𝕮𝖗𝖚𝖘𝖍 εїз KTH⁴

By blossxm_s

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❝Por mas que intente despertar, mis sentimientos no cambiaran. (No puedo controlar mi corazón) El solo sigue... More

Prologo: latidos
La niña que convencio a una bestia
El rostro de la verdad
Antidoto de ti
Domesticar
Una Nueva Rutina
Reminiscencia de una deidad y una montaña
Leyes de piedra y ceniza: mi primer viaje.
El otro lado de mi soledad
Su Suelo Es Mi Tumba
Los Tintes Del Trauma
Te Recuerdo Sonriendo En Tu Siesta
El Album Del Pasado
Viajar A Mi
El Fantasma De La Opera
Coronas y Espinas
Segundas Opiniones
Los Colores De Su Alma
Abuela, Madre e Hija
La Ultima Gran Dinastía
Bicho de Amor
Ojo por Ojo
El Camino a Busan
La Nueva Reina
Culpa Y Lastima
Promesa
Lady Kim Hanam
Llamado de emergencia
Realización
Tres de Copas
Bendicion o Maldicion
El Otro Lado
Imparable
Barrera
Estallido Emocional
Mal Entendido
Listos o No
Un Lugar Hermoso
Superheroe
Revelación
Tigre Adiestrado
Mascaras
Efecto Sorpresa
Parecer
Latidos: manzana
Latidos: niño interior
Felices Juntos
Save Me

Porque El Me Ama

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By blossxm_s

— ¿Desea algo más? — la vendedora me pregunto y yo negué con la cabeza.

Un par de mujeres llegaron a comprar churros y yo me sentía en medio, así que camine hacia un lado. Estaba dispuesta a quedarme donde había prometido, pero recibí una llamada.

Era mi tío, que estaba en Busan siguiendo los pasos de Hanam.

— Hola.

— Iseul, ¿estas bien? — mi tío omitió los saludos mientras yo caminaba detrás de la feria para tener más privacidad. — escuché lo que sucedió con aquella mujer.

— Ah, estoy bien. No preocupe a la abuela con esas cosas sin cuidado.

— Nunca debiste darle la mano en primer lugar... hay personas que no valen la pena tu sacrificio.

— ¿Como puedo saber eso? Es una doble moral, ayudar a Seokjin y no ayudarla a ella. Como si tuviera tal poder de decidir. — me aleje más entre los arbustos dejándome guiar por el sonido de las cigarras.

— Lo de Seokjin fue una equivocación, esa mujer merece quedarse donde esta.

— Agradezco su preocupación... pero si me llamó para eso-

— No, ya mataron al testigo. Taehyung dejo salir su nombre en su habitación... fue planeado su encuentro y el mensaje que le envían es claro.

Yo me quedé estática viendo el cielo. Aunque sabía lo que sucedería y quise advertirle, me quede ahí solo con la voz de mi tío en el altavoz.

No podía dimensionar el trauma que pasaría al enterarse de esta tragedia.

— La familia de ese hombre... ¿tienes información? — pregunte con un hilo de voz restante.

— No vas a ir a verlos.

— Pero-

— No es tu culpa, Isie, tranquilízate o vas a empeorar la situación de Taehyung.

— Yo solo quiero conocerlos, llevar algún arreglo floral, no sé. Tal vez necesiten algo y yo... — se me cerro la garganta mientras intentaba respirar hondo. — es injusto. Es muy injusto. Es la última persona que recordaba sus padres con tanta exactitud.

Aun veía detrás de sus ojos el interés en Taehyung en ayudar a ese hombre, saber más de sus padres y con suerte poder darle libertad.

— Te olvidas del padre de Dojin.

— El no dirá nada... porque cree que yo lo tomaría en contra de Dojin o porque sabe del peligro.

— Incluso si no habla o Taehyung se entera, no debes interferir más en sus planes. Si no obtienen lo que quieren van a invadir más tu casa y lo sabes. — mi tío me advirtió y la brisa en el micrófono me advirtió que estaba cerca al mar. — muy pronto tendré que traicionar a tu tío y a tu padre, regresaré a Quelpart.

— ¿Y Hanam? ¿Con quién dejaras a Hanam?

— Jungkook se quedará con ella unos días, está en su época fecunda.

Mi sangre voló al rostro con esa confesión. Era extraño que mi tío supiera tantas cosas, pero supongo él es un rey que no sabe disimular. Tal vez su cabello cambió.

— Esta bien, le enviaré una carta al abuelo. — me levante de donde estaba agachada y camine de nuevo hasta el puesto de churros. — buen viaje y tenga mucho cuidado. Saludos a la abuela y a Hanie, incluso a Junghyun.

— Ah, no voy a volver a hacer de cupido.

— ¿Cual cupido? Debe estar muy feliz de reunirse con Jungkook.

— Cruza los dedos para que no lo mate de un mal golpe.

Yo sonreí un poco colgando el celular. Junghyun amaba a su hermano, pero le exigía tanto como su padre alguna vez hizo con él. De cierta forma Jungkook creció entre muchas atenciones y responsabilidades, forjando su carácter demasiado difícil de controlar.

Era tan impulsivo como Taehyung, ambos eran un peligro andante.

Estaba entretenida con los alumbrados hasta que escuche la voz de Taehyung llamarme a gritos. Camine hasta donde empezaba la plaza de comidas y el corría de un lado a otro llamando mi nombre. Se acercaba a las mesas donde estaban unas cuantas personas para preguntar por mí.

— ¡Iseul!¡Iseul! — corrió hasta el otro lado agitado asomándose entre los puestos de comida.

Yo me quedé estática viendo su rostro entre tantas luces, estaba demasiado preocupado y angustiado. Sus manos no dejaban de temblar, pero seguía corriendo como si su vida dependiera de ello.

Me buscaba con tanta urgencia que se cerró mi garganta de la pena. ¿Que tanto le había horrorizado la muerte de ese hombre?

A tal punto de temer por mi propia vida.

Yo di otros pasos más a la luz, pero no le llame, tal vez de la vergüenza o la pena. Él se acercó de nuevo al puesto de churros y giro su cabeza, alejo el cabello de su frente para juntar su mirada conmigo.

En un momento a otro estaba tan aliviado que corrió los metros faltantes hasta abrazarme con fuerza. Me abraza con una fuerza tan inhumana que sentía el latir de su corazón en mi mejilla, estaba tan cálido y sus manos grandes acariciaban mi espalda con tranquilidad recién obtenida.

— Iseul... — dijo mi nombre con menos urgencia, como si le tranquilizara decirlo. — ¿dónde estabas? ¿estas bien?

No podía hablar así que solo asentí con la cabeza.

El me alejo de su pecho para poner sus manos en mi cuello y alzar mi cabeza. Aunque había corrido todo eso no estaba sudando, tal vez por la fría noche y yo sentí más frío lejos de él.

— Taehyung... lo lamento. — mi voz se quebró al final, pero a él no le importo.

Dejo salir un suspiro antes de abrir el frente de su abrigo negro y encerrarme ahí de nuevo con un abrazo.

Yo me animé a alzar mis manos por encima de su camisa y sentir su piel más cerca de mí.

— No desaparezcas así, por favor.

— Lo siento.

— No te disculpes, solo promete que no lo harás de nuevo. — me estrujo con más fuerza y sus dedos en mi cabello me tranquilizaban también. — ¿ya comiste? Comamos en el auto, hace frio.

Fuimos a recoger nuestro pedido y Taehyung no se despegó de mi hasta que montamos el auto.

Había un silencio tenso en el auto, solo el sonido de nuestros dientes al masticar el dulce crujiente. Él se debatía entre contarme sobre la muerte del testigo y yo mordía mi lengua para no dejar salir toda la verdad.

No quería que temiera cada vez que daba un paso en la calle o desconfiara de todos, yo había vivido toda mi vida de esa forma. Si él iba a preocuparse tanto entonces consideraría incluso llevarlo de vuelta a Quelpart.

— Su alteza... lo que voy a decir. Es complicado. Pero tengo que, no quiero ocultarte nada. — me sentí peor por su elección de palabras y no fui capaz de alejar la vista de mis manos. — el testigo fue encontrado muerto. No lo digo para que temas o te preocupes, lo digo para que tengas más cuidado.

— Tae-

— Voy a mudarme. En el taller.

Mi corazón se detuvo y alcé mi vista a su rostro angustiado. Quise manejar hasta la casa de mi tío y darle una bofetada en ese momento. Nunca quise tanto acabar con él y todos sus planes macabros.

Por plantar en los ojos alegres de Taehyung una preocupación que no le debía corresponder.

— Taehyung, no fue tu culpa. Esto es algo que ellos iban a hacer si él hablaba... contigo o con cualquiera, el mismo lo sabía. No tienes que cargar con su muerte. No lo permitiré.

— Pero Iseul, si nosotros no-

— No lo puedes saber. — le interrumpí e intenté mantener mi enojo a raya, pero era difícil. — no lo puedes saber porque no ves el futuro. No puedes saber si iba a vivir una larga vida... no puedes. No lo sabes.

— Es eso, ¿verdad? Tu si lo sabías.

Taehyung no me reclamaba, en realidad, solo estaba afirmando lo que yo sabía. Justo cuando sentí que había tocado fondo el encendió el auto para manejar de regreso a casa.

— No lo sabía. ¿Por qué lo sabría? No lo conozco. Debía saberlo... pero no pude evitarlo. — mis ojos se llenaron de lágrimas e intente tranquilizarme con los detalles de la bufanda.

Respira hondo, Iseul, no puedes romperte frente a Taehyung. Ya dudó una vez de ti. No le des mas razones para dudar.

— Isie, mi vida, no te estoy juzgando. Nunca te juzgaría por algo que te ha causado tanto daño.

— ¿Como puedes defender lo indefendible?

— ¿Como puedes comprender al incomprendido? A alguien como yo.

El alcanzo mi mano con su mano libre para darle un apretón.

Alce la cabeza y me sonreía.

— Solo volvamos a casa. — dije por encima de las dificultades.

El encendió la radio para cambiar de tema.

Era un alivio que el pensara en mudarse, sí, me iba a doler su partida e iba a extrañar nuestra vida doméstica. Era lo mejor. Mi casa me aterrorizaba y constantemente tenía más ataques de ansiedad que debía disimular en su presencia. Incluso en presencia de las cámaras.

Estando en otro lugar nadie va a hurgar en su mente o en su privacidad, yo no lo permitiría esta vez.

¿A quién engañas, Iseul? Eres capaz incluso de poner un arma entre sus cejas. Eres capaz de ir al sótano del laboratorio y lastimar a un centenar de personas sin descanso. No pongas como excusa el bienestar de tu madre o de los que más quieres...

Tu disfrutas ser tan despiadada. Como tu tío y tu padre.

— Llegamos. — Taehyung me interrumpió con una palmada en mi muslo izquierdo.

— Subamos a casa. Tienes que tomar un té antes de dormir para que descanses...

— Estoy bien, aún no lo proceso.

— Cuando lo hagas búscame. Por favor. — puse mi mano encima de la suya en mi pierna y comparé los tamaños, texturas y color. — mañana saldrá el sol de nuevo.

Subimos yo tomada de su brazo y compartimos miradas cómplices en el espejo del ascensor. Llegamos, dejamos los zapatos y la ropa extra a un lado. Llegué a la cocina y preparé el té en silencio mientras el abría las persianas.

El cielo estrellado era una postal.

— Isie, mira. — yo alcé la vista de la estufa. — ¡Una estrella fugaz!

Di un paso atrás para acompañarle, pero antes de que lo intentara ya él estaba a mi lado tomándome de la cintura hasta dejarme sentada en la isla. Estaba sorprendida de su fuerza y ocurrencia.

— Tae-taehyung...

— He esperado toda mi vida para esto.

Iba a preguntar a que se refería cuando acerco su rostro al mío.

No sé si fue el o simplemente la gravedad quien hizo que nuestros labios volvieran a unirse, con sabor a capuchino y churros. Su boca tenía una vida propia, acariciaba todos los bordes de la mía con delicadeza y firmeza.

Creí que me caería, pero tenía su mano en mi cadera y la otra en mi cabeza guiándome a través del beso más indiscreto en mi vida.

Yo no quise quedarme en desventaja así que cuando el creyó que era mejor separarnos yo alcé mi mano a su cuello volviendo a juntar nuestros labios. Cada caricia de su lengua en la mía enviaba ondas llenas de lava en mis nervios, los dedos de mis pies no dejaban de encogerse de la emoción y su mano incluso se coló debajo de mi camisa.

Cuando sus dedos tocaron mi piel desnuda creí que iba a desfallecer, que iba a explotar en miles de partículas.

Pero la taza empezó a sonar advirtiendo que si podría explotar.

— Mierda. — Taehyung maldijo alejándose para apagar la llama.

Se quedó ahí de pie con sus labios maltratados, viéndome encima de la isla y luego ocultó su boca con su mano. Estaba sorprendido.

Sus ojos no podían creer en qué estado me había dejado.

— ¿Taehyung?

— Eso que hicimos... quiero hacerlo de nuevo.

— ¿Qué? — pregunté tragando en seco y arreglé mi camisa con lo que restaba de coherencia. — pe-pero...

Solo se acercó a dejar un beso más delicado.

— Me gustas, Iseul.

Sus palabras quedaron colgando en el aire mientras sonreía, agachando su mirada para que no viera lo sonrojado y avergonzado que estaba.

— Tu también me gustas, Taehyung... incluso siento algo más.

— ¿De verdad? ¿Te gusto? ¿Yo?

— ¿Por qué es tan difícil de creer? — peine sus cabellos desordenados y no podía contener la emoción, el amor que llenaba cada espacio oscuro de mi corazón. — lo he ocultado por muchos años. Todo este tiempo pensé que era un crush indecente e incluso unilateral. Nunca creí que tu-

— ¡¿Por qué no?! Sería un tonto si no quisiera pasar el resto de mis días, todas mis estaciones y años contigo. Todo este tiempo pensé que era demasiado incrédulo para que me correspondieras... ¡Pero también te gusto! ¡No sé por qué nos tardamos tanto, pero me hace muy feliz!

Su nariz acariciaba la mía y nuestras frentes estaban juntas, la suya la sentía más cálida por el calor de su rostro.

Todo este tiempo... Taehyung había aprendido sobre su corazón para poder hacer una confesión llena de honestidad. Todo sobre él era genuino.

— Creí que me veías más como tu hermana...

— No, nunca creí que serias el reemplazo de Hanam y nunca intenté que lo fueras. Yo tarde demasiado, pero hace unos días lo entendí, el amor romántico y que solo sucede entre dos humanos que se ven con adoración. — su descubrimiento era casi como una lección de vida para mí. — perdón por tardarme tanto. Recompensaré todo el tiempo que actué como un tonto e infantil. Por no conocer ni entender mi corazón.

— No digas eso... yo debí darte esa lección.

— ¡¿Como podrías?! Seguro te gusto desde la secundaria. ¡Yo debía confesarme primero!

Yo solté una carcajada por la forma en que lo dijo. Sus hombros estaban tan arriba que temía que rompiera el techo y su sonrisa no podía salir de su rostro.

En sus pupilas cafés descubrí que yo estaba igual, era un espejo.

El té se enfrió esa noche y tuvimos que volver a calentarlo con nuestros labios. Le ofrecí dormir esa noche conmigo, pero lo atribuyó a que el mismo se ganaría ese privilegio.

No sé contra quien corría esta carrera, pero eso lo llenaba de ilusión.

