Ciento cuarenta y seis

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Las lágrimas que corrían por mis mejillas se perdían entre las gotas de lluvia que inundaba la ciudad.

¿Por qué si yo la adoraba, por qué si yo por ella la vida daba?

Vestido de blanco corrí a mi casa sin voltear a ver la iglesia en la que nuestro matrimonio se iba a consumar; si tan solo ella se hubiese presentado.

¿Qué no era a la novia a la que se dejaba planta en el altar?

Pues no. No siempre es así, me dejó con todas las ilusiones hechas cenizas esparcidas por todo mi amor dejándolo sucio, manchado; lleno de odio y de rencor. En el preciso instante en el que pasó una hora y ella no llegaba todo mi mundo se iba haciendo pedazos pero aún había esperanzas que se resistían a ser rotas. Cuando el sacerdote de la iglesia dijo "ya no llegará, hijo mío" fue como si encendieran fuego y me quemaran en vida. Mi cuerpo, mi alma, mi corazón ardía por dentro y no podía ser apagado el fuego, que desde mi interior iba abriendo paso.

Jamás me había sentido tan débil como en ese momento en el que todos me miraban con compasión, sus miradas me lastimaban y no entendía por qué. Después los murmullos inundaron la iglesia y no lo pude soportar simplemente hui de ese lugar, no volvería a poner un pie en una iglesia en lo que me restaba de vida.

Al llegar todo empapado a mi casa no me molesté en cambiar de prendas tan ridículas; un traje blanco como el de la novia, se suponía que ella iba vestida de ese color porque era el día más feliz de su vida, también quise ir igual que ella ya que era el día más feliz de mi existencia.

Que tonto fui al creer en sus promesas vacías, en el amor que juraba sentía por mí, en todos sus besos y en todos los te quiero. ¿Por qué me dejó así? Era tan difícil avisarme que ya no quería casarse conmigo; sin duda le hubiera rogado pero al final no hubiese pasado la vergüenza que horas atrás pasé. Sentía mi corazón latir pero ya sin ningún motivo. Sentía que estaba muerto en vida. Sentía que mi mundo se desmoronaba en mis manos.

Pensamientos negativos corrían mi mente y siempre finalizaban con un, ¿qué cojones hice mal? Le di lo mejor de mí, fui todo aquello que quiso y aun así me dejó en el altar esperando por su llegada.

Pensé muchas cosas, desde que algo le había pasado hasta que se hubiese quedado dormida pero no fue así.

La mayoría de sus pertenencias ya no estaban, los documentos importantes habían desaparecido y ninguna nota dejó en mi casa, la que iba a ser nuestra casa. Dejó la copia de la llave que poseía para entrar en la mesita de mi habitación; la que iba a ser nuestro lugar especial. Aun su esencia inundaba mi cuarto haciendo todo más doloroso, más difícil. Me sentía débil, estúpido por todo lo que había perdido por ella. Amistades se rompieron por darle su lugar, beneficios dejé por pasar tiempo con ella. Ahora todo era insignificante. Nada valía la pena la misma vida me parecía inútil si ella no iba a formar parte de la mía. Mis fosas nasales se llenaron de su perfume favorito. Sentí morir en ese instante, ¿para qué seguir viviendo? Lo mejor era terminar con esa pesadilla; despertar y tener una mejor vida.

Por supuesto que acabar con mi vida no era una alternativa siempre he pensado que esa opción no es buena e incluso cobarde si estamos en esta tierra es por una razón, una misión pero cuando se pierde el sentido del porque vivir, dudaba que yo tuviese un motivo o un fin. Quizá me había equivocado rotundamente de objetivo. Quizá ella no era la indicada, quizá debía hacer feliz a alguien más y me equivoqué.

Me aferré a mi almohada cual salvavidas de la melancolía que sentía, del dolor y de la culpa.

El dolor me consumía de una manera tan perturbadora que me dejaba sin aliento. Los machos no lloran pero al diablo mi fase machista, en ese momento solo quería sollozar como un bebé sin el calor de su madre. Nunca había derramado tanta agua en mi vida y menos proveniente de mis ojos, ¿cómo un humano puede despilfarrar tanto liquido por un sentimiento?

La culpa...la culpa era porque había lastimado demasiado a una persona inocente de alguna manera, sabía de antemano que ella me quería y aun así la ilusione de una manera inconsciente, dándole pie a un amor que no iba a prosperar y que al final resultó fatídico al punto de que ya no sabía más nada de ella probablemente ella me odiaría con todo su ser y su corazón me guardara rencor en vez de amor que nunca llegue a merecer en realidad, ahora me arrepentía de una manera inconmensurable; solo ella me ha querido de una manera tan pura y transparente y el saber que posiblemente  todo estaba perdido me hacía sentir eso. Culpa.

Pero, ¿y si no?

¿Y si ella me amaba de la misma manera en la que a lo largo de los meses lo había hecho? ¿Y si aún ella me aceptaba de nuevo en su vida obviamente con la promesa de un futuro mejor?

Dios que estaba pensando. Seguramente ella ya estaba haciendo su vida a lado de alguien más ya que por mi parte me había alejado de ella y no quise saber más nada por alguien que al final me dejo sin tan siquiera decir adiós. Pero, siempre existen los peros inevitables en cualquier situación y mi pero de salvación seria pero si ella aún me ama y me acepta de nuevo.

Iba a ser arriesgado buscarla después de esta decepción tan trágica pero me sentía tan solo y necesitaba de la compañía de alguien sincero y ella sin duda lo era. Solo no quería hundirme más en esa depresión que comenzaba a iniciar en mi pecho, tenía que distraerme, tenía que buscarla, tenerla cerca, sentirla de nuevo. Tan débil estaba que solo necesitaba un hombro donde poder derramar mis lágrimas y que no fuese en soledad, necesitaba que susurrara cosas llevaderas en mi oído mientras acariciaba mi cabello, consolándome, necesitaba su dulce ser junto al mío; solo la necesita a ella. A mi bonita.

*-*-*-*-*

Es tan dificil seguir la historia. :'( 

Deseo OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora