

— Ya me lo contó, me contó lo que le dijiste... — mentí un poco para poder hacerla hablar. — lo se. Lo sé todo.

— ¡¿Si lo sabes todo que haces llamando entonces?! Espérame ahí, en cinco llego.

Iba a responderle, pero me colgó.

En menos de cinco minutos la puerta se abrió con fuerza, Miwoo entro manteniendo su equilibrio, aunque oliera a alcohol. Al parecer estaba en el bar a la vuelta.

— Así que esa perra te lo dijo todo, dime, ¿qué cosas te dijo? ¡Hasta yo quiero saber! — su coleta se había soltado haciendo su cabello castaño bastante desordenado.

Parecía una demente.

— Me dijo que discutieron.

— ¿Discutimos? No discutimos, yo solo le dije unas cuantas cosas y ella no dejaba de verme como una mosca. ¡Tienes una psicótica como novia! Al comienzo creí que era tímida, pero nada de eso... es en realidad una serpiente silenciosa y bastante mortífera.

— Habla de una vez que es eso que me ibas a mostrar, voy a perdonarte que hables así de ella porque estas ebria.

— ¡No estoy ebria! ¡Si estuviera ebria fuera a su casa y la arrastrara escaleras abajo por todo lo que te ha hecho!

Sus ojos estaban inyectados en sangre o enojo, de cualquier forma, me quede estático en mi silla sin saber que hacer para que se callara.

— Miwoo, basta.

— Bueno, voy a calmarme, voy a mostrarte algo. No debería hablar contigo ebria y mucho menos con groserías, pero no conozco otra forma. — abrió uno de sus cajones y me paso una bolsa transparente.

Dentro había un periódico de aspecto viejo, por las puntas sucias y algunas hojas amarillas por estar guardadas. Ella me pidió que usara guantes y yo abrí la bolsa.

— ¿Que tiene que ver un periódico del año pasado y de Busan?

— Lee la página cinco. La noticia abajo a la izquierda.

Su voz había bajado y ahora la esquina de sus ojos tenía unas cuantas lágrimas. Yo hice lo que me pidió y acerqué el papel a la lampara de escritorio para leer el título.

"Accidente en el océano de Busan, una familia de una hija muere ahogada en camino a isla maldita"

Era un título bastante grosero y la calidad de la imprenta no era muy buena, tal vez un periódico bastante mediocre. Lo que me llamo la atención fue la imagen bajo del título, era un hombre de cuarenta con una mujer de la misma edad. Ambos estaban con sus manos en el hombro de una chica sentada en una silla, posando frente la cámara. Parecía una foto de graduación, Iseul tenía una igual.

Pero la chica en la silla era demasiado conocida, sus facciones más maduras aun manteniendo rasgos inocentes, ojos de almendra y sonrisa de dientes pequeños. Su diploma mostraba su nombre completo.

Incluso en el pie de foto resaltaba un nombre en negrilla "Kim Hanam, 22 años, estudiante de biología Marina en la Universidad de Busan".

— ¿Qué es esto? — le pregunté a Miwoo tragando en seco. — ¿Por qué lo descubres ahora?

— No lo sé, maldita sea, no sé. En Busan todos tienen una historia diferente y nadie la recuerda... en ningún periódico esta esta noticia. Solo este registro que tuve que robarlo de la sala de casos extra confidenciales. — Miwoo empezó a hablar mil palabras por hora. — ¿No es demasiado extraño? Revise en todos los registros policiales de Busan y no hay nada, es como si alguien hubiera querido eliminar este accidente de la historia.

— ¿Dónde está Hanam entonces?

— Tienes que seguir leyendo para saber que paso... yo... en serio lo lamento, Tae. Esto no puede ser obra de nadie más que el mismo imbécil que mato a nuestros padres.

— ¡Pero eso no tiene sentido! ¡Si fuera así la hubieran matado hace muchos años! ¡¿Por qué el año pasado y por qué de esta forma?!

Miwoo me vio como si por primera vez en su vida no supiera que decir.

Las lágrimas y el shock estaban a un lado, solo la ira llenaba mi visión, si en realidad Hanam tuvo una vida feliz me bastaba. ¿Pero ella estuvo tan cerca de conocerme? ¿De ir a Quelpart? Eso quiere decir que recordaba algo o que era consciente de donde nació.

Leí el articulo una y otra vez, todo me parecía una farsa.

—¿Tienes una idea de quien nos ha estado ocultando cosas todo este tiempo? — Miwoo me interrumpió.

— Aun no entiendo que debías ir a reclamarle a Iseul.

— No eres muy listo.

— ¡Miwoo!

Ella se levantó del asiento con rabia y dio un puñetazo en la madera.

— ¡Mira cómo nos ha mirado con burla todo este tiempo! ¡¿Por qué ella si puede viajar cuando quiere y Hanam murió a la primera?! ¡¿Qué clase de poder tiene ella que aun sabiendo de Quelpart nadie siquiera le ha puesto un dedo encima?! ¡¿No te parece demasiado sospechoso?!

— ¿I-intentas culpar a Iseul de todo esto? ¿Acaso has perdido la cabeza?

— ¡Sí! ¡Perdí la cabeza en ese instante que me dijiste que ella sabe todo lo que sucede en el mar porque tiene buena relación con su rey! Si es así, ¿no debió saber de este accidente hace tiempo? ¿Acaso es estúpida o tiene memoria de pez? — sus gritos bajaron la intensidad como si temiera ser escuchada.

— Tu no lo entiendes...

— Entonces explícame, con tus palabras convénceme de que Iseul no tiene nada que ver. Tus abuelos lo saben, los registros policiales lo saben, incluso su abuela cuido de Hanam toda su infancia y todos lo saben. Iseul ha sabido todo este tiempo donde estaba tu hermana y supo de su muerte, ¡Hanam mantuvo su nombre intacto y tú le dijiste muy bien a Iseul lo que había pasado! ¡Nunca fue capaz de decirte una sola palabra porque ella sabe muy bien quien esta detrás de todo esto! ¡¿No te parece sospechoso que cada testigo que encontramos o cosa que planeemos se arruine?! ¡Yo no abro mi boca para decir nada! ¡Eres tú con tu bocota quien le cuenta todas las cosas a Iseul!

— No hables como si la conocieras, como si supieras lo que ha tenido que dejar atrás para ir a Quelpart. No la conoces... no conoces su corazón.

— Tienes razón, no la conozco y no quiero conocer a una persona que le oculta el provenir de su hermana a su novio. Me importa una mierda si lo hizo por tu bien o si hay algo peor tras de ella... yo nunca lo haría. — seco sus lágrimas con violencia tomando sus cosas. — si tienes tanta curiosidad por saber que me dijo mientras discutíamos, ella admitió que lo supo y admitió que sabe quién oculto todo esto. Le dije que le daba estos días para confesártelo antes de que yo lo hiciera y nunca lo hizo. ¿Sabes por qué?

Mi corazón se hundió y ni siquiera hice el intento de pensar en una respuesta.

— Porque ella no te ama, solo siente culpa y lastima por ti.

Cerró la puerta después de salir y una centella cayo metros a la estación cortando la luz.

Culpa y lastima.

¿No es esto lo que había sembrado en ella desde que era un niño sucio en la selva? ¿Acaso esperaba algo más? ¿Quién hablo del amor? ¿El hombre que ahora vivía de este lado?

Que chiste.

Junte dos capitulos porque creo que todo va mejor conectado con capitulos mas largos jiji

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