Siendo honesta no pude concentrarme en el trabajo ese día y los siguientes días que incluso me robó un beso frente a un semáforo. Nos pitaron demasiado al punto que el otro auto bajo la ventana para gritarnos groserías.

Eso nos importaba tan poco, quienes nos vieran o cuantos lo sabían. Nos tomábamos las manos y teníamos una intimidad de adultos.

Pero seguíamos amándonos como dos niños perdidos en una isla.

— ¿Ya estas listo? Tae, vas a llegar tarde. — di unos toques en su puerta.

El salió con la camisa desabotonada y la corbata en su mano derecha. Yo di un par de pasos atrás hasta que choqué mi espalda con la pared contraria del pasillo.

El me vio alzando una ceja.

— Te queda muy bien ese traje, su alteza. Te ves muy hermosa.

— Gracias. — dije con un hilo de voz, si los ojos de Tae tuvieran dientes ya me hubieran comido. — ¿Necesitas ayuda?

— ¿Para desvestirme?

— ¿Ah?

— ¿Dije eso en voz alta? — pregunto inocente mientras terminaba de abotonar su camisa de lino.

Yo trague en seco dando unos pasos hacia la sala, sentía mi rostro recalentado.

El caminó hasta la sala, pero no me quito la mirada de encima, al final me había comprado un traje de dos piezas... era un lila bastante lindo, a decir verdad. Nunca creí que le gustara tanto y mucho menos que me quedaría bien en esta época del año.

Termino por peinar su cabello en el reflejo del televisor y yo guarde mis cosas en mi bolsa. Estaba nerviosa pero no sabía por qué.

— Necesito tu ayuda.

— Dime.

— La corbata... — se acercó a pasos largos hasta agachar su cabeza y ofrecerme la prenda. — quiero que hoy lo hagas por mí.

— ¿Ese será tu regalo de graduación?

— No, no te aproveches.

Sonrió con su boca en un rectángulo mientras yo acomodaba la prenda con manos temblorosas.

Estar tan cerca de su pecho y su rostro me ponía muy nerviosa, al punto que sus ojos como de tigre en casería me obligaban a apartar los míos. Sentí su risa nacer de su pecho, toda esta situación era bastante penosa. Yo no podía ni siquiera controlar mi ritmo cardiaco frente a él.

A este punto voy a necesitar una visita al cardiólogo.

— ¿Que es tan gracioso? — pregunte cuando deje la prenda estampada en su lugar.

— Tu rostro... es bastante rosado.

— Debe ser el maquillaje.

— No, no es eso. Eres demasiado adorable.

Yo fruncí mi nariz fingiendo molestia y eso solo avivó en el las ganas de extirpar mis mejillas con sus manos grandes.

Estuvo inclinado hacia mi hasta que se nos hizo tarde.

— Taehyungie, ¿quién te enseño a coquetear así?

Mi pregunta lo tomó por sorpresa mientras manejaba por la autopista.

— Nadie, creo que por sí solo he llegado a unas conclusiones demasiado interesantes. Útiles.

— Si Seokjin estuviera aquí pensaría que fue el.

— ¿Coqueteó de esa forma contigo alguna vez?

Preguntó demasiado rápido y esta vez fue mi oportunidad de reírme un poco.

— No, solo tiene un aire de confianza bastante envidiable. — murmuré recordando el escándalo que armó Nanhee cuando el confesó amarla, nuestra llamada duró casi tres horas. — aun así... perdóname si hago que las cosas se vuelvan incomodas. No estoy acostumbrada a este tipo de interacciones.

— No, no es tu culpa. Tenemos mucho tiempo para permanecer cómodos.

Recordé su promesa de eternidad mientras aparcaba en el estacionamiento de la academia. Hoy muy raramente estaba llena de gente, aunque Taehyung había llegado casi al final del trimestre pudo sacar adelante todos los módulos para graduarse. Esto también homologaba el bachiller para personas con cualquier condición mental o emocional... así que era casi una graduación doble.

Caminando a su lado recordé el primer día que lo traje tomado de la mano y refunfuñando. Nunca creí siquiera que cumpliría tres meses de este lado.

Todos nos veían, era peculiar su elegancia y mi evidente juventud. Pues no era su madre y mucho menos su hermana.

"¿Es esa chica de la que siempre alardea?" Escuche a una chica murmurar a lo lejos y casi pierdo estabilidad sobre mis tacones. Taehyung afianzó su mano en mi espalda por encima del abrigo mientras saludábamos a unos cuantos profesores.

La ceremonia comenzó muy pronto, llena de protocolos y muestras de arte bastante sorprendentes.

Taehyung era bastante inteligente considerando que nunca piso una escuela, mi abuelo y mi tío se esforzaron para que nunca se atrasara en ninguna asignatura. Al hacer el examen de validación su puntaje incluso fue un poco más alto de aquellos que pasan más de doce años en una silla. Eso junto a su innegable talento al arte ahora lo tenía en una lista de honor.

Honestamente... a él no le importaba nada de esto, cuando dijeron su nombre y mi corazón se agrandó de orgullo, entonces comprendí que así debe haberse sentido su madre. Viendo tantos padres sentados a mi alrededor no pude evitar sentirme mal, pero Taehyung tomaba su título con una sonrisa y me lo mostraba en el escenario como si fuera un adorno más.

"Lo hiciste" gesticulé con mis labios y el solo me guiño un ojo.

Las chicas no dejaban de hablar de él, era bastante popular, pero por ser tan despistado seguro nunca se le pasó por la cabeza que otras mujeres lo admiraban.

Entre sus amigos él era el más joven así que cuando se acabó la ceremonia aproveche que lo rodeaban para correr al auto por el regalo. Lo había pensado y a la vez fue bastante fácil conseguirle algo que le fuera útil, con una mano en una bolsa y la otra en un arreglo floral fui a verlo.

— ¡Iseul! — grito acercándose a mi como si nunca me hubiera visto.

— Felicidades, Tae. — el quitó su birrete para desordenar su cabello. — esto es para ti.

— ¿Para mí?

Yo asentí y él tomó lo que le ofrecí con cuidado.

— No lo mal entiendas... es costumbre regalar flores al graduado. No estoy lanzando ninguna segunda intención.

— Lo sé, su alteza, solo estoy sorprendido. ¿Cuándo planeaste todo esto? Están hermosas. Deberías quedártelas, se ven mejores en tus brazos. — me ofreció de vuelta el ramo como si fuera un bebe.

Yo reí avergonzada por sus palabras tan honestas.

— No, quédatelas. Abre tu regalo... espero te guste.

— No tenías que comprarme nada.

— Claro que sí, te esforzaste mucho por lograrlo y soportaste mis días como dictadora. — dije arrepintiéndome un poco por empujarlo sin anestesia a este mundo. — todo esfuerzo tiene una recompensa.

El pareció entender por primera vez el valor que tenía su graduación, el primer logro en su vida de este lado.

Era tal vez algo sin cuidado para el niño que creció en el bosque... pero para Taehyung, el hombre de este lado, era una evidencia de su propia superación.

— Es una cámara... ¡¿Es una cámara?! — puso la misma expresión cuando le di su primer set de oleos.

— Sí, una cámara. Espero le des buen uso.

— Déjame tomarte una foto.

Yo me hice más pequeña en mi lugar, estaba rodeada de personas. No quería posar entre tantos ojos.

— Pe-pero yo debería tomarte una foto primero...

— No, no, yo quiero usarla por primera vez. — me tomo de la cintura hasta la parte del jardín más despejada. Dejo el ramo en mis manos y se alejó unos pasos. — no seas tan tímida Isie.

— Creí que así te gustaba.

El dejo salir una carcajada y yo oculté mi rostro detrás del ramo por unos segundos intentando calmarme.

Cuando estuve lista solo sonreí antes de escuchar el clic, era cámara bastante vintage de las que tanto le gustaba de las tiendas de segunda. Era con rollos y la calidad era de las mejores funciones. Digamos que me tomo tantas fotos en tantos ángulos que creí se acabaría todo el rollo conmigo.

