𝕮𝖗𝖚𝖘𝖍 εїз KTH⁴

By blossxm_s

1.2K 142 3

❝Por mas que intente despertar, mis sentimientos no cambiaran. (No puedo controlar mi corazón) El solo sigue... More

Prologo: latidos
La niña que convencio a una bestia
El rostro de la verdad
Antidoto de ti
Domesticar
Una Nueva Rutina
Reminiscencia de una deidad y una montaña
Leyes de piedra y ceniza: mi primer viaje.
El otro lado de mi soledad
Su Suelo Es Mi Tumba
Los Tintes Del Trauma
Te Recuerdo Sonriendo En Tu Siesta
El Album Del Pasado
Viajar A Mi
El Fantasma De La Opera
Coronas y Espinas
Segundas Opiniones
Porque El Me Ama
Los Colores De Su Alma
Abuela, Madre e Hija
La Ultima Gran Dinastía
Bicho de Amor
El Camino a Busan
La Nueva Reina
Culpa Y Lastima
Promesa
Lady Kim Hanam
Llamado de emergencia
Realización
Tres de Copas
Bendicion o Maldicion
El Otro Lado
Imparable
Barrera
Estallido Emocional
Mal Entendido
Listos o No
Un Lugar Hermoso
Superheroe
Revelación
Tigre Adiestrado
Mascaras
Efecto Sorpresa
Parecer
Latidos: manzana
Latidos: niño interior
Felices Juntos
Save Me

Ojo por Ojo

26 3 1
By blossxm_s

— No pudo entregártelo personalmente... pero es un detalle sorprendente viniendo de ella.

Mi tío estaba recostado en el marco de la puerta de mi habitación mientras yo me sentaba en mi cama a abrir el pequeño cofre. Me había bañado después de pasar la tarde en la playa y Taehyung ya estaba roncando en su habitación del cansancio.

— ¿Lo envía su abuela?

— La mismísima ex reina del océano de Busan.

— Woah... qué bonito. — dentro del cofre entre el terciopelo había una gran perla de cristal. Era del tamaño de una bola de baseball.

Estaba llena de humo blanco, pero al tacto sentía el romper de las olas en la orilla, las ondas y peces nadando contra los bordes. Sin duda tuvo que pedirle ayuda a la deidad para darme algo así.

Era de gran ayuda para alguien que constantemente se estresa por el futuro. Solo me bastaba ver la perla para entender las visiones.

— Con todo esto de Jungkook y Hanam encerrada, no pudo subir, pero sabe que pronto te iras. También te dejó una carta. — descubrí un papel envuelto en una esquina del cofre. — te dejo para que festejes por fin tu suegra te ha aceptado.

— Tío, no es mi suegra.

— Es la abuela de Junghyun-ssi... técnicamente es tu suegra.

— No puedo creer que después de tanto tiempo se atreva a darme todo esto.

— Yo tampoco, ni siquiera creo que él lo sepa. Disfrútalo de camino a casa. — se encogió de hombros cerrando la puerta.

Yo no podía esperar por leerlo en la mañana así que caminé hasta el balcón y abrí con cuidado el sobre. El sello del océano de Busan era diferente al de Quelpart, pero mantenía su elegancia.

Tenía una colección personal de sobres.

"No acostumbro a escribir cartas, pero no has bajado a visitar y sería muy cínico de mi parte exigirte eso después de tu perdida. Lo lamento desde el fondo de mi corazón... como abuela no puedo dimensionar el dolor de mis nietos cuando no este." Yo sonreí un poco melancólica por su escritura en cursiva, era como mi abuela, pero más fuerte. "Subir a la superficie me enferma y me molesta, pero decido enviarte esto como muestra de mi honesto aprecio. Nunca me gustaste para mi nieto mayor... eras una niña de diez años cuando él se dio cuenta que eras su pareja. Él tenía diecisiete y es ilegal en la superficie. Esta mal visto desde todos los puntos de vista... sí en algún momento el me pidiera mi opinión, gracias a los corales nunca me dejo abrir la boca"

Recordé la primera vez que la vi, fue cuando tenía quince en el funeral de su hijo.

"Una niña como tú nunca sería suficientemente buena para estar a su lado e incluso ahora el destino me da la razón. Junghyun escondió sus emociones por muchos años... su padre y su hermano fueron igual en su adolescencia, los tres creían que era mostrar debilidad. Si no sonríe, no habla o no llora con facilidad es en parte mi culpa y la muerte de sus padres solo lo hizo peor." Yo mordí mi lengua nerviosa mientras mis ojos no dejaban de leer. "Ahí es donde entras tu... después de tantos años nunca lo convencí de volver a Busan, pero tú lo hiciste con un par de palabras y ha permanecido aquí más tiempo del que imaginé. No habla mucho de ti porque no quiere que yo haga un mal comentario, pero cada vez que uno de sus hombres te nombra no esconde su sonrisa. Incluso en estos momentos difíciles que pasamos en el reino, verlo reír, bromear mientras entrena con Jungkook y como lo ayuda es casi como un milagro. Desconozco lo que has hecho con él, pero debe ser algo hermoso"

"Mis nietos estaban en un constante conflicto, pero ahora son el apoyo y la espada del otro, tal vez subestime lo que una niña humana como tu podía hacer. Todos estos años te resentí porque fuiste la razón por la que el entro a esa isla sin permiso, por la que los espíritus le dieron esa misión y por la que te construyo ese castillo. Ahora entiendo que el mismo descubrió su felicidad y que tu no necesitas estar en la profundidad para cuidar, amar y atesorar a Quelpart y a el" Aleje el papel de mi regazo para no mojarlo con mis lágrimas. "Me temo que has dejado la vara muy alta para esta otra humana llamada Hanam, siempre pensé que mis nietos habían caído en una maldición. Ambos atados a humanas con muchos problemas. En este momento reconsidero mi opinión y decido dejarla neutra, debe haber algo en ustedes que no se encuentra en la profundidad. Por tal razón te regalo una de las cosas más preciadas que dejo su madre a mi cuidado, me pidió que te lo diera cuando lo creyera necesario."

Yo alcé la vista sorprendida volviendo a ver la perla reposando en el cofre sobre mi cama. ¿Mijung había dejado esto para mí? ¿En serio? Ahora tenía un valor sentimental más grande.

"Ella como tu encontró los dos amores en la misma vida y siempre presintió que escogerías al de la superficie. Me enojó más saberlo, pero Junghyun está más feliz viéndote arriba, yo también lo estoy entonces. Recuerda que el futuro es ahora y lo tienes en tus manos. Cuida de él y nunca dejes caer la corona que cargas en tu cabeza."

Esa misma noche Hanam regreso al océano en una batalla que incluso hizo que la marea del agua subiera e inundara nuestro rosal. No dormí mucho por el sonido lejano de las avionetas, las alarmas policiales y la zozobra de saber si estaba bien.

— Fue un éxito... Hanam está abajo, dormida y encerrada en un monumento, pero está bien. — mi tío me fue a ver en la mañana.

Yo seguía en el balcón viendo el océano y respire con alivio.

— Me voy con Taehyung hoy.

— ¿Él lo sabe?

— No lo sé... debería.

Me encogí de hombros levantándome del suelo para caminar hasta la sala, aunque no había cerrado un ojo en toda la noche me llenaba de energía saber que iba a volver a mi rutina. El pequeño paraíso que había creado en una ciudad que nunca creí extrañar.

— Buenos días, cariño.

