El Misterioso Visitante. (Che...

Oleh midhiel

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─Dame una buena razón para que me quede, Charles. ─Estoy encinta. Siglo XVIII, Escocia. La vida de Lord Xavie... Lebih Banyak

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Oleh midhiel


Dedicado a @KiKaLioncourty un gran agradecimiento por su ayuda.

Una mención para @LuzAlvz y su sitio en Facebook "Wolvesilver para llevar" y un saludo muy especial a Luna.

Quiero agradecer a @courej por su sugerencia del corcel, que me la dio en un comentario de un capítulo anterior.

XXXVII

William Stryker desde la cabina, y su superior y los demás soldados junto con los prisioneros dentro de la diligencia, sintieron el latigazo en la espalda cuando el coche quedó anclado sin poder avanzar. Las ruedas de madera seguían girando sobre sus ejes pero el compartimento de hierro y los demás artefactos de metal del vehículo habían quedado estáticos.

El cochero arengó los caballos pero enseguida se dio cuenta de que era un problema del propio coche. Seguramente algo en el suelo estaba obstruyendo el funcionamiento adecuado de las ruedas.

El coronel y el general sabían perfectamente lo que estaba ocurriendo. Estos hechos misteriosos tenían su explicación en los poderes de los mutantes. Sin duda, el Duque con alguno de tales monstruos les habían dado alcance. Stryker abrió la puerta y sacó medio cuerpo para ordenar al cochero que detuviese a los caballos y permaneciera en su sitio. Después se dirigió al soldado que lo acompañaba para darle la orden de que cargara pólvora en su pistola, mientras que él preparaba la suya. Acto seguido, bajó de un salto para abrir la puerta trasera.

Adentro, MacTaggert ordenó al guardia junto a Peter que volviera a esposarlo. El oficial quiso sujetar las muñecas del joven pero los ganchos de hierro no podían cerrarse. Intentó varias veces. El general lo notó y finalmente le ordenó que desistiera.

Stryker abrió la puerta. MacTaggert indicó al soldado que había permanecido sentado frente a ellos que continuara vigilando a los prisioneros y al otro que bajara con él.

Sharon se mantuvo fría todo el tiempo aunque su corazón latía a mil. Recién cuando quedaron ella y Peter solos con el guardia, miró al muchacho de manera cómplice. Peter le devolvió la mirada en silencio.

Ambos sabían perfectamente que la ayuda había llegado. A Sharon la preocupaba que pudiera haber violencia con Magneto enfurecido por el secuestro de su hijo, pero el joven tenía una fe ciega en su padre y estaba convencido de que pasara lo que pasara, él y la dama estarían de vuelta en Westchester enseguida.

El oficial que había quedado a cargo de ellos, sacó su pistola y trató de prepararla pero el arma se le elevó de las manos y quedó sujeta en el techo. El soldado se subió al banco donde había estado sentado durante el viaje para quitarla pero no pudo. Estaba adherida al hierro de la cubierta. Como guardia de la patrulla estaba acostumbrado a lidiar con tales hechos inexplicables, sin embargo, esta vez sintió un escozor porque imaginó a cuál mutante podían estar enfrentando ahora. Magneto era una leyenda que había tomado la forma del demonio mismo. Lo poco que se sabía de él era el control que ejercía sobre los metales, por eso, se decía que su llegada estaba marcada por eventos misteriosos alrededor de tal elemento. Cuando atacaba, no dejaba sobrevivientes del bando enemigo, y la patrulla era el blanco de sus venganzas más sangrientas.

Sharon notó la tensión del soldado porque comenzó a jalar de la empuñadura con desesperación. Aprovechó para murmurarle a Peter que se mantuviera tranquilo.

─Lo estoy, señora ─ habló bajito para que el guardia no lo oyera ─. No hay nada que temer con mi padre de nuestra parte.

─Así es, hijo ─ contestó ella, aunque seguía preocupada pensando en el baño de sangre que podía desatar un Magneto iracundo.

...................

MacTaggert y Stryker caminando juntos y los dos soldados custodiándolos a los lados, se alejaron media legua del coche y se plantaron con sus pistolas preparadas, al oír el galope apresurado de caballos a la distancia. El día era diáfano pero los cascos alzaron el polvo del camino y crearon una bruma ocre, que les dificultó observar de lejos. La niebla se disipó rápidamente y pudieron divisar al Duque galopando directo hacia ellos. Un jinete desconocido lo acompañaba pero se detuvo a una distancia prudente y los militares no pudieron inferir su identidad.

