Matsuno Omegaverse 2 ||P A U...

Galing kay -Monnna-

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Pues como dice en el título, es la continuación del fic "Matsuno Omegaverse", solo que esta vez le coloque el... Higit pa

Prólogo
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La mala suerte la persigue
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04
05
¡¡Tengo una Hater(?)!!
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09
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Historias Pausadas
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CANCELADA!!
Noticias noticiosas(?)
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Galing kay -Monnna-

Mucho diálogo (creo)

►Es el capítulo más largo que he escrito en mi vida.  

Perdonen cualquier error, ya sea en la narración u ortografía.

─── ── ── ───

Como era de esperar, los eventos no pasaron desapercibidos para el resto de los distritos. Nadie podría -aunque quisieran- ignorar el hecho de que una antigua base militar haya sido reducida a pedazos en tan solo una noche. El pánico no tardó mucho en llegar, se hablaba de otro atentado "terrorista", uno como la que azotó al primer distrito aquella vez hace ya casi dos años.

Ante la gravedad de la situación, los rebeldes no tuvieron más opción que esconderse por el momento. Necesitan estar fuera del ojo público por al menos un tiempo, y todo debido a que Tanaka —usando sus influencias— dio a conocer cada uno de sus rostros con el fin de responsabilizarlos de todos los últimos ataques que hubo en diferentes distritos; así como también de las protestas y asesinatos en masa que originó pavor entre la población.

Ninguno se imaginó que las cosas fuera de su distrito estuvieran así de mal.

No cabe duda que el alfa deseaba lo peor para ellos. Incluso se las ingenió para responsabilizarlos de las muertes de Hayato y de sus colegas, así como también las repentinas y aun inexplicables muertes de los antiguos miembros de central.

Todo recayó en Tougo y su grupo. Sin querer, sus vidas dieron un giro por completo. Parecían celebridades; pero sin el lujo. Dayon tuvo que dárselas de abogado-político. Todo con tal de alivianar un poco sus cargas.

Fueron días realmente complicados, tanto para el mismo Dayon como para el resto. Al cabo de tres semanas las cosas parecían estar inclinándose para su lado. El hombre con la mandíbula enorme logró exonerarlos de casi todos los cargos, la muerte de Hayato aun pesaba en ellos, especialmente sobre Akumatsu, y aunque se logró convencer que el alfa hizo lo que hizo por simple defensa propia, los miembros de la corte no estaban del todo convencidos e insistían con la idea de mandar al antiguo general a prisión.

—Tal parece que tendremos que convencer al juez de otra manera —afirma el pelirrojo terminando de comerse su helado. Se encontraban en una especie de comedor improvisado —¿Supongo que amenazarlo esta fuera de juicio?

—Dayon —responde su amigo.

—¿Y si hacemos que desaparezca? —sugiere apoyando su cabeza sobre el montón de papeles esparcidos sobre la mesa.

—¡Dayon! —se queja el otro.

—Si lo sé, llegara otro mucho peor —se queja con un puchero en su rostro. —Ahh, ¿Por qué tiene que ser todo tan complicado?

—¿Dayon? —

—Si estoy bien, solo cansado. Quisiera recostarme —balbucea sintiendo como el beta acaricia sus cabellos.

En unas mesas más alejadas se encontraba Todoko jugueteando con sus propios palillos. La omega no podía evitar mirar confundida a ese par, a veces se preguntaba cómo es que Takeshi lograba entender a Dayon si lo único que decía era "Dayon"

Suspira volviendo a prestar atención al plato frente suyo. Juguetea con la comida moviéndola de un extremo a otro sin molestarse en ingerirlas siquiera—no es como si tuviera mucha hambre de todos modos— la omega no puede dejar de pensar en los eventos más recientes. Ser tachada como una especie de criminal no es algo que le contente demasiado, la gente hablaba de ella a sus espaldas; susurraban a solo metros de su persona. La misma gente que les brindo la mano ese día le apuntaba como si algo malo hubiera hecho.

Incluso ahora, en donde creyó que podría disfrutar de una tarde tranquila, la gente susurra a su alrededor y no dejaba de mirarla.

"Malditos idiotas, ni que ustedes fuesen unos putos santos" piensa la castaña en lo que agarra sus cosas. No tenía por qué soportar —como diría el propio Akumatsu— toda esta mierda. Pero en cuanto se levanta una mano posa sobre sus hombros, al alzar la cabeza su mirada choca con los orbes carmesí de Osoko.

—¿Esta libre esta silla?

╰───── ✯ ─────╮

—¿Cómo lo haces? —pregunta de repente la menor luego de un incómodo silencio.

La castaña se veía feliz de la vida devorándose el pedazo de pastel en frente suyo que le era difícil creer que no notará todas las miradas.

—¿Hacer qué? —pregunta limpiándose la crema de sus labios con su lengua. —Soy toda una mujer con muchas facetas, ¿tienes que ser más específica con tus preguntas?

—¿Cómo puedes estar así de tranquila? ¿No te incomodan? —cuestiona mirando a su alrededor.

Osoko simplemente se ríe para incredulidad de la omega, —Cariño créeme que si me importara lo que la gente dice o piensa de mi hace mucho me hubiese pegado un tiro en la cabeza —le comenta devorándose lo último que quedaba del pastel, —Solo ignóralos... —dice palmando su cabeza. —... La gente hablará por hablar, no hay nada que se puede hacer. Solo depende de nosotros mismos en darle importancia o no. —termina colocándose de pie.

Para Todoko, sus palabras suenan algo vacías, como si tratará de ocultar lo que realmente piensa en ellas. Pero decide no insistir sobre el tema, apenas están comenzando a conocerse, a actuar como las hermanas que supone que son. No hay porque apurar las cosas entre ellas.

Se enfrascan en un silencio que ninguna podría descifrar si es incomodó o no. Osoko la mira expectante, como si esperara que diera el primer paso. No es igual a cuando esta con Karako, con ella puede bromear, llegar a ser un fastidio, pero con la menor es diferente. Al no conocerla no sabe cómo interactuar y por las reacciones que esta llega a tener de ella diría que incluso la asusta.

"Que fastidio" piensa queriéndose golpear la cabeza.

—¿Qué están haciendo? —pregunta una tercera voz. Osoko y Todoko voltean sus rostros para ver a la persona y le sorprenden ver a Karako parada justo delante de ellas, —¿Se encuentran bien? —pregunta elevando una de sus cejas.

Ambas castañas intercambian miradas por un momento, parece ser que ninguna tiene idea de cómo responder aquello por lo que solo se limitan a sonreírle a la morena. Lo que ocasiona que esta solo las mire más extrañada.

—Con que aquí estaban —dice ahora una cuarta voz. Todoko se muerde la lengua ante la irónica situación, "¿Y ahora quién demonios es?" piensa, pero se relaja al ver al resto de las Sakurai caminar hacia ellas.

Choroko, Ichiko e Jyushiko, todas parecen algo cansadas.

—Que rara coincidencia, no me digan que también decidieron salir a tomar un poco de aire —comenta la gracia la mayor. Recibiendo el asiento de parte de las recién llegadas.

—Creo que ya cubrimos la cuota de estar encerradas —agrega Ichiko llevando unos mechones detrás de su oreja.

—Aunque creo que no fue muy buena idea —comenta desilusionada la de lentes.

—Donde sea que vayamos, la gente nos mira raro. Es realmente desagradable —termina por quejarse Jyushiko.

Las chicas terminan suspirando en conjunto en lo que toman asiento. A pesar de ya haberse aclarado todo ese asunto aún son el foco de los chismes y rumores. Osoko intenta animarlas contándoles un chiste o narrándoles una historia random, pero los ánimos no parecen mejorar.

Karako, al observar aquello, se detiene a mirar a su alrededor. Tal como explicaron las personas parecen no tener nada mejor que susurrar entre ellas con las miradas puestas en ellas, si bien a la morena todo ese le tiene sin cuidado, le fastidia ver a las demás si les está afectando. Por lo que caminando hacia una de las mesas aledañas —donde justamente se encontraban un gran grupo de hombres— sin decir nada derriba la mesa con una de sus piernas. No conforme, agarra al más grande hasta que sus pies no toquen el suelo.

—Ahora bien, grupo de imbéciles... —dice elevando la su voz. Llamando la atención de todos los presentes, —¡Estoy harta de todos sus susurros y murmullos de mierda, si tienen algo que decirnos pues díganlo ahora! ¿o es qué acaso no tienen los huevos y los ovarios para hacerlo? —dice empujando al hombre contra su grupo de amigos. —¿Y qué le importa que sea verdad todo lo que dicen de nosotros? ¡Al menos hicimos algo, tuvimos las agallas suficientes para ponerle un fin a toda esta mierda, no como ustedes que nada hicieron y agacharon la cabeza como simples peones!... Les debería dar vergüenza, juzgándonos como si fueran unos putos santos.

—¡Eso mismo pensé yo! —dice Todoko en voz baja zarandeando del brazo de Choroko.

—Si alguien tiene un puto problema que hable ahora ¡maldita sea! —dice esperando que alguien dijese algo, pero todos agachan la cabeza. Asustados y avergonzados de sus propias acciones. —Tch, ¿para qué me molesto? —se queja caminando de regreso hacia su mesa. Que en primera instancia nunca lo fue, solo andaba de paso por ahí.

Choroko y las trillizas no hacían más que mirar asombradas a la morena, la forma en que colocó a todos en su lugar fue tan... ¡Asombroso! Que seguro dejarían de fastidiarlas.

—Bien hecho Karako, ya te las has ganado —dice con orgullo Osoko.

Karako solo desvía la mirada avergonzada, comenzando a alejarse del lugar. Las demás solo miran a Osoko, esperando alguna clase de explicación, pero esta solo alza sus hombros para restarle importancia.

Takeshi observó toda escena desde su propio lugar. Por un momento había dudado en intervenir al ver la reacción de la chica —pocos sabían que la alfa aún seguía bajo vigilancia dado a su fuerte conexión con Tanaka—por ello, en cuanto vio que dejo libre a ese pobre sujeto pudo respirar con más calma.

—Ah mi estimado Dayon, creo que me vuelto a enamora —comenta comenzado a soñar despierto. Si o si tiene que pedirle una cita a esa mujer.

Dayon rueda sus ojos con cierto fastidio. No es primera vez que el pelirrojo suspira por la mujer y tampoco será la última.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

Cayendo ya la noche, el grupo se reunió en la habitación de Tougo. Dado a sus heridas el pobre todavía debía de resguardar reposo y limitar en hacer movimientos bruscos. Es decir, nada de abrazos, nada de tiempo de calidad con su gatito y en definitiva, nada de lanzarles cosas a la cabeza de Takeshi —algo que últimamente se había vuelto recurrente—

—¿Cómo es posible que aun deba estar postrado en esta maldita cama y el idiota puede andar po ahí? —se queja el mayor por onceava vez.

—Sus heridas no fueron tan graves como las tuyas, tuvo suerte y solo se mueve gracias a una muleta —comenta Atsushi terminando de cortar una manzana para su padre. —Mira, te hice un conejo.

—Deja de tratarme como si fuera un crío.

—Deja de comportarte como uno entonces.

Padre e hijo se miran desafiante. Si otras fueran las circunstancias es más que seguro que se hubieran enfrentado en una absurda pelea para ver quién de los tenían razón, pero como dije, si otras fueran las circunstancias.

Los otros miembros del grupo solo podían mirarlos desconcertados desde sus lugares. A Kamimatsu se le hacía difícil comprender como es que el resto parecía estar acostumbrados a las actitudes de esos dos. Parecían que en cualquier momento se molerían a golpes y nadie parecía hacer querer separarlos. Incluso Reika se veía cómodo con todo esto.

—Te acostumbrarás —dice su hermano terminando de pelar una mandarina para la pequeña Mirai.

—No pareces muy convencido —le responde tomando lugar a su lado.

—Bueno, no es como que te dejen mucha opción —sonríe resignado. Ocasionado que Kamimatsu solo le sonría de vuelta.

Ichimatsu no quiso opinar sobre ello, incluso Totty se mantuvo al margen. Ambos conocían a sus parejas lo suficiente como para saber que no tenían de nada de qué preocuparse.

Homura y Jyushi intercambiaron miradas antes de sonreírse mutuamente. Volviendo a lo que estaban, que era jugar con los más pequeños del grupo. Por su parte, Osomatsu y Reika solo ignoraron la situación, Continuando con lo suyo a la espera de que llegaran las demás.

No tardaron en unírseles Takeshi y las Sakurai. Dayon prefirió dejarlos solo, el pobre aún tenía realizar algunas llamadas, por lo que estaría ocupado toda la noche.

En fin, una vez que todas se encontraban reunidos Tougo se aclaró la garganta para llamar la atención.

—Bien, supongo que ya todos saben el por qué mande a llamarlos.

—Espera, Aoyama-san aún no llega —interrumpe Homura. —Deberías de esperarlo o ir a buscarlo.

—No te molestes, el idiota no dejará la habitación —anuncia con fastidio Akumatsu, —No vale la pena perder el tiempo, así que comienza a hablar vejete —exige colocándose de pie.

El mencionado puede sentir la amenaza del otro, desde hace mucho que el ojicarmesí está exigiendo alguna clase de explicación de todo y todo el mundo sabe que la paciencia no es su fuerte. Suspira antes de comenzar, esto sería largo.

—Tranquila Homura, ya se enterará... Yo mismo le iré con el chisme después —indica el pelirrojo dándole así, la palabra al líder de los rebeldes o mejor dicho ex líder.

—Como sea, ¿Por dónde demonios empiezo? —dice, primeramente. —Es mucho que contar y no hay palabras suficientes para resumirlas... Además, no creo que pueda recordar todo, ni siquiera me apetece hacerlo —explica sintiendo formarse un nudo en su estómago.

Comenzando a exasperarse Akumatsu arremete contra el postrado, sus manos se vuelve puños y sin querer comienza a soltar fuertes feromonas. —¡No te andes con juegos anciano! ¡Comienza a hablar o juro por...! ¡Auch! —se queja al sentir un fuerte golpe en su cabeza. Voltea para encarar al idiota que osó hacer tal estupidez, pero se enfría al notar la mirada de disgusto de Osomatsu.

—Déjalo hablar idiota, no es fácil para él —le regaña el omega. Y aunque el puchero que hace el otro le parece adorable se mantiene firme. Dios, a veces cree que trata con puros niños.

—Gracias Osomatsu, has avanzado tres puestos en mi escala de Matsunos —dice el mayor ganándose las miradas escépticas de los demás. —¿Qué? Ni que fuera el único —murmura con fastidio.

Tanto Ichimatsu como el resto de sus hermanos esperan a que los demás lo nieguen o al menos que digan que el tipo está loco, pero en vista que nadie dice nada, se cuestionan la clase de gente con la que se están juntando.

—Por supuesto que sí —dice orgulloso Takeshi, algo que no sorprende a nadie, —Todos me caen tan bien que ocupan el mismo puesto, el segundo —dice mostrando el número con sus dedos.

—¿Y quién se supone que ocupa el primer puesto? —pregunta Reika, aunque de inmediato se arrepiente.

—Pues no es obvio, Karamatsu —dice como si no fuese la cosa más obvia del mundo.

—Pero creí...

—El tipo ha sabido como ganarse su lugar, además, desde un principio me pareció fascinante —dice recordando como en su primer encuentro le ofreció que fuera suyo.