— Buenos días. — deje un beso en su mejilla y ella se recostó en el mesón de la cocina con una taza de café en sus manos.

— Parece que no cerraste un ojo en toda la noche. Somos dos.

— ¿Usted también escuchó todo el caos?

Yo saqué los ingredientes para hornear pastelillos, la criada me veía desde el otro lado llena de pena. Siempre decía que yo no debería entrar a esta parte de la casa.

Ella no entendía que no soy ningún tipo de deidad y mi sanidad prendía de cuan independiente podía ser.

— Sí, lo escuché, pero también tuve muchas pesadillas. Esa amiga tuya que lee el tarot, ¿crees que pueda leérmelo? — ella parecía preocupada por cosas que juró nunca creer. — quisiera creer que es la menopausia.

— Madre, Nanhee ya no está aquí.

— ¿No?

Negué con la cabeza pensando que decirle.

— Japón.

— Ah, verdad, es japonesa. En ese caso voy a dar un breve tour por algunas ciudades aquí para visitar algunas amigas.

Yo quedé con las manos llenas de mantequilla cuando giré a verla. Su pijama de seda morada y cabello desaliñado le daba aires de ser incluso menor que yo.

— Es peligroso.

— No lo será... Yuseob-ah prometió ir conmigo.

— Pero-

— ¿O vas a dejar que vaya a Seúl contigo? Siento curiosidad por el hospital donde trabajas y la cama que compartes con Taehyung-ssi... parece demasiado acostumbrado. — yo la miré escandalizada por su sonrisa ladina.

— No es como cree, e-él tiene su habitación.

— Sí, como digas, estaré bien.

— No es seguro... mi tío puede encontrarte fácilmente. Yuseob-ssi también está amenazado y no quiero desgastar a los hombres del océano o los hombres de Namjoon en cosas que se pueden evitar. — batía la mezcla como si mi vida dependiera de eso. — a Seúl no puedo llevarla porque sería más evidente.

— No voy a regresar a Gales sin ti.

— Eso es absur-

— Es una decisión tomada, Isie, recuerda quien es la mamá aquí. Que seas independiente y ya no necesites de mí no significa que sea otra de tus protegidas... — paso un brazo sobre mis hombros y yo hice un puchero, rendida.

Mi madre en serio iba a hacer lo que le diera la gana, más por rebeldía contra nuestros enemigos que por ella misma. Las amigas le importaban un rábano. Ella se había cansado de tener que vivir como exiliada y ahora que mi tío se veía envuelto en tantos escándalos legales ella aprovecharía para intentar burlar su propia maldición.

— La voy a extrañar mucho...

— Por eso me quedo también, estaremos bajo el mismo cielo. Podre llegar más rápido a ti cuando me necesites.

— Es difícil admitir que necesito de mi mamá a los veinticuatro, pero creo que nunca dejé de necesitarte. Si he soportado tanto todos estos años es porque sueño con que un día sea feliz en su país y con su gente, por todos los malos ratos desde que me tuvo en la panza. — murmuré con pena llenando los moldes en la bandeja.

Ella se acercó más a mi para darme un abrazo profundo. Los abrazos de mamá eran de un tipo especial, olían a frutos rojos y el chocolate caliente del invierno juntas.

— Yo voy a luchar por mi propia libertad, tu lucha por la tuya.

Mi tío Yuseob nos encontró lagrimeando y mi mamá lo obligo a abrazarla. De nuevo.

Mi tío al menos me llenaba de esperanza, él se había liberado de mi tío y mi papá. Pago las consecuencias y seguía siendo un prófugo... pero ahora más problemas truncaban los planes de mi tío. Sentí una victoria cuando mi padre me llamó esa mañana antes del vuelo, me contó como Hanam escapó con la información y mi tío inventaba estupideces para encubrir el desastre que destruyo un bosque entero en Busan.

"Recuerda la cena que Taehyung-ah me prometió, prepararé todo para que se vea real"

El en serio creía que esto entre los dos no era real.

Sin una despedida o alguna otra visión me despedí de Busan contra todo pronóstico, Taehyung me había insistido que me quedara con mamá otros días, pero ya no soportaba la burbuja que había creado. El mal presentimiento y la responsabilidad me llevaba de vuelta a Seúl.

Sabía que Junghyun iba a esperar a mi regreso para irse a Quelpart así que solo le envié una nota con Hoseok.

Fue el quien nos acompañó al aeropuerto y bromeó con Taehyung todo el rato. Hanam, aunque estaba abajo estaba en un estado de trance momentáneo, devolver una perla de tal importancia al océano requería de mucha fuerza espiritual y todos esperaban con incertidumbre su despertar.

Yo sabía que sería pronto así que respiraba con más tranquilidad en el avión.

— ¿Qué es lo primero que quieres hacer de regreso a Seúl?

— Limpiar el departamento e ir al hospital

— Workaholic. — murmuró en inglés y yo asentí riendo.

— ¿Tú no iras a ver a Miwoo a la estación?

— Sí, me hace sentir culpable que haga todo el trabajo sola... yo solo ayudo con conclusiones bastante idiotas.

— No eres un detective, eres un artista.

— Incluso así... la practica perfecciona al estudiante.

Vi por la ventana del avión las nubes blancas en cielo azul.

Ayer cuando me preguntó sobre mi abuela y Hanam sentí que ya había descubierto todo. Tal vez encontró alguna fotografía o alguna carta. Al final le dije que nunca le había contado a mi abuela sobre Hanam y él no fue capaz de decirme el porqué de la pregunta, solo se encogió de hombros restándole importancia mientras atravesábamos el umbral de la puerta.

Su espalda tensa me dijo que tal vez estaba pensando en otra forma de defenderme, contra las pruebas y sus propias conclusiones.

Al llegar a Seúl no soltamos nuestras manos todo el camino al estacionamiento del aeropuerto, él había dejado el auto estacionado todo ese tiempo.

— ¿Quieres pasar a comer algo antes de llegar?

— No, estoy cansada. — negué con la cabeza una vez mientras él se inclinaba a colocarme el cinturón. — ¿no estas cansado?

— Dormí todo el viaje.

— Te veías adorable.

Sonreí mostrándole una foto que tomé, una selfie de su mejilla aplastada en mi hombro.

Me tranquilizaba tanto verlo dormir.

— Te dejaré en casa y saldré a comprar ingredientes entonces... si tu madre llega a visitarnos algún día va a llorar al ver tu refri. — paso su mano libre por sus cabellos rizados.

— Le caíste muy bien a mama.

— ¿Eso crees?

— Hiciste un buen trabajo, Taehyungie. Gracias.

— Veamos si tengo la misma suerte con tu padre.

Se que no lo dijo intencional pero no pude evitar sentir un escalofrío en toda mi columna. Decidí entonces mirar las calles, las personas que a esta hora salían de sus trabajos y el rio Han lleno de visitantes. Aunque las cosas aquí iban a peor el gobierno insistía en que no era nada preocupante.

Mi padre se convencía a si mismo que no necesitaba a nadie más que a él y a su hija menor para solucionar todos los problemas del universo.

Al llegar subimos al ascensor y Taehyung me tomo de la cabeza para que recostara mi cuerpo al suyo. El no dormir por un par de días ya me estaba pasando factura y no quería admitir que en realidad necesitaba de una siesta. El pasaba su mano libre de arriba a abajo por mi espalda hasta que el ascensor se detuvo.

Yo maneje la maleta silenciosamente por el pasillo. Al alzar mi mirada ya Taehyung me tomaba del brazo para detenerme.

— ¿Iseul noona?