Luego le regañe y le tomé unas fotos, solo, con sus amigos, con sus profesores.

— Hasta que por fin conocemos a Yan Iseul, Taehyung no hace nada más que pintar y hablar de ti mientras lo hace. — dijo uno de ellos lleno de jocosidad.

— Para mí también es un placer conocerlos, gracias por cuidar tan bien de Taehyungie estos meses.

Me incline un poco y hubo una horda de risillas.

— Eres tan linda... ¿Qué le viste a este animal? — pregunto otro y Taehyung le dio un zape en la cabeza.

— Cállese, hyung.

— Es así como cuidamos de nuestro dongsaeng, no se preocupe doctora Yan. Nos tendrá criando este animal por muchos años.

Yo reí hasta que sentí que mi estomago iba a encogerse por completo. Taehyung luego me llevo a una pequeña exposición en el museo anexo de la escuela.

Era un museo bastante popular, con obras de artistas independientes.

— Tae, ¿esa es Gyeol unnie? — le pregunte mientras esperábamos en la fila para las credenciales.

— Sí, ella nos dio un par de clases.

— ¿Qué?

Nunca creí que una alienígena enseñara artes en una academia mental.

— Es muy buena, tiene un estilo un poco gótico y perturbador, pero también pinta cosas delicadas. — me explicó entre susurros mientras intentábamos no verla demasiado. — mierda, creo que ya nos escuchó... ella maneja las ondas y eso.

Como si fuera magia ella giro su cabeza, tenía un vestido color crema y sonrió a medias cuando nos vio. Se separo de una pintura para saludarnos. Mas por obligación que gusto.

Bueno, a felicitar a Taehyung porque aún sentía vergüenza conmigo.

— Felicidades por tu graduación, Taehyung-ssi... espero que tu futuro sea prospero. — su voz salió bastante suave, dijo más palabras de las que creía.

— Gracias sunbae.

— Gyeol unnie, es bueno verla más saludable. — yo le salude dejando de lado mi timidez.

— También es bueno verte Iseul-ssi.

— ¿Namjoon hyung también está aquí?

La pregunta de Taehyung quedó en el aire.

— No, está muy ocupado. — ella supo responderle con respeto.

— Entonces no quisiéramos interrumpirle mucho tiempo. Gracias por venir a saludarnos.

— No es nada, si Taehyung-ssi necesita ayuda con su taller puede buscarme. Yo también tengo uno.

Ni Taehyung ni yo sabíamos como se enteró de eso, solo nos dejó una tarjeta y sin hacer ruido volvió a irse a una esquina sombría de la exposición. Ella en realidad tenía un aura un poco abrumadora, tal vez por las cosas que tuvo que vivir o sus años exiliada.

No habíamos vuelto a hablar desde el día del juicio, donde le dieron libertad condicional por asesinar en defensa propia a un humano hace diez años.

Pero esa libertad era solo en papel... su corazón seguía encadenado a una maldición que oscurecía sus días. Mientras Taehyung me mostraba las obras una a una, pensé en Namjoon, sin duda parte de su creciente enojo debía ser por ella. Ambos estaban malditos.

Pasamos a otra obra, está en particular me dejó estática. Era una pintura bastante amplia pero que se quedaba pequeña por el tamaño del árbol que ilustraba, un árbol frondoso en medio de un riachuelo. Las ramas hacían formas aleatorias pero delicadas, sus hojas verdes en pleno verano y un sol que recién se asomaba entre sus ramas. Una pequeña niña de ropas blancas dormitando en sus raíces más cómodas.

Esa niña tenía el cabello negro en un hongo y se le veía tan pacifica, ni siquiera el aleteo de las mariposas a su alrededor la despertaban.

— Taehyung... ¿qué es esto?

— Mi trabajo final. — giro su cabeza para ver mi expresión. — ¿A-acaso no te gusta?

— Soy yo.

No podía creer mis ojos. Esta pintura era tan fiel a la isla que un sentimiento de calma llego a mi corazón, me sentí como en ese entonces... protegida y feliz en esas ramas.

— Sí, eres tú. Es un retrato de la primera vez que te vi en Quelpart. Recién había amanecido cuando pasaba por ahí... no podía creer mis ojos. — sonrió como si esta imagen viviera en su cabeza todo el tiempo, incluso se acercó a darme un abrazo por la espalda. — todos esos años divagando en esa isla nunca vi el amanecer, son años de completa oscuridad y una noche eterna. Isie, ese día fue la primera vez que admiré el sol salir por encima del árbol... sobre ti, iluminaba todo a mi alrededor justo cuando menos lo esperaba. Te convertiste en eso para mí en ese entonces y no ha cambiado, incluso ahora eres mi amanecer, el que espero pacientemente. El que siempre me sorprende.

— Taehyung...

— No importa si tengo que pasar otros mil años en la oscura noche, sé que cuando menos lo espere y más lo necesite volverás a aparecer frente a mí.

Yo entrelacé mis manos con las suyas encima de mi pecho. Mi corazón quería salirse de su lugar.

— Taehyungie, no tienes que esperar tanto. No volverá a haber una noche tan eterna. Lo lamento, por llegar tarde y hacerte esperar. — sentía las lágrimas atascadas en mi garganta.

— No te preocupes, aprendí a ser paciente... tienes que leer el nombre de la obra si quieres hacerla tuya.

Yo agudicé mi vista y leí debajo en letras doradas.

— Pe-pero...

— Yan Iseul, ¿quieres ser mi novia? — me leyó en voz baja, directo en mi oído.

Yo no fui capaz de responder o siquiera formar una oración coherente.

Yo solo giré en sus brazos y me incliné sobre la punta de mis pies para darle un beso. Creía que eso significaría más que mil palabras, porque los dos en un comienzo no necesitamos hablar para entendernos. Ahí, frente a tantas personas y frente a todo posible prejuicio pude gritar en silencio que amaba a Taehyung. Lo amaba tanto hasta doler y llorar de la confusión, de la incertidumbre. Lo nuestro no sería confidencial, prohibido o inapropiado... lo nuestro no iba a crecer en la oscuridad o en la sombra de nadie.

Le iba a amar frente a todo el mundo, iba a revelarme contra los cielos y sus altos dioses si era necesario y tomaría su mano en cada rincón de este planeta.

Porque yo amo a Kim Taehyung y el me ama a mí.

— ¿Alguna pregunta hasta ahora?

La docena de internos me vieron como si me hubiera crecido otro ojo.

— Sunbae... lo explicó tan bien que me explotó el cerebelo. — un chico se atrevió a hablar.

— Eso es biológicamente imposible, pero gracias, Choi. No tengan miedo de preguntar incluso lo obvio... en mi primera cirugía casi me da un ataque de pánico por preguntarme si el guante izquierdo se pone primero que el derecho. — siempre que veía a un interno recordaba eso entre risas, lo nerviosa que estaba. — además de neurocirujanos también tenemos que ser buenos actores.

— Sunbae, ¿alguna vez se le cayó algo o cortó donde no debía?

Omití el incidente del colapso.

— No, esos errores son muy raros. Casi nunca suceden. La mayoría de errores están antes de la cirugía... en la planeación y en la decisión de operar.

— Yo creí que usted sería más egocéntrica. — otro admitió y yo me recosté en el escritorio de la sala, habíamos pasado tres horas de catedra. — por lo general los cirujanos siempre nos miran por encima de sus hombros.

— Hace parte del trabajo... todos sentimos ansiedad y nervios antes de entrar al quirófano, tenemos que convencernos que todo saldrá bien para tranquilizar al paciente y su familia. Es un mecanismo de autodefensa que nos protege, aun así, me alegra que el ideal del cirujano como un segundo Dios este cambiando. Eso nos alivia un poco.

Hicieron mas preguntas que me hicieron ser muy honesta. Al nivel de horrorizarlos con mis historias en el hospital.