—Todos tenemos nuestros favoritos, pero no estamos aquí para hablar de ello... —dice Atsushi con cansancio, se estaba haciendo tarde y no le apetecía trasnochar. No de nuevo.

Resignándose a dejar la conversación para otro momento, los Matsuno le piden a Tougo que continúe. Y aunque el tipo no quiere hacerlo, sabe que no tiene más opción.

Ellos merecen saber la verdad... O al menos la que él cree que sea la verdad.

Sacando un viejo diario de su almohada el alfa lo alza para que todos lo puedan ver. Karako lo reconoce de inmediato —el mismo diario que encontró hace tiempo, perteneciente a alguien llamado Akane— no tiene ni la menor idea de cómo llegó a sus manos, pero su intuición dice que Osoko tiene algo que ver y a juzgar por la boba sonrisa en su rostro parece que no se equivoca.

—Este es un viejo diario que le perteneció a una vieja amiga... Su nombre era Akane y fue la omega que alguna vez mi hermano amo —dice con la mirada oscurecida.

Producto de la revelación un silencio se formó en el grupo; ni siquiera Takeshi se atrevió a romperlo, aun impactado por el hecho de que alguien hubiera amado a ese moustro.

—Aunque no lo crean, ella y mi hermano se amaban. Si tuviera que definir lo que era el amor, sin duda diría que esos dos la representaban. Ambos eran de igual de meloso a la hora de mostrarse afecto que es increíble que no haya desarrollado diabetes por su culpa —dice con sorna para aligerar un poco el ambiente.

—Viendo como eres con el beta, supongo que lo meloso es de familia —suelta Karako sin mucho interés. Lo que ocasiona que Tougo se ría.

—Si, supongo que tienes razón —concuerda para después mirar a Ichimatsu y pedirle perdón con la mirada. No es su culpa ser un romántico empoderado, es un mal de familia que acepta con mucho orgullo.

Suspirando decide continuar. —Como sea, Akane fue una omega diferente a todas las que conocíamos. Siempre estaba alegre, se la pasaba comiendo y no dejaba que nadie pasará por encima de ella, le importaba poco que fuera alfa o beta, Akane siempre había lugar en su puño para sus rostros y cuando se enojaba, dios, mejor esconderse antes de que te atrapará. —dice con gracia recordando todas las veces en que tuvo que esconderse junto a su hermano para no sufrir la ira de la mujer.

Ambos eran fuertes alfas, los mejores de su generación. Pero le tenían un respeto a la omega, que sus superiores amenazaron con que la llamarían si no se comportaban.

Los demás no salían de su estado de estupefacción, aún impresionado al saber que Tanaka tuvo una omega —que se supone que él sujeto las odiaba— y peor aún, que le temía.

—No es para sorprenderse, él también era humano —comenta aburrida Karako. Con Osoko eran las únicas que no parecía darle mucha importancia a la última revelación.

—Algo sucedió con ella para que haya cambiado tan drásticamente —insinúa la castaña. Ganándose un asentamiento de parte de Tougo.

—Pues no estoy del todo seguro de que sucedió, disfrutamos de días realmente agradables. Incluso nos enteramos que Akane estaba embarazada, y pasado los meses supimos que se trataba de mellizas —dice recordando aquella vez que poso para la foto que revelaría el sexo del bebe. —Fueron dos niñas.

—Kurona y Shiro —revela Karako captando la atención de cierto trío. —Sus nombres se mencionaban mucho en el diario, creo que incluso lloró en sus páginas.

Reika y los gemelos sintieron que una fuerte presión en su pecho, como si el aire comenzara a faltarles. Y es que, de todos los presentes, ellos conocían a la perfección esos nombres. Akumatsu fue quien no pudo soportar la presión y sin decir palabra salió de la habitación. Osomatsu no dudó en ir detrás de él, aunque primero le dirigió una mirada a Kamimatsu.

Este solo asintió bajando la mirada, haciendo que Osomatsu abandonara la habitación para ir tras Akumatsu.

El resto decidió continuar; Tougo se acomodó ante de continuar. —Como sabrán, los embarazos eran en sí complicados. Las probabilidades no siempre estaban de parte de la humanidad, de ahí el dichoso experimento que casi aniquila a la humanidad y toda la mierda de Osomatsu —alega rascándose la nuca, —Por ello, como amigo y futuro tío me aseguré de encontrar al mejor médico de la cuidad. Imaginen mi sorpresa al enterarme que este tenía un ayudante y que no era más ni nada menos que nuestro querido Hayato —dice con evidente sarcasmo.

Todos se vieron alterados al escuchar aquel nombre, incluso Osoko. La única que no parecía reaccionar era Karako, y es a la alfa el nombre en sí le sonaba, pero no recodaba de dónde precisamente por ello es que no le dio mayor importancia.

—En ese entonces solo creí que era un tipo raro obsesionado con la definición de cada clase. Pesé a tener solo entonces diecisiete años el tipo era todo un experto, por eso es que no me causo sospecha.

—Hayato veía a las clases de una manera diferente —habla de repente Reika, —Quería que la humanidad volviera a los años dorados como él decía.

—¿Años dorados? —pregunta Choroko no muy convencida de querer saber.

—Años dorados... Las diferencias entre clases eran mucho más notorias, los omegas solían ser más dóciles y poseían glándulas olfativas que se hinchaban cada vez que entraban en su periodo de celo. El calor llamaba a quien sea; incluso a betas y solo estos solo desaparecían mediante un nudo —comienza a explicar Kamimatsu.

—Eso suena realmente horrible —dice horrorizada Todoko, nunca en su vida le había asustado tanto ser una omega.

—No me digas, los alfas eran unos completos brutos que solo pensaban con el pene y nada les importaba, creyendo que solo por ser alfas todos debían postrarse a sus pies —alega Ichiko irritada. Comenzaba a odiar todo el asunto de las clases. Vaya porquería de vida a las que fueron sometidos.

Kamimatsu no supo cómo responder a ello, Hayato nunca le había hablado sobre los alfas de pasado. Solo de los omegas y betas.

—La razón del porque los alfas eran tan temidos y respetados era más que nada por su voz. La mayoría la usaba para aterrar y dárselas de todos poderosos —agrega Osoko con molestia.

—Los científicos de la capital creían en la teoría de que la humanidad evolucionaria hasta un punto en donde ya no existieran las razas. Ya no más alfas, ni betas ni omegas... Un mundo donde todos seriamos simplemente humanos.

Un mundo en donde todos serian iguales, en retrospectiva claro, siempre existiría alguna manera de clasificarlos. Siempre existirían algunos que importarían más que los demás.

—¿Y qué relación tiene ese tipo con Akane-san? —pregunta con impaciencia Jyushi.

—En unos de sus últimos controles, Akane no volvió a casa. Mi hermano estaba afuera del distrito por una misión y yo estaba ocupado, ninguno pudo acompañarla y fue la última vez que supimos de ella. Cuando fui a la consulta me topé con Hayato y él solo mencionó que Akane nunca se presentó.

—Dices que Hayato tiene culpa de su desaparición — insinúa Takeshi con seriedad.

—No lo estoy insinuando, al principio solo era una simple corazonada, pero al leer el diario de Akane puedo decir que el maldito tiene toda la jodida culpa —dice lanzando el diario lejos de su persona. —El tipo estaba obsesionado con su embarazo, y que ya sabías que las mellizas eran omegas. ¡El hijo de puta las involucró en sus malditos experimentos! —dice apretando sus manos con fuerza.

No hizo falta decir más, ya todos pudieron imaginar lo que sucedió después. Pobre mujer, lo que se supone que debía ser el momento más feliz de su vida se vio ennegrecido por un maldito desquiciado.