Mis ojos se abrieron en sorpresa cuando reconocí su voz.

Una figura más alta que yo se abalanzó a darme un abrazo bastante fuerte. Me sorprendió tal gesto viniendo de alguien tan tímido, pero di un par de palmas en su espalda para tranquilizarlo.

— ¿Soobin? ¿Hace cuanto estas aquí?

— No mucho... he venido un par de días. — en su voz me di cuenta que estaba llorando un poco — yo quería avisar antes de venir, pero-

— No te preocupes, entremos, hace mucho frio aquí. No debiste esperarme tanto tiempo...

Sentí que Taehyung camino hasta quedar muy cerca de nosotros. Sus ojos taladrando esta visita imprevista.

— Iseul. — uso la voz profunda que usaba en presencia de extraños.

— Taehyung, ¿puedes entrar un momento y calentar algo de agua? Por favor. — el me vio por encima del hombro de Soobin.

Puso sus ojos en una línea antes de abrir la puerta para dejar el equipaje en la entrada. Soobin seguía sollozando en mi hombro y yo también deje salir un par de lágrimas, más por verle llorar. Era bastante sensible al llorar de los demás.

— Noona... el... ¿Taehyung-ssi aceptó venir? ¿Ya lo sabe todo?

— No temas, no sabe nada. Si lo supiera no estaría aquí en primer lugar.

— No es su culpa.

— No hablemos de eso ahora-

— No, hablemos de eso ahora. Después de decirle que lamento lo de su abuela. — se alejó unos pasos y volvió a verme de forma tímida. — fue una mujer bastante especial y mi padre solo siente celos hacia su familia.

— No debes disculparte por cosas que hace tu papá.

— Usted tampoco debería culparse de lo que hace su tío.

— Soobin, ¿dónde te estas quedando? ¿tu madre sabe que estas aquí? — sequé con un pañuelo mis lágrimas y le ofrecí otro nuevo.

Ambos nos quitamos los zapatos en la entrada dejándolos a un lado, Taehyung ya estaba abriendo las ventanas y sacudiendo el polvo. No nos miraba, pero por su espalda tensa intuía que no le gustaba que invitara a alguien más.

— Taehyungie. — le llame y el giro su cabeza como si estuviera esperando el llamado mucho tiempo. — ¿No te importa si invito a Soobin?

— Es tu casa.

— Pero tu vives aquí, también es tu territorio.

— No me has dicho quién es. — Taehyung en serio estaba ignorando los casi dos metros de Soobin que se movía inquieto.

Él iba a ignorar su presencia hasta que lo considerara una amenaza.

— Lo siento por no presentarme antes, soy Choi Soobin.

— Ah, eso es solo un nombre.

— Taehyung. — le regañe entre dientes, pero Soobin solo dejo salir una tos nerviosa.

— No piense que hay algo detrás de mis acciones... yo soy familia de Iseul noona. — sus palabras salían con cuidado en un dialecto. — soy su primo.

Taehyung alzó la mirada del televisor para verlo con detalle. Si pudiera describir, parecía un animal estudiando su presa antes de comerla.

Yo aclaré mi garganta dándole la señal que también se presentara.

— Soy Kim Taehyung, su novio, puedes pasar.

— Gra-gracias...

— ¿Canela o frutos rojos? — pregunto con voz plana.

Soobin trago en seco mientras se sentaba en el sofá. Intentaba hacerse invisible y desaparecer de este planeta.

— ¿Disculpe?

— El sabor del té.

— Ah... frutos rojos... está bien. — yo moví la mesa de té y me senté en el suelo a recostar mi espalda en el sofá. — noona, puedo venir más luego.

— No, está bien. Te he hecho esperar demasiado. Hablemos ahora.

Sonreí con mis labios sellados y el asintió no muy seguro. Mientras Taehyung nos traía las bebidas me conto que había regresado solo a Seúl, que se quedaba en casa de su amigo Huening y su madre lo sabía. Es más, ella misma apoyó su viaje.

— Iseul no me había dicho de un primo. — Taehyung se incluyó en la conversación. — ¿Cuantos años tienes?

— Die-diecinueve.

— Ya eres todo un hombre... woah, que rápido pasa el tiempo. Hace unos años te vi nacer.

— Noona...

— ¿Qué? Eras hermoso, tus pies rosados y me llenabas de baba. Eras mi juguete preferido. — intente subirle el ánimo con mis recuerdos.

Taehyung sonrió un poco viendo el balcón, seguro que también recordaba a Hanam.

— Taehyung-ssi, Iseul es como mi hermana mayor. Vivimos juntos unos años cuando iba a la universidad. — él le explico tímido. — no mal interprete nuestra relación.

— No la mal interpreto, sé que son familia... también pareces un conejillo. Pero ella está cansada y lo último que queríamos era una visita.

Su honestidad era bastante filosa.

— Yah, no es tan malo, verlo de nuevo a recargado mis baterías.

— ¿Qué clase de baterías tienes en esa cabezota? Tienes toda una planta nuclear.

Soobin rió un poco por su comentario y yo le hice una mueca de disgusto que no duró mucho.

— Noona, también vine para expresar nuestro apoyo... la muerte de su abuela es bastante difícil de superar. Me enviaron a decirle que estamos con usted. — sus palabras eran honestas en unos labios rosados.

— Gracias, es peligroso que vengas sin avisar, pero lo aprecio.

Taehyung quería preguntarme quienes eran "nosotros" pero supongo que divagaba en su mente intentando recordar si algún día le conté de la familia de parte de papa. El solo conocía a mi papá y a mi tío.

— Escuche que ese hombre fue a verla...

— Sí, su padre, la bruja y otro señor extranjero fueron a verla. Fue bastante inoportuno. — Taehyung le informó recostándose en el suelo.

Yo abrí mis ojos sorprendida y Soobin retrocedió en su sitio preso en el pánico. Él estaba aterrorizado de Taehyung, a punto de hacerse en sus pantalones, porque si sabía que cosas le había hecho su padre lo mataba ahí mismo.

O al menos, eso le dijo mi tío para alejarlo de mí.

— ¿E-extranjero? — pregunte yo confundida.

— Sí... justo te iba a preguntar quién es, seguro es el ministro multiversal que Yoongi odia. Parece que es muy amigo de tu padre para acompañarlo a todos lados.

Oh, así que él no había descubierto que él era mi tío. Debí saberlo por sus rasgos extranjeros.

Soobin no sabía dónde colocar sus ojos aterrorizados.

— Binnie, ¿estas bien?

— Sí... solo... necesito ir al baño. — se levantó sobre sus pies para caminar al baño.

Taehyung alzó su cabeza un poco para verme con un signo de interrogación, pero yo me encogí de hombros. No podía creerlo, yo que había estado a punto de confesar todo y ayudarle... el en serio no sabía que él era mi tío.

Es decir, cualquier cosa que Yoongi le pudo decir no lo involucraba conmigo o Soobin.

— Tae... quiero que él se quede con nosotros.

— Puedo darle mi habitación.

— No. — respondí de inmediato recordando las cámaras. — sé que nunca te hablé de él, pero su existencia es tan confidencial como la mía. Nació en un matrimonio y todo lo demás, pero su padre  le ha hecho mucho daño. Ha permanecido en las sombras el mismo tiempo que yo... por eso no quiero que se quede en cualquier lugar.

— ¿Toda la familia de tu padre son unos imbéciles?

— Algo así.

