Mi cumpleaños estaba cerca.
Él único regalo que pedía es que el volviera. Sólo eso.
Y cómo si el hecho de orar y de pedir con todas mis fuerzas que volviera y saber de él, se cumplió.
Esa noche miraba las noticias de mi red social, estaba a punto de salir de ella para irme a la cama.
Pero por una u otra cosa revisé los mensajes. Una vez más los leería para no sentirme sola.
Activo ahora.
Tallé mis ojos no podía creer que fuera cierto. Sentía mi corazón en la garganta latiendo rápidamente, mi respiración se entre cortó por la emoción y las lágrimas brotaron. Me inundaba una enorme felicidad difícil de explicar, el sólo hecho de que aunque sea a través de una pantalla estuviera ahí me era suficiente.
Si estaba activo estaba bien.
Activo hace 2 min.
Cuándo disponía a mandarle un mensaje esa leyenda apareció apagando mis emociones eso no impidió que la felicidad me abandonara.
Observé sus fotos, reproducí sus videos, ¡Dios! Cuánto extrañaba su voz, su risa, dormí feliz.
No estaba muerto, andaba de parranda.