—Por días la busque, use todos mis contactos, incluso le rogué a las autoridades. No quisieron ayudarme alegando que Akane solo se fue, que había encontrado a otro mucho mejor y que solo jugo con los sentimientos de mi hermano, pero ellos no la conocían... No la conocían como yo, ella... Akane sería incapaz de romperle el corazón a mi hermano, lo amaba con locura.

—¿Por qué nunca se lo dijiste? —interrumpe Karako. —Juntos podrían haberla rescatado o al menos hallado.

—Me avergüenza decirlo, pero en mi búsqueda sufrí un accidente. Me dejo en coma por casi dos años. Cuando regrese mi hermano había desaparecido, nadie sabía de él y solo lo dieron por muerto.

—Fue cuando comenzaste a trabajar para central —argumenta Atsushi.

—No es que pudiese hacer mucho, todo mi mundo se había derrumbado. Había perdido a dos de las personas más importantes de mi vida, Hayato era al único que podia llamar amigo. Así que me ayudo a reintegrarme al mundo real... Y el resto es historia.

Como si se hubiese quitado un enorme peso sobre sus hombros Tougo se desploma sobre la camilla. Asustando de paso a Atsushi e Ichimatsu; quienes rápidamente corrieron a su lado.

El ambiente de repente se volvió tensó. Era demasiada información que procesar. Pero, en resumidas cuentas, todo parecía ser obra de Hayato y de su desquiciada mente.

—Dicen que el amor es un amar de doble filo, ahora entiendo su significado —comenta con empatía el pelirrojo.

Hayato supo jugar bien sus cartas. Apostó en grande y no temió caer en desagracia si con eso lograba hacer realidad sus sueños más locos.

Un silencio sepulcral inundó la habitación, nadie parecía tener ansias de romperlo. No fue hasta que Jyushimatsu —producto del estrés del momento—logró soltar un fuerte gas. Provocando que todos se alejasen del beta tapando sus narices ante el fuerte hedor.

—¡Oh dios mío! ¡¿Qué rayos comiste Jyushimatsu?! —cuestiona Ichi con voz gangosa. Se había acercado —al igual que el resto—hacia la ventana para respirar.

—Perdón —dice apenado el ojiambar. Su rostro parecía un tomate y no paraba de sobarse la cabeza. —Estoy algo nervioso —intenta excusarse.

—¿Cómo haces para que el pure de manzana huela de esa manera? —le reclama Totty.

—Sigue así y te pondremos un tapón en el trasero —amenaza Choroko provocando que el ojiambar tragara duro, sabe bien que la chica no habla solo por hablar.

Homura, tras un breve momento, termina riéndose de la situación y aunque Jyushimatsu le apena termina imitándola. No basta hacer más para que los demás terminen uniéndoseles; incluso Karako —que por razones que aún desconoce—se vio contagiada por las risas de sus compañeros.

Para cuando Osomatsu y Aku regresan se topan con la divertida escena. Intercambiando miradas deciden no preguntar, aunque no pueden evitar sentirse excluidos de lo que sea que haya sucedido aquí.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

Los días siguientes a esos continuaron sin mayores cambios. La gente dejó de hablar, al menos dejaron de hacerlo en presencia de ellos, logrando que ahora su vida diaria fuese más amena.

Se llegó a un consenso de que olvidarían lo ocurrido, ¿y que importaba que Hayato sea culpable de todo? El tipo muerto esta y nada pueden hacer más que pasar página y seguir con sus vidas.

Las Sakurai comenzaron a acoplarse a la idea de que ahora eran seis en lugar de cuatro. Intentaron integrar a las dos mayores, teniendo mayor con Osoko por supuesto; la castaña prácticamente las recibió con los brazos abiertos luego de tener una larga y conmovedora —a ojos de las alfa por supuesto— conversación... Con Karako fue diferente, pese a que la morena aceptó que el hecho de que compartían lazos sanguíneos, no dejó que llegaran más allá.

Permitiéndose ver que nada la ataba a este lugar y que podía tomar sus cosas y largarse. Así de simple.

—¿Así que es verdad? —pregunta a sus espaldas. Al girarse ve a Osomatsu parado justo en el umbral de la puerta de su habitación, —Te irás.

—No hay nada que me ate, estás a salvo ahora. Es hora de buscar nuevos rumbos —responde con una amarga sonrisa.

—¿Qué hay de Osoko? ¿La dejarás así nada más?

—No estará sola, las tendrá a ellas. Son sus hermanas después de todo.

—Al igual que las tuyas.

—Sí, puede que no sea la hermana que ellas necesitan —dice mirando hacia el suelo. —No me malentiendas, son geniales y divertidas, pero... —se detiene al no saber cómo explicarse para sonar fría y distante.

—Son prácticamente unas desconocidas —Osomatsu termina la oración por ella, —Para eso hay tiempo, puedes llegar a conocerlas, a quererlas incluso. Quizás te asuste no poder encajar, pero no será así lo prometo.

—Ya tomé mi decisión Osomatsu, no harás que cambie de parecer.

—Solo dales una oportunidad, ¿Por qué es tan difícil?

La morena no responde, cómo decirle que tiene miedo. Miedo a que terminen despreciándola al no poder cumplir con sus expectativas, miedo a no poder encajar en una civilización como una persona normal, pero en especial... tiene miedo a volverse como su antigua yo. Una que no duda en engendrar miedo con tal de lograr lo que quiere.

—¿No habrá nada más que te impida quedarte? —cuestiona el omega. Karako sabe que está hablando sobre su conexión con Tougo. Sabe que hay una conversación pendiente entre ambos, pero prefiere aplazarla lo que más pueda. Y parece que el mayor piensa igual.

—Y bien ¿Qué me dices? —pregunta Osomatsu impaciente.

Karako suspira mirándolo fijamente. Una ligera sonrisa se dibuja en su rostro y no puede evitar acariciar los cabellos del Matsuno. —Supongo que puedo darme al menos ese lujo —dice vacilona.

Sintiéndose orgulloso de su pequeña victoria Osomatsu le devuelve el gesto, sonriendo y rascándose la punta de su nariz.

—¿Qué me dices de ti? —pregunta de repente tomando por sorpresa al omega. —¿Cuándo te darás la oportunidad de ser feliz?

Osomatsu la mira estupefacto. Su pregunta lo tomo por sorpresa y si era sincero, no sabía cómo responder honestamente. Por lo que lo que, apenado, agacha su mirada causando que la morena se disculpara de inmediato.

—¡Ah lo siento! —dice rápidamente, —No era mi intención... Dios, que idiota —se frustra golpeándose su frente con la mano.

—Está bien —responde para tranquilizarla. —Supongo que te refieres a mi situación con ya sabes... —indica a lo que Karako solo asiente.

Es normal que quiera saber a quién elegiría de una buena vez. Es más, sospecha que todos quieren saber, pero que no se habían atrevido a preguntar (en el fondo lo agradece)

Karamatsu o Akumatsu. Las apuestas son grandes, ambos alfas han sabido como ganarse su corazón. Y atesora cada momento que ha vivido con ellos, pero sabe que debe elegir a uno... Solo que no sabe a quién.

Su situación es lamentable y patética a la vez. Cualquiera daría lo que fuera para estar en su lugar, pero no, la verdad es que no se lo desea a nadie.

Por un lado, tiene a su hermano Karamatsu que —pese a todo el drama de que son familiares y que poseen el mismo rostro— siempre estaba ahí para él. Siempre habría un momento del día en que se enfocaría solo en él, lo apoya y lo incentiva a ser una mejor persona. Y por otro lado estaba Akumatsu, como explicar con palabras lo que el chico ha hecho por él. Ser juzgado por todos sus amigos a costa suya, traicionar a su único familiar con el único propósito de que este a salvo... Anteponer sus propias necesidades con tal de verlo feliz, aun si fuese al lado de otra persona.

—Nadie te obliga a elegir, tienes que saber que también hay una tercera opción.

