𝕮𝖗𝖚𝖘𝖍 εїз KTH⁴

By blossxm_s

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❝Por mas que intente despertar, mis sentimientos no cambiaran. (No puedo controlar mi corazón) El solo sigue... More

Prologo: latidos
La niña que convencio a una bestia
El rostro de la verdad
Antidoto de ti
Domesticar
Una Nueva Rutina
Reminiscencia de una deidad y una montaña
Leyes de piedra y ceniza: mi primer viaje.
El otro lado de mi soledad
Su Suelo Es Mi Tumba
Los Tintes Del Trauma
Te Recuerdo Sonriendo En Tu Siesta
El Album Del Pasado
Viajar A Mi
El Fantasma De La Opera
Coronas y Espinas
Segundas Opiniones
Porque El Me Ama
Los Colores De Su Alma
Abuela, Madre e Hija
La Ultima Gran Dinastía
Bicho de Amor
Ojo por Ojo
La Nueva Reina
Culpa Y Lastima
Promesa
Lady Kim Hanam
Llamado de emergencia
Realización
Tres de Copas
Bendicion o Maldicion
El Otro Lado
Imparable
Barrera
Estallido Emocional
Mal Entendido
Listos o No
Un Lugar Hermoso
Superheroe
Revelación
Tigre Adiestrado
Mascaras
Efecto Sorpresa
Parecer
Latidos: manzana
Latidos: niño interior
Felices Juntos
Save Me

El Camino a Busan

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By blossxm_s

— Álzalo un poco a la izquierda.

Me acerque a la pared para ver más detalladamente que quedara derecha. Taehyung tenía un tiempo difícil intentando instalar las repisas de su departamento, mis ojos no eran muy buenos y los lentes de contacto no tenían tal espectro.

— Déjame hacerlo a mí. — Namjoon le hizo a un lado volviendo a tomar el taladro. — ustedes los humanos y sus ojos de adorno.

— ¿Vas a ayudar o maldecir nuestra raza?

— No es personal, los humanos son muy fáciles de burlar.

Namjoon sonrió con sus hoyuelos mientras acertaba en instalar la repisa. Él tenía cierto aprecio por Taehyung que iba más allá de ser un niño peculiar y se había ofrecido a ayudarle a mudarse. Le acompaño incluso a comprar los muebles.

Lo que me llevaba a pensar que extrañaba a Seokjin y no tenía más remedio que hacer otro amigo.

— Hyung, ¿es tan importante tener una mesa? Isie come en el suelo. Está bien para mí. — Taehyung refunfuñaba armando la pequeña mesa de té.

— Porque Iseul come en todos lados menos en casa.

— ¿Por qué hablan de mi en tercera persona? Aquí estoy.

— Lo siento, sin zapatos es más difícil verte. — murmuró recostándose en la ventana.

Chasqueé la lengua fingiendo enojo, pero le sonreí agradecida. Yo sola no hubiera podido con todas las cajas y mi sentido de decoración era muy pobre.

A mí me bastaba con una silla y un sofá frente una tv que nunca encendía.

Taehyung en cambio se mudaba solo por primera vez en su vida, era una realización de la vida adulta, que requería demasiada madurez y responsabilidad. Después de esa noche donde se juzgó a si mismo por no controlarse... decidió que mudarse sería lo más apropiado, al menos, hasta que sus instintos no fueran peligrosos.

Entonces el me habló de cuantas noches a la semana debía quedarme en su departamento.

— Lo hiciste, Taehyung. Felicidades. — di un pequeño sorbo de mi cerveza sentada en su nueva cama.

— Gracias.

— No hice nada... tú mismo rentaste un lugar y te mudaste. Voy a extrañarte hasta doler, pero vives cerca del hospital así que espero tener una pequeña siesta aquí si me abres la puerta. — sonreí con la imagen mental.

— Yo seré quien más te extrañe. ¿No puedes venir a vivir conmigo?

Sus palabras contradecían sus actos y yo me reí.

— No te dejaré ir si me pones esos ojos de gato con botas.

— Agh, su alteza, contaré los días hasta que pueda descifrar lo que vive en mí. Entonces podre decir con más confianza que yo te invité a vivir conmigo y no lo contrario. — se recostó a mi lado en el colchón desnudo, yo termine de tomar la lata de cerveza con un solo trago. — no soy machista... pero mi reputación prende de un hilo si todos siguen diciendo que me rescataste de un basurero.

— ¿Quién dice eso?

— Yoongi hyung empezó el rumor.

Alejo el cabello de su frente e hizo un puchero que derritió mi corazón. El entonces empezó a ilustrarme con palabras como iba a remodelar todo poco a poco y cuanto trabajo requería pedir un préstamo al banco.

"Son unas víboras. Odio las víboras" terminó su monólogo acerca del capitalismo.

Namjoon se fue después que todo estaba parcialmente armado y nos dijo que no iba a bajar a la tierra en mucho tiempo. Se había decidido por asentarse en la luna ya que no había nada en la tierra que volviera a anclarlo.

Taehyung y yo cenamos pastas un poco saladas, con cerveza alemana en nuestras manos.

— Su alteza, has tomado más de tres... ¿no te sientes mareada? Tómalo con calma. — yo negué con la cabeza y el dejo la palma de su mano en mi mejilla caliente. — aún tengo suficiente cerveza en el refri, Miwoo me dijo que esa es la costumbre de adultos.

— Tiene algo de razón, pero yo no me embriago muy fácilmente. La cerveza no es nada...

El hizo una mueca rascando un poco su pecho por encima de su pijama de seda.

El solo había tomado una y ya el calor corporal le estaba dando alergia. Me pareció bastante triste que tuviera que tener más cuidado en las cosas que hacía, pero lo manejaba muy bien y pronto mejoraría.

— Yo solo tomo dos y ya siento que digo estupideces. — dijo riendo.

— Es normal... cuanto más tomes más tolerante eres.

— ¿Es una invitación?

— No, no, no tomes demasiado. Te enfermarás. — le advertí y mordí mis labios nerviosa. — debería pedir el taxi ahora mismo. Es tarde.

— Creí que te quedarías.

— Pero-

— Solo esta noche, por favor, puedes tomar otra cerveza o cinco más. Este lugar también es tuyo.

Nunca me sentí tan indefensa hasta que Taehyung aprendió a usar sus dotes a su favor. Sus ojos brillantes y labios en busca de un beso, es como si derribara cada ladrillo de mi fuerte.

Acepté esa noche presintiendo que pasaría lo mismo más noches.

El departamento era más pequeño que el mío pero había aprovechado el espacio muy bien. Sus abuelos incluso vinieron a visitarlo con algunas cosas familiares que querían regalarle.

Admito que poco a poco cedía en mi opinión sobre ellos.

— ¿No compraste comida? Luego soy yo la descuidada. — abrí el refri y el soltó una carcajada cuando saqué otra caja de cerveza. — yah, Taehyungie, deberías dar el ejemplo. De cervezas no sobrevive el ser humano.

— Mi vida, lo haré. Mañana. Lo prometo.

— ¿Puedo cocinarte algunas veces y traértelo de camino al hospital?

Mi voz bajo los niveles porque mi rostro estaba avergonzado. Siempre había soñado con hacer eso por alguien, tener una relación normal y cliché.

Tener este tipo de amor que me levantaba en las mañanas a sonreír mientras preparo algo para alguien.

— Seré el hombre más feliz de este mundo si cocinas para mí... me vas a engordar hasta que ninguna otra mujer me vea con otros ojos. — me abrazo por la espalada alejándome del refrigerador. — no me importa si pasa eso.  Si algún día me dejas no podré superarte, entonces te serviré de comida. Al menos.

— Tae, ¿pero qué cosas dices?

— Creo que no soy muy tolerante al alcohol...

Gire mi cabeza a la sala, se había tomado tres de un solo. Yo me reí por las cosquillas de su barbilla en mi cuello desnudo.

Busco en su celular una canción cualquiera y subió el volumen.

— Tae... deberíamos dormir... hicimos demasiado hoy.

— ¿Me harías el honor de bailar conmigo?

Su pregunta me tomó por sorpresa.

— No se bailar.

— Yo tampoco, entonces vamos a hacer el ridículo juntos. Nadie podrá vernos aquí. — se inclinó hasta darme la vuelta entre sus brazos y dejar un beso torpe en mi labio superior.

— Taehyung ebrio es todo un romántico... que afortunada soy. — sonreí sintiendo mi sangre bombear desde la punta de mis pies hasta mi rostro lleno de expectativa. — deberías guiar nuestros pasos. Yo te seguiré.

— ¿Yo?

Asentí llena de seguridad y él me tomó de la cintura de mis jeans para dejarme sobre sus pies. Mis pies descalzos estaban fríos sobre los de el que estaban calientes.

Era una canción Jazz de esas que tanto le gustaba, chocamos con el mesón de la cocina un par de veces y la luz led del refrigerador era suficiente para ver su rostro feliz. ¿Yo me veré en sus ojos así de feliz? Eso esperaba, porque mi corazón había encontrado un estado de calma que no había encontrado en mi propia casa.

Rodamos los sofás recién acomodados para bailar otros ritmos más movidos y agradecí que no fuera una zona residencial.