— Ese niño esta tan aterrorizado, puedo escuchar su corazón corriendo incluso a esta distancia. Has lo que creas conveniente, pero ten una siesta mientras voy por comida. — le agradecí inclinándome y dejando un beso en sus labios.

Iba a alejarme, pero el me tomo de los brazos suspendiéndome encima de su pecho.

— Gracias.

— No hay nada que agradecer. Es tan parecido a ti que creí tenías un hermano.

— ¿Entonces por qué fuiste tan tosco?

El fingió pensarlo, dejando un beso en mi coronilla y mi piel floreció llena de sensibilidad.

— Ese es mi instinto primario, mi instinto secundario es que cualquier familiar de parte de tu padre es el enemigo y tercero... es más alto que yo. — me reí y el me siguió el gesto con su pecho subiendo y bajando en mi mejilla.

Escuchamos unos pasos y yo me levanté a ver como estaba. Ahora estaba más tranquilo y su cabello negro caía más ordenado. Volvió a su sitio y Taehyung tomo su billetera para caminar hasta la puerta.

— ¿Alguna alergia?

— ¿Ah? — Soobin le pregunto confundido.

— Voy a comprar comida, niño, pide lo que quieras.

— Ah... yo... quisiera algo de pan. Por favor. Si no es mucha molestia y-

— Empezare a creer que esa timidez y modestia es de familia. Aunque el presidente no parece muy tímido. — dijo entre dientes volviendo a calzar su abrigo.

Después de dejar plantado un beso bastante largo en mis labios salió por la puerta, dejándonos solos. Soobin dejo salir el aire que retenía y yo me senté más cerca a su lado.

Di unas palmadas en su espalda.

— Tranquilízate, él no sabe quién eres y mucho menos quien es tu padre. No sabe nada así que empieza a relajarte. Te vas a enfermar.

— N-no creo que yo pueda. Verlo a los ojos y estar a su lado, es como un cuchillo aquí.

Toco su pecho por encima de su jersey y mis ojos se volvieron a llenar de lágrimas.

Yo lo sostuve con más fuerza.

— Entiendo tu dolor, yo siento lo mismo... pero aprendes a soportarlo. Tú no tienes la culpa y tampoco la carga. — murmuré cuidando de que no nos escucharan. — él es un hombre maravilloso, incluso si lo supiera dudo que te reclamaría algo.

— Lo lamento tanto... no sé cómo usted puede permanecer tan cerca de él. Ahora que lo conozco, menos entiendo lo que hace y como soporta tanto. Iseul unnie vaya conmigo. — alzó su cabeza de sus brazos para verme con suplica.

— No puedo dejar a Taehyung aquí.

— Llévelo con usted.

— Tendría que explicar muchas cosas que él no entendería ahora.

— El... parece un buen hombre como me dice, incluso creo que es mejor de lo que imagine cuando me hablaba de él. Sin embargo, no sabe cómo reaccionará con todo esto. Estamos preocupados.

Yo di un suspiro y giré mi atención al balcón, las nubes grises adornando el cielo. El tiempo aquí en Seúl pasaba más lento.

Recordé mi casa de campo, el refugio que había creado hace unos años. Los experimentos fallidos que encontraban lugar entre el bosque espeso y el límite espiritual. Seguro Nabi ya estaba ahí.

— Se que me extrañan como yo los extraño, pero no puedo ir a verlos. Recientemente me han estado vigilando y siguiendo, incluso Tae lo sabe. — recordé esa vez que incluso enfrentó a uno de esos hombres preguntándole la hora. — no quiero arriesgar y por eso también quiero que te quedes.

— Pero en casa de Huening estoy bien.

— ¿Y si de camino a casa sucede algo? Quédate unos días aquí hasta que regreses.

— Yo no creo que regrese...

— ¿Qué?

Estaba esperando que saliera con la misma excusa que mamá, Soobin era el menor en su familia, pero nos habíamos criado casi como hermanos. Su madre sufrió los maltratos de un esposo agresivo emocionalmente y había terminado en un centro de cuidado mental.

Entonces Soobin prácticamente quedó a mi cuidado cuando entró a la secundaria.

— Prometí regresar con usted.

— Yo iré a verlos pronto, pero si regresamos los dos seria sospechoso, tu padre me lo ha advertido. Ya no quiero arriesgar más. — abracé mis rodillas intentando mantener mis ojos abiertos.

— Me quedaré en el sofá entonces.

— Te iba a ofrecer mi cama...

— Usted quiere que Taehyung-ssi me mate. — dijo en un puchero.

Yo sonreí y el me siguió. Logre calmarlo con unas cuantas cosas que me dijo mamá, el me mostro entonces todo tipo de regalos y unas cartas del otro lado.

— ¿Como esta Nabi?

— Pregunta mucho por usted, pero se ha hecho amiga de todos fácilmente... nos conoce mejor que nadie.

— Le conté mucho de ustedes. Al menos ya estoy más tranquila teniéndola afuera. — caminé hasta mi habitación y abrí la puerta.

Él se quedó en el marco y se recostó.

— Duerma rápido, Taehyung-ssi está por llegar.

Yo me reí por el miedo que cubrían sus palabras. Era normal, mi tío hablaba de Taehyung como si fuera una bestia salvaje incapaz de controlar sus instintos y muy capaz de matar a alguien con sus manos.

Soobin ahora descubría que era un artista independiente, que le gustaba escoger verduras frescas y me ponía a dormir.

— No pareces muy dormida. — Taehyung susurró cuando llegó.

Yo fingí dormir y sentí su cuerpo sentarse a mi lado.

— Yah, Isie, sé que no estas durmiendo...

— Déjame hacerlo.

— Ni siquiera lo has intentado.

— Shh. — hice un puchero con mis labios que el desapareció con sus labios fríos del exterior. — deberías dormir en tu habitación, no quiero dar un mal ejemplo.

— ¿Mal ejemplo de qué? Tienes una mente bastante corrompida, Isie.

La sabia a que me refería, pero quería burlarse de mí. Abrí un solo ojo y su rostro estaba muy cerca al mío.

— Tae, ¿puedes quedarte hasta que me quede dormida?

Saque mi mano de las sábanas y él la tomó con cuidado. Como cuando éramos niños.

Asintió con su cabeza recostando su espalda en el cabecero de la cama, el empezó a contarme una de las historias que le contó el abuelo siendo niño. Sus palabras ahora no se cortaban abruptamente como en ese entonces, pero se confundía con algunos verbos.

Sonreí antes de caer dormida, sin duda su nerviosismo al hablar conmigo era parecido a mí. Cuando Taehyung tenía los ojos en mi actuaba más torpe.

Su teléfono empezó a sonar, pero yo ya estaba dormida para cuando respondió. No pude dejar pasar el comentario que salió de sus labios y casi atravesó la oscuridad de mi habitación como un cañón.

"Aunque me tomen tres vidas voy a llegar hasta el fondo de todo este infierno que le han hecho vivir" su voz era un susurro y una amenaza demasiada alta. "El tiempo puede ayudarle a sanar... pero a mí no importa ser el asesino o el villano, sin duda hay alguien que ha planeado todo esto. Voy a destruirlo hasta que arrepienta haber nacido"

Tuve pesadillas esa noche, empezaba a arrepentirme haber nacido en el mismo momento que Taehyung.

— ¿Taehyungie?

Abrí mis ojos frente a la almohada y di una vuelta en mi eje. La luz entraba a borbotones por la ventana, olvide cerrar las cortinas y deje salir un sonido de que escuchaba.

— Sal a desayunar... tengo que ir al hospital. — su voz dulce atravesaba la madera de la puerta.