— No se asusten, ¿quisieran acompañarme en mi ronda antes de irme? — todos se levantaron emocionados.

— Sunbae, usted es tan tierna que es bastante extraño que haya decidido algo tan demandante.

— Me lo han dicho...

— ¿No pensó pediatría? — otro me pregunto abrazando sus apuntes. — seguro le va muy bien con niños.

— En realidad compadezco a los pediatras... los padres son otro tipo de pacientes difíciles.

Lleve a la docena de internos a través de las diferentes salas, mis pacientes aprovechaban el momento para alabarme con flores y mi sonrojo no se desapareció por varios minutos. Agradecía llevar tacones porque me vería más diminuta... algunos internos eran mayores que yo.

Mi faceta de profesora me hizo dar cuenta que, si nunca hubiera dado clases a Taehyung, nunca podría hacerlo. Nunca había tocado un libro de pedagogía, pero tenía las herramientas y la sensibilidad suficiente.

Rápidamente casi todos los internos querían hacer la rotación en neurocirugía para conocerme.

Me replantee lo famosa que podría llegar a ser mientras recogía mis cosas en mi consultorio y atravesaba las puertas. Me despedí temprano de los demás colegas y crucé los dedos para no cruzarme con el cirujano cardiólogo, era un hombre recién recibido que constantemente estaba acechándome en la cafetería.

Digo acechando porque no había un área común donde estaba que él no estuviera viéndome.

Al comienzo fue bastante agradable, incluso me parecía familiar. Creí que por ser nuevo querría acercarse a la más joven e incluso yo le ayudaba a llegar a la sala que debía cuando se perdía. Me equivoqué rotundamente cuando pidió mi teléfono y tuve que mentir. No soy muy buena descifrando la intención de los demás, pero veía en el un aura que iba más allá de una cortesía y rozaba la molestia.

Mi más grande error era no saber decir "no".

— Iseul-ssi. — escuché su voz cuando pisé el primer escalón afuera. Yo gire mi cabeza lentamente. — hace tiempo no la veía aquí, ¿ya se va a casa?

— Junmyeon-ssi... ya me voy a casa, tengo turnos matutinos este mes.

Le expliqué con respeto queriendo terminar esta conversación.

Él se separó de la pared y me sonrió como todo un galán, su traje ajustado con elegancia. Su caminar confiado.

— ¿Le acompaño a casa?

— Bu-bueno en realidad iba a hacer otras cosas antes. — rasqué mi nuca nerviosa mientras el se colocaba frente a mí. — lo siento, le mentí.

— Ya lo sabía.

Yo lo vi sorprendida y el solo dejo salir una risita.

Por lo general Taehyung venía a buscarme, pero hoy era la mudanza en su taller y no quería que tardara demasiado. Le ofrecí que podía pedir otro día de descanso para ayudarle.

El solo respondió "los días de descanso son para descansar, no para ir a graduaciones u ocuparte con cosas de tu novio".

Ah, le gustaba tanto recalcar eso en cada frase.

Entonces camine al lado de Junmyeon por las calles hasta su taller, me habló un poco de él y la creciente valentía que le llevaba a acercarse a mí por encima de su timidez. El aludía que aunque nos lleváramos seis años yo era demasiado madura e incluso adorable para mi edad.

No sé qué relación tenían ambas cosas, pero incluso pensé en salir corriendo. Me regañe cuando me tomó del brazo en un semáforo en verde.

— Ten más cuidado, Iseul-ssi.

— Lo siento.

— Te disculpas demasiado, es lindo. Se que tal vez no tienes una buena impresión de mi... pero en serio te admiro, escuché mucho de ti en mis últimos años en la universidad. Discúlpame si soy un poco agobiante. — se sonrojó y vi honestidad en sus pupilas negras.

Yo me sostuve de mi cartera y centré mi vista en su traje gris. Tal vez debería dejar de ser tan tímida.

Me empecé a sentir peor mientras acortaba las calles hasta el taller, desde la otra esquina veía el auto de Namjoon y un camión. El aire no circulaba bien por mis pulmones, incluso pensé en miles de posibilidades de decirle la verdad sin lastimarlo de verdad. Yo me ponía en sus zapatos, si Taehyung fuera yo y me dijera tan tajantemente que tenía a alguien más.

No, no iba a ser capaz de ver la decepción en sus ojos. Por encima de todo podía ser un buen hombre.

Mis instintos podían estar mal, no lo conocía, ¿entonces por qué lo catalogué como mala persona? ¿acaso porque temía que sintiera algo por mí? ¿le temía a lo que Taehyung podía hacerle? Yo no era así, yo no tenía ninguna razón de juzgarlo sin conocerle.

— ¿Es aquí? — su pregunta me hizo reaccionar y yo me quedé estática.

Antes que procesara su pregunta ya estábamos en el taller.

— Sí, gracias por acompañarme. Deberías irte.

— Eso sonó un poco tajante.

— Lo siento, pero en este momento-

— Iseul-ssi ¿a qué le tiene tanto miedo? — colocó su mano en la unión de mi cuello y hombro. Acarició ese lugar como si quisiera tranquilizarme, pero solo hizo el efecto contrario.

Antes de que yo reaccionara ya escuchamos el ruido de una puerta abrirse.

Como si fuera un reflejo me aleje de ese toque rápidamente volviendo a dejar mi abrigo en su lugar. Taehyung alzó sus ojos, dos esferas llenas de enojo que no se apartaban de mi acompañante. Aunque su boca estaba en una línea fina escuchaba su gruñir a un metro. Salía de su pecho que subía y bajaba con lentitud.

Estaba usando ropa oversized, su característico mandril y pies descalzos.

— Iseul. — dijo mi nombre con voz profunda y entendí el mensaje.

— ¿Lo conoces?

— Sera mejor que te vayas... no le gustan los extraños. — intenté mantener la calidez en mi voz y sonreí un poco señalando el camino con mi mano. — gracias de nuevo por acompañarme.

— Pero-

— Por favor.

Taehyung dio un paso afuera del taller y cerró con tanta fuerza que incluso creí que había roto el vidrio.

Junmyeon solo sonrió como si algo le causara gracia en el rostro del contrario, se acercó un par de pasos para dar unas palmadas en mi cabeza antes de susurrarme una despedida. Yo me quedé estática ahí esperando que Taehyung lo tomara por el brazo y le partiera todos los dientes.

Estaba tan petrificada que no me di cuenta cuando me tomó del codo dentro del taller, me dejo contra una pared vacía y cerró la puerta con violencia.

— Iseul. — debería sentir miedo o preocupación, pero solo veía sus pupilas como las de aquel tigre que vi por primera vez en Quelpart. — ¿Ese hombre te ha tocado antes? Tocó tu cuello y cabeza.

— Nunca.

Negué con la cabeza una sola vez. Él tenía sus manos a cada lado de mis hombros, en la pared detrás y su cabeza agachada a mi altura.

Estudió mi aspecto de pies a cabeza buscando una muestra de mentira, cuando me cree gira su cabeza a la ventana.

— ¿Ya comiste?

— Sí. — trague en seco cuando me ayudo a quitarme el abrigo. Dejó el bolso a un lado para tomar la misma posición de antes.

— No dejes que te toque. — su tono era un poco posesivo y yo mordí mi labio inferior agachando mis ojos. — tu falda es muy corta.

Su problema no era con la prenda, era con Junmyeon. Pero eso no lo lograba entender.

Estaba tan sonrojada que tuve que alzar mis manos hasta mi rostro.

— Iseul, mírame. — dijo con seriedad y yo lo vi entre mis dedos — no dejes que él te toque de nuevo.

— ¿Por qué?

— Él no me gusta.

Yo quería ver hasta qué punto él iba a defender su punto, así que, aunque hubiera acertado en lo incomoda que yo estaba yo quería más.

— Solo vino a acompañarme. — murmuré fingiendo inocencia. — ¿Por qué él no te gusta?