Por supuesto que sabía, por un momento llegó a considerarla como la opción más viable. Nadie saldría herido, especialmente su corazón.

—No elegir a ninguno... parece ser lo más razonable —habló con voz decaída, no importará que opción eligiera. Alguien saldría lastimado de todas maneras y el por supuesto se llevaba la peor parte.

—¿Lo es? —le cuestiona sintiéndose fatal por hacerle pensar en esto. —Supongo que cuando llegue el momento, sabrás tomar la decisión correcta.

Y con eso Karako se despide no sin antes desordenándole sus cabellos. Sabe que tiene la tiene difícil, pero no permitirá que eso lo agobie (más de lo que ya está haciendo) si Karamatsu o Akumatsu no pueden aceptar la decisión de Oso, ellas misma los hará entrar en razón... aun si incluso tenía que obligarlos.

╰───── ✯ ─────╮

Un poco más lejos de ellos, en una de las tantas habitaciones del edificio. Aoyama suspira por quien sabe cuanta vez al ver que otro día desaparecía y Karamatsu no mostraba señales de querer despertar. 

A pesar de estar conectados a múltiples máquinas, los doctores indicaron que el ojiazul mostraba una notoria recuperación. Que era muy probable que despertara dentro de los próximos días... De eso ya han pasado cerca de tres semanas, causando el desconcierto del personal médico.

—Si que te gusta ir en contra de los demás —dice con amargura.

No recuerda mucho sobre aquel día, solo que todo su cuerpo dolía horrores. Para cuando logró recuperar la consciencia ya habían pasado al menos dos días y Karamatsu parecía más muerto que vivo.

Sus puños se cierran con fuerza debido a la frustración y rabia que sentía. No fue capaz de ayudar a su amigo, ni siquiera fue capaz de ayudar a los demás, solo fue un mero estorbo... Una carga para otros. Se tira de los cabellos al sentirse de esa manera, hace mucho se había dicho que dejaría de ser una carga para los demás... Vaya mierda de promesa la suya.

—¿Por qué no me sorprende encontrarte aquí? —escucha a Tougo preguntar, al girarse puede ver al alfa sonreírle desde el marco de la puerta.

—Deberías de estar descansando —dice acercándole una silla para que se sentará. Puede sentir la mirada de odio de parte del otro, pero la ignora. —¿Qué haces fuera de tu cama?

—Estaba aburrido —responde con simpleza. —Ichi fue a descansar y Atsushi, quien se suponía que lo revelaría, no se presentó. Así que decidí estirar un poco las piernas —comenta con alegría, aunque su expresión cambia al instante en que cuanto mira hacia Karamatsu. —Aún nada.

—Ningún cambio, los médicos ya no quieren examinarlo porque técnicamente no hay nada malo en él. Simplemente no despierta —explica con notoria frustración.

—¿Qué hay de las marcas? —pregunta, pero Fudo nuevamente niega. Nada parece haber cambiado, Karamatsu sigue dormido y esas raras marcas aún persisten en sus brazos.

—¿Debería de comenzar a preocuparme? —se cuestiona el castaño.

Tougo no responde. Sin embargo, solo puede colocar su mano en el hombro del menor; reconfortándolo de alguna manera.

—Vamos, te llevare de vuelta a tu habitación —dice luego de un breve silencio. Aoyama ayuda a Tougo a subirse a una silla de ruedas que se encontraba cerca y luego de asegurarse de que estuviera cómodo comienza a empujar de esta con destino al cuarto del mayor.

Tougo da una última mirada al rostro de Karamatsu antes de abandonar la habitación... En cuanto la habitación se encontró en completa soledad Osoko se adentró en ella.

—Supongo que ya va siendo hora de que despiertes —dice sacando de su blusa una pequeña jeringa con un extraño liquido amarillo en su interior.

No había querido comentar a ninguno, ni siquiera a Karako, sobre la verdad detrás del estado del Matsuno. Y es que Osoko se las había arreglado para hacerles creer todos, incluidos a los especialistas, que el ojiazul se encontraba en una especie de coma, siendo que la verdad solo se encontraba fuertemente sedado.

Puede que al inicio haya sido verdad, pero en cuanto la castaña vio aquellas marcas no dudo en sedarlo de inmediato.

Su razón era bastante simple, y es que solo trataba de protegerlos. Conocía esas marcas, en más de una ocasión las había visto y nada bueno provenía de ellas. La historia que sus hermanitas le contaron sobre el Matsuno y la vez que las obtuvo simplemente afirmaron sus razones para querer sedarlo.

Nada le aseguraba que ahora, una vez despierto, el Matsuno arremetería contra ella y los demás. Simplemente los estaba protegiendo, todo siempre fue para protegerlos. Aun sí sus métodos no fuesen los más convencionales, cumplían con el objetivo y eso era lo que valía.

—Supongo que me odiaran por esto —suelta con ironía, y pensar que las cosas iban tan bien.

—Puede que sí, pero lo entenderán con el tiempo —responde Reika apareciendo de repente.

A Osoko no le sorprendió verse descubierta por la pelirosa, la chica era lo bastante inteligente para intuir que algo ocasionaba el estado del Matsuno. Le sorprendía más el tiempo que le llevó averiguarlo.

—¿Volverás a sedarlo? —pregunta colocándose junto a la alfa.

—¿Quieres que lo haga? —cuestiona con diversión, y aunque no puede verla bien sabe que la mirada de la beta cambia, —Tranquila, no tenía pensado hacerlo de todos modos.

El aire se vuelve más liviano entre ambas, y Osoko aprovecha de entregarle en sus manos la jeringa. Reika simplemente la mira sin comprender aun lo que trata de hacer.

—Esto tiene una solución que contrastará al sedante, no sé cuánto le tomará. Pero Karamatsu debería despertar una vez que le administremos esto —dicho esto Osoko comienza en hacer abandono de la habitación, —Avísame si se lo administras, mujer precavida vale por dos. —y con esto se larga tan campante como ella sin duda era.

Nya se mantiene estática mirando en el umbral del cuarto. Su mano se sentía extrañamente pesada ¿será por la jeringa? ¿acaso dudaba en administrársela? Se voltea para ahora mirar el rostro apacible del Matsuno, ¿Qué pasaría si no lo hiciera? Los efectos del sedante debían de desaparecer en algún momento, ahora la pregunta es cuándo sería eso precisamente.

No es ajena a los sentimientos de los demás, sabe que ansían que el ojiazul despierte de su letargo y no los culpa, pero las marcas en sus brazos la hacían dudar.

¿Y si ya no era el mismo Karamatsu que conocían? Sospechaba que algo ocurrió en su pelea con Tanaka, cuando lo encontraron, Karamatsu estaba cubierto de sangre y no precisamente de la suya.

Soltando un lastimero suspiro la pelirosa decide inyectar la solución. Una vez el líquido desaparece a través de su brazo ya no hay vuelta atrás, Karamatsu despertaría en unas horas y si tenía suerte, esto no sería más que un mal recuerdo que borrarían con el tiempo.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

Las cosas no cambiaron mucho con el despertar de Karamatsu. El ojiazul al principio pareció desorientado, confundido de cómo paró terminando en medio de un hospital si el último recuerdo que tenía era del techo de la estructura cayéndole encima. (literalmente)

—Corriste con suerte, al médico incluso le sorprendió que aún siguieras con vida luego de revisar la herida en tu cabeza —dice Karako cruzándose de brazos.

Karamatsu no pudo evitar tocar su cabeza ante la mención de lo último, arrepintiéndose al instante en cuanto el agudo dolor llegó.

—Deja eso —le regaña apartando su mano, —Ahora dime ¿Qué sucedió ahí? —exige saber.

Había postergado sus planes hasta que el ojiazul despertará, necesitaba algunas respuestas y el Matsuno era el único que podia otorgárselas.

