IF IT HADN'T BEEN FOR LOVE

By Lady_Calabria

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La noche que Lucas conoció a Nolan, el joven prostituto con ojos de fiera enjaulada, hacía frío y nevaba. De... More

1. LUCAS y El chapero sangrante.
2. JOEL y La mirada baja.
3. NOLAN y un mal viaje
4. DIEGO y los ojos De Lapislázuli.
EXTRA: Marga y su cafetería.
5. LUCAS y el extraño día libre
6. JOEL y los hipócritas fariseos
7. NOLAN y el aire que desaparece
8. LUCAS y las despedidas
9. NOLAN y la tenue Luz.
EXTRA: La inspectora Aurelia Espinosa.
10. JOEL y el sexo.
11. LUCAS y La catarsis del solitario
12. NOLAN y el amor.
13. JOEL y la escalera oscura.
EXTRA: La terrible, horrible, primera cita.
14. LUCAS y el sándwich de lejía.
15. LUCAS y las conversaciones pendientes.
16. NOLAN y la puta gran fogata.
17. JOEL y el juego del espía.
18. NOLAN y el tic-tac en movimiento.
19. LUCAS y las sinceras alianzas.
20. NOLAN y atravesar una montaña a cabezazos.
21. Diego y la vuelta al ruedo.
22. LUCAS y el Viaje Al Pasado.
23. SOL y ser más raro que un perro verde.
24. AURELIA y el altar al mal gusto.
25. NOLAN y el canibalismo de las gallinas
EXTRA: Los peones del tablero I
26. JOEL y ser desorden.
27. NOLAN y dejar hilos de los que tirar.
EXTRA: Los Peones Del Tablero II
28. JOEL y volver a ser Goliat.
29. NOLAN y tener la sangre de hielo.
30. JOEL y lanzarse al vacío.
31. AURELIA y hacer jaque.
32. NOLAN y lo inefable.
33. SOL Y la melancolía de Camilo
34. JOEL y montar al diablo.
35. Yuri y escuchar al destino.
EXTRA: Demasiados lazos afectivos I
36. NOLAN y morder hasta desgarrar

EXTRA: Demasiados lazos afectivos II

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By Lady_Calabria

Diego aparcó el coche en la entrada de un camino que se salía de la carretera porque Joel estaba completamente alterado,y eso le resultaba lo más surrealista que hubiese presenciado en su vida.

Jamás hubiese imaginado a Joel teniendo esa reacción. ¿Las serpientes podían llorar?

Al llegar le había explicado de manera inconexa que Yuri tenía novia, y que él se había hecho ilusiones como un estúpido creyendo que podía confiar porque no le mentiría. Pero le había mentido, y le odiaba, le odiaba mucho, quería rajarle; luego le dijo que no, que no le odiaba; que adoraba su piel y hacerle macarrones con queso, y ver películas a su lado. Mencionó algo de Lavalántula. Diego no supo qué era eso. Estaba muy ocupado alucinando porque Él, el témpano frío que se había metido en la cama de a saber cuántos cabrones sádicos y asesinos, estaba ahí llorando como si lo más horrible que le pudieran hacer fuese ocultarle una relación previa.

—Siento haber actuado así —le dijo Joel de pronto cuando se calmó. En ese momento miraba un rosario entre sus manos—. No sé qué me ha pasado, se me ha juntado todo. Es que yo nunca confío en nadie, nunca y... por una vez... Pero no. No estoy siendo racional.

"En absoluto, ni te reconozco". Diego, seguía alucinando.

—¿De verdad has salido corriendo sin más? ¿Quieres ser como yo o qué?

—Me sentía muy mal, tenía como un dolor aquí y no sé por qué he hecho eso, solo quería irme —Le explicó Joel meditando sus propios errores. Diego se vio reflejado en él, actuando por inercia de la forma más estúpida para huir del daño—. Es la primera vez que me siento así. No sabía qué hacer. Joder, soy absurdo. Pero es que no me lo esperaba. No me duele que tenga novia, Nolan tenía novio... y me dio igual. Me duele haber tenido ilusiones en cosas que nunca pasan... La gente nunca es sincera, Diego. Pensé que esta vez sí. Pero... ¿Cómo he sido tan estúpido? ¡No lo he visto venir! No. Es que no entiendo nada.

Diego contrajo el rostro estañado, él tampoco entendía nada.

—¿Pero qué te ha dicho? ¿Te ha dado alguna explicación?

—¿A mí? ¡Si he salido huyendo! Yo... ¡Joder, qué vergüenza! —Bufó sacando el aire por su nariz enrojecida—. Solo le he oído hablar con Cami y... y...

Su teléfono comenzó a sonar, era él. Joel negó nerviosamente y tiró el aparato por la ventanilla.

Pero tan pronto como lo tiró volvió a negar con más fuerza y salió del coche para ir a buscarlo.

—Joel, tranquilízate —Le rogó Diego saliendo del coche también. Le vio rebuscar en un seto donde había aterrizado. ¿Flipar? ¿Alucinar? Diego estaba tan sorprendido por esa emotiva reacción que le resultaba inverosímil a más no poder.

Ese no era el Joel que él conocía.

—Tú nunca has llorado así por mí...

Lo dijo sin darse cuenta de que estaba hablando en alto, comprendiendo de golpe como en una bofetada invisible que Joel sentía algo por Yuri, algo más profundo de lo que imaginaba.

—Yo no he llorado así por nadie, Diego. No creí que fuese capaz —replicó sinceramente.

La respuesta fue fría y amarga, y parecía tan sorprendido como él. El chico se apoyó en el capó. Le miró pasando su mano por sus ojos de nuevo antes de suspirar:

—Gracias por venir. Eres un buen amigo.

—A ver, como tu Daddy fui pésimo, pero como abogado y colega... soy el mejor, ¿o no? —Bromeó él.

—Ya, bueno, ya veremos.

Y por primera vez Diego hizo lo que debía; tomó a Joel de la mano y le abrazó para que se sintiera mejor sin esperar a cambio nada de lo que luego recibió.

Besó su frente y Joel elevó el rostro. Besó también sus labios tristes, había echado de menos sus picos dulces. Pudo notar el sabor salado de los errores de otro.

"TÚ NUNCA ME PREGUNTAS QUÉ SIENTO" Le había gritado el chico en el apartamento de Marga. Y él había pensando: "PORQUE TÚ NO SIENTES NADA" antes de huir del encontronazo gruñendo para mantener el orgullo alto.

En fin. Allí estaban y era evidente que eso no era del todo cierto. Lo que se le hacía difícil de comprender era qué lazos sí le tocaban y cuales no. Mirar un cadáver no parecía impresionarle, pero dudar de la voluntad divina le convertiría en un mar de lágrimas arrodillado en una iglesia. No parecía importarle su propio bienestar, pero si se trataba de ver preso a su amigo apenas podía respirar.

"Es demasiado complicado" Pensó Diego, por enésima vez.

Diego tenía frente a él dos caminos:

Podía decir "Ese gilipollas es un cabrón mentiroso que ha jugado contigo, yo jamás haría eso" para azuzar su rabia y así llevarle a su cama... o podía decirle lo que sería mejor para todos. Diego no deseaba ser altruista, pero en su mente solo podía ver la sinceridad del chico que fue a su casa para darle un consejo; puto Yuri, iluminado de los cojones.

Lo que iba a decir era como pegarse un tiro en su propio pie, pero sentía que era lo que debía hacer:

—Joel, Ni siquiera has escuchado la conversación entera. Habla con él primero.

Eso dijo él, se podía colocar una plaquita que dijera: DOY CONSEJOS QUE YO NO SIGO.

Joel se apartó de entre sus brazos, respiró hondo de nuevo e intentó ser racional como siempre había sido.

—Lo sé, ¡Yo sé que ni siquiera somos nada, pero algo sí éramos! Me dijo que yo era su carnaza.

—Qué romántico...

—Sí es. Lo es.

—Lo que tú digas.

—¡Y me gusta ser su chuletón!  —Le miró por si lo dicho le había molestado. Extrañamente no, Diego no se lo tomó a mal. Él también empezaba a verlo bastante claro—. Pero he hecho el ridículo; ¿Y yo ahora cómo vuelvo allí?

—Pues en coche. Te llevo.

—Diego, no me refiero a CÓMO, me refiero a... ¿CÓMO? —A pesar de todo, sonrió débilmente.

—Si quieres dormir en mi casa...

Joel negó. El chico, que ya empezaba a ser él de nuevo, le dijo:

—Estando allí pongo en peligro todo por lo que hemos trabajado. Tengo que volver. He dejado todos los teléfonos allí escondidos, las autopsias; y soy su rehén.

—¿Que eres su qué?

—Es una larga historia.

Joel cerró los ojos controlándose a sí mismo, infló sus pulmones. Dejó que su frío se extendiese por su ser como Diego jamás había presenciado, y cuando abrió los ojos soltando el aire esa cosa frente a él era una carcasa hueca. Diego retrocedió un poco, totalmente incómodo.

"Esto es demasiado complicado".

—Joel, ¿Podrías...? ¿Podrías no hacer eso? —Le preguntó señalándose su cara. Joel le miraba sin importarle nada— ¿Puedes ser normal como antes?

—¿Normal? —Diego se estremeció— Lo siento, pero no.

—Me pones los pelos de punta.

—Te diría que lo lamento si fuese cierto.

El teléfono de Diego sonó, y decidió contestar a Yuri antes de que sucediese una desgracia y saliesen todos en las necrológicas.

—Os doy diez minutos para volver o voy a buscaros —Le dijo, sin más.

Diego abrió la boca para contestar pero Joel dejó de ser frío al instante, le quitó el móvil de las manos.

—¡TIENES NOVIA! ERES UN INFIEL Y UN... Y UN... ¡UN MENTIROSO! —Le gritó. Y le colgó. Joel apretaba el ceño y miró el móvil totalmente desconcertado por su comportamiento—. ¿Pero si yo quiero hablar con él por qué le cuelgo?

—Porque tienes diecisiete años y porque es la primera vez que estás celoso. Bienvenido al club de la gente que hacemos tonterías cuando nos ponemos nerviosos. Sube al coche que te llevo con tu novio.

**********************************************************************************************

¡JOEL ERA MUY CABEZÓN!

Maldijo y lanzó el teléfono lejos sin saber que Joel había hecho ese mismo gesto con el propio a escasos kilómetros de allí.

Yuri miró el reloj. Hacía exactamente quince minutos que Joel había salido del terreno del edifico junto a Diego. Sus protegidos tenían localizadores en el móvil, había sido su única condición cuando se desperdigaron por la ciudad como bichitos.

Estaba bastante cerca, podría alcanzarle a pie.

Camila se había marchado creyendo que había metido la pata hasta lo más profundo. Se disculpó. También le dijo que no le diría a Yakov que se había marchado pero que intentase hacerle volver lo antes posible si quería seguir manteniendo el trato en pie.

Los lazos afectivos siempre complicándolo todo, ¡Malditos fuesen!

Lo suficiente para que Yuri comprendiese lo mucho que la había cagado. Porque el amor, eso lo sabía bien, no era sano.

No encontraba nada más peligroso, no estaba bajo su control. ESO que estaba sintiendo era lo que tanto había temido, joder. Que por sentimientos y emociones de mierda todo estaba en peligro, en lo personal y en lo profesional. Una pelea y en ese momento se sentía jodidamente mal. Y ya no lo podía borrar. ¿Cómo se desquiere a alguien?

Era un error.

De todas formas, Yuri tenía la oportunidad perfecta para recular al alcance de su mano. Porque si dejaba que Gorrión le creyese un embustero infiel la complicación de ese lazo afectivo se cortaría y el volvería a la sencillez de su vida previa. Pero nada le apetecía menos que eso, la verdad.

La vida Pre-Joel era muy ordenada, sí. Pero también muy aburrida.

Amaba sus macarrones con queso calentados en el micro.

"Ahora está disgustado".

Eso significa que le importas.

"Y yo estoy disgustado porque él está disgustado"

Porque te importa.


Cerca de su pie había un lagarto pequeño que serpenteó entre la hierba. Se quedó mirando.

—¿Tú qué opinas?

El lagarto le dijo que dentro de la pirámide jerárquica de necesidades humanas de Maslow el amor estaba en la escala de la afiliación, por encima de la seguridad y las necesidades fisiológicas; pero por debajo del reconocimiento y la autorealización.

Vaya, que Don Lagarto le decía que se rindiese en sus sentimientos por Joel.

"Solo eres un lagarto, ¿Tú qué sabrás?".

En realidad la opinión de Don Lagarto era predecible porque los lagartos de lengua azul son monógamos.

En fin, para una vez que Yuri intentaba mentir y se montaba ese lío.

Sonrió como un estúpido por lo surrealista del panorama.

Porque...

¿Novia?

¿NOVIA, ÉL? ¡ÉL no tenía novia! ¡Si los lazos afectivos lo complicaban todo! ¡Si apenas tenía amigos porque estaba trabajando continuamente! De hecho, Yuri apenas tenía relaciones con nadie.
Era un lobo solitario.

Aaaaaaauuuu.

No se lo podía permitir, era mucho mejor no tener aprecio por muchas personas por si, por azares de la vida, uno se viese necesitado de apuntar con su arma a su cabeza. Si algo dejaban claro los cómics era que la vida de los superhérores era realmente sacrificada y solitaria.

¿Follar? Meh, a veces lo hacía. Nunca le había parecido una prioridad. La gente normal le daba un poco de pereza. ¿Se descargaba tinder para echar un polvo insustancial? ¿Se iba a un bar o discoteca para que cuando un desconocido le acabase levantando la camiseta él se sintiera como la mierda siendo mirado con sorpresa, lástima o asco?

¡Net!

Y de todas formas... a él no le quería nadie cerca, y con razón.

Pasaba. Prefería el sexo esporádico con la poca gente que ya conocía; compañeros de trabajo, en su mayoría.

Jamás había sido tan estúpido como para complicarse la vida como se la estaba complicando en ese puto edificio ¡Si lo más parecido a una relación que había tenido era eso raro que tenía con el Gorrión! ¡Dioses!, ¡Ni siquiera lo que hubo tenido con Cami era un noviazgo propiamente dicho! Eran demasiado pequeños. Era algo extraño fruto del cariño y de vivir juntos experiencias horribles, eran hermanos, se amaban pero no se podía decir que fuesen eso.

Serhii se lo enseñó. Era mejor no ser ESO. Cuando Viktor apareció apuñalado de buenas a primeras y la mente de su amigo se vino completamente abajo. ÉL, el Lobo Rojo, el que siempre tenía un plan que seguir... una forma de sobrevivir... se arrodilló frente a una tumba y se dejó marchitar.

Siendo niño le aterró que eso pudiera pasarle a él.

Pero... en ese momento, con Joel... Le importaba ya una mierda. Así, a las bravas. No se podía decir que Yuri tuviera un plan muy establecido, su mente era un torbellino, decía que tenía unas normas para mantenerse enfocado... pero bueno, se le habían caído.

Con él tenía un vínculo y no iba a renunciar a él. Le hacía sentir bien.

"Mientras dure me gustará" Le había dicho. Yuri tenía experiencia en vivir en fantasías imposibles. ¡Pues al carajo también! ¡Alegría!

¡Hasta superman tenía a Louis Lane! Ironman tenía a Pepper y Spiderman a Mary Jane.

Eres un temerario.

Se levantó para buscar su teléfono de entre la hierba. Su carcasa dura le protegía.

Escasos minutos después de decirles que volvieran... Joel salía del coche de Diego enfurruñado como un crío.

Yuri sonrió. Era muy divertido.

—¡Ni me hables! —Le advirtió Joel señalándolo con la mano. Yuri se mordió el labio mirando a su misterio caminar. Él también se había puesto una carcasa encima para proteger su interior vulnerable. Siendo un gruñón absurdo era más sencillo sobrevivir a la vergüenza y a la incertidumbre. Su monstruo estaba tan furioso que la frialdad se le extendía por el aura en oleadas. Menudo espectáculo era.

Yuri fingió cerrar su boca con cremallera. Saludó a Diego con la mano cuando este también salió del coche.

—¡Hey, Diego! ¿Por fin le coges el teléfono cuando él te llama? Mejor tarde que nunca.

—La que has liao...

—¿Joel, por qué estás tan enfadado? —preguntó con cierta malicia para ver cuan hondos eran los celos del chico. Se giró hacia él llameando por dentro.

En su ser vio que iba a decirle algo dañino. Yuri le había dado suficiente información como para que pudiera destrozarle con tres simples palabras: "ME DAS ASCO". La confianza era poner un arma en la mano de quien quieres, y extender los brazos esperando el balazo. Eso mismo hizo. Abrió los brazos invitándole a decirlo mirándole directo a los ojos.

Pero el gatillo no fue apretado. Aún sabiendo que Joel era capaz de ello.

No lo dice porque te quiere, aunque esté enfadado no quiere hacerte daño.

Él te quiere.

Yuri sonrió amplio como el mundo.

—Oye, Joel, pareces celoso; ¿Es que acaso me quieres un poquito para ti solito?

—¡Yo a ti no te quiero nada! ¡Vete a que te quiera tu novia Emilia!

Diego se carcajeó a sus anchas.

—Amelia —Corrigió el rodando los ojos. Joel bufó algo que sonaba mal. Yuri dobló las rodillas y extendió los brazos exasperado— ¿Y qué novia? ¡YO no tengo novia, Gorrión! ¡Vuelve! No es lo que parece. De verdad.

El chico se giró hacia él deseando que fuese cierto, pero luego negó.

—No me mientas en la puta cara. ¡Se suponía que tú no podías mentir! ¡Os he escuchado! No quiero que me expliques nada. Tuvimos sexo, okey. Ya sé que fue solo eso. No tuvo importancia para mí tampoco. Ninguna importancia. ¡Solo somos amigos!

Joel agarró de la mano a Diego y tiró de él para meterle dentro del edificio.

—Ah, ¿Entro? Pues vale.

—¿Solo amigos? —Yuri pestañeó consternado.

Observó a Diego pasar a su lado, el hombre no se atrevía a mirarle pero bien que movía los pies siguiendo el culo prieto de Joel como un perro siguiendo a su amo para que le acariciase la tripita.

¿Amigos? UNA MIERDA. No se lo creía ni él.

—Joel, déjame hablar contigo.

—De verdad que no hace falta. No pasa nada. ¿Tienes novia? Ok, me da igual. Eres un canalla miserable, pero OK.

Yuri correteó adelantándose, esperándole arriba del tramo de escaleras de rodillas pidiendo perdón con ademán burlón. Joel le ignoró pasando a su lado con la cabeza bien alta hasta llegar al pasillo de su apartamento.

—No quieres hablar conmigo porque te da miedo lo que te voy a decir. ¡Y te estás comportando como un niño! ¡NO! PEOR! ¡Te estás comportando como él! —Rompió a reír señalando a Diego con el brazo extendido—. Todo lo malo se pega.

Joel se ofendió visiblemente.

—Por favor, chicos, que os oigo —Suspiró Diego frotándose los ojos.

—¿Y tú qué haces todavía aquí, Diego? —Yuri se giró hacia él completamente irritado. Diego retrocedió un poco por el cambio brusco de actitud.

Joel, sin embargo, no tuvo miedo y se enfrentó a él.

—Diego se quedará a dormir aquí hoy. ¿No dijiste que podía venir si yo quería?

—¿Estás intentando ponerme celoso follando con él en mi cara? —Preguntó Yuri soltando una risita. Se giró hacia Diego— ¿Y a ti te parece bien ser usado así de esta manera?

—Yo es que... Mira, Yuri, ¿Yo qué sé? Necesita un amigo, ¿no? Pues aquí estoy yo para ayudar.

—Sí, y tu rabo.

Diego se encogió de hombros rascándose la nuca. "Yo solo quiero echar un polvo" parecía querer decir.

¿Querían jugar a los celos?

Yuri se reía con cada fibra de su ser, aunque se esforzó en parecer serio cuando se aproximó a él. ¿Por qué se ponía el abogado tan nervioso? ¿Por qué se adentraba en la guarida del lobo si no consideraba llevarse un mordisco?

Joel elevó la mano advirtiendo "Yuri..."; Pensaría que iba a dañarle. Nah, no era necesario para demostrar quien tenía el poder allí.

—¿Te lo vas a follar? ¿Si? ¿Si? —Le dijo apenas en un susurro. Yuri se acercó al abogado oscilando el cuerpo de un pie a otro. Le sujetó la cara con saña y contra sus labios casi lloró— ¿A eso has venido?—Demasiado impulsivo como para que tuviera sentido, juntó sus labios con la misma seguridad con la que lo hizo en su hogar. Mordió. Diego se quedó quieto, pero en absoluto tan quieto como se quedó Joel. El rubio parecía disgustado porque Yuri jugaba con su juguete para devolvérselo usado y de segunda mano, quitándole el control a la fuerza y fastidiando sus intenciones. ¿Qué sentido tenía ya entonces ese show? Cuando Yuri se separó de Diego le soltó la cara y una estática sonrisa acompañó la palmada que le dio en la espalda al abogado— Ala, ahora dale. A follar.

—¡Diego! ¡Pero no le beses!—Le regañó Joel.

—¿YO? ¡Ha sido él! ¡A mí no me volváis loco también! ¡Me estáis usando en vuestr... !

—Oh, ¡Cómo si a ti no te encantase ser usado!

Yuri se mordía la uña del pulgar disfrutando travieso de ese momentito tan gratificante.

—¡YURI!

—Bah, en el fondo te ha gustado verlo.

El chico se frotó los ojos cansado y arrepentido de estar usando esa pantomima absurda e infantil de intentar dar celos a alguien que actuaba contra todo pronóstico.

—Joel, lo que escuchaste con Camila era mentira —Se apoyó en la pared cruzándose de brazos tan socarrón como le fue capaz—. No podía decirle la verdad y pensé que era mejor que creyese eso.

Era gracioso. El nene era graciosísimo. Pequeño pajarito confundido.

—Pero tú no puedes mentir.

—Lucas me ordenó mentir si era para protegeros. Era necesario... cuanto menos sepa Cami, mejor.

— ¿Y si es ahora cuando me estás mintiendo?

—Piénsalo. ¿Si no puedo mentir como es que crees que te miento?

—Me suena a falacia —Comentó Diego con su soberbia de abogado sobrepagado.

—Oye Diego, ¿No te apetece irte de paseo un ratito —Le guiñó el ojo— tal vez a tu puta casa?

—No, estoy súper bien aquí viendo como se hunde tu barco.

—¿Te traigo palomitas? ¿Una coca-cola? ¡Disfruta de la función!

—Eso hago.

Yuri alzó una ceja mirándole con suficiencia. Se carcajeó bruscamente consiguiendo apenas decir: "A ver si se me escapa la mano y sin querer te apuñalo, Ups, una gran pérdida".

Diego palideció y se apartó un poquito aunque lo dijera de broma. Joel no pudo aguantar una risilla por el momento de tensión, él sí supo ver que era guasa.

"Necesitamos a nuestro abogado intacto" le dijo.

Esa risa le dijo que Joel le había creído, ya no estaba enfadado. Estiró la mano para que se la tomase y sucedió, tiró de él para atraerle hacia sí apresurándose a explicar en privado:

—No podía dejar que Cami supiera una cosa relacionada con Lucas así que pensé que sería mejor que creyese eso. Quise engañarla, me pareció lo más fácil. ¡Yo no sabía que estabas ahí! A veces cuando estoy con Cami me cuesta concentrarme...

Joel arrugó la nariz.

—¿Y qué tiene que ver la tal Amelia con Lucas? ¿Quién es?

—¿Os creéis que Serhii ha dejado que su novio se vaya por ahí solo sin ninguna protección? Parece que no le conocéis. Yo estoy aquí cuidando de vosotros... Pero la Frívola cuida de él. Es una compañera de trabajo. Me debía un favor, y le pedí ayuda. Es de fiar porque ella y yo... —Joel alzó una ceja—¡Pero no es mi novia! —Le acarició la naricita, tan pequeñita y respingona con el dedo y él le pidió perdón con una sonrisa avergonzada—. Corres muy rápido.

—Soy muy ridículo y muy patético pero es que me dolía aquí.

—¿En el pechito? Tienes los ojos rojos, ¿Has llorado?

—Casi me deshidrato.

—Te has puesto demasiado humano —Concluyó cual doctor dando un diagnóstico—. Te quitaré el jabón.

—Tú me haces humano, Yuri... No el jabón.

—Y tú me haces menos monstruoso.

Se sonrieron, recargados de ilusiones renovadas.

—¿Te puedo besar?

—Me puedes pisar la cara.

—¡Qué bonito! —Masculló Diego mirando al suelo.

Yuri miró al abogado por encima del hombro de Joel.

—Quizás es que yo tengo claro lo que quiero —Replicó mordaz como uno de sus cuchillos— y a mí no se me caen los anillos por reconocerlo, Dieguito. Porque yo a este hijo de puta sádico de aquí le quiero.

Joel se puso de puntillas sellando la reconciliación con un beso en la mejilla.

—Genial. Oye, Joel. Si estás mejor y vais a arreglarlo mejor me voy yendo porque a ver qué pinto yo aquí...

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Yakov dejó caer la botella vacía en el ring de su gimnasio y se miró la mano. Tenía el tercer nudillo rasguñado porque en el proceso de golpear la cara de ese amigo raro de Camila se le había clavado un diente.

¡BESARLE! ¡A ÉL! ¿En qué demonios estaba pensando esa lentejuela con piernas?

Se lo estaban poniendo difícil, muy difícil.

Maldijo, y más lo hizo cuando su esposa entró en el gimnasio enfadada con la fuerza de un maremoto, apartando la puerta de un golpe seco. Bufó, odiaba cuando ella se enfadaba.

—¡NO VUELVAS A PEGAR A MIS AMIGOS! ¡A NINGUNO DE ELLOS! —Le gritó demasiado alterada para andarse con rodeos—¡TÚ Y YO TENEMOS UN TRATO! ¡Le has hecho sangrar! ¡Te avisé de lo que siente por ti para que esto no pasara!

Le empujó y Yakov le agarró de las muñecas endureciendo el gesto.

—¡TENEMOS UN TRATO! ¡ES CIERTO! —Le gritó apartándola de sí. Le enseñó la mano mostrándole su anillo. Rugió—: ¡ERES MI ESPOSA! ¡ESE ES NUESTRO TRATO! ¡NO PUEDES IR DURMIENDO POR AHÍ FUERA RODEADA DE POLLAS! ¡TÚ ERES MÍA!

—¿TUYA? ¡YO NO SOY DE NADIE!

—¿QUÉ VA A DECIR LA GENTE SI DUERMES DONDE DUERME TU PUTO EX?

—ME IMPORTA UN...

—No debería —Interrumpió él tan severo que ella dudó un poco—. Somos lo que somos porque esos hombres me obedecen. TÚ eres lo que eres porque ellos me obedecen.

—Somos lo que somos por dinero —Replicó ella—y si no fuese por mí seguirías vendiendo chatarra en Yakutsk. Cuando Yuri se fue ellos pensaron que podían hacerme cualquier cosa, y tú me protegiste. Te lo agradezco. Pero no olvides que todo esto que tenemos lo hemos construido juntos. Yo a ti no te debo más de lo que tú me debes a mí.

Suspiró dejándoselo pasar porque estaba borracho.

—No puedo parecer débil, Camila. NO PUEDO. ¡Y ESE PUTO MARICÓN ME HA BESADO! ¿Tú entiendes lo que pasaría si ellos se enterasen de que...?

—¡ESO NO TE DA DERECHO A GOLPEARLE! ¡Hasta que no te disculpes no voy a volver!

Camila dio media vuelta para marcharse. Yakov no quería que se fuera, el alcohol no le dejaba controlar bien sus actos. Le agarró del brazo y la detuvo tirando de ella.

Fue un error. Porque a Camila solían agarrarle así cuando era niña, y el gesto le trajo malos recuerdos.

Camila cuadró bien el cuerpo, alineó los pies con su pelvis para estabilizar su centro. Pasó la pierna derecha detrás de la de Yakov usando la rodilla para doblarle la corva, asegurándose de poder hacer fuerza con el muslo al levantarla para restarle a él estabilidad, haciendo que se encorvase para no caer y así darle ventaja. Con el brazo bien agarrado lo retorció girando, cruzándolo hacia el extremo izquierdo mientras se colocaba tras él. Así acabó él de rodillas, con su gran cuerpo inmovilizado, y ella pudo pasar ese brazo tan bien agarrado por su codo haciendo palanca en un agarre que él no podría evitar.

Apretó el tirón al acercarse a su oído para decirle:

—Vuelve a tocarme como me tocaban ellos —Estaba tan cabreada que hasta la voz le temblaba— y me da igual que seas mi esposo, me da igual quererte. Te arranco el puto brazo.

Yakov se quedó quieto. Podría haber luchado como a veces hacían para entrenar pero en esa ocasión era mucho mejor pedir perdón porque ella tenía la razón.

—Esta llave te la enseñé yo —Dijo intentando tragar saliva. Estaba tan orgulloso de ella que sonó jodidamente admirado pese al ahogo.

—Sí —Ella aguardó un momento, volviendo a la normalidad— ¿La estoy haciendo bien?

—E-El codo, más arriba —Consiguió decir. Era importante alinear las articulaciones para mantener la postura del hombro. Ella corrigió el fallo. Yakov sintió al instante el ahogo de la llave bien realizada, "¿Así?" Yakov asintió— T-te quiero, honey Bunny.

Cami le soltó y le besó.

—Te quiero, pumpkin.

Yakov dejó escapar una risita y frotándose el cuello le dijo: "Me disculparé con tu amigo. Pero aléjalo de mí. Es lo mejor".

Esa misma escena de Pulp Fiction que habían inspirados sus apodos estaba viendo Yakov en la televisión del piso que habían alquilado para dormir. Esos dos enamorados debatían sobre las ventajas de atracar lugares donde nadie esperaría ser atracado.

Apenas tenían tres muebles y una tele. Lo usaban poco, la mayoría del tiempo estaban ocupados fuera.

Agradeciendo la tranquilidad de esa cama, tirado en ella, notando el pelo húmedo después de ducharse estaba relajado desnudo con el abdomen pegado al colchón. Iba a vestirse, pero tenía calor y se había quedado ensimismado viendo la intro de la película. Pero como ese canal emitía en el idioma de donde se hallaban estaba doblado y esos apodos que los ladrones de la cafetería se dedicaban antes de atracarla estaban en español.

Yakov entendió más de lo que el Escuadrón esperaría, Camila le estaba enseñando el idioma. Y aunque todos le consideraban algo cortito de inteligencia, Yakov aprendía rápido.

Cambió de canal.

Vio la cara de su hermano.

Los tertulianos de una mesa debatían el comportamiento de Serhii. Hablaban de su vida, sus malas decisiones.

Le hubiese encantado poder entender mejor, pero solo captó algunas palabras sueltas. Lo suficiente para hacerse una idea superficial. No podía decir que él no estuviera de acuerdo con la mayoría de las críticas.

Dejó caer la cara contra la almohada suspirando. Si su madre le viese desde la tumba ayudando al hijo de esa puta gitana asesina que le había robado a su padre solo para matarlo después le escupiría en la cara, le abofetearía, le golpearía con la correa de cuero que colgaba siempre de la chimenea de su hogar.

Pero... Pero era su familia.

Bufó contra la tela. Desde que tenía conocimiento de su existencia Yakov había preguntado por su hermano, su madre le daba respuestas cargadas de amargura y rabia, la única información que pudo sacarle fue que estaba en un orfanato, le dijo que era más de lo que merecía, ella le odiaba; y él aprendió a odiarle también. Su madre mató a su papá. Él tenía doce años el día que le enterraron. ¿Cómo no odiar cualquier cosa que tuviera que ver con ella?

Pero... cuando la guerra estalló al este de Ucrania y su brigada militar fue destinada al frente... Yakov solo podía pensar que su hermano vivía allí. Cada explosión era una amenaza, cada vez que veía un cadáver ensangrentado calculaba su edad para preguntarse si cuadraba, si sería él. Ni siquiera sabía como era su cara.

Yakov no tenía muchos escrúpulos pero no soportaba esa situación. Renunció. Dejó el ejército.

De todas formas ganaba más dinero con sus pequeño comercio ilegal, y como paramilitar. Calmó su conciencia enterrándola en dinero negro.

Luego vino la culpa. Tras encontrarse con él en un hospital tras su llamada y escucharle hablar de viejos asquerosos, sotanas y la guerra.

Porque pese a ser un gilipollas manipulador, un asesino, un drogadicto y un maricón que se prostituía... seguía teniendo la sangre de los Sobolev en las venas, pese a no llevar el apellido.

Levantó la cabeza y se miró la muñeca, sus venas se transparentaban. Esa sangre que compartían era la misma. Portaban el mismo veneno.

Ojalá no le traicionase, ojalá no le hiciera decidir entre su reputación o su intento de hacer las cosas bien porque... Yakov no quería matar a su hermano; pero lo haría si fuera necesario.

La puerta del dormitorio se abrió y Cami gateó en la cama y por su cuerpo. Tamborileó en sus nalgas desnudas alegremente como si fuesen bongos.

Se estiró sobre él para abrazarle desde atrás.

—¿Qué has hecho hoy? —Preguntó extrañada cuando él apagó la televisión rápidamente.

—Nos deben dinero de una pelea de gallos.

—Me ocuparé mañana.