Podríamos hacer todo el ruido y podríamos hacer el ridículo que siempre retuve dentro de mí. Aqui no había cámaras o micrófonos, aquí nadie nos observaba, aquí nadie nos estudiaba. Cepillamos nuestros dientes mojando el suelo de madera.

— Deberías dejar de gastar dinero en ropa, puedes usar mis camisas todos los días. — dijo cuando termine de desvestirme frente sus ojos.

Mis mejillas rojas del alcohol y la vergüenza iban a explotar en cualquier momento.

— A dormir.

— Isie, eres un ser mítico.

— ¿Mítico?

— No puedes ser real... pero siempre hay un tonto que cree ciegamente que existes. — me explico su nueva palabra favorita.

Yo me apoye en la almohada y él se escabullo debajo las sábanas hasta quedar a centímetros de mi rostro.

— Mientras más palabras aprendas menos comprendo este mundo, Tae. — confesé honesta pasando mis dedos en su rostro caliente. — nunca me hubiera ocurrido a usar esa palabra.

— Creí que debía dejar de coquetear cuando aceptaras ser mi novia, pero soy muy codicioso. Ahora quiero más.

— ¿Que más quieres de mí?

Sonaba bastante atrevido en mis labios, pero entre los dos habíamos desbloqueado esa faceta hace meses. El solo tomo mi nuca para dejar un beso tranquilo, sin el ruido del reloj detrás y yo vi las mariposas revolotear detrás de mis parpados.

Se separó y arrastro mi cabeza hasta su pechó. Entre su pecho y su cuello ya me había acomodado para dormir en paz.

A la mañana siguiente yo me arreglé para ir al hospital y me sentí como una adolescente regresando con la misma ropa a trabajar. Todo tipo de rumores llenaron mi nombre esa mañana y la sonrisa en mi rostro solo lo confirmó.

Taehyung tuvo la resaca de su vida y la otra, juro nunca volver a tomar.

Soobin decidió regresar a casa después que él se mudó, yo pude respirar por fin en paz y las advertencias de mi tío no me causaron nada más que satisfacción. Aunque Taehyung había terminado por acribillar a sus autómatas con sus propias manos, yo defendía su decisión aun sabiendo mejores formas.

Taehyung apenas empezaría a redescubrir esa parte de él que mi tío tanto trabajó. Era mi deber tratar el tema con cuidado.

Mis días fueron más felices por poco, no tenía autómatas pisándome los talones y cada tanto le llevaba algo de comer a Taehyung. Aprendí incluso a hornear un pastel. El por su parte me iba a buscar algunos días para tener una siesta en su cama, mientras el atendía a sus clientes y se asomaba a veces para rectificar que todavía dormía.

Fue una mañana ese mismo mes, me había levantado con tiempo de sobra y al abrir la puerta de mi departamento me encontré con Hoseok y Raeki.

— ¿Viaje de dimensión? — pregunte sorprendida de verlos.

— No, lady Yan... vinimos a invitarla a la coronación de Hanam.

Oh, así que era eso.

— ¿Tan pronto? Woah, pensé que sería para el invierno... adelante. Hablemos adentro.

— No acostumbramos a entrar a la casa de mujeres con novios territoriales. La última vez casi me deja sin cabellos. — Hoseok dijo divertido y Raeki solo me tomo del brazo para caminar al ascensor. — busquemos un buen lugar donde desayunar. Madrugamos para encontrarte aquí.

Los lleve al taller de Taehyung. Este que apenas abría las ventanas tuvo una expresión de recelo cuando me vio bajar de un auto blindado, pero al ver a Hoseok bajarse cambió a una de curiosidad.

— Oh, lady Yan, en el océano no comemos pintura. — Hoseok dijo entretenido.

— No es eso... prepare comida en casa y podemos comer aquí. Debería ser suficiente. — Taehyung salió a recibir a los invitados confundido, sus pantalones clásicos y camisa oversized. — ¿No te importa si los invito a tu taller?

— Adelante, solo no coman mi parte. Estoy hambriento.

Taehyung nos dejó pasar y Raeki alagó lo hermoso que estaba el lugar. Nos sentamos en el suelo a comer los alimentos.

— Lady Yan, no sabía que había aprendido a cocinar. — Raeki dijo maravillada por mi omelette.

— No aprendí mucho... solo lo básico.

— Aún recuerdo el pastel de cumpleaños de Lord Junghyun. Todo el océano aún habla de eso.

Yo reí avergonzada recordando mi primer fiasco culinario. En ese entonces Junghyun me dijo que no era necesario que yo entrara a la cocina y me pidió por el bien de su corazón que me alejara del horno y los cuchillos. Tenía muchas personas a su mando que podían cocinar en mi lugar.

Yo desde entonces no me había vuelto a enamorar, así que supongo que el amor hace eso en mí. Las ganas de preparar algo sencillo para compartir.

— Tienen ropas bastante casuales. — Taehyung se incluyó en la conversación, trayendo ramen de su departamento. — por un momento creí que eran normales.

— ¿Que somos entonces? ¿Anormales?

Raeki le dio un codazo a Hoseok que sonrió como un sol recién levantado.

— En realidad, vinimos a entregar la invitación a la coronación de la nueva reina de Busan. Es en un par de días y lady Yan debe encontrar el vestido perfecto. — Hoseok explico sus planes, con su ropa de civil parecía más joven. — traje seis opciones para ti... espero te decidas entre uno de esos.

— ¿Seis? ¿Por qué tantos?

— Lady Yan, no se sienta mal si debe rechazar los otros cinco. Las mujeres del océano se esforzaron por igual para que todos fueran como le gustan. — Raeki había vuelto al negro y sus ojos estaban más brillantes que la última vez que nos vimos.

Ahora usaba un lindo conjunto de cuadros verdes y zapatillas, lejos de las botas de matona que le veía usar la mayoría del tiempo.

— Lo intentaré, gracias. Incluso si debo escoger solo uno intentaré usar los otro cinco en algún momento.

— ¿Te iras a Busan? — Taehyung susurro a mi lado.

Yo gire a verlo, no era un reclamo, era más como una petición de confirmación.

— Sí, ¿quisieras ir conmigo?

Raeki se ahogó con un trozo de pan y Hoseok le ayudo con palmadas en su espalda.

— No, entiendo que no puedo bajar. Yo me quedaré en Seúl entonces... no te preocupes. — me sonrió en forma rectangular. — tienes responsabilidades de lady y un plebeyo no puede interferir en eso. Una coronación suena a una fiesta con mucha comida. Será divertido.

— Puedo llevarte conmigo, no es una obligación que vaya si crees que lo mejor sea que me quede arriba.

— Creo que hablo un coreano fluido, su alteza. ¿Escuchaste algo de lo que dije?

Yo hice un puchero y él se inclinó a darme un beso en la mejilla.

Raeki y Hoseok se quedaron ahí frente a nosotros todo el rato mientras coexistíamos en un ambiente donde solo nosotros nos amábamos. Terminamos nuestra comida pensando en cómo sería si el me acompañara debajo del océano.

Él tiene razón, si lo llevaba entonces sería un escándalo demasiado grande. Podría llegar a arruinar el evento tan especial para Hanam y su reino.

Yo quería llevarlo y así tal vez conocería a su hermana.

— ¿Que planea hacer, lady Yan? ¿Por qué le ofreció eso? — Raeki me tomo del brazo hasta el baño, sus ojos llenos de preocupación. — Taehyung le va a resentir mucho si se entera de esa forma.

— Solo importa que se entere, Raeki. Lo que sucede después no puedo controlarlo.

— Pero no es lo mejor. No termino de entender todo esto... pero por favor no te lastimes de esta forma, el y tu recién empiezan su relación. Hay cosas que Hanam aún no ha decidido y esto será un desastre de gran magnitud.

Ahora Raeki no me hablaba como la consejera del rey, me hablaba como una amiga y yo me sentí bastante conmovida. Asentí con la cabeza tomando su consejo y agradeciéndolo.

Tal vez yo empezaba a perder la inteligencia y prudencia que me caracterizaba.

Al menos sería ella quien aconsejaría a Hanam en este nuevo título.

— ¿No podré verte en tu lindo vestido? — Taehyung susurro mientras llevábamos los platos a su cocina.

— Parece que eso es lo único que te preocupa.

— Isie, está bien para mí. Tu más que nadie merece unos cuantos días debajo del océano y comer todo tipo de cosas. — sus manos en guantes lavaban la vajilla con detalle y yo secaba una a una. — confió lo suficiente en Junghyun, él no te dejaría bajar si fuera peligroso o si pasaras un mal rato. Veo en tus ojos que te mueres por ir y verlo.

— Tienes un poco de razón en eso... ella será la segunda reina humana en esta generación. Quisiera darle todo mi apoyo.

— Entonces los chismes deben ser exquisitos.

Yo me reí a su lado y nuestras risas hicieron eco. Sin duda, toda coronación dejaba algo que hablar por semanas.

— Voy a pedirle a Raeki que hagamos la elección del vestuario y maquillaje aquí, entonces puedes verme. — murmuré un poco tímida.

— ¿En serio?