— Ese hombre es un lobo.

Oh, así que era eso.

Un gruñido volvió a nacer de su garganta lleno de molestia, dejo un manotón en la pared detrás de mí y luego me buscó una silla.

Hasta ahora me daba cuenta que dentro ya estaban todas las cosas, pero no había organización. Me senté donde me dejó y el volvió a donde tenía una pintura para dejarla a un lado. Su ira no se había ido, aún temblaba hasta la punta de sus dedos. Supongo que él tenía ese talento de relacionar a las personas con animales... y el odiaba los lobos.

Desde su estructura hasta su olor.

— Eso no lo sabía, ¿el sospechará de ti?

— Muy seguramente, pero supongo que no sabe que tú ya sabes de mí.

— Oh. — alcancé a decir confundida.

— No me gusto que pusiera sus manos en ti, no parece muy confiable.

Colocó su mano en el mismo lugar y me dio un apretón, yo en realidad no había dimensionado la gravedad. Tal vez era muy permisiva...

— No pude decirle que podía venir aquí sola. Es muy cercano al director del hospital y sabes lo difícil que fue conseguir este trabajo. Me gusta ese lugar y no se decir que no. — explique cómo me sentía con un poco de pena.

— Solo di que no.

Estaba a punto de poner sus ojos en blanco.

— No es tan fácil, Tae. Para mí no lo es.

— ¿Te está molestando? — alzó una ceja y sonrió a medio lado, como si esperara una afirmación para ir a matarlo.

— ¿Que vas a hacerle? ¿Golpearlo hasta matarlo? La cárcel es un lugar muy horrible... ya lo conoces.

— Pueden no descubrirme.

Yo di un suspiro alzando mis manos hasta las suyas aún en mi cuello, las acaricié con las yemas de mis dedos intentando tranquilizarlo.

— Él no me va a volver a tocar, te lo prometo.

Él estuvo satisfecho con esa respuesta momentáneamente. Le ayude a mover algunas cosas y cuando Namjoon llegó tenía comida china en su mano derecha.

Nos sentamos en el suelo a devorar cada platillo.

— Estas delgada. — Taehyung dijo en su propio mundo.

— ¿Es un cumplido?

— Lo dice porque su brazo es el doble tuyo. — Namjoon opinó, su cabello ahora era castaño y vestía ropas informales. — nunca creí que esta mudanza fuera tan difícil.

— Gracias por ayudarle.

— No es nada... este lugar será un éxito. Si por mi fuera le comprara todo lo que hace Taehyung-ssi.

— Solo lo hace por Gyeol sunbae.

Él se quedó en silencio entendiendo que Taehyung aún estaba en sus instintos más animales. Sus cejas seguían fruncidas y sus ojos más dilatados de lo normal.

Si pensaba en dejar comida no podía, comí todas las porciones bajo esos ojos.

— Taehyung, cuando dices que él es un lobo ¿es por su rostro? ¿o son sus ojos? Yo creo que nació en el año del perro, pero-

— Lo digo porque parece uno, huele como a uno y es consciente de eso. Te dejó oliendo como un perro mugroso. — Taehyung hablaba entre dientes y quise tener por un momento, su habilidad de reconocer olores tan detalladamente. — es como si antes de verte se hubiera revolcado con unos malditos lobos.

Eso no podía ser verdad, era un doctor como yo. No un animal.

— Woah, amigo, tranquilízate un poco. Aquí en este lado venden fragancias que puede confundir tu olfato.

— Se diferenciar muy bien una fragancia artificial. Tu hueles a tierra mojada.

— ¿Qué? — Namjoon lo vio confundido.

— Una tierra mojada sucia de excremento de perros.

El mayor entendió el mensaje y se fue a comprarnos un café.

Namjoon era como su hermano mayor, pero había veces que era muy condescendiente y sobre todo porque sabía de lo que él era capaz. Namjoon le daría una paliza, pero Taehyung no iba a dejarle ganar tan fácil.

— ¿Me vas a explicar por qué seguimos hablando de ese imbécil?

— Me quedó muy claro que no te gusta, pero me preocupa más esa parte donde él sabe quién eres. Él es muy corriente... no creo que sienta olores o vea el tigre dentro de ti. No podría, ¿verdad? — jugué con mis palillos otro rato hasta que el atravesó la mesa improvisada.

Se sentó a mi lado dejando una mano en mi muslo.

— Él lo supo, por eso tocó tu cabeza.

— Pero-

— Su alteza, tengo que hacerle una advertencia.

— Esta bien.

El deslizó su mano de mi muslo al suelo para inclinarse sobre mi haciendo que mi espalda chocara con el borde de la mesa.

— Crecí entre tigres desde los seis años, comí, dormí, aprendí a defenderme y a atacar con ellos. Nosotros somos muy territoriales, no solo con los humanos corrientes que quieren pasarse de listos contigo, pero también con las otras personas relacionadas a otros animales. Ellos son un no rotundo. — aunque su voz estaba baja sentía escalofríos recorriendo todos mis nervios desde la punta de mis pies. — sé que suena extraño en este lado, pero eres como mi territorio y no puedo tolerar que alguien más intenté robarlo.

— Taetae, si intentabas ocultarlo no hiciste un buen trabajo.

Yo me reí un poco cuando hizo un puchero, la tensión poco a poco se disipaba.

Yo lo tome del cuello de la camisa para darle un pequeño beso.

— Esta bien, siempre me ha gustado cuando me proteges. Admito lo torpe que soy.

— Lo sé, pero todos estos años hemos sido amigos así que en una escala de...

— ¿Posesividad? — le ayudé y el asintió.

— Siempre me he mantenido al margen, porque no puedo reclamarte nada... así que simplemente podría mantenerme tranquilo acompañándote a casa, tomando tu mano y revolcándome en tu ropa.

Lo último lo dijo con un deje de vergüenza y yo no pude evitar reírme.

Ahora entendía que su dichoso abrazo, su mejilla refregándose en mi cabeza y su constante olfateo no era muestra de cariño. El enserio me había marcado como suya desde que tuvo la oportunidad.

— Mi advertencia es que solo se va a poner peor.

— Tienes suerte de que no me desagrade. — sus ojos me vieron llenos de sorpresa y alivio.

— Iseul...

— Tienes suerte de que te ame demasiado, Taehyung.

Eso pareció desbloquear algo en su corazón.

Se lanzó a besarme sin tanto cuidado, sin embargo, me dejó en el suelo con más delicadeza. Mi cabello estaba regado en la alfombra y sus manos hacían que mis muslos se sintieran de papel, yo me sostuve de su camisa como si me aferrara a la cordura mientras movía su cabeza a un lado profundizando el beso.

— Por si no es suficientemente claro, yo también te amo Isie.

Yo subí mis manos a su rostro para darle un beso más tranquilo.

— ¿Mucho?

Yo lo sabía pero quería escucharlo de él.

— Mucho.

Yo sonreí en el beso y el bajo su rostro hasta dejar un beso en mi cuello, sus rodillas permanecían firmes a cada lado de mis piernas así que estaba atrapada. Esta posición era comprometedora pero no teníamos mucha prisa para liberarnos de nuestros propios deseos, el volvió a mi rostro para besarme más demandante metiendo su lengua en mi boca.

Este era uno de esos primeros últimos besos que tanto veía en películas occidentales.

Nos separamos un momento para tomar aire y sus cabellos ocultaban el hambre en sus ojos. Creía que mi rostro iba a explotar de la vergüenza, sus manos permanecían apoyadas en el suelo pero viajaron hasta mis mejillas. Dejó otro beso más tranquilo que poco a poco fue convirtiéndose en algo demasiado hambriento, a este punto mis manos se aburrieron de permanecer inmóviles y halaron de su cabello en su nuca.

— ¿No compartirán con el hambriento? — Namjoon dijo en la entrada del taller.