El general bajó su pistola al reconocer a Charles y los demás lo imitaron pero ninguno guardó el arma.

Charles jaló de las riendas a seis pies de ellos y desmontó. Posaba en MacTaggert los ojos severos y este lo observaba fríamente. Leyó su mente y vio que con Erik habían llegado justo a tiempo. El general sabía demasiado, o, al menos, había deducido lo suficiente para desconfiar de su familia y hacerlos blancos de sus ataques.

El Duque se llevó la mano hacia la chaqueta y Stryker quiso apuntarle otra vez pensando que tal vez escondía un arma, pero su superior le ordenó con un gesto que mantuviera la pistola abajo. Charles buscó en el bolsillo un pergamino amplio doblado en cuatro y lacrado con el sello real. Se lo extendió a MacTaggert. El semblante del militar se cubrió de confusión. Miró al Duque y este le contestó gélido:

─Abridlo. Es un documento escrito a puño y letra por Su Majestad, donde nos autoriza a mí y a mi madre a acoger mutantes en mi propiedad en Irlanda. También brinda por medio de esta carta un salvoconducto para todo mutante que llegue a estas islas solicitando permiso para recorrerla hasta Genosha.

Stryker mantenía la compostura pero sus ojos centellaron. El general rompió el sello con vehemencia y leyó. Primero reconoció la letra regia ya que había tenido en sus manos suficientes escritos del rey a lo largo de su carrera para hacerlo a simple vista, luego observó la firma clara y prolija al final acompañada de varios sellos que la autentificaban, y, por último, recorrió con avidez los párrafos. Tal cual Charles le había explicado, ese documento autorizaba al Duque de Westchester a proteger mutantes en su tierra irlandesa y a resguardarlos durante el viaje.

Charles enlazó las manos en la espalda con aire de triunfo y acotó:

─En pocas semanas os llegará a vuestro despacho y al de las demás patrullas a lo largo del país esta misma carta. Solo os estoy poniendo en conocimiento anticipado para que liberéis a mi madre y al joven que lleváis apresados dentro de la diligencia, general.

─ ¿De dónde obtuvisteis esa información? ─ reclamó Stryker con recelo ─. ¿Cómo sabéis quiénes son nuestros prisioneros?

Charles clavó sus ojos azules en él con una fría superioridad:

─Con el documento que porto y la autorización que me confirió nuestro Rey George III, no tengo la obligación de contestaros, coronel.

Stryker se mordió el labio, mientras intentaba mantener la compostura pero pronto su rostro se tornó lívido.

El general terminó de leer y le extendió el documento al Duque, que volvió a doblarlo en cuatro cuidadosamente antes de guardarlo otra vez en su bolsillo:

─Alejémonos de aquí, Charles ─ pidió en tono conciliador. Tuteándole, intentó recuperar la confianza ─. Quiero platicar contigo.

Charles comprendió que lo había vencido y respondió con la inflexibilidad que le otorgaba el documento y la arrogancia de su propio título:

─Lo haré cuando mi madre y el joven bajen de ese coche y yo vea que los dos se encuentran a salvo.

Stryker no soportó más su insolencia y alzó el arma.

─ ¡Coronel! ¡Vuelva a bajarla! ─ ordenó el general.

Pero Stryker, enceguecido por la furia que los mutantes le provocaban y que a claras vistas Charles estaba protegiendo, disparó directo al corazón del noble.

Erik se mantenía a una distancia prudente. Después de que detuviera la diligencia y sujetara el arma del soldado al techo, Charles le había pedido que se mantuviera alejado para que él pudiera dialogar con el general y enseñarle el documento que el rey le había entregado. Había sido una maniobra astuta de parte del Duque solicitar al monarca un pergamino de su puño y letra para portarlo consigo antes de abandonar la Corte.

Tras desmontar, Magneto se había ubicado detrás de unos arbustos, agazapado para no interrumpir a su amante. No podía escuchar lo que se decían pero estudiaba los gestos y movimientos de todos. Vio cómo el coronel alzaba la pistola y oyó el disparo claramente. Con un suave movimiento de la mano, desvió la bala antes de que tocara al Duque, la hizo girar en su eje y la llevó directo al pecho de Stryker. Nadie podía osar lastimar a su Charles. Pero cuando estaba a punto de hacerla penetrar en la piel, volvió a desviarla para que entrara en su hombro izquierdo.

Stryker soltó un gemido y se llevó la mano a la herida. El impacto fue violento y cayó de espaldas en el suelo pedregoso. Un soldado se inclinó a socorrerlo, mientras que su compañero y el general alzaban sus armas y miraban alertas en todas direcciones.

Charles se dirigió a MacTaggert:

─Estáis provocando un derramamiento de sangre innecesario, general ─ acusó con un tono tranquilo ─. Porto documentos reales con una misión específica que me encomendó Su Majestad y, sin embargo, estoy siendo agredido por vuestros hombres. Esto podría considerarse traición por pasar por alto una orden del Rey.

─ ¿Qué eres, Charles? ─ reclamó MacTaggert sorprendido y asustado ─. ¿Cómo has hecho esto?

─No ha sido él ─ jadeó Stryker desde el suelo. El soldado le apretaba la herida con un pañuelo y él seguía sosteniendo su pistola en actitud desafiante ─. Usted sabe, general, qué mutante puede controlar una bala.

El general alzó la vista hacia el espacio donde había visto al jinete desconocido pero ya no estaba más.

─ ¿Quién se encuentra allí? ─ preguntó con autoridad ─. ¡Responda quién se esconde! ─ no recibió respuesta y volteó hacia Charles ─. ¿Quién era el hombre que te acompañaba?

Sin perder la postura altiva, Charles le respondió en cambio:

─El coronel necesita atención urgente antes de que se le infecte la herida. Os recomiendo que liberéis a mi madre y al joven, los dejéis marcharse conmigo y en el futuro recordéis este documento que el mismísimo Rey George ha redactado. O ─ y alzó una ceja burlonamente ─, tendría que verme obligado a abusar de mi poder ─ como no aclaró si era un don mutante o el privilegio que le confería su título, los militares no lo entendieron.

Stryker estaba perdiendo sangre y comenzó a desvanecerse. Al general no le quedaban muchas opciones: tenía a un oficial herido y el Duque contaba con un documento que avalaba la protección real. No podía más apresarlo ni interrogarlo sobre lo que ocurriera en Genosha, si el mismísimo soberano autorizaba el uso de la propiedad para albergar mutantes. Derrotado, se volvió hacia el guardia que seguía de pie:

─Ayuda a Sterling a llevar al coronel al coche, y liberen a Lady Xavier y al joven Maximoff.

El soldado obedeció enseguida y con su compañero levantaron a Stryker sujetándolo de la cintura para llevarlo a rastras y ligero hacia la diligencia. Uno de ellos seguía presionando la herida.

El general observó cómo se alejaban y se volvió hacia el Duque:

─Tu padre fue un gran amigo, Charles, y un gran confidente. Jamás pensé que me ocultaría lo que era su único hijo pero supongo que te estaba protegiendo.

─Él me protegía como el Rey, que me ha conferido ahora la misión de proteger a los mutantes que busquen mi ayuda ─ contestó fríamente ─. Nunca olvidéis el documento que porto, general.

Dentro del coche, Sharon y Peter habían oído el disparo. La dama se había agitado, asustada, y el joven, desafiando al guardia que seguía tratando de bajar el arma, le enlazó el brazo alrededor de los hombros para atraerla hacia él y consolarla. El soldado brincó al suelo y se llevó la mano hacia su espada pero no pudo desvainarla. Sharon vio el gesto y acotó con voz de mando.

─No olvides frente a quién estás buscando empuñar el arma, muchacho. Soy una dama de la nobleza frente a la que debes actuar con respeto.

Peter se puso de pie para enfrentarlo, pero Lady Xavier lo tomó de la mano para que volviera a sentarse. Ya había bastante violencia afuera para que pelearan también dentro del coche. El joven se sentó de cuenta nueva y el soldado siguió de pie, observándolos.

No oyeron más ruidos violentos. Solo percibieron más tarde las pisadas de los oficiales que traían a Stryker a rastras. Uno de ellos abrió la puerta:

─El general ordena que los prisioneros sean liberados ─ explicó ─. Que ellos bajen para que podamos subir al coronel.

El guardia que estaba adentro, empujó agresivo a Peter del hombro para que se levantara pero el joven se sacudió con desprecio y se puso de pie él mismo. Acto seguido, el muchacho se volvió hacia Sharon para sostenerla a ayudarla a hacer lo mismo. La guio de la mano y la ayudó a descender los escalones. La dama se cubrió la boca cuando vio a Stryker herido e inconsciente. Peter volvió a rodearle los hombros con su brazo para alejarla rápidamente de allí.

Mientras los oficiales subían al coronel, Sharon y el joven se dirigieron hacia donde estaba el general. Reconocieron enseguida a Charles con ellos, sano y salvo, y sonrieron alegres y aliviados. El Duque sintió lo mismo cuando los vio aproximarse.

El general, vencido, no tenía más qué hacer o añadir y dio media vuelta para marcharse justo cuando Sharon pasaba a su lado para arrojarse en los brazos de su hijo. Peter, por el contrario, sí lo miró con una mezcla de rabia y desprecio.

El general llegó a la diligencia. Los soldados habían extendido una de sus chaquetas en el piso del compartimento para que el coronel yaciera encima y estando boca arriba recibiera el aire que entraba por la abertura superior. MacTaggert dejó a dos soldados con el oficial herido adentro y se dirigió con el tercero hasta el cochero para ordenarle que pusiera en marcha el carruaje después de que entraran en la cabina. Tal como lo había especulado, el coche comenzó a andar sin contratiempos.

Charles seguía abrazando a su madre. Consciente del peligro que corrían por la evidencia de la presencia de Magneto, antes de que la diligencia comenzara a moverse, borró de la mente de todos los presentes, exceptuando solo a su madre, a Peter y a Erik obviamente, todo recuerdo de los hechos inexplicables que habían ocurrido conectados al control de los metales. Así los oficiales en el carruaje, incluido el cochero, olvidaron por completo que el compartimento de hierro se había detenido, que los ganchos de las esposas no habían funcionado, que Stryker había sido herido por una bala desviada, e hizo olvidar al guardia que había permanecido dentro del coche con los prisioneros, que su pistola había quedado atascada en el techo.

MacTaggert parpadeó confundido cuando el Duque terminó de alterarle los recuerdos, y volteó hacia el soldado a su lado, que tenía una mirada vacua y no pudo entender. Afuera, el cochero suspiró sin motivo alguno, y los oficiales dentro del compartimento se miraron perplejos por un instante. Mientras las ruedas giraban ya sin problemas, la pistola adherida al techo se desprendió y cayó junto a Stryker. El coronel se salvó por escasas tres pulgadas de recibir un culetazo y ningún subalterno fue capaz de explicar cómo el arma había bajado de la cubierta.

..................

Mientras el coche se alejaba y Sharon seguía abrazada a su hijo, Erik salió de su escondite y fue al encuentro de Peter con los brazos abiertos. Saludó a su suegra con una sonrisa y estrechó con fuerza a su hijo.

─Charles, Erik ─ suspiró la dama emocionada ─. ¡Cuánto los necesitamos! ¡Cuánto los necesité! Pero aquí están ─ reía.

Magneto permaneció unos segundos abrazando al joven y después lo apartó apenas para observarlo. No podía definir qué era exactamente pero el muchacho se veía diferente: parecía más maduro y tenía un brillo especial. No estaba resplandeciendo precisamente pero su piel se notaba más rosada y tenía una chispa especial en la mirada.

─ ¿Estás bien, hijo? ─ le preguntó para cerciorarse. Peter le asintió y los dos miraron a Sharon ─. ¿Se encuentran ambos bien? ¿No les hicieron daño?

─Gracias al Cielo que no ─ contestó la dama.

Charles leyó a su madre para confirmarlo y de paso, leyó a través de ella cómo se hallaban todos en la casa, especialmente David, al que vio rozagante, a Laura, a la que vio alegre, y a Logan, feliz con el embarazo de Peter. Sonrió internamente imaginando cuando Erik lo supiera.

─Veo que todos se encuentran saludables, David creció y engordó en nuestra ausencia ─ rio en dirección a su amante.

─Nuestros dos hijos se encuentran sanos y salvos ─ suspiró Magneto con una sonrisa de alivio.

Charles observó el firmamento y tomó del brazo a su madre amorosamente:

─Tenemos que marcharnos enseguida, que oscurecerá y no es conveniente cabalgar a la noche a la intemperie.

Oyeron cascos que se acercaban ligero y Peter soltó un grito de alegría cuando reconoció a Logan. Howlett aceleraba el trote y sonrió porque ya estaba oliendo a su mocoso, a Sharon, a Charles y a Erik, tranquilos y a salvo los cuatro. Desmontó y bajó de un brinco. Peter se alejó de los brazos de su padre para arrojarse en los del lobo.

─ ¡Mocoso! ─ suspiró Logan, apretándolo con fuerza. Cerró los ojos y le besó el pelo platinado ─. ¿Estás bien? ¿Está bien nuestro hijo?

Peter rio bajo y le susurró:

─Calla que mis padres aún no lo saben, aunque Charles pudo haberlo averiguado.

Erik los veía muy melosos y enamorados pero el tiempo apremiaba. Charles ya estaba ayudando a su madre a subir a su caballo para llevarla adelante. Magneto buscó su corcel y apresuró a su hijo:

─Peter, ¿cabalgarás con él o conmigo?

Logan no pudo evitar mencionarlo:

─Tenemos un problema que solo Charles puede solucionar si su poder se extiende a los animales ─ deshizo el abrazo y siguió sosteniendo a su mocoso de los hombros ─. A Peter le está costando cabalgar. Lobo no lo deja montarse desde que percibió su estado, y no sé si alguno de estos caballos acepte que lo monte.

Erik entrecerró el ceño y miró a su hijo interrogante. Peter no hacía más que reír.

─ ¿De qué está hablando, Peter?

─ ¿Tú qué crees, papá?

Charles rio y Erik volteó hacia su amante buscando una respuesta.

Sharon, ya acomodada por su hijo en la montura, sostuvo las riendas y explicó con aire de matrona sabia:

─He escuchado decir que los caballos se niegan a dejarse montar por las mujeres encinta. Se comenta que perciben su estado y no permiten que ellas se les suban para protegerlas. ¿Comprendes, Erik? ─ sonrió cómplice y astuta ─. Se trata de historias que suelen contarse como supersticiones antiguas.

Magneto quedó de una pieza. Riendo a carcajadas, Peter se le arrojó en los brazos:

─ ¡Parece que pronto David dejará de ser el menor de la familia! ─ bromeó a su padre.

─ ¡Peter! ─ exclamó Erik y seguía tan pasmado, que ni siquiera le había devuelto el abrazo ─. ¡Después de todo lo que pasó! ─ se emocionó ─. ¡Es una noticia maravillosa!

Padre e hijo volvieron a abrazarse. Charles dedujo que el joven elegiría cabalgar con Logan así que se acercó al animal que su amigo había traído, y lo acarició para calmarlo. Peter se separó de Erik y se acercó al corcel. El Duque lo abrazó emocionado y le transmitió mentalmente su alegría. Después lo ayudó a montar, mientras sujetaba las riendas del caballo. El animal bufó y dio un paso hacia atrás, pero Charles lo sosegó con más caricias. Logan se aproximó para ayudar a su mocoso a acomodarse. Cuando Peter estuvo sentado cómodamente, el lobo subió por detrás y tomó las riendas.

Erik montó el su corcel y el Duque hizo lo mismo detrás de su madre. Los tres jinetes jalaron las riendas para que los caballos dieran voltearan hacia Westchester e iniciaron el galope.

................

Laura se encontraba ansiosa y con miedo. Confiaba en su padre que la había rescatado un año atrás y ya había salvado a Peter meses antes, pero la nueva situación le provocaba desesperación. Se refugió en la nursery, donde David estaba jugando con un conejito de trapo. Gwen lo había preparado con sus mejores prendas y lucía un vestido blanco de seda con encajes en los bordes, y botitas de lana. Se encontraba sentado en su cuna, mordiendo una oreja del muñeco, mientras esperaba sin saberlo la llegada de sus padres.

Laura pidió permiso a Gwen y lo cargó. Era un bebé saludable y con buen peso, y la niña ya era una experta así que lo acomodó sin problemas en sus brazos. Después se acercó con él al ventanal cerrado para observar a través del vidrio el paisaje, buscando ansiosa algún vestigio de la llegada de Charles, de Erik, de Logan, de Sharon y de Peter. Los cocheros ya habían regresado y avisado que el Duque, de súbito, había detenido los carruajes para ordenarles que le entregaran dos corceles y continuaran el camino hacia la casa. Laura se había dado cuenta de que Charles había actuado de esa manera para partir a rescatar Peter y a Sharon.

Ya estaba cayendo la tarde. Pronto anochecería. Enseguida la luna comenzó a levantarse en el firmamento y aparecieron las primeras estrellas. Aburrido con su juguete, David tomó unas hebras del cabello largo y lacio de Laura, y se las llevó a la boca. Ella dejó de observar el horizonte y con paciencia, se las quitó. Con esto se distrajo unos segundos y al volver a posar la mirada, vio con su vista privilegiada a tres jinetes a varias leguas, que se escondían y distinguían entre el tupido bosque oscurecido, que rodeaba la casa.

─ ¡Están llegando! ─ exclamó y dio un ligero brinco que hizo que el bebé soltara un ruidito.

Gwen se acercó rápido para quitarle la criatura y miró hacia afuera, pero no pudo distinguir nada todavía.

Laura estaba entusiasmada. Volteó hacia la muchacha con los ojos abiertos como platos:

─ ¡Están llegando y conté a cinco! A mi padre, al Duque, a Peter ─ los enumeró usando los dedos pero enseguida comprendió que con su ansiedad estaba dejando en evidencia un don que solo ella con su mutación poseía ─. No importa. ¡Vi jinetes! Quiero decir caballos... ¡Jinetes y caballos! ¡Ya vienen! ─ se dirigió corriendo hacia la puerta, desde allí volteó ─. ¡Están a salvo!

Gwen le sonrió sin entender del todo. Después se volvió hacia David y lo examinó de pies a cabeza para cerciorarse una vez más de que estuviera listo para recibir a su padre.

─ ¡Corro a recibirlos! ─ avisó la niña, acelerada, y abandonó la habitación.

Laura bajó a los brincos la escalera principal y corrió hacia el vestíbulo. Descendió saltando los peldaños de la entrada. El mayordomo salió seguido de varios pajes. Enseguida ellos pudieron divisar también los tres corceles que se acercaban. No galopaban ligero para cuidar del estado de Peter y les había alcanzado el tiempo para llegar a la mansión con las primeras estrellas.

Erik, que viajaba solo, desmontó primero, y entregó su caballo a los mozos de cuadra que se habían aproximado. Después se acercó a Charles para ayudarlo a descender a Sharon, y cuando quiso ayudar a Logan, este ya tenía a Peter en brazos listo para depositarlo en el suelo. El joven reía, murmurándole que parecía una damisela en apuros, y Howlett le contestó escuetamente: "No pareces una damisela y sabes cómo cuido a mi familia."

Laura se colgó de la cintura de su padre. Luego abrazó al muchacho cuidando de no apretarlo demasiado.

─Volviste, Peter ─ suspiró ─. Estaba preocupada.

El mayordomo se acercó a saludar al Duque y a su madre. Sharon después sintió en su cintura también el abrazo de Laura.

─ ¡Están a salvo todos! ─ exclamó la niña contenta.

Entraron juntos en la casa. Ya había oscurecido afuera y adentro estaba iluminado con las lámparas y candelabros. Gwen esperaba al Duque con David acicalado y mordiendo su conejo. Charles lo cargó con una sonrisa de oreja a oreja. Erik lo llenó de mimos, y el bebé hizo ruiditos otra vez y se movió hacia adelante excitado de ver a sus padres. Definitivamente los reconocía y los había extrañado, observaron los dos.

Logan entró detrás abrazado a su hija y Peter acompañó a Sharon tomándola de la mano. Ya estaban todos dentro de la casa, sanos, a salvo y felices.

..................

MacTaggert salió derrotado del encuentro con el Duque. La detención de Sharon había sido una excusa para obligar a su hijo a presentarse ante la patrulla y admitir la conexión con los mutantes. El general carecía de pruebas que incriminaran al noble pero sabía desde que Stryker regresó con una amnesia absoluta de que Shaw había tenido razón.

Sin embargo, no podía rebelarse ante la autoridad de su soberano y Charles contaba indiscutidamente con el apoyo real. En cuestión de semanas, el mismo documento que el Duque le había enseñado, se repartiría a las diferentes patrullas del reino y ninguna podría objetarla. Una orden recibida de puño y letra del rey resultaba irrevocable para sus súbditos.

Charles y Erik saboreaban su triunfo y enseguida Magneto utilizó su sistema de comunicaciones secreto para hacérselo saber a Worthington y a Emma para que continuaran trabajando entre todos. Pero además de la causa mutante, otro evento ocupó a la pareja. Cuando se dieron cuenta, apenas restaba una semana para el Baile de Disfraces de ese año. Charles y Sharon ya tenían sus trajes y Erik decidió por seguridad no presentarse. Su amante no insistió porque respetaba sus actos para proteger su identidad. El Duque y su madre se dispusieron a finiquitar los preparativos.