— Esta bien... al final, también necesito tu opinión.

— Lo que mi lady ordene.

Le di un abrazo por la espalda y salimos a ver a la visita. Hoseok felicito a Taehyung por sus pinturas e incluso prometió promocionarlas en la coronación.

El recibía a veces a la realeza de la profundidad como clientes.

Esa misma tarde después de mi turno atravesé los pasillos del hospital hasta mi consultorio, ya Hoseok estaba ahí viendo por la ventana. Espero a que hablara con un par de internos que tenían preguntas acerca de un paciente, un examen y una lectura.

Me cambie a mis ropas después.

— Solo para que lo sepas, Raeki no me dijo toda la verdad y yo mismo decidí no saberlo. — me dijo aun viendo por la ventana, su cabello castaño peinado a los lados. — nunca creí que tu fueras ese tipo de persona... así que no quiero juzgarte. La ignorancia no es tan mala.

— Hoseok... yo lo lamento si te doy esa impresión, pero ni tu ni Raeki serán mis cómplices.

— ¿No?

— Pueden decirle lo que quieran. Incluso inventar algo más, no tienen ningún compromiso conmigo. Ni siquiera soy su reina. — termine de empacar mis cosas en mi bolsa y el dio media vuelta.

Se cruzo de brazos y sus ojos nublados de enojo. Nunca había visto este lado de él, aparte de sus responsabilidades como consejero y cuando tenía una espada empuñada, el siempre veía a los demás con emoción.

Sentí escalofríos por como cambiaban las cosas.

— Ahora que Hanam será nuestra reina... que mantenga a su hermano oculto es una traición. Soy escandaloso y pueden llamarme tonto, pero no soy un traidor.

— Hoseok-

— Déjame terminar, esto lo digo porque ya para Raeki eres su amiga humana. No es capaz de hablar con la razón. Así que te digo una cosa, cualquier cosa que hayas arruinado debes solucionarlo antes de que todo empeore. — yo me quedé sentada en mi asiento como si me dieran el sermón de mi vida. — no nos pidas que digamos lo que queramos, tú eres nuestra lady Yan. Ordenes son órdenes. Si Hanam me pide que encuentre a su familia nos veras desenterrando todo el suelo oceánico en busca de sus padres y de su hermano, incluyendo Jungkook.

— Lo entiendo. Haré lo mejor que pueda.

— Ahora quita esa cara de tragedia, nosotros solo responderemos si nos pregunta directamente y él está más emocionado por verte en ese vestido que por saber el nombre de la futura reina. Es una bestia bien entrenada. — dejo salir una carcajada que me hizo sacar el aire de mis pulmones.

Yo sonreí a medio lado aceptando su mano y salimos del consultorio. En el estacionamiento Raeki hablaba con Taehyung acerca de una técnica de ataque.

Últimamente él estaba tomando clases de boxeo. De alguna forma tenía que dejar salir esa energía retenida. Me saludo con un beso en los labios y lo repitió otro par de veces para molestar a los consejeros. Ellos recién se enteraban que éramos novios y no apostaban mucho, pues aún sentían que era una traición a sus propias aguas.

Busan y Quelpart eran reinos aliados, vecinos, casi hechos uno mismo. Aunque Junghyun no lo admitiera, seguía teniendo influencia en Busan.

Y aunque Jungkook omitiera la verdad, él tendría influencia en Quelpart al conocerlo.

Hoseok manejo por las calles hasta el hotel donde se quedaban, el mismo donde meses atrás Hanam se quedó y donde se festejaban la mayoría de eventos.

— ¿El rey del Han perdonó a su hijo?

— Con todo esto de la coronación, incluso va a llevarlo a Busan.

— ¿Pero y el agua de sal...? — deje la pregunta a la mitad al atravesar las puertas dobles.

Un par de guardias se inclinaron en nuestra llegada y nos guiaron por los pasillos.

— Ellos pueden visitarnos por cortos periodos de tiempo, no hay nada que la deidad no pueda hacer. — Raeki me explico y sentía lo nerviosa que estaba por el montón de guardias que no dejaban de verla con adoración. — nos sucede igual cuando visitamos el río. Ya todo está planeado para que no haya ningún percance.

— Woah, ¿así planeaban pasar desapercibidos? Empiezo a cuestionar de verdad los ojos de los de este lado, como Namjoon hyung. — Taehyung estrujó mi mano para señalarme otra pintura en el pasillo.

Él estaba maravillado por el diseño victoriano y las pinturas exquisitas.

— Los reyes no son muy prudentes. Lo que hizo Jungkook ya alertó a todos los humanos de la existencia de personas en el océano... pero sin duda el lujo deja más que hablar. — Hoseok resumió lo sucedido hace semanas.

Por fin llegamos a un salón privado, dentro las luces eran cálidas y un par de mujeres caminaban de un lado a otro arreglando los vestidos.

Había en total seis muestras, un vestidor a un lado, algo parecido a una pasarela y sofás.

— ¿Iseul te pondrás todos esos? — Taehyung preguntó emocionado y yo sonreí asintiendo. — te van a quedar hermosos... ahí solos se ven lindos, pero seguro serán más preciosos si los usas tu.

— Voy a vomitar.

— Hoseok, por favor. — le advertí a Hoseok que asintió riendo a otro lado.

— ¿Vas a probártelos todos?

— Sí, pero voy a decidir uno solo y te voy a mostrar. Tú me dirás si lo apruebas.

El asintió y Raeki me llevo de la mano al vestidor. Salude a las mujeres del océano que miraban a Taehyung con confusión. El al menos me había dicho que no iba a tener ninguna muestra de afecto frente a otras personas del océano, pues entendía de la prudencia y no quería que nadie hablara de mi por ser tan libertina.

Le dije que ya no me importaba, pero de igual forma el permaneció firme a su convicción, aludiendo también que ellos eran un reino extraño.

El solo tenía cierta confianza con el de Busan y el de Quelpart.

Las mujeres si eran de Busan, me hablaron de lo grande que estaba y cuánto tiempo había pasado sin verme. Pocas veces visitaba a Jungkook abajo porque siempre terminábamos discutiendo como dos niños. Entonces me probe uno a uno los vestidos, de diferentes colores y texturas.

— Sabemos que le gusta lo sencillo y sofisticado, por eso las mujeres de Quelpart diseñaron lo más prudente que pudieron para la ocasión. — una de las mujeres me ayudaba a acomodar un vestido color coral pálido. — la futura reina Hanam tiene los mismos gustos, gracias a todos los corales le encantó el primer diseño.

— Lo agradezco, que enviaran seis vestidos para mi me hace quedar como la más complicada del reino.

— No, no, no diga eso. Todos son encargos de lord Junghyun de eventos anteriores... siempre que va a algún lugar hace su vestido a juego. — escuche un deje de melancolía en su voz.

Junghyun no participaba en los eventos mundiales del océano, casi no visitaba otros reinos y mucho menos recibía visitas. Sin embargo, cada tanto, debía hacer viajes más por conveniencia de la isla.

Intercambiar armas, perlas o alguna otra alianza importante.

Entonces yo debería acompañarlo... lo hice por un tiempo y algunas veces baje solo para acompañarlo. Pero desde que empecé el internado y a trabajar de sol a sol, el prefirió ocultarme todas las cosas referentes al reino.

— Ah, entiendo. Entonces debo usarlos con más agradecimiento aún... Hyunie siempre tiene buen gusto. — me miré en el espejo y me sentía como otra versión de mí, no era diferente, simplemente mejor. — les agradezco venir hasta acá a ayudarme con el vestido. Se que puede ser un poco estresante.

— Sí, por eso vinimos bajo nuestra propia disposición.

— ¿Jungkook no dijo nada acerca de sus dos consejeros ausentes por un tema de vestido?

Las mujeres se vieron entre ellas cómplices y riendo recordé que nunca usaba los títulos con su nombre.

Ya debían saber que, si fuera el caso contrario, Junghyun le ahorca hasta que diga el "lady" antes de mi nombre. Raeki dejo algunos accesorios en mi muñeca y las zapatillas en mis pies.

— No, el mismo planeó nuestro viaje. Dice que tiene mucho que hablar contigo en tu viaje.

— Oh, no quisiera arruinar el buen momento.

— No sea tan dura con él, ha crecido en estas semanas. — Raeki defendió a su rey entre risas.

— Lo veremos.

Salir a modelar los vestidos era más gracioso que cuando era joven. Ahora era un evento lleno de Hoseok criticando mi postura, Taehyung tomándome fotos con su cámara y gritando a los cuatro vientos que escogiera ese.

Me dijo que escogiera los seis y usara uno diferente cada hora.

— No puedo creer mis ojos, ¿todo este tiempo has usado vestidos así en secreto? Porque justo ahora pareces todos los cuentos sobre princesas que leía tu abuelo. — Taehyung me dijo observando cada detalle con adoración. — serás la reina más hermosa de todas... empezaré a sentirme mal por no acompañarte.

— Puedes cambiar de opinión.

— No, no, si bajara al océano seguro no dejaría de hablar de ti. Entonces me confundirían con tu asesor de imagen.

Yo me reí de sus ocurrencias y caminé a probarme otro vestido.