Yo salté de la sorpresa y Taehyung me mantuvo anclada en el suelo.

Cuando se separó de mi había una sonrisa en su boca, incluso se atrevió a pasar su lengua por sus labios mientras alcanzaba la manta. Volvió a dejarla sobre mis piernas mientras veía a Namjoon desafiante.

— No estas invitado, hyung.

— Ya entiendo que debería irme... solo tenían que decírmelo. Todos en este planeta están dementes. — fue hasta unas cajas para sacar su abrigo y se calzó con molestia. — Iseul, ¿podemos hablar afuera?

Yo creí que no tenía nada que hablar con él desde que Seokjin se fue a Japón.

— A-ah, está bien.

— Adios, Taehyungie... recuerda usar protección.

— ¡Usted recuerde cerrar esa bocota! — Taehyung tomó un palillo para lanzárselo.

Con piernas gelatinosas di un paso fuera aún envuelta en la manta.

Lo acompañe a su auto donde se recostó a la puerta. Sus ojos negros ahora tenían cierta sombra.

— Namjoon, ¿sucede algo malo? ¿Acaso tienes problemas con Gyeol unnie?

El me vio avergonzado y asintió con la cabeza.

— Ella no tiene amigas, no tiene familia, no me quiere tener a mí... desde que Seokjin hyung se fue es como si no quisiera ver a nadie más. — humo salía de su boca que hablaba mil palabras por segundo. — creí que después de su reencuentro mejoraría, luego me convencí que después de descubrir a Daewon iba a cambiar e incluso mantuve la fe que con su libertad iba a ser capaz de verme a los ojos. No ha pasado nada, Iseul.

— Entonces no es nada que puedas cambiar a la fuerza, Namjoon. Has aprendido que no importa cuánto cambie a su alrededor. Su interior seguirá maldecido.

— ¡Pero Eunji está muerta! Esa maldita perra ya está muerta y si estuviera viva yo mismo la mataría, Gyeol ya no está maldita. ¡Nunca debió estarlo en primer lugar!

Sentí un nudo en mi garganta, yo había hablado un par de veces con Gyeol... había intentado entenderla y ella me había abierto su corazón. Pero ahora que la conocía ella no tenía la misma confianza conmigo.

Ella no podía perder el tiempo con amistades cuando esta maldita. Su mejor amiga fue una asesina y manchó sus manos.

No podia volver a tomar el riesgo.

— Hay maldiciones que permanecen como cadenas... no importa cuánto tires de ellas nunca cederán. Pero eso está por cambiar. Estarás ahí y todos seran testigos de que Gyeol será libre. Tu y los demás serán libres después que la profecía se cumpla.

Ambos intentaban eliminar la maldición del otro, cegados por el amor y el odio. Solo se estaban estrellando una y otra vez con el mismo muro.

No se habían detenido ni un segundo a admirarse a través de la muralla.

— ¿Vas a hablar con ella? Solo asegúrate que este comiendo y durmiendo bien. — frunció sus labios como un niño pequeño.

— Sí, lo haré, pero no porque me lo pidas. Ella también me preocupa.

Yo me atreví a pasar mi mano sobre su brazo, él era otro que nunca hizo ningún lazo especial con nadie más, concentrado solo en solucionar los problemas de Seokjin y Gyeol. No tenía a nadie más a quien contarle todo esto. Lo comprendía como a mí misma.

Escuché quejarse de su responsabilidad como rey de la Luna, cuanto extrañaba a Seokjin y lo molestos que eran sus subordinados.

Yo escuché atenta y le aconsejé una visita al mayor en Japón.

— Si Taehyung no me amenazara desde la ventana te abrazaría, Iseul. Siempre sabes que decirle a los demás.

— Por eso mismo te desagrado. — murmuré tímida mientras abría la puerta.

— Si solo usaras esa sabiduría para el provecho de nuestro bando te consideraría mi amiga y aliada. — él era tan honesto que rozaba el lado filoso de un cuchillo. — sí solo no fueras familia de ese monstruo incluso te defendería.

— Esta sabiduría es genética.

— Solo mantente viva y mantén vivo este planeta, Iseul.

Yo lo miré sorprendida pero luego dejó salir una risa contagiosa.

Namjoon no confiaba en mí, en realidad, tuvo que tener mucha fuerza de voluntad para siquiera nombrar a Gyeol en mi presencia. Recuerdo la primera vez que la vi en un pasillo de mi universidad, el casi arma un show donde me amenazó y a todo mi planeta. Le temía tanto a que le contara a mi tío de su paradero y encerrara a Gyeol en el Área 51. Pero las acrobacias que hice para que le dejaran fuera las había pagado caro con Seokjin.

Yo en ese entonces era tan indefensa como ahora, pero supongo que mis vínculos familiares son cuestionables.

— ¿Nos vamos a casa? — Taehyung me abrazó por la espalda y yo asentí.

En casa encerraba mi propia vergüenza y arrepentimientos. En una pequeña caja de mi estudio donde guardaba todo lo oscuro que nacía de mi corazón despiadado.

Esa noche en la oscuridad de mi habitación y la calidez de Taehyung a mi lado pensé en mi pena.

Taehyung se levantó en la madrugada y aunque no me lo dijo, estaba preocupado al verme tan despierta. Entonces preparó un té... le hecho algo que me hizo dormir toda la noche como un niño.

Tal vez dejó caer gotas de paciencia y unas cuantas cosas mágicas que solo nacían de sus manos.

En la mañana siguiente despertando aún en sus brazos gané las fuerzas suficientes para atravesar mi día.

— ¿Dormiste mejor? — me preguntó mientras peinaba mi cabello con sus dedos, desde la raiz hasta las puntas.

— Sí, gracias.

— Cuando no puedas dormir toca mi puerta.

— Pero te voy a despertar.

— ¿Y? Es mejor estar los dos despiertos, ¿no crees?

— Esta bien. Hoy no quiero salir de mi cama... pero no puedo ser tan cobarde. — enterré mi nariz en el frente de su pecho desnudo, el seguía oliendo a sol y canela. — hoy despertará Dojin.

— ¡¿Dojin despierta hoy?! Es motivo de celebrar... no para una noche de insomnio.

— Es que no sé si le guste resucitarla. ¿Y si prefiere el curso normal de su destino? ¿Y si los efectos colaterales son peor que la misma muerte? ¿Será capaz de perdonarme?

Le había dado rienda suelta a las preguntas que no me dejaron dormir en toda la noche.

Hoy volvería a ver a Dojin, feliz de estar viva o llena de resentimiento por lo mismo. Yo no era valiente. Yo hacia el daño y después escondía la mano como un conejo travieso.

— Yan Iseul, mi vida, cariño... no atormentes tu cabeza con escenarios que no van a pasar. — su corazón en mi oído era como una canción de cuna.

— Pero lo que hice no está muy bien.

— Lo que hiciste fue genial, nunca nadie podría darle otra oportunidad y tú lo hiciste con todo el amor de tu corazón. Ella y Jimin van a estar en deuda toda su vida. — puso su mano en mi mentón e hizo alzar mi cabeza. — deben estar afortunados de que tengan una segunda oportunidad. Tu ves día a día personas que no la tienen.

— No es tan genial-

— Lo es, vístete rápido para ir a verla. Al parecer solo lo vas a creer si ella te lo dice.

Se alejó de las sábanas para estirarse, su cabello volvía a crecer y su piel mantenía el mismo color miel. Sus músculos en el sol era una postal.

Demasiado exhibicionismo para ser temprano.

— ¿Acaso estas enojado?

— Digamos que desde ayer mi tolerancia es de papel...

Yo pedí disculpas y fui hasta el baño a arreglarme. Cuando salí ya habían varias opciones de outfits en la cama.

Taehyung sabe que habían días donde pensar que ponerme me daba jaqueca.