—Llévate a Turbin y Petrov. No vayas sola.

Sus manos le acariciaron los hombros dándole un masaje y Yakov ronroneó, aunque el sonido parecía más el motor de un camión.

Olfateó el aire.

—Hueles a él —le dijo Yakov. Ella no acabó de entender—. Hueles a Yuri.

—He ido a visitarle —Siguiendo tranquilamente son el masaje—. Creo que le he fastidiado el polvo.

—¿Contigo? —Su tono sonó hosco.

—Más quisiera él —le dijo Cami agachándose.

Yakov sabía de sobra el tándem extraño de esos dos. Había colocado en esa posición estratégica a su amigo raro aprovechando que quería impresionarle porque le gustaba. Se acarició la herida que le había cosido. Pero desde el accidente del beso no estaba seguro de poder confiar en su vigilancia.

—No me gusta que vayas allí sola...

—¿Te pido perdón o permiso? —Notó sus labios besando su nuca—. La próxima vez podríamos ir juntos a verle.

—Já-Já. Prefiero que no me vaciles, si puedes... Si ves que te va bien.

—No puedes quitarme eso. Me encanta vacilarte.

Cami venía de buen humor. Canturreaba una canción en español.

Yakov se volvió sobre su hombro para mirarle. Luego volvió a su posición inicial.

Sol también cantaba esa canción.

—¿Como se llama? —preguntó Yakov intentando sonar casual— Tu amigo, el raro.

—¿Cuál de ellos?

—El que se pone toda esa pintura. El que siempre está gritando. ¡El que me besó!

Inconscientemente recordó su forma de entrar en su gimnasio, haciendo ruido con esos tacones tan caros. Sus hombres se rieron, pero él...

—Sol —respondió Camila. Yakov movió la cabeza chasqueando la lengua.

Pero él no lo vio gracioso, en absoluto.

—Eso ya lo sé. Digo su nombre de verdad.

—Juan Antonio, ¿Por qué?

—Tengo curiosidad...

—¿Ha pasado algo cuando os he dejado solos?

Sí, se le había enfrentado cargado de rencor y hablando rápido en español. De todo su discurso solo entendió tres cosas, las suficientes.

Debía reconocerlo, ese Bicho Raro tenía valor.
Sonrió, menos mal que ella no le vio.

A Yakov le gustaba la gente valiente.

—No, es solo... —Se giró de nuevo—. Hace mucho ruido.

—Sí, es muy gritón. Pero es alegre. A mí me encanta.

—Cocina muy bien... A ver si te enseña algo.

—Voy a escupirte en el Okroshka.

Yakov torció el gesto.

—¿Pero por qué se viste así?

—Le gusta. A mí también me parecía raro al principio, pero luego...

—¿Aquí se puede hacer eso en la calle?

—Aquí no es ilegal, mi amor. No hay ninguna ley que prohíba nada de eso.

A Yakov le costaba solventar el choque cultural.
Como cuando hizo las paces con su hermano y Serhii le dijo riendo "Entonces tendré que invitarte a mi boda".
Fue ahí cuando se enteró de que en España era legal el matrimonio entre ambos sexos.

En su país no era delito ser así, pero había una ley: La ley de familias, que prohibía la propaganda homosexual que negase los valores de familia tradicionales. Lo cual convertía en ilegal los actos gays públicos como besos, tomarse de la mano o otros tipos de excentricidad, como, por supuesto, trasvertise.
De hecho, una ley prohibía conducir coches a las personas travestidas, incluyendo a las trans, aludiendo a que tenían desórdenes sexuales y mentales, igual que los pirómanos, los fetichistas o los cleptómanos... a los que también se le negaba la licencia de conducir.

Por eso le asombraba tanto que en esa ciudad que en ese momento era suya (o casi suya, compartida con Serhii) , sin embargo, no escatimasen muestras de cariño públicas. Como los dos niñitos que entraron tomados de la mano en la carnicería cuando Joel les reunió para explicarles como proceder con esa inspectora metomentodo. Poseía Sodoma.

—Aquí no paran de tocarse y besarse.

—¿Qué tiene eso de malo?

—Si mi madre viera donde estoy metido me... —Yakov hundió de nuevo la cabeza en la almohada.

—Pero tu madre no puede verlo y ya no puede decirte nada porque está muerta. Como tu padre, y los míos, y mi tío —Su tono era cortante aunque no fuese su intención, la conocía bien, no era un reproche aunque cualquiera entendería esa frase así, era, simplemente, un dato objetivo. Yakov había metido una bala en la sien de su tío, podía dar fe de que era la pura verdad—. Si no fueses tan cabezón os llevaríais bien.

Él se dio la vuelta para mirarle fijo a la cara, ella se apartó respetuosamente.

—Estamos aquí para hacer dinero, no amigos —Le recordó, más a él mismo que a ella.

Se tumbaron y Yakov, todavía desnudo, apoyó la cabeza en su pecho abrazándose a su cintura. Ella le acarició la cara pensativa.

—¿Seguro que no ha pasado nada?

"La he cagado, Cami. Le he hablado en español y ahora ya no es un secreto que entiendo más de lo que ellos creen. Pero es que... necesitaba disculparme. Porque tiene razón, porque..."

—No, no ha pasado nada —Dijo.

—No te creo. Me mientes, te conozco. Pero vale, no me lo digas. Yo te guardo el secreto. En eso consiste nuestro trato. El apoyo marital y toda esa mierda—Yakov abrió los ojos exasperado con el humor punzante de su esposa—. Si vuelve a intentar algo rechazarle suave, no seas tan bruto. Prométemelo.

—Ahora me odia. Problema arreglado.

—Le sigues gustando —Yakov levantó la cara de su pecho blandito para mirarle mejor—. Prométemelo.

—Te prometo que seré amable con él si no me escupes en el Okroshka.

Rememoró el momento en el que le notó chocándolos. Se giró para sustituir ese calor con los de ella.

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Diego se despedía con la mano y Yuri se acercó tanto a Joel para hablarle que olió su piel.

¿Se podía sentir más estúpido? ¿Más exagerado y DramaKing? Joder, parecía Sol.

—¿En serio pretendías darme celos follando con él? —Le susurró bajito al chico, no desprovisto de rabia. Joel se estremeció notando su tono cruel y jadeó. ¿Siendo sinceros? El plan de Joel era improvisado y no sabía exactamente qué pretendía. Había arrastrado de la mano a Diego en un arrebato con la intención de parecer fuerte y orgulloso frente a Yuri, a medio pasillo ya no sabía ni lo que hacía. Sentía que cuando se trataba de Yuri él ya no era él, su frío ardía y su lógica se iba de vacaciones. Se le debía notar en la cara porque él le acarició el mentón rompiendo a reír—. Joder, tu plan era una mierda. No vas a darme celos con un juguete. El celoso aquí eres tú, nene.

—¿Alguna vez dije que yo fuese inteligente? No. No lo soy.

Yuri se convulsionó y miró al abogado doblando la cabeza, evaluando su trasero desde allí. Silbó.

—No vas a molestarme haciendo algo que yo también puedo hacer cuando quiera. Puedo jugar con tu títere. Te lo voy a demostrar.

—¿Qué vas a hacer?

—Demostrar que no me das celos. Al contrario, quiero que te sientas bien. Disfrutaría viéndote explotar en puto placer. Me gusta mirarte, me gusta verte rezar; ¿Sabes cuánto me gustaría verte follar? —Joel saboreó la idea tanto como la palabra cuando le dijo "Voyeur". Yuri encogió los hombros tomando su cruz—. Quiero ser tu dueño y tu esclavo, Joel; y quiero verte cazar a ese tonto, quiero que entres en su cabeza y que le domines tanto como quiero dominarte yo a ti. Quiero agarrar a ese abogado arrogante, arrodillarlo y hacerle comer mis cojones delante de ti.

Cami le había avisado. A Yuri no le importaba el cuerpo, él quería poseer el alma, la mente. Para conseguirla sus juegos eran enrevesados.

Su malicia sonaba tan, tan seductora; tan rabiosa. Joel le miró a los ojos tan intensamente que sintió que le atravesaban el puto cráneo y su maldad sintió placer susurrándole:

—Sí estás celoso, Yuri —Asintió, le respondió alegremente:

"Bueno, ¿Y si fuese así? ¿No es lo que pretendías? Enhorabuena".

A Joel se le estaba olvidando el enfado y la vergüenza de un plumazo.

Le tocó el pecho para notar su corazón latiendo fuerte y el ruso sonrió: ¿Y esto solo con palabras?