Todos eran hermosos, pero desde el inicio había puesto mis ojos en uno color azul perla, era de estilo medieval que dejaba expuestos mis hombros, pero tenía mangas amplias hasta las muñecas con una tela transparentosa bordada en hilos plateados en formas de mariposas. Se ceñía en mi pecho hasta la cintura con el mismo bordado, un cinturón delgado de piedras plateadas y una falda que caía en forma recta hasta el suelo.

— Lord Junghyun sabía que escogería este. — murmuró Raeki mientras me ayudaba a ajustarlo con cintas atrás. — ¿preparamos el peinado y el maquillaje ahora?

— Sí, creo que tomé una decisión.

— Es bastante innovador que lleve mariposas en su vestido... en el océano no hay mariposas. Las mujeres de Quelpart deben conocerla muy bien.  — comentó una de las mujeres.

Yo sonreí tímida, luego me contaron más acerca del evento. Todo era organizado por Jungkook con ayuda de sus consejeros, pues la coronación no se hace hasta que estén casados e incluso entonces no es necesario.

Pero el había considerado tan imposible que Hanam escogiera su vida abajo, que debía atribuirle su lugar con todos los honores.

Las mujeres de Busan eran bastante eficientes y en poco ya volvía a salir del Vestier. Un maquillaje sutil, aretes elegantes e incluso una tiara ligera con diamantes incrustados. Había rechazado algún tipo de collar pues el que me dio Taehyung no iba a quitármelo por nada del mundo.

Aun no encontraba confianza con las zapatillas, pero al alzar mi mirada me encontré con la de Taehyung. Se quedó estático sin mover un ápice o siquiera respirar.

Luego tocó su pecho como si tuviera un paro cardiaco.

— ¿Te gusta? Creo que me decidí por-

— ¿Que si me gusta? ¡Es perfecto! Isie, te ves preciosa... mírate. Woah, woah, en serio. ¡Es que mírate! — se levantó del asiento con fuerza y me tomó de las manos con cuidado, como si fuera un maniquí frágil. — que afortunado soy de nacer en su mismo reinado, lady Yan.

Yo no pude ocultar la risa que nació en mis entrañas y todos dejaron salir una carcajada.

— Basta, voy a arruinar el vestido con mis lágrimas de tanto reír. Me alegra que guste tanto como a mí...

— ¿Puedo pintarte? Déjame hacerlo solo una última vez. — dejo un beso en el dorso de mis manos y yo me sonrojé aún más.

— Pe-pero no puedo quedarme tanto tiempo así.

— No importa... no creo que se me borre esta imagen de la mente por los próximos veinte años.

— Esta bien, Taehyungie, lo esperaré. — susurré tímida y vi nuestro reflejo en los cristales. — creo que me veo más hermosa porque me llenas de amor.

— ¿Es eso? Entonces debo darte aún más.

Yo gire a verlo graciosa y soltó una carcajada lamentando ser tan cursi. Taehyung tenía ese talento que hasta ahora explotaba... su propio corazón no tenía maldad o prejuicio. No tenía un filtro con el que todos crecemos en este lado.

El solo decía lo que pensaba sin temor a ser demasiado cursi o demasiado directo. Él no era demasiado para mí.

— Bueno, ya que está decidido, volvamos al agua.

Regrese a casa con Taehyung a mi lado sosteniendo mi mano mientras hablaba animado con Hoseok. Raeki se había quedado en el hotel y supuse el príncipe Mingyu debía estar rondando los pasillos del hotel en minutos antes de la madrugada.

Hoseok nos dejó en el edificio y subí el ascensor con Taehyung.

El mismo me ayudó a organizar el equipaje, no eran muchas cosas, pues la mayoría no las necesitaba abajo. La ropa, los accesorios e incluso sus zapatos iban a ser disposición de Hoseok quien se comprometía a hacerme ver un poco decente.

— Te voy a extrañar mucho, ¿seguro no quieres ir?

— Yo también te extrañare mucho... pero también tengo cosas que hacer aquí, en la estación de policía y el taller. — sus palabras me hicieron ver que era un poco egoísta de mi parte pedirle que fuera conmigo.

No soy el centro de su vida, ahora era un adulto con trabajo, amigos y responsabilidades.

— No voy a pasar muchos días ahí, prometo regresar en menos de una semana. Hay un par de operaciones que no puedo aplazar. — puse como excusa a mis pacientes y me recosté en mi cama entre las sábanas. Taehyung dejo de ver el reflejo de la luna en mi ventana para escabullirse en la cama. — ten mucho cuidado estos días y no te metas en problemas. No quisiera tener que dejar mi viaje a medias...

— No puedo prometer nada en este lado. Todos tienen sus razones para buscar mi peor lado.

— Incluso así, no puedes dejar que algo más gobierne tus pensamientos o tu actuar. Eres lo más importante.

— ¿Lo dices por lo que sucedió con esos autómatas?

Yo me apoye en mi costado para verlo de frente, su cabello regado en la almohada y labios rojos del maltrato. El lunar debajo de su ojo me incitaba a dejar un beso ahí.

— Pudiste alejarlos de otra forma, pero entiendo que esa otra forma no era suficiente para ti. Ellos atravesaron un límite que nunca nadie había atravesado.

— Parece que los conocías...

— Sí, lo hacía. Papá no tiene tiempo para llamar y preguntar como estoy, así que ellos le sirven como informantes.

Taehyung dejo de respirar para verme a los ojos en busca de un mensaje de que mentía. El en serio esperaba que le dijera que no sabía quiénes eran o que querían.

Yo siempre lo he sabido.

— Con todo el respeto que merece por ser tu padre, es un maldito imbécil, ¿cómo se le ocurre hacer algo así? ¿Acaso no sabe que tu información puede caer en manos malignas? — se apoyó en su codo como si fuera a ponerse la ropa a perseguir a papá. — lo que hace tu padre es acoso y es ilegal, si yo pude ver todo eso alguien más pudo. El solo te controla y te persigue como si fueras una sospechosa de algo horrible.

Si soy culpable de algo horrible, Taehyung.

— Algún día entenderás.

— ¿Estas bien con eso? ¿Acaso extrañas a esos hijos de puta?

— No digas groserías en mi cama. — mantuve mi voz tranquila, pero el volvió a recostarse ofreciendo una disculpa con su rostro enterrado en la almohada.

— Iseul...

— No los extraño, tampoco me alegro de que no estén... no sé cómo sentirme al respecto. El aún tiene miedo de que alguien descubra quien soy. — explique sus razones, aunque sonaban estúpidas en mi boca. — los autómatas no son seres que tienen autonomía, solo unos pocos como Jimin y Baerin pueden decidir sobre si mismos. Entonces en vez de sentir molestia u odio hacia ellos, sentía pena, porque de alguna forma yo me veo reflejada en sus ojos. Como alguien que aún le falta mucho camino para lograr la libertad.

Taehyung no dijo nada por unos minutos, solo giro su cabeza para dejarme ver su rostro sonrojado. Sus ojos eran dos pupilas de tigre, medio despierto con una expresión de derrota.

— Ellos han intentado lastimarte muchas veces, no son muy precisos... pero si así fuera entonces no me lo perdonaría. Tal vez tu padre no los envía con esa orden, pero quien manipula sus mentes es mi enemigo.

— No hables de enemigos, es aterrador.

— A lo que quiero llegar es que cualquier persona que siquiera piense en tocar uno de tus cabellos con maldad ya es mi enemigo. No me importa cuantos autómatas o cuanto poder tiene, no volverán a acercarse a ti.

Yo agache la mirada hasta su pecho y el entendió el mensaje. Me acurruqué ahí sintiendo las lágrimas en mi garganta, ponerlo en contra de mi padre y mi tío sería una batalla demasiado peligrosa.

Ni siquiera yo en nueve años había logrado ganar.

— Taehyungie... sí tuvieras la oportunidad de darle un consejo a Hanam, ¿cuál sería?

Iba a ir a Busan y le iba a decir a Hanam quien era su hermano.

— Gracias por la comida. — exclamé emocionada antes de tragar el primer trozo de carne envuelto en lechuga.

No pasaron cinco minutos y ya yo había terminado con la mitad de buffet en ese avión. Este viaje era tan diferente al que hice hace casi un mes atrás, el jet privado que usaba Jungkook para sus viajes era bastante lujoso y servían comida de maravilla. Aunque el viaje no era tan largo pude degustar de todo un poco bajo la mirada curiosa de unos cuantos guardias.

— ¿A dónde se va toda esa comida? — Hoseok preguntó por ellos mientras tomaba un trago largo de soda. — tienes un hoyo negro en ese estómago.

— Estas son mis municiones antes de que llegue la guerra.

— Para el momento que empiece, tendrás suficiente comida para alimentar a toda la humanidad por cinco años.

Yo me reí tímida por los pares de ojos, ¿era mi culpa que nadie usara este servicio tan especial? La comida me hacía pensar en otra cosa y no los nervios que me daba hacer algo como lady Yan. No estaba visitando Busan como Yan Iseul sino como la reina de Quelpart.

Aunque conocía de memoria la etiqueta y puliera mis modales ya adquiridos, era bastante abrumador mantenerme atenta todo ese tiempo.