— ¿Tan pronto?

— Sí, mis pacientes ya me necesitan.

Ah, es verdad, Iseul no dejo de ir porque tuviera vacaciones. Su abuela acababa de morir y por más irreal que sonara, sentía que eso solo había desencadenado más misterios alrededor de su asesinato.

Quienes fueron y las razones las desconocía... porque la justicia del océano era muy confidencial.

Sali de mi cama y me calcé unos pantalones de pijama mientras salía. Me lave el rostro y los dientes, una voz demasiada baja me advertía de que en efecto había un intruso en la casa. Sali a la sala e Iseul servía los huevos revueltos en tres platos.

— Buenos días.

— Bu-buenos días. — Soobin respondió con su vista en el suelo.

Luego recordé que no tenía camisa e hice una mueca.

— Agradece que me coloqué un pantalón... — había un tinte de diversión en mi tono y solo sentí los dedos de Iseul en mi brazo regañándome. — lo sé, lo se. Seré un buen ejemplo.

— ¿Vas a ir a algún lugar hoy? Recuerda que tienes una cita con la alergóloga.

Mire a Iseul con detenimiento, con su delantal de cocina parecía muy doméstica. Maldije mi suerte al tener que mudarme.

Su cabello en una coleta desajustada y pijamas de dulces.

— A la comisaria y al taller. Iré con la doctora en la tarde.

— Ah, Miwoo debe extrañarte mucho. ¿Podrías llevar a Soobin a casa de su amigo? Yo iré en mi motocicleta al hospital.  — se sentó a mi lado con sus piernas cruzadas.

— Puedo llevarlos a los dos.

— Yo quisiera un tiempo, solo yo y mi motocicleta.

Su voz salía más baja de lo normal así que supongo que le avergonzaba decirlo con palabras. Las cosas que ella quería o prefería nunca dejaban su cabeza, era muy extraño escucharle pedir algo para sí misma.

Soobin nos vio en silencio antes de empezar a comer. Incluso comía como un conejo y sonreí.

Si Iseul y yo tenemos un hijo, ¿sería un adolescente como él? Espero que no sea tan tímido y tampoco espero que sea tan impulsivo como yo. Iseul hablaba con su primo acerca de las cosas en Busan, los planes para esta semana, la escuela y demás nombres de los que no reconocía un poco.

Una vez más, creía saber todo de Iseul, pero siempre había una rama de ese árbol que no había escalado.

— Así que cuéntame la verdadera razón de tu visita.

En el auto Soobin me vio como si en cualquier momento saltaría por la puerta.

— So-solo vine a lamentar la muerte de su abuela y traerle unos regalos.

— ¿Regalos?

— Ella es muy querida por muchas personas prófugas... yo soy el único que puede venir hasta la ciudad para traer sus encargos. — fruncí mi ceño confundido mientras encendía el auto. Iseul me paso por el lado en su motocicleta y se despidió con la mano antes de desaparecer. — es una noticia devastadora. Ella nunca le pediría a alguien compañía pero parece que lo hace con usted.

— No entiendo de que me hablas. ¿Iseul tiene algún tipo de refugio? ¿Ladrones?

Eso era malditamente incoherente.

— No, no, no, no lo piense así. Es solo que hay muchas criaturas que no pertenecen a este mundo.

— Ah, ya hablaste claro niño. No tienes que fingir nada... yo las conozco muy bien. — relajé mi tono manejando por las calles levemente vacías.

El trago en seco y estampo su frente en la ventana.

— ¿Usted vi-viene de Quelpart?

— Responder eso en este lado es una sentencia de muerte.

— No se preocupe...

— Sí. Parece que ella te ha contado un poco acerca de mí, empezaré a creer que no te dijo que pude derrotar a un jaguar solo con mis pies.

Reí cuando giró a verme como si fuera un tipo de super héroe.

— ¡¿Usted qué?! — gritó escandalizado.

— Es mentira.

— Ah, no fue Iseul. Ella siempre me hablaba de usted como si fuera lo mejor que le pasó en su vida... lo fuerte, amable y atento que es. No podía creerle porque ella siempre tiene cosas positivas que decir sobre los demás, pero usted no es tan malo como creí que seria. — sus palabras tenían un dialecto tan respetuoso, me recordaba la forma en que Iseul habla con sus colegas o desconocidos. — estaba preocupado por como afrontaría su perdida... pero ha dejado que usted se quede. Debe sentirse muy afortunado.

— Lo soy, muy afortunado. Le he visto despedir a muchas personas capaces de aliviar un poco sus penas... pero me sigue teniendo a su lado como si le fuera suficiente. Es difícil a veces, ¿lo sabes? Tu prima es un enigma. — susurre sincerándome un poco.

En el funeral de su abuela y cada vez que alguien la alababa veía cuan fácil era para ella ganar el aprecio de todos. Incluso así ella no dejaba que nadie atravesara sus murallas... era cercana pero no lo suficiente para considerarla una amiga, una aliada o una pareja.

Pero yo había atravesado todo eso y había permanecido.

— Tal vez porque sabe que usted no se irá muy fácilmente. Soy cobarde en ese aspecto... si ella me lo pide me iré.

— Tienes razón en eso, aunque me rogara yo nunca daría media vuelta. Ser así de molesto me sirve de algo. — sostuve el volante con más fuerza pensando en cómo solucionaría todo. — ¿Tu sospechas de alguien que quiera hacerle daño?

— ¿Por qué yo?

— No lo sé, eres el primer familiar que conozco aparte de su madre.

— Hay muchas personas que quisieran hacer daño... en este lado todos tienen una razón. — la madurez en su voz me recordaba a Namjoon. — pero no es algo que usted pueda entender a primera vista.

— Sabes más de lo que dices.

— Tal vez... pero soy muy obediente y prometí callar.

— Como digas. — puse música en la radio y el tarareo algunas letras.

Me iba indicando donde vivía su amigo y era un vecindario bastante normal, nada de los lujos que veía en el de Iseul. Casas y personas corrientes en las calles.

— ¿Hoy jugaremos de nuevo?

Sus ojos como los de un conejo me veían emocionado.

— Sí, si, como digas... llámame cuando termines la visita. — estacione frente a una casa de dos plantas y el abrió la puerta. — antes de que te vayas, ¿ella tiene algún otro primo?

— No. Soy el único que merece conocer, hyung.

— Woah. Hay algo de palabra en tu ego.

— No es eso... será mejor que no se involucre mucho con esta parte de su familia. Es un consejo. — se bajó y después de inclinarse un poco cerró la puerta.

Ahí lo esperaba otro chico tan alto como él y uno de ellos me vio con mas que curiosidad. No era humano.

Ninguno de sus amigos eran humanos.

Maneje con más velocidad hasta el taller. Recibí un mensaje de Iseul con el aviso de que ya había llegado al hospital y yo busqué una flor bonita en la huerta vecina para tomarle una foto. Encontré una peonía y se la mande.

Me respondió con emojis de corazones.

— La mujer elegante dejo sus llaves aquí — la encargada de la huerta me dijo tímida.

— Muchas gracias.

— ¿Disfrutó de la convención de arte?

Asentí tímido suponiendo que esa fue la excusa que Gyeol hizo. Debí saberlo con anterioridad, ella no iba a entregarme las llaves personalmente... porque odia los excesos de agradecimiento y sabia demasiadas cosas. Entre al taller abriendo las ventanas y leyendo los estados.

Era tan organizada que me daba escalofríos lo detallada que era al describir cada venta.