¿Un juego enfermizo? Le vino sabor a peligro. Yuri no comentó lo evidente, porque conocía bien la expresión de sorpresa de sus labios cuando su vacío le dejaba excitarse. Le acarició el labio inferior con el pulgar.

—Bueno, chicos, me largo —Decía Diego, ajeno a su conversación. Comenzando a caminar.

—Se está marchando. Pero si quieres tenerlo te lo traigo. Tic-tac —le dijo Yuri con esa sonrisa arrogante en la puta cara. Joel se puso de puntillas y le tapó la sonrisa mordiendo su boca. Su lengua infernal se abrió paso dominante y enfadado, Joel quiso gemir allí mismo— Tic-tac, Joel.

—Cacemos.

Le dejó para acercarse a Diego en el mismo ímpetu de quien va a comenzar una pelea.

—No, abogado, quédate, ¿No decías que estabas súper bien? —Le pasó el brazo por los hombros, lo que tranquilizador no resultó en absoluto. Su voz desquiciada era como la ponzoña— ¿Ahora quieres irte, no te lo ibas a follar? A eso has venido ¿No? ¿NO? A metérsela a mi Gorrión.

Joel tomó aire escuchando esa frase furibunda, se sujetó la cruz.

El abogado se deslizó para apartarse. Yuri se comportaba bastante menos estable de lo que regiría las normas sociales. ¿Estaba siendo cruel? Su voz sonaba así, eso seguro. Diego debía tener miedo, no podía tener la espalda más pegada a la pared. Joel disfrutaba de ese momento de maldad; porque podría haber parado el fotograma exacto en el que Diego comprendió que estaba en medio de ninguna parte, a solas, con ellos.

Si Diego no hubiese ansiado fervientemente la sensación de dominación hubiese salido corriendo. Pero Diego era Diego. Y el culpable fetiche de ese hombre era sentirse dominado en la mente, sin necesidad de acciones; Bueno, bastaba con mirar a los ojos a Yuri para sentir esa correa invisible atando su cuello, y adoró notar eso.

De nuevo le besó. Y, de nuevo, no fue rechazado.

Diego no soportaba a ese gilipollas loco, pero su lengua agresiva le hizo temblar y fue suficiente para convencerse de que se podía quedar un ratito más. Envidiaba a la gente que tuviera más fuerza de voluntad.

Yuri dibujó un puchero burlón compadeciéndose de él por la automática reacción de su cuerpo (pese a despreciarle tanto).

Le acariciaba la piel con el índice bajando hasta el cuello de su camisa.

—Diego, ¿No te querías quedar? Ahora te quedas.

Cerró el puño entorno a la tela y tiró hacia abajo firmemente.

Diego se arrodilló aguantando la respiración. Adiós a su sensatez.

Joel miraba con ese brillo que le alumbraba cuando por dentro se prendía algo que consideraba prohibido. El lenguaje corporal de su cuerpo parecía rogar "Bésale otra vez" pero, sin embargo, fue él quien se acercó caminando despacio, se inclinó sobre el abogado y juntó sus labios.

No había marcha atrás.

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—¿Y tus reglas, Yuri? —Le preguntó Joel siendo malo a voluntad estando agarrado a él mientras Diego tiraba de sus pantalones para arrancarlos con violencia, haciéndole daño.

—Se quemaron el día que te conocí —respondió Yuri antes de besarle suavemente y empujarle hacia el abogado (provocando que chocase de espaldas contra su pecho) para que le despojase del resto de la ropa.

No había errores en ese cuerpo.

Yuri retrocedió dos pasos en el apartamento de Joel para poder mirar el bonito espectáculo de auras y luces queriendo romperse, devorarse, quebrarse con la fuerza de la rudeza dañina de los fetiches violentos. Dobló la cabeza cuando el rubio le echó una rápida mirada que le decía sin palabras "Esto es para ti" y procedía a apropiarse de Diego colgándose de su cuello antes de adueñarse de su persona mediante un beso que debía saber a veneno, a azufre. Diego correspondió como un toro que embiste con toda su fuerza sin saber ni a qué, su abrazo casi lo elevó del suelo.

Veía esos lazos de luz serpenteantes envolviendo su cuerpo grande como las cuerdas de las marionetas, amordazándolo con deseo, despojándole de inteligencia y voluntad, hasta que ese grandote mastodonte solo era capaz de cumplir sus caprichos, de desnudarse torpemente sin romper el beso tal y como el chico ordenó, de hacer justo lo que en realidad él quería que hiciera. Era tan bonito verlo.

Nos gusta verlo.

El cuerpo de Diego le gustó. Tan duro como una puta roca por fuera, y sin embargo... tan voluble a su lado. Manejable en su interior.
Los poderes de Joel no funcionaban con Yuri, ese bicho malo que estaba admirando era otra cosa distinta. Y ese bicho malo iba a acabar arrodillado frente a él.

Se acercó sin prisa al chico. Yuri seguía vestido; pero sí tenía las manos desnudas para poder tocar esa espalda suave hasta agarrar esas nalgas redondas que empezaba a idolatrar, las cuales, y estaba decidido a ello, haría recibir tanto placer como el chico pudiera aguantar.

Subió hasta su cadera, se pegó a él. Recorrió sus rincones. Lamió su cuello lentamente mientras ellos se besaban, con el movimiento gatuno pasó su lametón desde su clavícula a su oreja. Mordió.

Oyó al chico jadear rompiendo el beso con Diego.

Yuri posó la mano en su hombro y empujó suave, muy suave. Joel cayó de rodillas como si su orden fuese ley.

Yuri y Diego se miraron a la cara, teniendo al chico arrodillado entre ellos.

Su diestra masturbaba a Diego jugando con sus expectativas, echándole el aliento caliente en su piel para hacerle temblar por mucho que quisiera parecer digno y orgulloso enfrentándose al rostro sereno de Yuri; la zurda, la mano del diablo (y sabía que era con todo el propósito por la sonrisita y la mirada que le echó) subió por el muslo del ruso hasta frotar su paquete por encima de la tela.

Sacó la lengua en su extensión lamiendo desde abajo obscenamente, rodeó el glande en su saliva caliente y se metió esa polla en la boca al mismo tiempo que Yuri abría su cinturón para ayudarle a liberar la propia. No pensaba desnudarse delante de Diego, ni de nadie; pero no tuvo ningún problema en mostrarle como agarraba la mano de Joel y la colocaba sobre sí con firmeza.

Diego le miró detenidamente cuando esa mano comenzó a moverse al ritmo de su mamada. Durante esos minutos en los que la boca hábil de Joel les conectó con su saliva, pasando de uno a otro; y en los que lo único que se podía escuchar era el sonido de sus resoplidos y el sonido mojado de la succión; notó en su mirada lo mucho que el abogado le aborrecía, también notó en sus besos lo mucho que le deseaba al mismo tiempo (preciosa contradicción); y esa extraña camadería que crearon cuando ambos al mismo tiempo miraron hacia abajo encontrándose los grandes de ojos de Joel saboreando las vistas predilectas en esa batalla de egos. Yuri sonrió, no había guerra posible entre una oveja y un león.

Endureció el gesto, levantó el mentón, miró al hombre a la cara tan dominante como pernicioso. Amenazante casi sin proponérselo. Diego comprendió a la perfección. Tembló. Lo que estaba pasando era extraño, pero era demasiado morboso para dejarle pensar con claridad. ¿No era lo que llevaba haciendo media vida? ¿Dejarse llevar disfrutando sin pensar mucho en ello?

No le hizo falta tocarle el hombro para que también cayera de rodillas despacio junto a Joel.

Yuri les dijo un simple: "Vais a hacer lo que yo diga".

Joel asintió sumisamente con toda su depravada intención. Yuri notó su polla pulsar, pero no necesitó decir nada cuando Diego asintió también.

Tampoco necesitó hablar para que ambos se acercasen a su miembro para compartir su amplitud, recorriendo con ambas lenguas su piel dándose algún que otro beso cuando se acercaban la una a la otra.

Yuri sonrió, extendiendo los brazos. Ese era el tipo de pelea que le gustaba sentir, el de su glande caliente rozado por caricias electrizantes entre dos bocas que se besan con fiereza. Menuda batalla. Así sí.

Curiosa forma de intentar darle celos, sí señor. Arreglado, así estaba mucho mejor.

