Ciento cuarenta y nueve (2/2)

427 27 4
                                    

Narra Kevin

Evelin era linda. ¿Qué más podía decir de ella? No sentía afecto hacia su persona era como si todo el tiempo hubiera sido una desconocida. Lo era. De vez en cuando le llamaba para un revolcón de unas horas, puede que se escuche cruel pero solo para eso la veía. No era como si ella pusiera de su parte para entablar una relación o como mínimo una amistad pero estábamos bien así, por lo menos yo lo estaba.

Pensé en mis ratos de soledad pedirle que se mudara conmigo. Jamás me atreví ya que mi cuerpo la aceptaba pero mi corazón, no.

Quince días pasaron y ni una señal de vida de mi princesa, me dolía en el alma no llamarle pero me había pedido tiempo, espacio y no estaría detrás de ella atosigándole para que se comunicara conmigo. Debía de aceptar que era lo mejor para ella. Debía de amarrarme a mis amigos y no buscarla, no por ahora.

------

Narra él.

Es cierto que el que obra mal; mal le va.

Mi mundo se caía frente a mis ojos y no podía hacer nada para remediarlo. De golpe perdí
a mi futura esposa, a mi mejor amigo, a mi bonita y mi trabajo. Sin duda no podía escoger que era lo que más me dolía haber perdido. Necesitaba tomar las riendas de mi vida y salir adelante. No sería un parásito para la sociedad, sería alguien importante, por lo menos eso añoraba.

Un conocido; había optado por llamar así a todos "mis amigos", ya que en nadie se podía confiar. Esa lección ya estaba más que grabada en mi mente. Me ofreció trabajo fuera de la ciudad, "será dinero fácil" fueron sus palabras.

Tendría que dejar todo pero que más daba si lo más importante ya lo había perdido.

Acepté.

Me olvidaría de ese reciente pasado tan devastador y solo quedarían los buenos momentos, escasos pero hermosos.

--------

Narra Kevin

Tres meses, tres largos meses habían pasado desde que perdí la otra mitad de mi vida. Casi podía jurar que en ese tiempo estuve en modo zombie. Estaba desesperado y le llamaría, no me importaba que se enojara o que de plano ya no me llamase, necesitaba escucharla.

Tomé mi móvil y busqué su nombre en los contactos. Sonreí al ver una foto de nosotros era del último día que pasamos juntos, ya sentía el nudo en la garganta molestándome. Iba a pulsar el ícono de "llamar" cuando una foto no deseada apareció interrumpiendo el momento.

Era Evelin llamándome.

– ¿Estás ocupado? –preguntó al instante que acepté la llamada.

– ¡Hola, ¿cómo estás?! Yo muy bien, gracias por preguntar –contesté sarcástico y burlón. Me sentía mal por tratarla así pero me era imposible, Evelin sacaba lo peor de mi.

–Qué idiota –suspiró frustrada–. Necesito verte.

–Pero, no tengo ganas de coger –confesé con sinceridad.

– ¡Eres un pendejo!, solo para eso me quieres –sollozó. ¿En qué me estaba convirtiendo?

–Lo lamento, pero debes aceptar que solo para eso nos vemos y hablamos. No tenemos nada en común, ni actividades, ni gustos o costumbres, por dios Evelin, ¿estás en tus días y por eso estas así? –espeté ya que ella no se calmaba del otro lado de la línea –. Vamos, deja de llorar, lo siento, ¿está bien?

Me sentí el peor hombre sobre el planeta. Tanto que luchaba por ser la mejor persona posible y ahora me encontraba siendo una mierda con una mujer.

–Soy una estúpida, no sé porqué pensé que era una buena idea decírtelo, no sé porqué pensé que te importaría. Solo es sexo nada más. –Dijo eufórica.

Sus palabras me dejaron con la incertidumbre, ¿acaso estabamos enfermos? Lo último que necesitaba era que me dijera que tenía VIH o alguna otra enfermedad de transmisión sexual.

– ¿Decirme qué?

–Nada, resolveré el problema sola. No te necesito –masculló.

Entonces... no era una enfermedad.

–Evelin, ¿estás embarazada? –cuestioné esperando un no por respuesta.

–Kevin, yo... Lo siento, yo tampoco quiero tenerlo, no está en mis planes un chamaco, ¡por dios! ¿Qué le diré a mis padres?, mi escuela, mi todo, ¡un bebé arruinaría mi vida! –dijo al borde de los gritos.

Sinceramente yo tampoco esperaba un bebé pero no era como si no lo quisiera, un bebé es una bendición, un ángel que nos fue concedido y ahí estaban las consecuencias de nuestros actos, de nuestra inmadurez y malas decisiones.

–En ningún momento dije que no quería que lo tuvieras.

– ¿Qué voy a hacer con un niño, Kevin? Es mucho paquete para mí, no es como un perrito que te hartas y lo dejas botado en la carretera. –Dijo ahogando el llanto.

–Tranquila. Llegaremos a un común acuerdo a esta situación. –Solo una duda me quedaba–, Evelin, ¿estás segura que ese bebé es mío?

– ¡Por supuesto que es tuyo! ¿Por quién me tomas, una cualquiera?

– ¿La verdad? –cuestioné.

–No me contestes, sé que no nos conocimos de una manera sana, pero es que me gustaste tanto y solo pensé en llevarte a la cama, por favor te lo pido, no me dejes sola en esto –suplicó.

–No lo haré, pero si no soy el padre no cuentes conmigo.

–Te daré una prueba de ADN si lo deseas –ofreció y eso me dejó más tranquilo pero casi me confirmo que si era el progenitor.

–No esperes que me case contigo, Evelin yo...

–No me amas, lo sé –concluyó mi oración como si me hubiese leído la mente.

Sería un gran paso en mi vida, si ese hijo era mío todas las oportunidades que tenía con mi princesa estában por marchitarse.

Había tenido los suficientes pantalones para tener sexo "seguro" aún sabiendo que tiene la posibilidad de fallar en un gran porcentaje, no era justo lamentarme ni sentir pena. Solo el tiempo diría. Solo faltaba tiempo para que mi niña de ojos marrones se alejara para siempre.

-----
¿Qué les parece la nueva portada?
A mi me encantó, muchas pero muchas gracias por la sorpresita @GCRosemary eres una gran amiga.





Deseo OdiarteWhere stories live. Discover now