Karamatsu se limita solo a mirarla antes de soltar un cansino suspiro. —¿Qué más quieres que te diga? Maté a Tanaka, fin de la historia.

—Pues no lo creo, él no era alguien fácil de derrotar.

—Él también tenía sus valencias, así como todos, no era el ser superior que creías que era. —ataca molestó ¿Por qué demonios tenía que darle una explicación? —Llegamos a un punto sin retorno, con todo cayéndonos encima era cuestión de tiempo. O lo mataba ahí mismo o lo hacía la estructura. —finaliza retándola con la mirada.

Karako mantiene la mirada, quiere decirle más, pero las palabras mueren en su boca a no poder ordenar sus pensamientos. Había decidido poner una pausa a sus planes en cuanto Karamatsu despertó, necesitaba saber que sucedió allá. Solo habían encontrado medio cuerpo del sujeto, que solo pudieron identificar gracias a un examen de ADN, nunca encontraron su torso, y eso era lo que más le fastidiaba. Por qué, a pesar de todo el daño que causó, ella aún le guardaba algo de cariño y le era difícil aceptar que él ya no estuviera en este mundo.

—¿Usaste tu voz contra él? —pregunta con cuidado.

—Ni siquiera creo que tenga una —dice mirando hacia el techo. La posibilidad de tener una ya era irrelevante a estas alturas. —Pero si te hace sentir, no... No creo que lo haya hecho.

Tras un breve silencio la morena termina por agradecerle antes de, finalmente, abandonar la habitación. Karako no sabría decir con certeza si el ojiazul le estaba mintiendo en su cara, su expresión era tan estoica.

En cuanto llega al final del pasillo, lejos del ojo de los demás, golpea la pared continua. Su labio tiembla ante las diversas emociones que estaba sintiendo. Alegría, enfado, tristeza, agradecimiento, miedo, alivio... Todo juntos al mismo tiempo.

Abrumada se desliza por la pared hasta quedar sentada contra el piso. Abrazando sus rodillas con sus brazos esconde su rostro en ellas. Deja que las lágrimas se desborden sin cuidado, las deja fluir con libertad. Odia sentirse de esta manera, odia que la muerte de Tanaka sea la causa de su estado. Pero se dice que esta bien, alguien al menos debería de llorarle y esta bien que sea ella.

Será la primera y única vez que lo haga.

—...Maldito idiota —lo maldice una última vez, como si aquello fuera suficiente para calmar en dolor en su pecho.

A unos metros de distancia Osoko yacía apoyada contra la pared. A su lado se encontraba Tougo—quien, a pesar de las indicaciones de los médicos— había decidido salir de su cuarto para hacerle una visita fortuita a su cuñadito querido.

—Lo superará —dice con calma la castaña.

—Lo sé —responde el mayor con la mirada fija en el techo. —Aun así, no dejo de preocuparme.

—Si sabes que su relación no volverá a ser la misma... No a menos de que ella así lo decida —le advierte.

—No tienes porque repetírmelo.

Ambos mantienen su distancia, esperando el momento en que Karako llegue a necesitarlos. Quizás tarde más de lo que les gustaría, pero la vida les ha enseñado a ser pacientes, al menos con la gente que realmente importa.

Y mientras ellos esperaban tranquilamente, las enfermeras y enfermeros rebuscaban por el todo piso algún indicio del paradero del mayor. Al fin y al cabo, Tougo se había ido sin siquiera tomarse la molestia de dejar una misera nota.





—Dios ¡Encuentre a ese hombre! —ordena el enfermero en jefe.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

Con el pasar de los días, la evolución de los heridos iba yendo viento en popa. Tougo finalmente fue dado de alta —excelentes noticias, tanto para el alfa como para sus cuidadores— y aunque aun debía limitar sus movimientos, el mayor no dudo en encerrarse junto Ichi para recuperar el tiempo perdido.

—Y yo aquí de menso pensando que el viejo no era más que otro viejo senil —comenta con burla Akumatsu.

—Viejo sí, senil nunca en la vida —agrega Takeshi terminando de colocar las últimas dos cartas de su torre de naipes. —Ah, cuando grande quiero ser como él —anuncia con diversión.

—Tch, ya estás viejo amigo.

El pelirrojo no toma bien la broma del ojicarmesí por lo que no duda en lanzarle el cojín más cercano. En respuesta Akumatsu realiza la misma acción, solo que su proyectil atraviesa la torre de naipes, transformándola en solo un montón de cartas.

—¡No mi torre! —se lamenta Takeshi. Llorando ante la estructura destruida. —Maldito destructor de torres, ¡pagarás por eso! —grita lanzándose contra el azabache.

Ambos alfas se enfrascan en otra absurda pelea, Osomatsu—quien pasara por ahí— los mira a ambos con desconcertado. Decide ignorarlos y seguir con lo suyo.

Caminando con dirección al hospital, Osomatsu intenta encontrar las palabras adecuadas para lo que estaba apunto de hacer.

Se había tomado su tiempo, había esperado demasiado y ya no soportaba la presión. Tal como Karako dijo, escuchó a su corazón... Pero hasta el momento no había dado una respuesta clara a sus sentimientos.

—¿Qué rayos sucede conmigo? —se lamenta mientras continua su camino.

A lo lejos era observado por cierto azabache de vestimentas negras. Akumatsu podía intuir hacia donde se dirigía, odiaba la sensación que crecía en su pecho. Deseaba detenerlo, habían estado tan bien pese a los últimos días.

—Entonces, ¿a quien crees que escogerá? —pregunta Takeshi apareciendo por detrás.

—Qué acaso no es obvio... —murmura con amargo sabor en la boca. Puede sentir su labio temblar, quiere correr hacia él, pedirle que no lo haga... Que lo escoja; que no tire por la borda lo que pudieron haber sido. —... siempre ha sido así, siempre tuve las de perder.

Takeshi se limita a solo mirarlo. Puede ver por la reacción de su cuerpo que el pobre esta llorando. "Pobrecillo" piensa colocando una mano en su hombro. No es como si fuera una sorpresa su decisión, en toda la historia Akumatsu nunca tuvo oportunidad alguna.

Detrás de ellos, el resto del grupo aparecieron para brindarle apoyo a Akumatsu.

No es como si alguno hubiese deseado que Osomatsu lo haya elegido —uno a lo menos— pero todos sabían que las cosas terminarían de esta manera. Solo esperaban que el alfa finalmente superará al omega y rehiciera su vida, en el mundo hay muchos peces.

—Me siento mal por él —dice con tristeza Jyushimatsu. Homura asiente a su lado, la beta puede oler el dolor del alfa, es tan fuerte que hasta siente ganas de llorar.

—Mi hermano estará bien, lo superó una vez y lo hará de nuevo —dice Kami ante de correr hacia su mellizo.

Tougo suspira antes de abrazar por detrás a su amado. —No es una máquina, heridas como esta... toman años el poder recuperarse —menciona el alfa mayor apoyándose en su beta. —Hasta el alfa más fuerte puede sucumbir ante las heridas del corazón —dice mirando de reojo a su protegido.

Quizás, de entre todos los presentes, él único que podia entender su dolor era el mismo Aoyama. Ambos sufrirían en silencio al ver a la persona que amaban junto a otro.

╰───── ✯ ─────╮

Karamatsu pudo escuchar la puerta de su habitación deslizarse con suavidad. Un agradable aroma inundó sus fosas nasales y fue imposible no sonreír ante su dueño.

—Me honras con tu maravillosa visita brother —anuncia regalándole una de sus dolorosas miradas

—Pff, ¿Qué pasa con esa cara? —pregunta Oso llevando ambos brazos hacia su estómago producto del dolor que Karamatsu le infringía con sus miradas. —A me duele la barriga —comenta limpiándose una lagrima de su ojo.

—¿Sí? Quizás estés sufriendo de diarrea —comenta Karamatsu con seriedad.