¿Quién quiere follar con la piel si puedes hacerlo con el orgullo? Si puedes conseguir que el hombre que pretendía tirarse a tu chico acabe agarrándole la cabeza para apretarla contra tu polla solo por el morbo de observarlo; si puedes, he hecho, hundir tu miembro en su garganta y hacerle pedir más; convertir en esclavo a un hombre adulto de un metro noventa sin palabras, solo por deseo.

Joel pensaba como él, eso seguro: Porque durante unos largos minutos fue él quien fue el amo de esos dos grandes perros arrodillados que recorrían su cuerpo perfecto; Jadeaba notando sus bocas, se apoyó en la espalda de Diego porque comenzaba a temblar. Se acachó en cuchillas. Tomó a ambos chicos de la mandíbula para que le mirasen a la cara con atención. Y les dijo que lo que quería, sin atisbo de duda, era que le rompiesen en dos.

Casi lo levantaron en volandas entre los dos para colocarle contra el colchón; Yuri le sujetó las muñecas, tenía el tronco superior completamente inmovilizado apoyando la cabeza sobre su regazo, su pecho subía y bajaba muy rápido.

—¿Miedo? —Preguntó Yuri muy bajito. Joel arqueó la espalda cerrando los ojos notando a Diego colocándose entre sus piernas.

Diego escupió sobre sus propios dedos antes de perderlos dentro de su cuerpo. Yuri le sujetó fuerte con la izquierda, se masturbó con la diestra tan cerca de su cara que su glande rozaba su mejilla.

Joel se retorcía suplicando autonomía, intentaba deshacerse de las mano de Yuri. Les decía que quería tocar, que quería morder, lamer.

Ellos intercambiaron una mirada y negaron a la vez.

—Tú te vas a quedar ahí quieto, que tu noviecito quiere ver esto —Soltó Diego introduciendo otro dedo.

Yuri miró a Joel para ver su reacción tras escuchar esa etiqueta. Soltó un sonido de lo más cómico y Yuri se ocupó de llenarle la boca como él quería. Se aliaron para jugar a ver quien podía hacerle respirar más rápido. Cuando así le apeteció Yuri agarró a Diego de la nuca y le dijo: "Ahora fóllatelo".

Obedeció. Agarró al rubio con inusitada fuerza, tiró de él sin importarle en absoluto el bienestar de su cuerpo; Joel se tensó de miedo y eso le llevó a su enfermizo placer. Le dio la vuelta para que quedase a cuatro patas.

Yuri se apartó tranquilamente tarareando una canción, se colocó bien la muñeca de la camisa, la tenía llena de algo trasparente que debía venir del cuerpo de alguno de esos dos, quizás del suyo. Notaba su miembro hinchado endurecido al punto del dolor, se notaba latiendo.

Cada terminación nerviosa le pedía tocarse, pero no se tocó. Tenía ganas de cantar, y en su cabeza sonaba una canción distinta a la que él tenía en esa habitación.

Every time I think of you...

Diego había entrado en Joel bruscamente haciéndole soltar un grito desgarrado antes de apretar los dientes muy fuerte para controlar ese sonido.

Joel se notaba caer por la fuerza de lo que sentía. Vio a Yuri cerrar los ojos y bailar durante dos o tres segundos con los brazos moviéndose despacio como si sus gemidos fuese algún tipo de canción.

Adoraba a su loco.

Yuri se agachó frente a ellos, tomando asiento en el suelo apoyó los codos en la cama para mirar su carita de cerca mientras el sonido acompasado de las embestidas tomaban más fuerza. Le sonrió a Diego, fascinado por el regalo que era ver esa carita nublada de placer.

—Gorrión, ¿sientes como te folla?

—S-s-sí.

Pegó la mejilla en la cama para observar desde donde estaba de como esa polla ajena entraba y salía de su cuerpo cumpliendo su órden.

Le sostuvo la carita entre las manos observando con deleite cada una de sus expresiones, Joel abría la boca jadeando realmente sofocado como un mártir suplicante, pero cuando pasó su pulgar acariciando esos labios que tanto le gustaban los cerró atrapando su dedo, lamiéndolo. Le miraba a los ojos, tenía estrellitas de gozo en sus mares, cristalinos por el placer y el dolor unidos. Su violencia le robaba el aire. Yuri le soltó la cara y entrelazó su mano con la suya, uniendo sus puños, sin dejar de observarle fascinado como solo un demente podía estarlo.

—¿Cómo lo sientes? —Abría los ojos con curiosidad, besó su mano fuertemente enlazada— Dímelo.

—G-gr-rande.

—¿Qué más?

Exigía una explicación y Joel apenas podía pensar. Lo que sentía era tan complejo que tenía ganas de llorar.

—R-api...

—¿Fuerte?

Yuri miró a Diego, le sonrió travieso mordiendo su labio con picardía. Fue automática la reacción de esa sonrisa peligrosa en Diego, le embistió tan fuerte que Joel gritó temblando.

—S-sí —Gritó.

—Ya, pero a ti te gusta más fuerte, ¿verdad Diego? Y a él también: ¿A que parece que lo quiere más fuerte?

El abogado le agarró del pelo, le empujó hundiendo su cabeza en el colchón violentamente gruñendo:

—Responde, pídelo.

Yuri atendió bien a ese acto.

—S-sí. Más fuerte —Consiguió decir Joel. Yuri y Diego se preguntaron mutuamente si con ese ruego bastaba. Prefirieron jugar.

—Sé amable, Gorrión —Le susurró Yuri tranquilamente soltando su mano, sujetando sus mejillas para que le mirase—. Pide las cosas por favor.

—P-por favor.

—Diego no te oye.

—P-Por fav-AH—La frase acabó con un grito por la contundencia por la que la petición fue contestada.

Yuri se acercó tanto a él que su frente y la suya estaban pegadas, sus gemidos le chocaban en los labios. Cerró los ojos, derrochando su afecto para que lo notase en su energía, ¿Lo notaría? Juraría que sí. Joel besó sus labios cariñoso y delicado, también cerraba los ojos. Porque aunque Diego le follase el cuerpo sus dos almas se hacían el amor.

Era evidente brutal el sentimiento que les unía. Yuri deslizó su mano hasta su pecho para tocar su corazón galopando enloquecido y sonrió contra sus labios. Joel volvió a besarle torpemente, iba a llorar sin apenas poder respirar.

—Every time I see you falling —Comenzó el ruso a cantar contra su boca en apenas un susurro inaudible. Joel conocía esa canción de New Order, Bizarre Love Triangle. Seguía con los ojos cerrados y en cada palabra guardaba un trocito de alma que solo podía escuchar Joel—. I get down on my knees and pray, I'm waiting for that final moment you say the words that I can't say.

Joel estaba temblando. No porque él estuviera loco (Que también).

Esas palabras dichas de la forma más tierna se le agarraron en su corazón latente, fuerte, como se agarró a las sábanas; como le agarró él del pelo cuando, después de acariciarle la mejilla, se puso en pie sujetando su miembro en la otra mano y se lo puso en la cara para que lo chupase.

Joel se lo metió en la boca con afán hambriento, con la misma cadencia por la que era penetrado por Diego: que tiró de su cuerpo como si fuese liviano para cambiarle en una postura que facilitase que Yuri se empujase y se resbalase hondo en su boca, bien profundo. Diego iba a llegar, le conocía, estaba acelerando el ritmo, se corría.

Ese pensamiento fue lo último que necesitó Joel para correrse, en un orgasmo extraño que venía de la mano de deseos oscuros, dolor, placer y... y algo que si no era amor debía parecerse mucho.

Diego se corrió después. Le destrozó dejándose llevar por un climax rabioso que le hizo gruñir. Notó a Yuri metiéndose hasta su garganta cuando iba a hacerlo también, alargó el brazo para agarrar a Diego fuertemente tirando de él para besarle furioso mientras seguía follándole la boca hasta el primer espasmo. Salió de él lo necesario para masturbarse en su cara y poder regarle el rostro con su huella. Joel tosió recuperando el aire que le faltaba. El tiempo pareció pararse unos segundos mirándose mutuamente. La atracción era pesada como el plomo, el semen era ligero, caliente. Joel sacó la lengua, saboreó, tragó, volvió a sacarla.

Yuri se recreó en los últimos retazos de placer de nuevo entre sus labios. Luego acarició con el pulgar los contornos de esa cara hermosa, le apachuchó las mejillas pringosas arrugando la nariz.

—¡Qué guapo eres, Dioses! —Gritó de pronto—. ¡Te como la puta cara!