Escogí un atuendo con colores tierra y salí al pasillo, el aún estaba en el baño, le escuchaba cantar unas canciones en la ducha. Yo fui hasta la cocina y preparé nuestro desayuno. Mientras volteaba el omelette revisaba mis mensajes. El cuadro de la propuesta ahora adornaba nuestra sala... al menos mi departamento ya se veía más iluminado.

— Iseul, ¿no secaste tu cabello? — fue lo primero que dijo al entrar a la sala.

— Se va a secar por sí solo.

— Si sales así se te va a congelar el cerebro. Ve a secarlo.

— Eso es biológicamente imposible. — sonreí por sus ocurrencias y fui en busca del secador. — ya voy a secar mi cabello, abuelo.

— ¡No me digas así!

— ¿Por qué? Eres mi abuelo.

Escuché su pataleta y comimos en silencio mientras pasaba el secador por mis cabellos.

Comí poco ese día y me acompañaron las ganas de vomitar todo el rato hasta colocarme las zapatillas. Taehyung montó en el auto para manejar por toda la autopista con Elton John de fondo. Nunca lo había llevado a ese laboratorio, pero cruzaba los dedos para no encontrarme con alguien más dentro.

Vi las aguas del rio un poco más turbias que de costumbre y me pregunté qué habría pasado.

— Tae, ¿no ves algo raro en el río?

— No.

— Debo estar perdiendo la cabeza. — me fije en el camino y él tomó un sutil desvió hasta Yongsan.

— Vamos por Balam primero. Jimin me pidió que cuando despertara le llevara a Balam y así no le extrañaría tanto. — Taehyung en realidad se veía más emocionado que yo. — no puedo esperar para cuando Jimin regrese... volverá a sonreír de verdad.

— Gracias.

— ¿Ah?

— Por hacerme ver esta situación desde tus ojos. De una forma más positiva.

El aprovechó el tráfico para inclinarse a darme un beso en la mejilla.

— Su alteza me ha dado estos ojos.

Entonces me convencí que debía dejar de pensar tanto las cosas. Sí, me había equivocado y esto era ilegal, pero ¿qué fue lo que me llevó a hacerlo?

Taehyung espero paciente en una esquina hasta que Dojin, en ropas blancas que nunca usaría en sus sentidos, abrió los ojos.

No fue violento ni forzado, abrió los ojos como un león después de dormir.

— ¿San Pedro? ¿Satanás? — fue lo primero que me preguntó.

— Ho-hola, bienvenida Dojin. ¿cómo te sientes?

— Como un Ferrari recién salido del concesionario.

Su risa me tranquilizó y yo reí aliviada, no sabía que estaba llorando hasta que se impulsó en sus manos para abrazarme.

Me tomo tan de sorpresa que solo pude darle unas palmadas en la espalda.

— Isie, ¿es verdad? ¿tú me trajiste de vuelta? — su voz salía quebrada por sus lágrimas, sus ojos se oscurecían por su cabellera negra. — ¿por qué? Fui una perra contigo.

— No fui yo, fue el amor de tu familia y de Jimin.

— ¡Deja esa humildad de mierda, Iseul!

— Digamos que también fue mi amor por ti. Este mundo es un lugar muy aburrido y anticuado sin ti. — me separé un poco para secar sus mejillas y ella secó las mías. — gracias por aceptar esta nueva vida... estaba aterrada que prefirieras morir.

— Iseul, te prometí que en mi siguiente vida seríamos amigas. Entonces voy a aprovechar que vuelvo a ser virgen y perdí la memoria de mis ex.

Ella no perdió la memoria, pero se tomó toda esta situación con un humor demasiado negro.

Hice el chequeo restante en silencio, su temperatura iba a subir y bajar sin control por unos dias así que sería trasladada al hospital.

— Taehyung trajo a Balam por ti.

— ¡Pero mi bebé esta gigante! Gracias, Tae. Será mejor que me despertaran para darme la gran noticia.

— Ya no soy Van Gogh, Dojin. — Taehyung tomó mi mano con fuerza. — ahora soy Taehyung novio de Iseul.

— ¡¿Ya follaron?! Cuéntenme todo.

El ataque de tos no dejo mi pecho por minutos.

Dojin se bajó de la camilla y sin escuchar mis advertencias cargó a Balam entre sus manos. No preguntó por Jimin así que supuse que ya sabría donde estaría.

"Le halé las patas un par de veces" me dijo mientras le acompañaba a darse un baño.

Su familia vino de visita después de que hice todos los exámenes. Dojin nunca tuvo un entierro, todos se convencieron de que ella se había ofrecido a un estudio científico. Es verdad que ella no podía donar ninguno de sus órganos así que prefirió donar su cuerpo ya muerto para estudios, ayudar a otras personas con su misma enfermedad.

Entonces esto de congelarla y revivirla era "una mierda del otro mundo que solo puede salir de la cabezota de Iseul, perrísima que es esa doctora"

Me gané otro paciente que me alababa.

— ¿Ves? Dojin está feliz y todos lo están. — Taehyung me repitió de camino al estacionamiento.

— Es un alivio que no sienta nada aún.

— Entonces acompáñame al taller, tengo un regalo para ti.

Yo pude imaginarme qué tipo de regalo sería.

Estaba a punto de entrar al auto cuando mi teléfono empezó a sonar. El nombre de mi tío brillaba en el fondo oscuro y di unos pasos atrás chocando con el pecho del mayor.

— Tae, ahora regreso.

— ¿Sucede algo?

Solo le mostré el teléfono y el asintió cerrando la puerta y apoyándose en esta.

Yo camine por el estacionamiento agradecida con no encontrarnos a nadie. Era un laboratorio cerca de Gimpo rodeado de bosque y mosquitos.

Conteste después de un suspiro.

— ¿Hola?

— Querida sobrina, creí que no contestarías. Pareces estar muy ocupada. — su voz sonaba filosa del otro lado y yo solo sonreí tensa. — ¿cómo estás?

— Mucho mejor, tío.

— Me alegra. Escuché lo de la loca que se escapó del laboratorio... que pena que tuviéramos que matarla tan pronto. Pero es un peligro para ti y esta humanidad.

Yo me sostuve del aparato intentando mantener el equilibrio. Era obvio que el la habia liberado para que me matara y si no podía, entonces tener una buena excusa de matarla.

— Espero donde este encuentre paz y libertad. — murmuré.

— Sí, ojalá. Hablando de cosas desafortunadas... escuché que el K95 planea irse de tu casa. ¿Tan mala salió esa segunda cita?

— Porque va muy bien él quiere independizarse. Es muy valiente de su parte.

Giré la cabeza y Taehyung se encontraba agachado en la hierba buscando cualquier bicho.

— Aun así sabes que eso no estaba en nuestros planes, tu parece que lo apoyas.

— Yo lo apoyo, apoyaría cualquier cosa que demuestre su madurez. — dije manteniendo mi voz plana y por un momento me sentí rebelde. — abrirá su taller... se llama Quelpart.

— Es un peligro.

— No, debería aprovechar y comprar alguna pintura, tío. Escuché que Hanam no ha podido descifrar ese mapa y usted nunca podrá poner un dedo en ese lugar.

Mi voz estaba llena de inocencia, pero envenenada con algo llamado victoria. A este ritmo le tocará conocer Quelpart por las pinturas de Taehyung y no por sus ojos macabros.

— Ah, parece que estoy hablando con mi enemiga más grande. — su voz estaba cargada de aburrimiento. — bueno, felicidades por revivir a tu amiga y por abrir ese taller. Solo te llamé para recordarte que una vida vale por otra y nunca me gustó tu ropa tan colorida, sobrina. El negro te debe quedar mejor.

Antes que respondiera me colgó.

Cuando Taehyung corrió hacia mi mostrándome una mariquita entendí que nunca podría ganarle a mi tío. Si, podía burlarme y utilizar el amor de mi padre como escudo.

Pero el siempre tiene la última palabra sobre quien vive y quien muere.

Vienen momentos muy dificiles para estos dos...

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