Quise entonces escribirle algo de agradecimiento, pero supuse Iseul se adelantó y ya planeaba algo. Hasta donde sabía tenía su taller en un planeta enano tan alejado del sol que su piel pálida brillaba en la oscuridad. Me dispuse entonces a terminar algunos pedidos en especial y planear otros proyectos.

Sorprendentemente mi visita a Busan me había inspirado a hacer más bocetos en mi agenda, no esperaba por pasarlos al lienzo.

— Buenos días. — le salude al par de hombres que entraron haciendo sonar la campana. — ¿Buscan algo en particular?

— Parece que no está aquí...

El otro le dio un codazo al autómata que sonreía a medio lado.

Ambos hombres tenían ropas casuales, pero demasiado perfectas para no llamar la atención. El más alto era piel morena y ojos caramelo, el más bajo tenía la misma piel con ojos negros. No tenía ninguna discriminación contra los autómatas, en realidad, mis clientes más regulares eran seres fuera de este planeta que añoraban volver a Quelpart.

Como la isla negaba la entrada entonces no les restaba más que llevarse un trozo de la isla con mis pinturas.

— Si no les interesa comprar o admirar una obra pueden irse. — dije con mi rostro en blanco. — estamos por cerrar.

— Solo es medio día.

— Sí, a esta hora sacan a pasear perros apestosos.

El más alto alzó su ceja y centró su atención a una pintura colgada en una esquina. Era un retrato que había hecho de Iseul hace muchos años, en uno de sus vestidos de la realeza encima del bote de su abuelo. Un atardecer y un par de mariposas reposando en sus hombros.

— ¿No es hermosa? — pregunto el más bajito ajustando sus lentes de apariencia falsa, su dedo índice señalo algo especifico en la pintura. — tal vez deberíamos llevarla.

— ¿A dónde?

— Nunca jamás...

— No creí que fueras tan inmaduro. — el otro respondió riendo.

Ambos susurraban y tal vez no sabían que yo escuchaba todo desde el otro lado.

— Donde nunca jamás regrese.

Ambos empezaron a reír, pero distaba de ser por algo gracioso.

Lucía como si pasaran unas uñas en un tablero y no me resto otra que verlos salir del taller. Algo olía mal en todo esto, pero no había actuado al instante. Tal vez, mi parte racional intentaba convencer al instinto que esto solo era una casualidad. Una mala broma hecha por dos imbéciles.

Pero mi instinto me decía que tenía que perseguirlos y hacerles tragar sus palabras.

Eso hice.

Camine tras ellos por las calles ahora más llenas en Seúl, todos hablaban del nuevo reino en el océano. Creía que todo este conjunto de eventos desafortunados era para desviar la atención de lo verdaderamente importante. Los dos hombres caminaron justamente a donde sospechaba.

El hospital donde Iseul trabajaba se izaba en la esquina de esa calle, autos estacionados afuera y ambulancias estacionadas. Un par de batas blancas me dejaron alerta... no, ninguno de ellos era Iseul. Respire hondo hasta el auto negro que conocía tan bien.

Antes de que abrieran la puerta tome al más bajo de la camiseta y estrellé su endeble figura contra la puerta quebrándola un poco.

— Vas a hablar o te haré hablar, pedazo de basura.

— Yah, ¡¿Qué crees que estás haciéndole a mi auto?! — el más alto me pregunto y yo sonreí lleno de ira.

— Arreglaremos esto como dos niñitas del kínder o me dejaran arrastrarlos al callejón.

Ninguno de los dos sabía que hacer, al parecer, fingían una inocencia que no se basaba en sus palabras. Le di un puñetazo al otro que detuvo el golpe en el aire. Los autómatas eran bastante fuertes... pero no invencibles.

No tenía idea de cómo iba a vencerlos, pero me había jurado a mí mismo matarlos desde la primera vez que insinuaron algo de Iseul.

Yo me había mantenido al margen, nunca se habían atrevido a hablarle o siquiera acercarse a más de cinco metros del hospital. Pero era obvio que ahora tenían otras órdenes. Me arrepentí haberme confiado tanto de esos estúpidos intrusos, creyendo que eran de su padre o incluso de alguien que le debía algo de cuidado.

Arrastré a ambos por el suelo de ese estacionamiento hasta el callejón trasero.

— Parece que el gatito quiere jugar.

— Solo lo diré una vez, ¿para quién trabajan? — hale más fuerte del cabello del más alto mientras el más bajito se retorcía debajo de mi pie. — consideren decir la verdad antes de hacerles comer la lengua.

— ¿Crees que te diremos?

— No lo creo, lo sé.

— Ah, es tan gracioso... sin duda no sabes nada de este lado. — sonrió honesto.

Algo en mi rostro debía ser jodidamente gracioso. Yo le di un puñetazo.

Digamos que lo esquivo sin mucho esfuerzo.

Estaba en desventaja desde el comienzo, dos contra uno, pero yo no iba a dar la vuelta en ese callejón tan fácilmente. Sus movimientos eran más rápidos que los míos, pero no estaban tenían mucha puntería y pude desequilibrar al más bajo primero. Lo tome del brazo haciendo una llave, el más alto me tomo de la cabeza hasta chocarla con la pared, pero pude volver en mi más rápido dándole una patada en el tórax. Intentó inmovilizar mis manos, pero logre zafarme para darle un puñetazo en su quijada.

Mis dedos se encontraron con una estructura muy parecida al acero, sentía que cada vez que les daba un puñetazo crujían mis dedos.

— El gatito no es tan civilizado como nos dicen, Lee.

— Tu cállate, imbécil. — limpie la sangre que salía de mi labio y el más bajo estaba en una esquina respirando con dificultad. — dime para quien trabajas o vas a terminar peor que él.

— ¿Para qué quieres saberlo? No harás nada.

— ¿No haré nada? Tengo mucha creatividad.

El intentó desestabilizarme con una patada, pero la esquive en el último momento tomando su pie y halándolo para hacerle caer. Jimin me había hablado mucho acerca de los autómatas, no puedo matarlos fácilmente... pero la muerte no es lo peor que podría hacer con ellos. El hombre más alto me dio un puñetazo en el costado pero yo me trague una maldición colocando mi brazo sobre su cuello intentando ahorcarlo.

Pude darle una vuelta y en su nuca encontré lo que buscaba, su tarjeta de codificación.

Tomé una piedra que estaba a un lado y la lancé ahí con toda la fuerza que me quedaba. Hubo unas chispas y algo se iluminó, como un proyector, unas fotos empezaron a reproducirse encima de su cuello. El hombre yacía inconsciente y en las fotos podía reconocer a Iseul, bajando las escaleras de su departamento, en su motocicleta, en el hospital, en el quirófano y comiendo su almuerzo en un café cercano.

En todas las imágenes pareciera que acecharan lo mínimo que ella hacía, a quien veía e incluso que cosas compraba en el super. Fue tan desconcertante esta nueva realidad que mi corazón empezó a latir con más fuerza.

Mi interior empezó a calentarse como si una llama hubiera encendido mis pulmones, ya no respiraba oxígeno, estaba tan enojado que mis manos no dejaron de golpear el hombre inconsciente en busca de respuestas.

Deje de pertenecerme al siguiente segundo.

Mas hombre entraron a este callejón, Taehyung entonces vio su oportunidad de cumplir sus deseos más sádicos. Uno a uno lo cogió de las extremidades, repartió tantos puñetazos y patadas llenas de enojo que uno a uno fue cayendo bajo los rayos del medio día. No hablaba, no enfocaba su vista, el simplemente gruñía y buscaba en todas las nucas de sus enemigos alguna respuesta para encender aún más el enojo en su corazón.