Mire por la ventana de mi asiento las nubes chocar con el ala, era tan hermoso. Quise tomar más fotos para enviárselas a Taehyung. Raeki estuvo todo el rato leyendo un libro a mi lado y no pude charlar con ella sobre las cosas que había hecho en Seúl. Tuve una pequeña siesta antes de que Hoseok anunciara nuestro aterrizaje.

La pista privada de Busan ya estaba organizada para mi llegada.

— Woah, que bonito, es primavera en Busan. — murmuré pegando mis ojos en el vidrio.

— Jungkook le rogó a la deidad que hiciera una semana de primavera siquiera.

— Es todo un romántico, me gusta.

— ¿Quién lo diría? Que un día tuviéramos que referirnos a Hanam como reina. — Hoseok pregunto divertido estirándose en su traje color menta. — es más sorprendente que la primera vez que bajaste al océano.

— No creo que sea un cambio brusco, ese lugar siempre fue suyo. Al menos no parecen mantener el mismo respeto hacia mi como en ese entonces...

Raeki me vio con un poco de vergüenza, volviendo a llamarme Lady mientras yo me preparaba para bajar. Ella era siempre quien trataba a sus superiores con respeto y admiración, independientemente cuan cercana fuera.

Hoseok en cambio criticaba mi forma de caminar con zapatillas, así que me obligo a practicar en el pasillo.

El aterrizaje fue tranquilo y no espere una señal en específico para bajar los escalones uno a uno. Quería ver a Junghyun cuanto antes y darle un abrazo de oso. Unos cuantos guardias anunciaron mi llegada y mis pies se movieron en la pista de aterrizaje, alcé mi mirada a un pequeño grupo de personas a unos metros.

Sonreí de verdad cuando mis ojos se unieron a los de Junghyun que se teñían de gris.

Estaba tan emocionada por acortar nuestra distancia que cuando mi visión se puso borrosa no pude evitar traspillar con mis zapatillas de tacón bajo. Dentro de mi alguien había girado el mundo a un lado y me sostuve del suelo como si mi vida dependiera de eso. No reconocía las figuras o los colores detrás de mis ojos, incluso mi respiración dejo de tener un ritmo para ser intentos de buscan oxígeno. Agaché mi mirada intentando anclarme algo, pero incluso el suelo debajo de mi se movía de un lado a otro.

— ¡Lady Yan!

Hubo un alboroto de pasos y exclamaciones de terror.

— Hoseok, acompáñame. — entre el escudo humano que habían creado los guardias a mi alrededor pude distinguir la voz de Junghyun.

— ¡Lady Yan! ¡Lady Yan! ¿Está bien? ¿El viaje le dio mareos?

Los hombres no tenían permitido tocarme, pero una mano se colocó encima de mi cabeza, era la abuela de Junghyun a mi lado.

— Intenta respirar, concéntrate en las voces...

Hice lo que me pidió terminando de arrodillarme en el suelo tibio y mis ojos se cerraron intentando descifrar que pasaba.

Empecé a toser por la falta de aire y el alboroto empeoró. Sabía lo que haría Junghyun. Entonces el pánico inundo mi cabeza.

— Llévenla al océano. Ahora.

— Junghyun... no... no vayas. — dije con voz entre cortada pero sabía que me escuchaba. — por favor, no me dejes aquí.

— Iseul...

— No. No lo hagas.

Supe que detuvo su caminar en dirección a donde provenía el ataque, incluso varios guardias se habían ido a la persecución del intruso. Hoseok ya no estaba aquí como ordenó. Todos los hombres tragaron en seco al ver al gran Junghyun vacilar en sus órdenes.

No iba a dejar que manchara sus manos sin ninguna razón.

— Parece que te escuchó. — su abuela murmuró pasando su mano por mi espalda. — intenta apoyarte en tus rodillas.

Ella no entendía nada, pero agradecía que hubiera evitado un enfrentamiento aquí.

— E-estoy bien... fue el avión.

— No digas nada. — Junghyun entró en el perímetro resguardado para agacharse y tomarme de la mano. — ¿puedes caminar?

— Eso creo.

— Parece que no.

Junghyun enojado era bastante frio al tacto, sentía que su mano era un cubo de hielo.

Hice lo que me pidió y me apoyé en mis rodillas. El vestido ya se había ensuciado y me sentí triste porque era un regalo de mamá, hasta mis pantorrillas de color verde pastel. Junghyun me tomó con más fuerza de la mano y con su otra mano en mi cintura me impulsó hacia arriba sobre mis dos pies.

Tosi otro poco más agachando la mirada, la sensación de asfixia aún no se iba.

El hoy no usaba un traje, solo una camisa formal sobre pantalones clásicos color azul cobalto, su espada yacía en su estuche elegante que pasaba desapercibida. Sus zapatos de vestir fue lo único que vi por unos minutos mientras colocaba la capa encima de mi cabeza.

— Creí que la había dejado en Quelpart. — dije con mi voz baja, intentando cambiar de tema.

— Lo hiciste.

Sentir el ligero peso de la capa sobre mis hombros al final me hizo sentir más segura, de nunca soltar el brazo que Junghyun me ofrecía.

— Lord Jeon, será mejor que vayamos en autos separados. Vamos a distraer la atención del intruso tomando caminos diferentes. — Raeki quien había permanecido en otro perímetro resguardada dispuso de su inteligencia. — yo me llevare el equipaje si es con esto que la rastrean, estaremos en cinco autos diferentes.

— Mmn.

— Yo también iré en otro auto, tengo cosas que hacer aquí arriba. No subía en casi diez años.

Ahora que veía detenidamente a la abuela de Junghyun sentía la vergüenza nacer de mis entrañas. Ella nunca dejaba el agua y siempre se quejaba de la superficie.

Entonces había subido para verme caer de bruces frente a todos.

— Y-yo le agradezco haya subido esta vez... lamento si no fue agradable...

— No, está bien. Esas cosas suceden aquí arriba y las extraño un poco abajo. Sobre todo, bienvenida a Busan de nuevo. — dio unas palmadas en mi brazo antes de abrir su abanico de mano.

Con elegancia camino en su vestido coral hasta otro auto blindado a lo lejos. Su cabello canoso estaba peinado perfectamente y la edad era todo un misterio, siempre se había mantenido joven gracias a la magia del océano. Sus ojos grises eran más parecidos a los de Junghyun que lo que el mismo admitía.

Junghyun empezó a caminar a paso rápido antes de que me advirtiera.

Sentía el ambiente bastante tenso cuando solo quedamos los dos en un auto. No había guardias o cámaras o intrusos en ese auto, el manejaba parcialmente errático incluso violando algunas leyes de seguridad. Tomando el camino más largo al océano.

Por el retrovisor vi a unos cuantos guardias de civiles en motocicletas o autos de carga.

— ¿Estas bien? ¿Puedes respirar bien?

— Sí, creo que ya pasó lo peor. — le respondí tragando el nudo en mi garganta que no se iba.

— No debiste detenerme en ese entonces, podemos terminar con esto más pronto de lo que crees si dejas a un lado el temor. — sus palabras seguían siendo frías y sus nudillos estaban blancos sobre el volante negro. — ellos han demostrado que tu piedad solo alimenta sus ganas de hacerte daño.

— Junghyun, te extrañe mucho.

El giro su cabeza para verme a los ojos, sus facciones estaban más marcadas por el enojo y sus cejas fruncidas se relajaron un poco.

Sus labios delgados hicieron una leve mueca cuando empecé a llorar.

El estaciono rápidamente a un lado del boulevard frente a la playa. Fue tan abrupto que la motocicleta que nos seguía casi choca con el auto.

— Iseul...

— Solo quería decirte cuanto te extrañe... darte un abrazo y un beso. — mis palabras eran nasales por la cantidad de lágrimas que dejaba salir. — ¿Por qué es tan difícil olvidarme de todo esto? ¿Por qué te persigue a ti y a mí? Ya me quedé sin ideas... me quedé sin mentiras... ya no creo poder más, Hyunie.

Se quito el cinturón haciendo ruido y dio la vuelta al auto, seguro les dio la señal a sus hombres que no nos interrumpieran. Abrió mi puerta y quitándome el cinturón de seguridad me dejo a un lado con mis piernas afuera del auto.

— Hagámoslo todo de nuevo, ¿vas a recibirme llorando?

— Hyunie...

— Yo te extrañé, te extrañé demasiado. Te sigo extrañando. — rodee su torso con mis brazos volviendo a oler el mar y la arena en él. Sabia cuanto le costaba decir lo que sentía. — no dejes que nada rompa tu corazón, mi lady, es muy difícil volverlo a unir.

— Lo siento. Te amo.

El hizo presión en mi espalda para que nuestras cabezas estuvieran más juntas, su mejilla en mi cabello.

— Te amo, Yan Iseul. Te prometo que estaremos bien.

Estuvimos así por unos minutos, como soñé que sería cuando me bajara del avión.

Después de esto probablemente él no me diga nada por tres días enteros, pero por mi estaba bien. Cuando pequeña creía que él tenía un límite de palabras al día, entonces hablaba mucho para que el no tuviera oportunidad de gastar todas sus palabras conmigo. Si eran palabras acerca de algún sentimiento entonces permanecía en silencio por días enteros.