Ante sus palabras ambos hermanos se miran con desconcierto, antes de estallar en carcajadas que llegan a resonar por todo el pasillo.

—Ha, no recuerdo la última vez que me reí tanto —comenta con nostalgia el omega. —Siento que han sido años.

—Nadie se imaginaría que hace solo unas semanas estábamos sufriendo como nunca antes—agrega el ojiazul. —Y míranos ahora...

—... Riéndonos como si nada hubiese pasado —termina la oración.

Extrañaba momentos como este, en donde solo eran simples hermanos quejándose y riéndose de la vida misma.

—Te ves bien, para alguien que estuvo entre la vida y la muerte no estas del todo mal —le elogia rompiendo el silencio que los había envuelto.

—Ventajas de la genética alfa supongo, me siento bien. Aún no entiendo por qué persisten en que me quede otra semana más.

—Son médicos, saben lo que están haciendo —le regaña, y aunque pese a que Karamatsu quiere responder no se lo permite, —Estudiaste con Dekapan, así que no cuenta.

—Hieres mis sentimientos brother —se queja dramatizando más de lo necesario.

Osomatsu se limita a reír ante las reacciones de su hermano. En otro momento le hubiese encantado seguirle el juego, pero había venido a eso, tenía un objetivo en mente.

Sintiéndose en enorme peso sobre sus hombros posa su mano sobre la de su hermano. Su apretón es fuerte, tanto que Karamatsu puede sentir el miedo que lo invade.

—Karamatsu... yo... —empieza, puede sentir las palabras morir en su boca. La valentía de hace solo unos momentos lo había abandonado por completo, no puede hacer esto, no ahora.

—Descuida, ya lo sé...

Ante sus palabras Osomatsu lo mira con gran sorpresa, sus ojos están abiertos a más no poder y por un instante siente que aire abandona sus pulmones.

—¿Q-Qué? —susurra sin comprender bien a lo que se estaba refiriendo.

—No pongas esa cara, no es el fin del mundo —dice palmando su cabeza. —No voy a mentirte, duele, pero más me duele el orgullo —comenta rascando su mejilla con su dedo. —Perdí contra Akumatsu, el muy maldito no me dejará olvidarlo... Pero está bien, mientras seas feliz yo estaré bien —dice sonriéndole... —¡Ah! Pero si el idiota te lastima no dudaré en romperle los dientes, ¿entendido? —pregunta con el pulgar en alto.

Osomatsu no puede creer lo que está oyendo, ¿acaso se trata de un sueño? Uno en donde las cosas le salen bien, si es así no desea despertar.

—¡Vamos! No pongas esa cara, era lo que querías, ¿no?

—¡Si, pero...! Quiero decir que no, ¡ah, maldita sea! —se queja restregándose los cabellos. —¿Por qué lo estas aceptando así de fácil? Me pase horas buscando las palabras idóneas para minorar el daño y luego tú... lo aceptas así nada más, ¿Qué diablos pasa por tu cabeza? —le reprocha.

—No te entiendo, ¿No quieres estar con Akumatsu?

No lo entiende, creyó que Osomatsu estaría feliz con su madura respuesta.

—Por supuesto que quiero estar con él, ¡lo amo! —responde sin pensar. Para cuando se da cuenta del significado de sus palabras su rostro comienza a teñirse de un fuerte rojo. —Esto, yo no... solo decía —balbucea avergonzado. Lo que ocasiona que Karamatsu simplemente comience a reírse de su desdicha. —¿Qué es tan gracioso? —pregunta molestó.

—Nada, nada... Es solo que, mira... pareces un tomate —responde facilitándole un espejo. Lo que causa que el sonrojo del omega aumentase. —No hay porque avergonzarse, si lo amas grítalo a los cuatro vientos... ¡Oh mierda, soné como el lunático de Takeshi! —dice alarmado.

—No te entiendo, todo este tiempo creí... pensé que tú.

—¿Te amaba? Por supuesto que te amo, eres mi hermano, la madre de mi maravillosa Mirai ¿Cómo podría no amarte?

—Entonces, ¿Por qué? —no lo entendía.

Estos últimos días se la había pasado recordando todos sus momentos juntos a esos dos. En cada memoria una agradable calidez se apoderaba de su pecho. Pese a ser similares sentía una pequeña diferencia entre ambas.

Con Karamatsu la calidez era tranquilizadora, hogareña... Le recordó sus días antes de que sus vidas cambiaran por completo, en donde solo eran ellos junto a Dekapan y Chibita. Una familia disfuncional, pero amorosa. Si llego a amar a Karamatsu, solo fue su instinto de omega queriendo tener a un alfa a su lado, solo eso.

Con Akumatsu la calidez era diferente, su pecho ardía, su corazón palpitaba a un extraño ritmo que sin duda no era normal. En todas sus memorias, el alfa solo lo cortejaba, lo enamoraba de a poco y aunque admite que estuvo mal haberse involucrado teniendo a Karamatsu, en el fondo no se arrepentía.

Por ello es que, en cuanto vio a Akumatsu sonreírle supo que ya había tomado una decisión. Y aunque sabía que sería doloroso para su hermano, sería egoísta y vería por su felicidad. Por ello es que busco las palabras menos dolorosas para dar la noticia y ahora él venía y... Lo liberaba.

Simplemente no podia entenderlo.

—¿Por qué?

—Por qué vi como miras a ese idiota enamorado, no me malentiendas. Los momentos que vivimos juntos los atesoraré por siempre, pero... extraño ser tu hermano —dice finalmente. —Y nunca podre serlo si soy tu alfa —comenta entrelazando sus manos y juntando sus frentes. —No quiero que pienses que hice todo esto para ganarme tu corazón, lo haría por cualquier de ustedes, incluso por Choromatsu —se detiene al recordar a su hermano caído, pese al tiempo aun dolía su perdida. —Son mis hermanos y aunque seas el mayor, como alfa es mi deber protegerlos de todo peligro y asegurarme que sean felices, y se bien que lo serás con Akumatsu a tu lado.

Karamatsu puede sentir a su hermano temblar, quiere abrazarlo, consolarlo. Pero de seguro no estará bien, tan solo lo confundirías más.

—Vivimos grandes momentos juntos, pero ya es hora de que veas por ti y tú felicidad... Si es a Akumatsu a quien escoges, no me queda más que aceptarlo y desearles... —no puede seguir al sentir unos brazos rodearlo con fuerza.

—Gracias... Snif, muchas gracias —agradece entre sollozos. No lo merece, no es digno de la amabilidad de su hermano.

—No hay problema —responde devolviéndole el gesto.

En cuanto se separan Karamatsu no puede evitar limpiar las lágrimas en su rostro, ¡Dios! Le tomará trabajo olvidar algunas costumbres.

—Vamos, ve con él. De seguro ha de creer que me elegiste otra vez. No lo hagas sufrir más. —dice alejándose del omega. —Pero si te tomas tu tiempo no me molestaría —termina riéndose.

—Eres imposible —responde una vez secado sus lágrimas.

—Único en mi clase buraza.

Osomatsu solo se ríe de las payasadas de su hermano. Quiere quedarse y seguir riendo, pero su alfa lo esta esperando.

Antes de abandonar la habitación le da una última mirada a su hermano. Necesita cerciorarse de que esta seguro de sus palabras, que no habrá arrepentimiento alguno.

—Solo ve, envíame algo de oden con los chicos si puedes —dice sonriéndole como solo Karamatsu podia hacer.

Sonrisa que le da la confianza suficiente para correr de regreso junto a su alfa.

Ya en soledad Karamatsu permite que las lágrimas fluyan con total libertad.

No se arrepiente de lo que dijo, todo este tiempo siempre supo que, a quién en verdad amaba Osomatsu no era más que el idiota de Akumatsu.