Pasaron minutos o tal vez una hora y el único que quedaba vivo era el autómata más endeble que seguía en una esquina preso del miedo.

Los autómatas no podían morir fácilmente, pero Taehyung ya había encontrado una forma de convertirlos en polvo. Se acerco entonces a paso firme al más bajo, limpiando su frente sucia de sudor y sangre ajena. Se agachó hasta tenerlo en frente.

— Vas a decirme donde esta tu jefe. — le tomó del cabello zarandeándolo.

Sus dientes no dejaban de rechistar entre ellos del miedo.

— N-no... no... por favor.

Taehyung tomó el cuchillo que robo de uno de sus oponentes y lo acerco al cuello contrario. Ya no le importaba si sabía quién era ese imbécil.

Él se iba a encargar de dejarle claro que lo encontraría en cualquier nido de ratas donde estuviera.

— ¡Taehyung! — una voz conocida lo detuvo y su cabeza giro lentamente a ver la intrusa. — ¿Qu-qué hiciste?

— Largo.

— ¡ Yah! ¡¿Acaso no sabes que es ilegal agredir a los autómatas ajenos?!

El animal dentro de Taehyung pensó si sería más difícil callar a Miwoo con una cinta en la boca.

— ¡Me importa una mierda! ¡No interrumpas!

Ella se acercó a paso firme e intentó levantarlo de un tirón en el brazo, pero él se levantó con más fuerza haciendo que ella cayera sobre su trasero. Su uniforme de detective y ojos llenos de terror no le hicieron nada a Taehyung.

Ella sintió el miedo subir por su garganta cuando él la vio con esos ojos, eran felinos y bastante parecidos a un tigre hambriento.

— Tae-taehyung...

— ¡Que te largues! ¡Déjame terminar!

Taehyung tomó al más bajo para zarandearlo en la pared. A este punto el ya volvía a temblar como una hoja.

— E-el jefe... va a vengar la muerte de mis compañeros... con ella. Él sabe dónde está siempre. — el contrario no ayudaba nada a su situación, se había entregado a la muerte en manos de ese animal. — e-está muy cerca, de ella... ella lo sabe. E-ella lo conoce.

Taehyung estaba a punto de matarlo, pero alguien hizo sonar un disparo. Eso alertó su instinto dando la vuelta a Miwoo que lo amenazaba con una pistola, sus manos temblaban y ni siquiera apuntaba en el ángulo correcto pero el entendió el mensaje.

Ella no iba a dejar que matara al único testigo que quedaba.

— ¡Taehyung!¡No sé qué maldito monstruo te poseyó, pero deja a ese autómata en el suelo o juro por lo que más quieras que voy a matarte! — la última palabra salió bastante forzada pero su rostro estaba rojo de la colera. — ¡¿Acaso quieres que Iseul se asome por una de esas ventanas y te vea así?! ¡¿Como un asesino?! ¡Ella va a tener que pagar billones de won para que no termines en una cárcel! ¡Lo juro Kim Taehyung que si no vuelves en ti yo misma traeré a Iseul para que la lastimes a ella también!

Algo hizo clic en el corazón de Taehyung, el animal dio un paso atrás y la razón dio dos pasos temblosos adelante. Dejo caer el cuerpo endeble contra el asfalto.

— Te voy a dejar vivir... para que regreses con ese hijo de puta y le digas a todos los demás como Kim Taehyung tuvo piedad de ti. — su voz sonaba más calmada que antes, pero con un timbre profundo. —diles que esta vez tuviste suerte, pero si alguna vez alguien tiene la osadía de estar a diez metros de Iseul yo mismo los voy a enterrar vivos diez metros bajo tierra. Yan Iseul no es entretenimiento de ningún robot mal hecho y no está sola como parece. Yo mismo me encargaré de eliminarlos uno a uno...

Miwoo volvió a tomarme del brazo fuera de ese lugar que estaba a punto de llenarse de personas. Hombres en batas blancas y unos cuantos policías que acudieron al llamado de Miwoo.

Ella me rodeó con una manta negra escondiéndome en su auto que cerro con seguro.

"Soy policía... encontré la escena así, al parecer está relacionado a un saldo de cuentas" — ella había mostrado su credencial y todos le creyeron. Yo me quede en el auto polarizado viendo sobre todos los médicos con miedo de ver uno familiar. — "voy a llevar uno de los testigos a casa, está demasiado afectado por esta vista"

Le pidieron hablar conmigo, pero ella les dijo que daría la declaración después de tratar mis heridas.

— Él no tiene nada que ver, solo estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. — fue lo último que dijo antes de subir al auto.

Yo aún no había regresado en mi así que permaneció alejada de mí, cuanto más podía. Sus ojos eran dos perlas llenas de desconcierto y miedo.

— Miwoo...

— Mierda, no digas mi nombre con esa voz. Me voy a morir del miedo. Joder. — se puso el cinturón y sin girar a verme encendió el auto. — ¿Alguna vez usas tu cabeza? Si querías tenerlos lejos ahora tendrás a Iseul intentando operar sus cráneos rotos toda la noche...

— ¡Ella no haría eso!

Miwoo salto en su asiento y me dejo en el taller torpemente. Ni siquiera se bajó del auto.

— Te voy a dejar aquí porque solo verte me da nauseas... aquí hay un botiquín. Ven a verme cuando seas Kim Taehyung y no un animal de la jungla. — ella me abrió la puerta trasera y me paso el botiquín con manos temblosas.

Yo creía que me llevaría a la estación o a otro hospital, pero era lógico que quisiera deshacerse de mí.

Desapareció en esa calle sin mirar atrás.

En la soledad de mi taller intenté recordar lo que Iseul me enseño. Mis ojos se llenaron de lágrimas al darme cuenta del lugar y el estado en el que estaba, sangre ajena manchando mis ropas nuevas. Mis zapatos sucios de tierra, mis manos rojas y sangrando de tantos golpes que propiné. No me arrepentía, pero me había convertido en todo lo que el abuelo algún día le advirtió a Iseul siendo niños.

¿Y si volvía a perder el control al lado de Iseul? ¿Ella seguiría amándome aún con mis manos llenas de sangre? ¿Aún si mate a una docena de autómatas sin siquiera dudarlo?

El pánico inundo mi sistema haciendo que volviera a calentarse en mis entrañas, pero alce la mirada al taller, las pinturas que tenía. El árbol, los tulipanes y margaritas, la jungla con Iseul ahí. Entonces volví a mis sentidos tragando el sabor del hierro.

Mis ojos ya habían vuelto a la normalidad cuando llego el tiempo de ir a la cita médica.

Yo había logrado bañarme y cambiarme en casa, agradecía no dejarme golpear por esos autómatas, después tendría que dar más explicaciones. Pensé que Iseul me acompañaría, pero solo me envió un mensaje diciendo que no lo iba a hacer... que prefería esperarme cerca al rio.

¿Acaso se dio cuenta? ¿Sospecha de lo que hice? Ella reconocía a esos hombres. Si los vio en el rostro entonces supongo unió los puntos.

El consultorio por su parte olía a cerezas

— Así que Taehyung, ¿eh? No sabía que Iseul tuviera novio. Parece asexual. — la colega de Iseul era bastante comunicativa. — es una lástima que no viniera contigo, no la veo desde la graduación.

— ¿Son amigas?