—La verdad es que hacéis buena pareja —Musitó Diego recuperando el aire, ¿Le jodía reconocerlo? Hubiese preferido un escupitajo en el ojo. Pero ese fue su único pensamiento cuando se había dejado caer en la cama y les miraba, cansado y sudoroso. Suspirando se peinó le pelo hacia atrás—. Esto ha sido muy raro.

—Pero te ha gustado, vicioso —Yuri se reía de él.

Diego asintió. Muy a su pesar era la verdad.

—Me sigues cayendo mal, iluminado.

—Ya, tú tampoco me gustas —Miró a Joel que así como se había dejado caer se había quedado— ¿Y tú estás bien? ¿Te hemos roto algo? ¿Te traigo agua?

—Creo que necesito un segundo —Dijo con la cara contra la cama levantando una mano.

Yuri le acarició el pelo.

—Si está roto mételo en arroz —Musitó Diego completamente agotado.

Hacia calor en loquilandia.

**********************************************************************************************

Quince minutos más tarde Yuri acompañaba a Diego hasta su coche.

Sol había vuelto en algún momento mientras ellos se comportaban como animales en celo y estaba tomando un café en su balcón con cara de no poder creérselo. Le oyeron exclamar "¡Qué barbaridad! ¡Esta gente no para! ¡Como conejos!".

—Es un edificio bonito —Opinó Diego algo apenado mirando hacia atrás—. Su apartamento está bastante bien...

—Gracias.

Más incómodos no podían estar.

Joel estaba en la azotea, tomando el aire, y sabía que les estaba vigilando también desde allí. Por eso, cuando se apoyó en su ventanilla lo hizo tranquilo y sonriendo.

—Espero que hayas disfrutado la experiencia. No se repetirá —Diego gruñó un "Ya lo suponía, estas cosas solo pasan una vez en la vida, o en las pelis porno"—. Me caes bien, Diego. A pesar de todo.

—¿No era que yo no te gustaba?

—Meh, ahí, ahí. Pero...

—¿Me vas a decir ahora el "No te acerques a mi chico"? Se la he metido hasta el hígado. Y tú me la has metido hasta aquí. Casi me ahogo —Se tocó la garganta. Yuri rompió a reír.

—Yo jamás te diría que no te acerques a él. Eres su amigo.

—Su amigo —Repitió Diego suspirando—; Increíble marcada de territorio estás haciendo ahora. No hay por donde entenderte —Entrecerró los ojos mirándole con desprecio—. Al menos antes me quedaba la esperanza de buscarte defectos, en plan, "Seguro que la tiene pequeña". Ahora ni eso.

—Siento desilusionarte.

Diego gruñó algo de nuevo, en realidad sí parecía realmente desilusionado.

—¿Y si yo soy su amigo tú qué eres?

—No lo sé. Pero sé que puedo hacerle feliz —Se encaró al edificio y señalando a la azotea gritó a todo pulmón— ¡EH! ¡TÚ! ¡VOY A HACERTE FELIZ!

Desde allí Joel rio.

—Ya veo.

Yuri se giró hacia Diego y le tendió la mano.

—Entonces... ¿colegas? —Diego miró su mano y la estrechó asintiendo.

—Sí. Es lo mejor.

Se despidieron y cuando Diego se marchó el ruso se acercó a la azotea.

Yuri se sentó junto a Joel en la barandilla de la azotea con los pies colgando al vacío.

Joel estaba tarareando distraído la canción de New Order, eso le hizo sonreír.

—¿Podemos hablar ahora?

Su mirada inspeccionaba fija el paisaje, pero su gesto le dijo que sí.

—Tu forma de tener celos es muy rara, Iura —le dijo sonriendo débilmente. Pensativo.

Lo que había pasado en esa habitación no tenía nada que ver con el sexo, solo era una forma de posesión retorcida.

Yuri se consideraba raro en todos los aspectos posibles, suponía que ese no sería una excepción. Joel le miró a los ojos grises, en ese momento brillaban con inocencia, casi como un niño.

Ese hombre que sonreía ingenuamente en ropa casual no parecía el mismo que había orquestado un trío como un maestro de ceremonias.

—No sé ser de otra forma. Siempre el raro. Siempre el: ¡Ja, JA! ¡Está loco!

—Ya somos dos.

Yuri le dio un golpecito con el codo y palmeó su muslo suspirando.

—¿Te acuerdas cuando te dije que estar solo no es tan malo? —Joel asintió—. Hasta que no se aprende a no tener miedo a la soledad. Hasta que no estás cómodo contigo mismo... no se puede ser realmente honesto con tus relaciones. ¿Recuerdas cuando lo hablamos?

—Sí... para diferenciar entre disfrutar la compañía de alguien y estar con alguien por miedo a no tener compañía.

—Pues pienso también que hasta que uno no es sincero con sus relaciones tampoco es sincero con su soledad. Yo no quiero estar solo por miedo a estar acompañado. Así que... quiero aclarar esto. Joel, yo también tengo mis Diegos... —Contó con los dedos— Harim, Lucky, Amelia...—"No tienes que darme explicaciones" intentó decir Joel, pero Yuri terminó la frase— ¿Pero tengo pinta de mujeriego infiel? ¡Si soy un antiguo, hombre!

Joel dejó de mirar al paisaje.

—¿Sinceramente? Tienes pinta de tener un culo en cada puerto —Le dijo Joel, le dedicó una sonrisita—. Con tu labia puedes tenerlo.

—Pues te sorprenderías, no es tan sencillo —Arrugó la frente—. De verdad que soy muy tradicional.

—Tradicional. Yuri, te he lamido los huevos mientras te la comía nuestro abogado. Tú eres tan tradicional como un Pokémon. 

—¡Eso no importa! No te estoy hablando de sexo.

—Lo sé, era broma porque estoy muy nervioso.

Yuri le tomó la mano.

—Quizás tú no entiendas lo importante que eres porque no sabes que yo apenas confío en nadie. Todo ese tiempo hablando en la azotea nos ha acercado mucho. Yo no estoy acostumbrado, me da miedo. Porque no solo es que no tenga novia, es que apenas follo, Joel. ¡Si apenas tengo tiempo! ¡Si estoy enlazando trabajo tras trabajo! ¡Si estoy mal de la cabeza y le doy miedo a todo el mundo; y mi cuerpo es como... como un puto museo de los horrores! ¡Eso sería una distracción! ¿Cómo voy a tener novia si no me aguanto ni yo?

—¡No veo por qué no, yo lo sería!

—Joel —Se inclinó gesticulando con énfasis, al borde de la desesperación— , Tonto del culo precioso, pero si YA lo eres. ¿o no lo eres? Tal vez novios no, pero algo sí. ¿No crees?

—¿Lo somos? ¿Algo? Yo quiero ser algo.

—Bueno, para mí sí somos...

—¿Estamos saliendo? —Joel dobló la cabeza sonriendo sin poder evitarlo.

Después de tantas negativas arrogantes de Diego cada vez que salía el tema, le resultó desconcertantemente chocante recibir una afirmación tan sincera y no un "Solo amigos".

Amaba los juegos a los que Yuri no jugaba. 

—¿Eh? ¿Sí? ¡EVIDENTE! Duermo contigo, follo contigo, comemos juntos, te traigo autopsias, chantajeamos juntos a gente. Joder, Joel. He roto mis reglas. Solo hago eso contigo, lee entre líneas. Eres MI carnaza. Mío. No eres solo mi amigo. No quiero que seas solo mi amigo... Eres mi Gorrión.

—¡Sabes que me cuesta captar esas cosas! ¿Por qué no hemos tenido esta charla antes? 

—Los rusos no nos declaramos —Joel arrugó la nariz. Aunque al final Yuri escupió—: Me daba miedo... 

Joel apoyó la cabeza en su hombro. Sonrió cuando automáticamente Yuri se giró para besarle la frente. Joel tarareó la canción que le había dedicado un ratito atrás. 

"I'm waiting for that final moment you say the words that I can't say".

Joel diría las palabras que él no era capaz de decir. 

—Yo no puedo tener miedo, y quiero estar contigo. 

Vieron juntos el amanecer escuchando música hasta que comenzaron a notar en runrún del hambre. Joel le dijo:

—¿Te apetecen macarrones con queso?

—Mataría a mi abuela por tus macarrones con queso.

*

*

*

¡Hola! ¿Qué os ha parecido el final de este extra de dos partes? 

¡Un poquito de lío, amor y salseo antes de que empiece la traca! En el capítulo siguiente "Nolan y morder hasta desgarrar" se viene ya la siguiente parte, Es mi favorita porque tiene más acción. 

¡Un besazo enorme! Y gracias por seguir ahí. ❤️❤️

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