La primera vez que me dijo te amo no me hablo por un mes.

Incluso si había acabado su reserva de palabras yo no deje de contarle las cosas que quería el resto del camino. Incluso cuando llegamos a la playa yo seguía hablando de cosas que ya habían pasado, el escuchaba atento a todo como si de verdad le importara. Cualquier cosa que la Iseul de nueve años le decía era igual de importante que la Iseul de veinticuatro le confesaba.

— ¿Esto que es? — me ofreció una píldora redonda que era relativamente más grande de lo normal. — ¿La deidad hizo un nuevo invento?

— Para la semana entera.

Abrí mi mano y el la dejo en la palma. Frente al puerto las olas chocaban tranquilas en la orilla, unos cuantos barcos embarcaban y pocas personas disfrutaban del océano.

Desde que se supo que hay gente viviendo en el océano un montón de turistas habían venido.

Pero la gente de Busan prefería dejar de tentar la suerte y dejar el océano en paz. Me trague la píldora con un trago largo de agua, Junghyun no quito sus ojos de mi como si esperaba que me creciera otro ojo. Logre sonreírle mientras me frotaba los ojos acuosos. No quería que nadie del castillo empezara rumores tontos sobre mi llegada y mi llanto.

Mientras me sumergía al océano de la mano de Junghyun pensé en cuan tonto es eso, era obvio que todos sabrían, pero los guardias aún no unían los puntos. Si él le dio esta misión a Hoseok probablemente él ya sepa lo que sucede.

¿Quién iba a pensarlo? El consejero más ruidoso y estridente de Jungkook sería de confianza.

Volver al océano después de tanto tiempo me hizo toser un poco llamando la atención de los demás. Negue con la cabeza cuando uno de los guardias me ofreció un pañuelo, bien podría fingir un resfriado, pero eso sería peor. Estaría encerrada todo el rato porque Jungkook es obsesionado con la salud de su gente.

Al menos todo este incidente me hizo olvidar los nervios, que volvieron a mí al ver las primeras casas del reino. Este era tan diferente al de Quelpart, algunas edificaciones de dos pisos, escuela, cancha, coliseo e incluso pequeños edificios. Las personas aquí tenían un ritmo de vida más veloz del que yo acostumbraba a ver en Quelpart.

Unos cuantos se dieron cuenta de nuestra llegada y dejaron de hacer lo que hacían para inclinarse con respeto.

— ¿Esa es lady Yan?¡¿Tomada de la mano con lord Junghyun?! — escuche a una de las mujeres al pasar por una esquina donde vendían ropa. — pero que capa tan lujosa y elegante, ¡Gracias a todos los corales estoy viva para ver este milagro!

— Has silencio... te van a escuchar.

— No parece que este llevándola a la fuerza. ¿Los rumores serán ciertos?

— Ya cállense todas ustedes, seguro es por la coronación. Tengan un poco más de respeto si no quieren que lord Junghyun las cuelgue en la punta del castillo como las arpías que son. — otra mujer un poco más joven les advirtió.

Yo que escuchaba atenta todo eso no pude evitar reír, el sonido salió un poco maltratado en mi garganta, pero Junghyun decidió colocar su mano en mi espalda.

— Hyunie, eres muy famoso en Busan.

— No lo digas.

— ¿Qué? Todos te aman. — murmuré divertida saludando a unos niños que se colaban entre las piernas de los guardias para saludar. — no sabía que éramos la versión de Hades y Perséfone del océano.

El giro su cabeza levemente y alcancé a escuchar su risa entre sus labios. Su sonrojo ahora era más evidente con mi mano en la cinturilla de su pantalón en busca de apoyo.

— ¿Acaso lord Junghyun esta sonrojado?

No pude evitar reírme con más fuerza, en frente de todos aquellos que en algún momento temieron que me convirtiera en su reina.

Los rumores vuelan demasiado rápido, pero la mesa es más veloz es dar la vuelta.

Los peces a esta hora del día llenaban de color el paisaje y el camino al palacio que se izaba en todo el centro. Con cuatro torres y metros de algas de todos los corales, abría sus puertas como era de costumbre. Un guardia con voz profunda anuncio nuestra llegada, pero no era necesario, Jungkook ya estaba en toda la entrada con su uniforme elegante.

— Bienvenida a Busan, lady Yan. — se inclinó un poco y yo le correspondí sonriente.

— Gracias, Kook.

— Yah... di lo que soy... recuerda tus modales.

— Gracias, hermanito de Junghyun. — hice una venia de noventa grados y los guardias no ocultaron sus risas. — te queda muy bien ese traje.

— No coquetees conmigo frente a mi hermano.

Jungkook tenía su cabello peinado a los lados, sus puntas antes rubias ahora tenían un color negro y sus ojos de bambi miraban a su hermano en busca de apoyo.

— Si lady Yan lo dice debe ser cierto. — Junghyun dijo antes de hacernos pasar.

Este palacio estaba lleno de personas, criadas y guardias en todos lados seguramente organizando los últimos detalles.

Unas mujeres me saludaron y más personas de la nobleza hicieron su respectivo saludo, yo casi me fracturo la espalda por cada vez que alguien se acercaba a nosotros. Jungkook entonces empezó a decir que me había tardado demasiado y que Hanam al final había salido a dar un paseo con la estilista real.

— Creí que el estilista real era Hoseok... — susurré admirando el jardín trasero lleno de flores humanas.

Jungkook las había plantado para Hanam hace años y hasta ahora florecía.

— Hoseok se fue a Seúl por mucho tiempo y tuvimos que hacer algunos cambios, te vas a quedar en el ala derecha... si tienes hambre sabes dónde queda la cocina. Hanie no sabe que vendrías, así que es una sorpresa— él dijo simple guardando sus manos en los pantalones negros. — ¿qué tal tu viaje? ¿Qué tal Seúl?

— Debo agradecerte, nunca había montado un avión tan lleno de buena comida.

— Ah, el reino de Busan sin duda debe ser más próspero que Quelpart.

— Te equivocas. — negué con la cabeza, Junghyun nos seguía un metro detrás dándonos un poco de privacidad.

— ¿Es verdad eso de que hay oro? ¿Diamantes?

— Mira con detalle la capa que me regaló su rey... soy toda una mina andante. — mi voz salió divertida y el rio frunciendo su nariz. — no te preocupes, muy pronto podremos invitarlos a que nos visiten. Que vean nuestras riquezas.

— ¿Podré conocer su castillo, hyung?

Giro a ver a su hermano con emoción. Junghyun me vio con una ceja alzada, pero termino por asentir.

— No hay nada que le diga que no cumpla, deberías empezar por valorar mi título. Escuché que me llamas la doctora loca, Yan título comprado y cerdo piernas cortas.

Recordé los apodos de la infancia riendo.

— Tienes algo de razón en eso. ¿Quién lo diría? Mi hermano mayor cumpliendo todo lo que le dice una cerda piernas cortas.

— ¿Quién lo diría? — Junghyun se incluyó en la conversación al llegar a nuestro pasillo de habitaciones. — mi hermano menor preparando la coronación de su reina humana.

El hizo una mueca y le dio un golpe amistoso en el hombro.

Jungkook era más bajo que Junghyun por unos cuantos centímetros. Viéndolos uno al lado del otro en un pasillo elegante de este castillo me lleno de sentimentalismo, como un deja vú de mis días de infancia entre esos dos. Quise por un momento viajar en el tiempo y volver a vivir nuestras vacaciones, nuestros veranos y primaveras.

— ¿Vas a llorar? Yah, cerdo piernas cortas, espera hasta que empiece la ceremonia. — Jungkook me dio un leve codazo antes de dar la vuelta. — los esperamos abajo para la cena.

— ¿Debería arrastrarlo por la oreja como cuando era un niño?

Yo negué haciendo un puchero y entre a la habitación. Era bastante elegante, de paredes caramelo con una cama doble, un toldo, un tocador y un armario gigante repleto de vestidos. Revisé las pocas pinturas que adornaban las paredes, sin duda esta era la misma habitación que usé mi primera vez aquí.

— Parece que nadie ha movido nada. — incluso estaba el peine colgando del espejo como lo deje y la puerta del armario abierta. — woah tengo muchos recuerdos.

— Solo han entrado a limpiar.

Junghyun dejo mi equipaje de mano en la mesa de noche y yo me senté en el colchón viendo por la ventana.

Todo Busan frente mis ojos.

— Tu madre siempre insistía que era una habitación muy madura para mí, pero me encantaba estar aquí. Aunque fuera una noche se sentía como un cuento de hadas. — recordé el rostro de la reina y deseé que siguiera aquí para burlarse de sus hijos. — ¿Qué crees que diría tu madre? En este momento aún no se hubiera decidido por qué vestido usar.

— No hubieras atravesado esa puerta completa, te llevaría a tomar el té enseguida.

— ¿No has pensado en ella?

— He pensado mucho en los dos desde que regresé de Quelpart.

Junghyun se sentó en el sillón al lado de mi cama y yo me quite la capa con cuidado dejándola en el perchero.