Ella me vio detrás de sus lentes cuadrados y soltó una carcajada. Su cabello rubio en una coleta con lentes de contacto le daban una apariencia bastante extranjera.

— Iseul no es amiga de nadie. Es una pérdida de tiempo y emociones.

— No es verdad, ella tiene un par de personas cercanas. — murmuré apoyándome en mi asiento.

— Sí, tal vez cambió. La Iseul que yo conozco nunca aceptó una invitación ni a estudiar juntas en la biblioteca.

Me trague las palabras que tenía para ella mientras me hacia el chequeo. No pregunto por mis nudillos lastimados o el labio levemente inflamado. Ella estaba más entretenida contándome más chismes de Iseul.

Ella no sabía que no me importaba nada que saliera de sus labios, yo conocía a Iseul lo suficiente.

Mientras revisaba mis exámenes de laboratorio y me metía en una maquina extraña pensé un poco en sus palabras. Iseul toda su vida siempre centro su atención y esfuerzos a lograr graduarse, cualquier cosa fuera de sus metas no le importaban.

— Es una mujer bastante linda, inteligente y amable. Tiene unos modales bastante perdidos en esta era... pero su familia siempre fue un misterio. — ella siguió con su habladuría. — por alguna razón todos los compañeros de su clase llegamos a la conclusión que se esforzaba demasiado por sorprender a alguien. Nunca supimos quien, tal vez un padre ausente. Su madre es una caza fortunas... no me sorprendería que nunca conoció a su padre o es un anciano ya muerto.

— Yo creo que debería dejar de entrometerse en su vida como si le importara. Si fuera el caso, usted hubiera sido su amiga sin esperar una amistad en cambio.

— ¿Como dices?

— El cariño solo se da por uno mismo, no para recibir algo a cambio. Me ha dejado muy en claro que ninguno en esa universidad era digno de ser su amigo. — le dije honesto cruzándome de brazos.

Yo conocía mejores personas alrededor de Iseul, Moonbin, Hoseok y Raeki. Todos le debían respeto por ser reina del océano.

Pero la consideraban una amiga sin que ella los viera de la misma forma.

—  Yah, Taehyung, no tienes que ser tan extremista. Es en parte verdad lo que dices... yo solo repito lo que escucho. Debes tener muchas atenciones con ella, ¿no?

— Sí, es muy ingenua y confía mucho en personas como ustedes.

Ella dejo salir una risita nerviosa.

— No es solo eso, no soy psiquiatra, pero ella necesita uno urgente.

Ella alzo los ojos y yo la vi en blanco. ¿Que era eso? ¿Alguna enfermedad? ¿Era terminal? Ella pareció confirmar que no tenía idea y volvió al tema de mi alergia.

Al final me dio un diagnóstico, urticaria colinérgica. Debido a la alta temperatura corporal la piel se estresa y causa estas erupciones. Dijo entonces que podía ser porque en Busan era verano y cambie de temperatura drásticamente, pues en Seúl había caído el otoño más frio en años.

Todo el cronograma de estaciones estaba desordenado en todas las ciudades.

Me envió una lista larga de recomendaciones, medicinas, dieta e incluso rutina de ejercicio. Me agendo una cita de control y me despidió con una frase que me helo la piel.

— Yo que tu no dejaría que Iseul te esperara frente al rio a esta hora. Quien sabe que cosas pasan por su mente en un lugar así... — entrecerró sus ojos y me cerró la puerta en la cara.

Entonces yo maneje a toda velocidad hasta encontrarle recostada en la baranda frente al puente.

Su rostro estaba sereno y tenía una taza de café hirviendo en sus manos pequeñas. Yo me bajé lentamente hasta quedar a su lado.

— Isie. ¿Esperaste mucho?

— No, acabo de venir. — señalo su motocicleta a un lado. — ¿cómo estuvo?

— Odio a esa doctora.

Ella giro a verme con ojos sorprendidos.

— Yah, no digas eso. Es la mejor de Seúl.

— Es la mejor en chismosear.

— Ah, eso... supongo que te dijo muchas cosas. Solo me importa el diagnostico que te dio y el tratamiento. — miro en mis bolsillos como invitándome a mostrarle.

Le mostré las hojas y ella las leyó con el alumbrado público.

Aunque me había visto al rostro no había reaccionado a las heridas, simplemente asintió con su cabeza leyendo cada cosa. Dejó la hoja de vuelta en mi bolsillo con una sonrisa.

— ¿Por qué no fuiste conmigo?

— Quería corregir mi actitud de la última vez, no soy tu guardiana o tu madre... deberías cuidar de ti mismo.

— Eso no significa que no te quiera a mi lado, es extraño ir a esos lugares tan blancos. — me sinceré recostándome en la baranda, de espalda al rio. — en este lado todos parecen tener algo importante que decir de los demás.

— Estoy de acuerdo, pero ir a citas médicas es bastante común. Ahora que tienes un diagnóstico deberías acostumbrarte.

Yo asentí sin muchas ganas y ella volvió su atención al río. Su abrigo negro hacia ver la piel de su rostro más pálida, con manchas rojas en su nariz y mejillas.

Ella parecía pensar en algo, pero no sabía cómo decirlo.

— Soobin me llamó a decirme que se quedaría esta noche ahí, lo iré a buscar en la mañana.

— Yo iré. No te preocupes. — negó con su cabeza y yo agache la mirada a mis pies.

Sentía una tensión bastante palpable, de mi parte, porque Iseul lucia muy serena viendo el agua correr debajo del puente. Los pocos autos que pasaban a nuestro lado iluminaban la escena.

Yo estaba a medio metro de donde estaba intentando organizar mis pensamientos.

— Pro-probablemente sepas lo que sucedió hoy, yo aún no termino de entenderlo, pero no volverá a pasar. — dije cuidando mis palabras y ella centro sus ojos negros en los míos. — investigaré por qué hice eso y lo arreglaré... con mis dos manos voy a cambiar esto dentro de mí. No pondré tu vida en peligro.

— Por mi está bien, te dije que no me molesta este lado tuyo.

El aire se atascó en mi garganta y los elefantes en mi estomago colisionaron.

— Su alteza...

— Te amo inmensamente, cada versión y detalle dentro de ti. Lo siento si no he sido muy clara. — sonrió con toda su dentadura expuesta.

Ella acorto la distancia para empinarse sobre sus botas y abrazarme cálidamente. Sentía que era consolado y a la vez protegido, de mis propios pensamientos. Sus manos daban palmadas en mi espalda mientras humedecía su hombro con mis lágrimas. Este sentimiento de desconcierto y temor se desvanecía en brazos cortos y pequeña cintura.

Ella confiaba que yo iba a arreglar esto de mí que hasta ahora se salía de su lugar.

Porque ella sabía quién era y quien podía ser. Ella lo sabe. Ella lo conoce.

Continue Reading

You'll Also Like

594K 41.9K 76
Lara pensaba que Toni era el amor de su vida, pero dejó de serlo hace mucho, después del primer golpe que recibió por su parte cuando estaba embaraza...
196K 22.1K 37
En donde Emma Larusso y Robby Keene sufren por lo mismo, la ausencia de una verdadera figura paterna.
321K 29K 42
Carla era la típica adolescente que fantasea con ser amada. La que sueña con un lindo chico o chica que la haga sentir mariposas a. Por otro lado, Pe...
307K 26.4K 73
Agustina Ortiz,hermana menor de Valentina Ortiz es una Omega recién ingresante a la secundaria,ser Omega no es fácil menos a esta edad (historia crea...