¿Qué si dolía? Por supuesto que lo hacía, su instinto le decía que peleará, que reclamará al omega como suyo. Pero su razonamiento le indicaba que se detuviera y que dejará ser feliz a su hermano.

¿Lo superará? Es lo más probable, pero seguro le tomará algo de tiempo el acostumbrarse.

Por ahora, lo único que puede hacer es desearle suerte, y rogar a que Akumatsu no lo arruine esta vez.

╰───── ✯ ─────╮

Decir que la decisión del omega no le sorprendió sería mentirse a si mismo, él al igual que el resto no supo que decir en cuanto vieron a Osomatsu entrar sin cuidado a su hogar y correr hacia Akumatsu solo para terminar besándolo en pleno pasillo.

Ser testigo de la reacción del alfa fue en verdad hilarante. Nunca lo había visto tan emocionado, que incluso juraría que su rostro era todo menos la estoica expresión que solía tener.

Como era de esperar, lo demás no tardaron en felicitarlos. Osoko junto a Tougo y Takeshi llegaron a murmurar algo de haber perdido una apuesta contra Reika, quien al parecer era la única que se inclinaba por el AkuOso (apodo que las trillizas le dieron a la pareja)

Karako se limitó a decir que se alegraba que esta vez haya escuchado a su corazón y otras cosas más. La verdad es no había puesto atención, de a poco fue alejándose del grupo hasta verse afueras de la residencia.

Aoyama no dudo en dirigirse hacia el hospital, necesitaba oírlo de la boca de su amigo. Y aunque no tardó mucho en llegar se encontró con la sorpresa que Karamatsu ya no se encontraba en su habitación.

—¿Cómo que no sabes donde esta? —interroga a una de las enfermeras. En cuanto le pregunto sobre el paradero del ojiazul esta no supo responderle.

—Lo siento, estaba ahí hace un momento. Solo me voltee para revisar unos exámenes, lo juro —se excusa la pobre.

Fudo sabe que no debe enojarse con ella, pero fue imposible. Temiendo por sus posibles reacciones se aleja de la mujer, comienza una búsqueda frenética para hallar a Karamatsu. Recorre cada uno de los pasillos del recinto, sin resultados. Solo cuanto llega hacia la azotea puede sentir que aire vuelve a él.

Apoyado contra una pared, Karamatsu parecía estar disfrutando de su pequeño momento de liberto. Fue inevitable caminar hacia él con molestia.

—¿Qué demonios se supone que haces? —cuestiona parándose justo delante de él.

—Necesitaba un poco de aire, acabo de recibir malas noticias, así vine aquí para distraerme —responde sin molestarse en abrir sus ojos.

—Si ya me enteré, todos nos enteramos de hecho —dice sentándose a su lado. —Osomatsu se lanzó a los brazos de Akumatsu, hubieras visto su cara.

—Hm, me hubiera encantado verlo —comenta sonriendo levemente.

Un silencio los envolvió a ambos, no era incómodo ni nada parecido. De hecho, era bastante agradable, pero Aoyama necesitaba saber, necesitaba escucharlo por la boca del mismo Karamatsu.

—Entonces... ¿Tú y Oso? —tantea con cuidado.

—Solo hermanos —responde estirando su cuerpo. —Solo un lazo consanguíneo nos une, y por supuesto, Mirai.

—¿Y estás bien con eso? Creí que lo amabas.

—Lo hago, es mi hermano después de todo... Pero sé que no será feliz a mi lado, al menos no como lo será con ese idiota.

—¿Seguro que no hay algo más?

—¿Insinúas que escondo algo?

—No insinuó nada, ya me lo has confirmado.

—Tch, ¿Por qué siempre caigo en tus juegos?

—Por qué eres idiota, ya dime que sucedió.

Karamatsu no habla y eso preocupa al castaño. Ve al ojiazul bajar la mirada, como si le avergonzara lo que fuera a decir.

—No quiero ser como él —dice ocultando su rostro entre sus rodillas.

—¿Cómo "él"? De quién demonios... ¡Espera! ¡Hablas de Tanaka! —dice sorprendido. Por qué Karamatsu llegaría a parecerse a es moustro, sería ridículo. —No bromees, ¿Cómo puedes parecerte a ese sujeto?

—Karako me contó su historia, el cómo enloqueció a causa de su amor por una omega. El como describió su amor, no lo entendiendo del todo, pero de alguna manera me recordó tanto a mi en el pasado que me asusté, así que lo aleje... aleje a mi hermano para que fuera feliz con la persona que realmente ama.

Aoyama no logra entender las razones de Karamatsu, para él sonaba a que simplemente se rindió.

—Además, puede que nunca ame realmente a Osomatsu —agrega captando la atención del castaño. —Es raro, pero ahora que miro el pasado, me doy cuenta que, probablemente, nunca ame en verdad a Osomatsu, fueron mis instintos los que me incitaron a querer tenerlo a mi lado.

—Entonces, dices que tus sentimientos... No fueron más que mentiras.

—Si lo dices de esa manera, suena realmente mal —se ríe, lo que le gana un golpe en su cabeza de parte de su amigo. —¡Auch! Oye, me dolió.

—Tomate esto en serio por favor, ¿acaso te estas escuchando? Dices que tus sentimientos fueron puras mentiras, ¿acaso insinúas que tu hija no es más que un producto de una mentira? ¡No me estés jodiendo! —alega agarrándolo de sus ropas para encararlo. —Fui testigo de como se miraban entre sí, sufrí por querer tomar el lugar de Osomatsu y ahora me dices que nada de eso fue verdad ¡Y por una mierda crees que voy a aceptarlo!

—Vamos tranquilo, nunca dije que fuera verdad. Solo es una teoría —se excusa, aunque sabe que ya lo ha embarrado. —Y no, si de algo puedo estar seguro. Mirai nació producto del amor que nos sentíamos, pero tienes que entenderme. Mi hija es producto del amor entre un alfa y un omega, no del amor entre hermanos.

—Lo que dices no tiene sentido.

—¡Lo sé! Ni siquiera yo me entiendo —confiesa entre risas. —Amó a Osomatsu, pero sé que nunca será feliz a mi lado, no de la forma en que deseo que sea feliz.

Ante sus palabras Aoyama, poco a poco libera su agarre, sin duda Karamatsu esta hablando puras idioteces, nada de lo que dice tiene sentido para él o para alguien. Que es instinto alfa esto, que el omega lo otro, vaya mierda que no interesa saber.

Sentándose de nuevo a su lado deja salir un lastimero suspiró, de nada sirve calentarse la cabeza con todo esto, Karamatsu parece feliz con todo esto y eso debería de bastarle.

—Eres un idiota ¿lo sabías? —dice recibiendo como respuesta solo la sonrisa del ojiazul, —Pero supongo que, si eres feliz, no puedo hacer más que alegrarme por ti.

La sonrisa en el rostro del Matsuno se ensancha tras escucharle decir aquello, se siente agradecido por tener un amigo como Fudo.

El dúo decide quedarse el resto de la tarde en la azotea, nada lo apura en volver al cuarto del Matsuno. Al menos Aoyama se tomo la molestia de avisar donde se encontraba el "fugitivo" al menos el personal no estaría como loco buscándolo por todo el recinto.

No necesitaban repetir el accidente de Tougo, ni muchos agregar más amenazas de parte del personal a su agenda. 

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

Si bien no es el epilogo que dije que sería, considerenlo como el último capítulo. Ya el siguiente si o si sera el final finito. Y pues, como dije, traté de aclarar las cosas y revelar la pareja "oficial". 

Se que no es lo que esperaban, y por eso aceptaré sus quejas. Takeshi las leerá en el siguiente capitulo(?)

No sean duras, que lo escribí con mucho amor(?)

PD: La canción no tiene nada que ver, pero escribí el capítulo escuchandola a todo volumen! 

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