— Tu padre sin duda los regañaría tan fuerte que todo el reino temblaría de miedo. ¿Hace cuanto no usan sus trajes de gala?

— Yah, usar eso es una tortura. Soy muy conservador, pero llevar una espada de mil años que pesa mil kilos no es muy estratégico. — Junghyun seguía con su expresión en blanco y ojos grises entrecerrados. — ya no importa si los recuerdo demasiado, al menos ya estás aquí.

— Iremos a visitarlos antes de irme.

El alejo su vista del ventanal para verme a punto de llevarme la contraria. Yo hice uso de mis encantos y le lancé un beso.

Entonces asintió volviendo su atención afuera.

Yo me levanté al lavabo a lavarme las manos, pero sentí que mis extremidades se durmieron. Pensé que por la posición sentada y giré a ver a Junghyun que se levantaba de su asiento con calma.

— Hyunie, no siento mis manos.

— Sí, es normal.

Abrí mis ojos sorprendida y di un paso atrás.

— ¿Que me diste? Hyunie... ¿qué me diste?

— Solo duerme un poco, mi lady. — todo volvió a ser oscuro y sus brazos me atraparon antes de que chocara con el suelo.

Era consciente de que me dejo en la cama, incluso arropo mi cuerpo con sabanas de seda.

La voz de una mujer fue lo último que logre escuchar.

Cuando me levante algo estaba chocando con la ventana de la habitación, ya había oscurecido y solo unas velas de fuego azul iluminaban la estancia. Sentía que mis extremidades se habían separado de mi torso. Respiré hondo tocando con mis manos la suave tela, me impulsé hacia arriba sentándome al borde.

Tenía una bata de dormir y había comida en la mesa de noche. Una bandeja con frutas, sopa de vegetales y arroz.

— Que extraña sensación...— alguien había cambiado mi ropa a una bata de dormir. — ¿Que se trae Junghyun entre manos?  Yo le cuento todo sobre mi.

Estaba a punto de crear una pataleta intencional.

"Come algo y duerme otro poco si quieres. Mañana será un largo día"

Su letra estaba en una nota fondo blanco. Me levanté con la nota en la mano y encendí las luces, mi equipaje ya estaba aquí. ¿Acaso me habían encerrado aquí adentro? ¿Por qué necesitaban tenerme aquí por tanto tiempo? Caminé hasta la ventana y Busan era iluminado por la luna que atravesaba el manto, entonces le abrí la ventana a los peces que me despertaron.

Llenaron la habitación haciendo cosquillas en mi estómago.

— ¿Habrá guardias afuera? — pregunté algo estúpido abriendo un poco la puerta.

Como si fuera una advertencia los hombres en la puerta saltaron de sorpresa. Giraron un poco sus cabezas para ver la mía asomada en la madera.

— Buenas tardes, lady Yan.

— Buenas tardes... ¿Hyunie se fue hace tiempo?

— E-estuvo aquí hace poco. — uno de ellos de cabellos castaños respondió temblando del miedo. — ¿La despertamos con nuestra habladuría? Lo sentimos mucho, lady Yan.

— No, no, tranquilos. No escuché nada.

Terminé de abrir la puerta y salí a pies descalzos en la alfombra.

— ¿A-a do-donde va?

— A buscarlo. — respondí simple peinando mi cabello con las manos.

— No creo que sea apropiado que... salga a buscarlo... así. — el otro de cabellos negros miraba a todas las direcciones intentando buscar las palabras correctas. — ¿No prefiere quedarse? Puedo llamarle.

— ¿Inapropiado?

Miré mi atuendo y me dije que al menos aquí si eran bastante conservadores. Mi bata de dormir me llegaba hasta mis rodillas, de telas blancas y tal vez un poco revelador en mi pecho.

Me disculpé un par de veces regresando a tomar la capa y sin que tuvieran oportunidad de detenerme me coloqué la capa.

— Estaré eternamente en deuda si me dejan salir. Junghyun no se puede enojar conmigo... me aseguraré de que tampoco se enoje con ustedes. — exclame caminando por el pasillo desolado.

Era costumbre que a Junghyun se le asignara la torre norte pues es la que estaba en dirección a Quelpart.

Las inmensas habitaciones vacías me vieron divagar.

Había un ruido en la torre oriente así que camine siendo guiada por un par de peces que no se separaban de mis faldas. Hace demasiado no caminaba a pies descalzos y era de gran satisfacción sentir todo tipo de texturas. Era bastante extraño que no me hubiera topado con ningún otro guardia hasta que llegue a la otra torre, varios hombres en trajes y mujeres en vestidos elegantes tenían su cena como Jungkook dijo.

Yo alcé la capucha de mi capa mezclándome entre los arcos y las columnas. Un par de peces brillaban como luciérnagas en la gran plaza.

Mire a la distancia cada rostro, pero no encontré ninguno que me interesara. Un guardia me descubrió mientras subía las amplias escaleras hasta el segundo piso, me señalo con el dedo sin poder creerlo y yo le señale que hiciera silencio mientras reía en silencio.

Corrí como alma que lleva el diablo por los interminables escalones, sorprendentemente después de ese sueño sentía mi cuerpo más ligero.

Sabía que esa fiesta era solo una distracción, pues ni Jungkook ni Junghyun estaban ahí. Ahora estando en el ala oriente donde la mayoría de su gobierno vivía me causo curiosidad una habitación con la puerta entre abierta.

Me asome por el borde y estaba todo iluminado, un gran biombo de dos metros ocultaba las figuras. Que no hubiera guardias solo significaba que era una reunión bastante confidencial.

Escuche la voz de Jungkook por encima de todos, algo sobre la superficie y ejércitos.

— Es obvio que ellos esperan un ataque más pronto, pero preferiría dejarlos en esa incertidumbre un mes más.

— ¿Un mes? Hiciste visible nuestro mundo a todos ellos... — respondió una voz femenina. — no podemos esperar que ellos den el primer paso.

— No harán nada todavía, están ocupados con algo más.

— Debe ser algo peor.

— La reina Kim ya protege esta dimensión, así que lo que dice el rey Jeon tiene algo de razón. Atacar ahora es luchar una batalla solos. — otro hombre aseguró.

— No todos tenemos una reina Kim en nuestros territorios... ¿Y si deciden atacarnos?

— No lo harán, su objetivo no es todos los océanos... solo Quelpart. — Junghyun habló con su voz profunda y sentí a todos temblar del miedo. — lo que el rey Jeon propone es planear una guerra con conciencia.

— Eso es imposible.

Otra mujer hablo, tal vez, más celosa de Hanam de lo que disimulaba.

— Estas van a ser mis condiciones. Pueden unirse a mi o a los hombres de la superficie, pero no atacaremos ahora si eso elimina las posibilidades de que la reina Kim y Yan no puedan vivir arriba. — Jungkook dijo severo terminando la discusión. — hablaremos más de esto después de la coronación...

— ¿Acaso planea que ella regrese arriba?

La pregunta flotó e incluso detrás del biombo sentí la tensión. Podía imaginarme el rostro de Jungkook ahora.

— Si, ella no se va a quedar aquí.

Tenía tanta sorpresa que me levanté de donde permanecía agachada con tanta fuerza que perdí el equilibrio. Intenté tomarme del biombo, pero este solo se inclinó hacia delante, caí encima del adorno causando un estruendo en toda la habitación.

Junghyun y Eunwoo jugaban shogi cerca del biombo, entonces todas las piezas salieron volando.

— Esa fue una entrada bastante sorprendente, lady Yan. — Mingyu empezó a reírse como un niño mientras yo alzaba la cabeza del suelo. — ¡Tal parece que la invocamos!

— Y-yo...

No pude terminar porque me inundo la vergüenza volviendo a enterrar mi cabeza en el suelo.

Escuche que Junghyun se levantó para poner su mano en mi cabeza.

— Levántate, el suelo esta frio.

— Pe-pero... solo te buscaba para darte algo. Lo juro no quise escuchar su conversación. — me defendí, aunque nadie en la habitación me juzgara.

— Lo sé.

Me incline sobre mis brazos quedando de rodillas.

Los pares de ojos aún no salían de su sorpresa, seguramente era vergonzoso que la pareja del gran Junghyun tuviera esa mala costumbre de espiar conversaciones. El rojo no dejo mi rostro y él tuvo que mirar a Mingyu con advertencia para que dejara de reírse.

— La conversacion ha terminado, será mejor que regresemos a la cena. No querremos levantar sospechas. — Eunwoo dijo a todos sacándome de esta penosa situación.

Yo acomode mi capa bajo los ojos de Junghyun que seguía viéndome en blanco.

— Lamento arruinar su juego...

— No es nada lady Yan, iba perdiendo.

Eunwoo se inclinó riendo un poco.

— Seguiremos esta conversacion en otro momento. — Jungkook que permanecía sentado a un lado me vio de reojo. — tengo que dejarlos, seguro Hanam ya se dio cuenta de nuestra ausencia.

Todos se fueron dando una reverencia hacia mí que seguía arrodillada al lado de Junghyun en posición de disculpas. Todos los monarcas se fueron y solo Jungkook quedo.

— Lo que escuche... no va a salir de mi boca... lo prometo. — susurre.

