Ciento veintiocho

605 36 11
                                    

Más que nunca necesitaba no estar sola, necesitaba a Kevin para no sentirme triste.

Pasaron muchísimos días y aun no lograba reponerme del todo. Era inaceptable que unas cuantas palabras me afectaran tanto.

-¿Por qué ya no sonríes igual princesa? -preguntó Kevin preocupado por ese gesto casi inexistente en los últimos días.

No le había contado que conversé con él para que no se decepcionara de mi por haber sido tan débil. Tampoco pensaba decírselo no quería que él también me dejara.

-Supongo que ya se acerca mi período, ya sabes, las hormonas y todo eso.

- ¡Hey demasiada información! -exclamó horrorizado.

-Tu preguntaste. -Me encogí de hombros para restarle importancia.

- ¿Pero no es por eso verdad? -inquirió cauteloso. Sabía que no pasaría hasta que le dijera la verdad.

-No. Pero no creo que sea conveniente contarte.

- ¿Tan grave es? No importa lo que sea platicame que te tiene así de triste y compartimos la tristeza princesa -dijo siendo tan lindo como siempre con una hermosa sonrisa.

Tomó una silla para estar más cerca de mi y prestarme total atención, se sentó y se removió en ella hasta quedar cómodo.

-Te vas a enojar.

-No, no lo haré, anda vamos por favor princesita -suplicó con voz tierna el muy maldito sabía bien como persuadirme.

Se iba a enojar, cuando se trataba de él con solo decir su nombre se alteraba. Dudé en decirle lo que en realidad sucedió e inventarme algo, pero era malísima mintiendo y más si improvisaba. Ya no le di más vueltas al asunto y se lo dije.

-Hablé con él. -Su mandíbula se tensó de inmediato.

- ¿Es por ese pendejo que estás así? -preguntó un poco alterado.

-Te dije que te ibas a enojar. Ya no te diré nada.

-Lo siento, me calmo, sigue -musitó controlando su respiración.

-Como te decía, hablé con él.

-Ajá.

-Y le dije cosas. -Su semblante aun mostraba algo de tranquilidad.

-Ajá. -Mi corazón latía sumamente rápido, estaba tan nerviosa.

-Le dije... -hice una pausa, tenía un nudo en la garganta.

- ¿Si? -cuestionó alentandome a seguir.

-Le dije que lo extrañaba y que lo necesitaba. -Se quedó perplejo por unos instantes miraba la pared como si esa fuera muy interesante pero sabía bien que estaba perdido en sus pensamientos.

- ¿Algo más? -preguntó serio.

-No.

- ¿Segura? -inquirió. Exhalé ruidosamente el aire que tenía retenido.
-Yo-yo le dije que lo que sentía por él. -Agaché la mirada, no lo podía ver a los ojos después de haberlo besado y decirle toda la verdad.

- ¿Qué es lo que sientes por él? -masculló.

Regresé mi vista a esos hermosos ojos claros. La luz entraba por la ventana y se reflejaba en el café de sus ojos haciendo que estos se tornaran color miel. ¿Por qué no eran esos ojos los que me hacían suspirar? Por unos momentos me perdí en ellos buscando las palabras adecuadas para decírselo, decirle que era a él a quien mi corazón había elegido por encima de cualquier otro.

-Lo amo. -Musité y sus ojos perdieron brillo a pesar de que eran iluminados por el reflejo del sol.

El silencio reinaba en el lugar. Ninguno de los dos profirió palabra por unos minutos, estábamos estáticos en nuestros lugares asimilando la situación en la que cada uno estaba.

-Me tengo que ir. -Rompió el incómodo silencio que había, daba grandes zancadas para llegar a la salida. Algo dentro de mi me decía que también había perdido a mi príncipe.

Narra Kevin

Le dijo que lo amaba.

Una cosa era que yo supiera de dicho sentimiento hacia él y otro era que ella se lo confesara. Ya no tenía oportunidades, esperanzado e ilusionado llegué a imaginar que con el amor que sentía por ella podría cambiar el amor que ella sentía por ese idiota.

Pero todo había cambiado se lo dijo y perdí toda las ilusiones.

Él lo sabía y en un dos por tres estarían juntos, claro si en el fondo él también la amaba.

¿Qué iba a ser de mi? Del pobre amigo enamorado de alguien imposible, alguien ya enamorada, alguien con el corazón ocupado.

¿Entonces por qué estaba triste? Debería de estar saltando de la felicidad por habérselo dicho.

A menos que él la hubiera rechazado.

¡Joder! Eso era, no terminé a que ella me contara todo estaba triste y de seguro era por eso. Entonces mi pecho se infló nuevamente con anhelo, había una oportunidad, debía tener cuidado.

Tendría cautela y paciencia, mucha paciencia. Si hubiera estado en su lugar habría estado destrozado, ella estaba destrozada y que imbécil fui simplemente me largué de ahí. Por eso temía decirle te amo, si bien nuestra amistad no tenía tanto tiempo, quizá pensaría que estaba confundido o que quizá lo hacía por lástima conociéndola eso pensaría.

Persevera y alcanza; algún día obtendría su amor.

Pero y si era tanto su amor y nunca dejaba de amarlo.

Y si yo esperaba una vida por ella en vano.

¿Esperar o luchar?

Deseo OdiarteWhere stories live. Discover now