Fue en esa misma mañana cuando Charles y Erik habían hecho un alto en sus actividades para jugar al ajedrez, que Logan se presentó en la sala y desde el umbral pidió platicar sobre Peter. Ambos padres dedujeron el pedido y antes de que Howlett planteara su petición, Erik respondió tranquilamente desde su asiento:

─Te dije la noche que me pediste permiso para comenzar una relación con él, lo que Peter significa para mí. No pude brindarle la infancia que soñé para él cuando nació y me duele decirlo. Tuvo que crecer con privaciones mientras yo trabajaba por mi causa y, más tarde, a lo largo de este último año, lo vi madurar a partir del duelo que sufrió por su hijo. Tú lo haces feliz y merecen vivir juntos en tu propia casa como la familia en la que se han convertido.

Charles asintió, demostrando su aprobación.

Logan sonrió y Peter, que ansioso como era se había escondido detrás de él para escuchar la plática, lo empujó para entrar y abrazar a su padre. Después el lobo y el joven dejaron a la pareja continuar la partida y fueron a comunicarle a Laura la noticia. Los tres se mudarían a Edimburgo y vivirían juntos esperando el nacimiento del bebé.

La niña se puso tan contenta que lloró. Extrañaba su casa y sabía que seguirían visitando Westchester con frecuencia. Esa misma tarde la servidumbre preparó el equipaje del trío y por la noche, el Duque ordenó una cena de despedida con los platos favoritos de Peter y de Laura. Terminada la velada, cada uno se retiró a sus aposentos y a la mesa quedaron solos Charles y Logan. Se sirvieron whisky y mientras bebían, el Duque comentó:

─Nunca te lo agradecí, o, al menos, no recuerdo haberlo hecho.

Howlett sacó su elegante caja con los habanos y se la ofreció a su amigo, que rechazó con un gesto. Él encendió uno y preguntó:

─ ¿A qué te refieres?

─Fue gracias a ti que Erik llegó con Peter a esta casa, Logan. Yo estaba ausente esa tarde. Mi madre les abrió las puertas de esta casa pero tú los recibiste primero.

El lobo suspiró y cerró los ojos, recordando el momento exacto en que salió apurado a recibir a ese extraño que su hija traía. Recordó que solo cuando olfateó que Laura estaba calmada, se tranquilizó un poco.

─Fue Laura la que los guio hasta aquí.

─Pero Erik vino a Westchester buscándote a ti.

─Esa fue una mera circunstancia ─ aspiró el aire y lo exhaló ─. Aunque tienes razón, él vino buscándome a mí porque buscaba ayuda para Peter en otro mutante. Pienso que gracias a él, aprendimos tú y yo cuánto necesitamos de la gente como nosotros y que solo cooperando juntos entre todos, los mutantes podremos protegernos.

─Esa fue la idea de Erik, la usó para sobrevivir durante años.

Logan fumó otra vez.

─Fue una idea que al principio no aprobábamos porque no la entendíamos en toda su dimensión, como no entendíamos muchas cosas de nuestra propia naturaleza y por eso no comprendíamos a nuestra especie. La llegada de Erik y de Peter nos abrió la mente y recompuso mi vida y la tuya, Charles. Nos transformó y hoy somos más felices.

─A eso quiero llegar ─ respondió el Duque y bebió un sorbo ─. Gracias a Laura que lo guio hasta aquí, a ti que saliste a recibirlo y a mi madre que le abrió las puertas, Erik y Peter entraron en nuestras vidas y las cambiaron. Hoy somos más felices.

─Vaya que sí ─ sonrió. De repente olió la presencia de su hija y volteó hacia la puerta abierta ─. ¿Qué ocurre, lobita?

Laura estaba en el umbral, ya vestida con su camisón blanco de seda. Charles también percibió su mente al tiempo que su padre la olfateaba. La niña se acercó a Logan.

─Estaba acostada pensando en nuestra casa, en cómo sería volver a vivir en ella permanentemente después de un año y recordé que me propusiste regalar vestidos de mamá pero nunca lo hicimos.

─Cierto ─ observó Logan y dejó el cigarro sobre el cenicero para cargar a su hija y sentarla en una pierna ─. Podría ser una de las primeras actividades que hagamos en Edimburgo tú y yo, ¿qué te parece?

─También tengo que elegir mi disfraz. Tú ya habías comprado sombreros para Peter y para mí, y otro para ti, ¿lo recuerdas?

─Estaba pensando que tal vez el sombrero sea innecesario ─ miró a Charles con complicidad ─. No creo que las lobas lleven sombrero y no le sentaría a ese traje tuyo que no te dejé usar el año pasado.

Laura abrió los ojos como platos.

─ ¿Te refieres a mi disfraz de loba?

─Así es. ¿Te gustaría usarlo este año? ─ la niña asintió rápidamente ─. Habría que ajustarlo ya que creciste pero sería cuestión de encontrar a una modista eficiente en la ciudad.

La pequeña se colgó de su cuello, emocionada.

─ ¡Gracias, papá!

─ ¿Sabes por qué te permito vestirte ahora con él?

─Porque ya no tienes miedo de que seamos lo que somos, ¿verdad?

Logan le deshizo el abrazo para que le prestara atención.

─No, Laura. Debemos ser siempre cautelosos y seguir escondiendo lo que somos. Es algo doloroso pero necesario. Te permito disfrazarte de loba este año porque has madurado. Creciste en talle y en sapiencia. Razonas con inteligencia y eres más prudente.

─ ¿De veras? ─ preguntó, asombrada y alegre.

─ ¿Sabes en qué momento me di cuenta? ─ ella sacudió la cabeza ─. Cuando aceptaste mi relación con Peter con una sabiduría que me dejó pasmado. ¿Recuerdas la manera en que te enteraste cuando partíamos hacia Edimburgo? Fue un acto impulsivo de mi parte aceptar ese beso, pero ya sabes que estoy locamente enamorado de ese mocoso, y al notar que te habías dado cuenta, creí que te había lastimado, pero tú me demostraste la clase de persona en la que te estás convirtiendo. Este año puedes portar ese disfraz sin tenerme preocupado, Laura. Estoy orgulloso de ti y me complacería que te vistieras de loba, si eso te hace feliz.

La niña abrazó y besó a su padre en cada mejilla provocando chasquidos. Logan la bajó de su rodilla.

─Ahora ve a dormir que ya es tarde.

─Sí, papá. Buenas noches ─ volteó hacia el Duque ─. Buenas noches, Charles.

─Buenas noches, Laura.

La niña se retiró. Logan la siguió con la mirada hasta que sus pasos se perdieron en la escalera. Se dirigió a su amigo:

─ ¿En qué estábamos? Ah, recordando las circunstancias que hicieron que conociéramos a Erik y a Peter. Fue un acto fortuito, Charles. Tú nos agradeces a Laura y a mí, y yo agradezco a Emma Frost por haberme mencionado ante Erik ─ apagó su habano ─. Creo que fue una cadena de casualidades, como todo en esta vida, la que hizo que Erik llegara con su hijo a esta casa.

El Duque bebió otro sorbo y depositó el vaso sobre la mesa. Meditó un momento y preguntó:

─ ¿Crees que con tantas casualidades juntas su llegada haya sido un asunto del Destino? Tal vez estábamos predestinados a conocerlos.

Logan soltó una carcajada.

─ ¡Vamos, Charles! ¿El escéptico Duque de Westchester, que se ríe de las supersticiones, ahora piensa que el Destino lo enlazó con la persona que ama?

Charles le sonrió enigmático y como la habilidad de Howlett no era la telepatía, no pudo conocer la respuesta.

.................

Hola. Esta historia está llegando a su fin, ahora solo resta un epílogo que estoy preparando en el que quiero cerrar las tramas que quedaron abiertas de otros personajes además de los protagonistas como Warren Worthington, Jr., por ejemplo. Espero que les haya gustado y gracias por el acompañamiento.

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Kamu Akan Menyukai Ini

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|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo...
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𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭, +16, 𝐜𝐮𝐭𝐞 todos los personajes son mayores de edad todos los personajes le pertenecen a Haruichi Furudate <3
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𝐅𝐀𝐊𝐄 𝐂𝐇𝐀𝐑𝐌 || 𝙴𝚕 𝚎𝚗𝚌𝚊𝚗𝚝𝚘 𝚎𝚜 𝚎𝚗𝚐𝚊ñ𝚘𝚜𝚘, 𝚢 𝚌𝚘𝚗 𝚜𝚞 𝚋𝚎𝚕𝚕𝚎𝚣𝚊 𝚑𝚊𝚛á 𝚚𝚞𝚎 𝚝𝚎 𝚊𝚛𝚛𝚎𝚙𝚒𝚎𝚗𝚝𝚊𝚜. Teen Wolf...