— No te lo oculte para que guardaras el secreto.

— ¿Entonces?

— Yo tengo mis propias maneras de solucionar las cosas. — Junghyun me ayudo a levantarme para volver a organizar el biombo. — muy diferente a las tuyas.

— Pero... yo puedo hablar con el ministro, darles información, filtrar a los demás para-

— No harás nada.

— Hyung, pero podría ser de gran ayuda... no me gusta mucho la idea, pero en algún momento Iseul puede darnos algo de información. — Jungkook interrumpió el escenario para verme detrás de sus cabellos. — debo agradecerte por aparecerte tan sorpresivamente, nos has salvado de una conversación extensa.

— ¿Olvidas lo que hablamos?

Jungkook borró la sonrisa de sus labios al instante para verme con algo de pena. ¿Qué cosas habían hablado? Yo permanecí ahí de pie mientras Junghyun ahora recogía pieza a pieza el juego.

— ¿Ya Hanam lo sabe? ¿Qué quieres que se vaya?

— No es que quiera que se vaya, ella va a entender muy pronto que no puede quedarse aquí.

— ¿Por qué no? — pregunté, aunque sabia la respuesta. Sus ojos de bambi ahora miraban fuera de la ventana. — en unas horas será la reina de este océano, estas poniendo una corona encima de su cabeza que nunca se podrá quitar.

— Pero ella es humana. Su vida, sus sueños, su gente... también están arriba.

Yo mire a Junghyun con una pizca de enojo, era obvio que Jungkook no llegó a esa conclusión el solo. ¿Entonces por qué alimentaba todas sus inseguridades? Creería que la llegada de Junghyun cambiaría el curso de las cosas.

Pero el parecía muy satisfecho con esa conclusión.

— ¿No es esa la razón por la que viniste? Para decirle a Hanam sobre su hermano mayor. — el giró a verme con ojos entre cerrados.

— Sí, a eso vine, no esperaba que lo descubrieran tan pronto.

— No va a ser ahora, intento afrontar esto con honestidad... así que le pediré que se vaya cuando entienda su vida aquí. No te preocupes.

Mire a Jungkook con sorpresa.

— ¿No te importa si le digo de su hermano? Puede irse conmigo inmediatamente.

— Le mentí muchas veces antes y no voy a correr los mismos riesgos. — tomo su chaqueta, confiado en que ella haría lo que él espera que haga. — deja que yo mismo le diga mis cosas y tu dile las cosas de su hermano que creas necesarias, no me puedo enojar con cualquier cosa que decida.

Yo me quede ahí viéndolo en silencio, era verdad lo que decía Raeki, después de tantas dificultades Jungkook había madurado. Por el bien de él, de Hanam y de su gente había aflojado los hilos que el manejaba en todos.

Ya no tenía ese sentir tan autoritario o desafiante contra el destino.

Aunque el no pudiera subir a la superficie sé que se acostumbrarían como Junghyun y yo hicimos una vez. No podía decirlo en voz alta, pero incluso entre el océano y la tierra, esos dos no permanecerían tan lejos por mucho tiempo.

Aunque Junghyun se enojara conmigo yo lo iba a intentar con ellos, después de todo, me había involucrado desde el primer momento que la conocí.

— Jungkook, ¿sucede algo? — una voz femenina atravesó la puerta y yo di la vuelta sobre mi eje para ocultarme. — Oh... lo siento, no sabía que estaban aquí.

Hanam había entrado a la habitación y yo me oculte en mi capa intentando desaparecer.

— No te preocupes, Hanie. Solo hablaba con mi hermano de algunas cosas para mañana.

— Ah, está bien, es que no te encontraba en ningún lugar.

Sentía sus ojos cálidos en mi intentando descifrar quien era, debía ser toda una vista. Una mujer en bata de dormir con una capa lujosa y pies descalzos.

Junghyun leyó mi mente y colocó su brazo en mis hombros apoyando mi cabeza en su pecho.

— Discúlpennos, tenemos que irnos a la habitación. — Junghyun mantuvo su aura tranquila. — nos veremos mañana.

— Espere... ¿Puedo preguntar quién es ella? ¿Por qué no está en la fiesta?

Debía saberlo, no iba a dejar pasar la oportunidad de saber más.

— Ella es mi pareja, hoy ha tenido un largo viaje desde muy lejos así que esta indispuesta para presentarse. Ofrece disculpas por no poder mostrar su rostro.

— O-oh está bien, podremos conocernos otro día... solo me sorprende que tenga pareja, lord Jeon. Nunca nadie lo había mencionado.

Sonaba a emoción en su voz.

— Quelpart es un océano bastante misterioso, es normal que nadie hable de su reina. — Jungkook dijo cuidando sus palabras. — démosle algo de privacidad.

Hanam se despidió de mi con emoción antes de cerrar la puerta.

Yo me aleje del pecho de Junghyun y camine hasta el pasillo, el llamo mi nombre una vez, pero no iba a dar la vuelta. No reconocía la rabia atravesando mis venas como agua en un caudal. Sus pasos ruidosos siguieron los míos hasta llegar de nuevo a la torre norte, atravesaba los pasillos intentando respirar profundamente.

— Iseul, detente.

— ¿Por qué actúas como si no me hubieras sedado todo este tiempo? ¿La deidad sabe que estoy loca? — pregunte importándome poco si alguien me escuchaba. — me quedó muy claro cómo es tu forma de solucionar todo-

Junghyun me interrumpió tomándome de la mano hasta hacer chocar mi espalda con la madera de una puerta. Se acercó tanto a mí que retrocedí en mi puesto.

Sus manos estaban a cada lado de mi cabeza y su mirada plateada me amenazaba.

— ¿Crees que eres la única que merece estar enojada?

— Déjame ir.

— Nunca. Ni en un millón de años. Ni si las olas del mar regresan. — sus uñas rayaron la madera haciendo un ruido que heló mis huesos, su nariz fileña casi tocaba la mía y sus labios delgados estaban en una línea. — ¿Crees que soy tonto? ¿Que no puedo enojarme contigo? Aprendí a las malas a ser paciente, pero cuando se trata de tu inconsciente forma de solucionar todo no puedo ser más tolerante.

— ¿También vas a decir que me equivoco? ¿Qué merezco quemarme en lo profundo del infierno?

Mi voz era un susurro a comparación de la suya que sonaba más a un rayo sobre su garganta.

— La única persona que planea quemarse en el fondo del infierno eres tú misma.

— Junghyun...

— Escúchame solo una vez, se por qué quieres contarle a Hanam y sé que pensaste en traer a Taehyung contigo. No voy a creer que solo son buenas intenciones de salvar a los mortales, Yan Iseul.

— No lo digas en voz alta... no tengo otro propósito más en esta vida. — mis ojos se llenaron de lágrimas, rabia contenida.

— ¿Por qué quieres deshacerte de tu único propósito aquí arriba? ¿Lo único que te mantiene anclada a la vida?

— Esta es mi forma de ganar.

— Si vas a ganar de esta forma debes saber... nada me detiene de ir hasta la montaña más alta de este mundo y arrastrarte de vuelta al océano. Has traicionado mi confianza y la fe de que siempre te elegirías primero... entonces si debo encerrarte en la última habitación de Quelpart lo haré. — sentí un escalofrío cuando su quijada se movió frente mis ojos borrosos.

— ¿Incluso si es lo único que quiero que hagas por mí? No puedes obligarme a seguir en un mundo en el que no quiero estar. 

— Tú no puedes obligarnos a vivir sin ti. No otra vez.

Que incluyera a Taehyung y a los demás en su consideración solo me hizo sentir más miserable.

— Puedes buscar miles de formas de mantenerme encerrada en esa habitación, pero siempre encontraré la llave. Voy a descubrir que me hiciste tragar y lo voy a sacar, aunque me cueste nunca volver a verte. — le respondí roja del enojo contenido, odiaba cuando alguien frustraba mis planes. — tú lo sabías desde un comienzo... que cada vez que cierro los ojos deseo que nunca me hubieras sacado de ese acantilado. Yo debería estar muerta desde que mamá supo de mí. Mi alma debió desaparecer hace miles de millones de años.

Junghyun dio un paso atrás cuando le di un golpe en el pecho, caminé los metros faltantes hasta la habitación a esta hora sin un guardia. Sus ojos ya habían vuelto a la normalidad, pero incluso escuché que estrello un jarrón en el otro lado del pasillo lleno de impotencia.

Cerré la puerta de un portazo y me senté en la alfombra a llorar como una niña.

Junghyun me conocía como la palma de su mano, que al unir a los hermanos Kim, yo misma iba a acabar con mi vida. O al menos intentaría.  ¿Podría vivir con sus miradas de resentimiento? ¿Podre seguir ocultando todo eso que aún nadie sabía? ¿Mi tío encontraría alguien más con quien chantajearme? ¿Las personas del común encontrarían en mis manos una salvación o una muerte dolorosa?

Podría fingir una sonrisa y esconder la verdad, pero estaría mejor si no existiera.

Ellos me lo advirtieron. Las desgracias que acechaban este mundo solo iban a multiplicarse mientras Yan Iseul siguiera sobre sus dos pies.

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