Ciento veintisiete

720 33 18
                                    

Me amaba. Me quedé en shock cuando me lo dijo. Me lo suponía desde hacía tiempo pero creía que eran alucinaciones mías y no le daba mucha importancia. Eso explicaba todo.

No le pude mentir para hacerla sentir bien sería peor y no era justo para ella.
No negaba que sentía celos de Kevin por estar con a su lado todo el tiempo, aunque mi corazón estaba decidido y amaba a mi linda novia.

Dejé de darle vueltas al asunto y me vestí para la cita que tenía esa noche con mi amada.

Todo sería tan difícil de ahora en más con mi bonita, sería incómodo verla a los ojos sabiendo que me amaba, me sentía culpable, debí parar todo en el momento que conocí a mi novia.

Haría las cosas un poco más fáciles para los dos. Cerré mi red social así ya no me podría hablar no tendría más tentaciones, de todas formas desde la otra cuenta podría estar al pendiente de ella sin ningún problema.

Narra ella.

Miraba sus fotos una y otra vez. Imaginaba que era yo quien lo tomaba de la mano en las fotos, imaginaba que yo besaba esos labios. Tantos momentos, tantas cosas a su lado, me sofocaban los recuerdos y las lágrimas corrían por mis mejillas.

Leía nuestras antiguas conversaciones aunque solo perdía el tiempo ya que me las sabía de memoria. Llegué a la parte en la que confesaba que lo amaba cuando una leyenda apareció salvajemente interrumpiendo mi lectura.

El contenido no está disponible.

Él había cerrado la página.

Ya no quería saber nada de mi. Ya no tenía sus fotos las había borrado y no tenía ninguna. No me dio tempo de nada solo lo quería ver no era necesario que hiciera eso.

Sabía que confesar mi amor era algo malo y aun así lo hice.

(...)

La noche anterior me fue imposible retener las lágrimas y lloré hasta quedame sumida en un profundo sueño.

Estaba toda hinchada parecía un sapo, unas ojeras adornaban mi rostro haciendome ver cansada, en realidad lo estaba pero más emocionalmente que en forma física.

Saqué mi estuche de maquillaje para arreglarme un poco y no espantar a los clientes.

—Deberías estar trabajando. —Profirió Kevin desde la puerta. Tenía una enorme sonrisa en su rostro a pesar de que aun era demasiado temprano.

—Exacto, debería pero no lo haré —dije rociando el "PH" en todo mi rostro.

— ¿Te sientes mal? —preguntó mi príncipe preocupado. Ya se había dado cuenta de mi aspecto.

—No.

— ¿Segura? Entonces, ¿por qué te arreglas? —inquirió.

—Porque quiero estar guapa. —Me miró por unos segundos, no me había creído y se cruzó de brazos. —Está bien. No me quiero ver como me siento. Feliz —mascullé derrotada y me preparé mentalmente para el interrogatorio que me esperaba.

En lugar de preguntas incómodas se acercó a mi y me tomó en sus brazos, me acercó a su pecho y colocó su mejilla en mi cabeza, me capturó en un abrazo protector y consolador. Escuchaba en latido de su corazón anonadada ante aquel magnífico y relajador sonido, suspiró profundamente como sacando valor para decirme algo.

—Si me quieres contar lo que te pasa soy todo oídos. Si no quieres está bien. Pero sabes que no me gusta verte mal —musitó después de un rato. Empezó a acariciar mi cabello, me hizo "piojito" para relajarme y estaba funcionando, con lo mal que había dormido la noche anterior no me importaría haberme quedado en sus brazos a tomar una siesta.

Deseo OdiarteWhere stories live. Discover now