Lost at sea: Collapse

By Ensalitrada

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3º Libro de Lost at sea ¿Deseando saber cómo acaba esta trilogía? Yo que tu, lo leería. 28-06-2021 2º #Ro... More

Introducción
Una experta ladrona de camisetas
Octavian tiene una fiesta del té con sus peluches divinos
Percy descarga su torpeza con unas macetas
Una interminable lista de delitos que me provoca sueño
Aprendo que no debería intentar hacer mis sueños realidad
Me quedo con ganas de hacer una barbacoa
Los privilegios de ser la novia de Leo
Se aprueba dormir con un arma bajo la almohada
Ya no se puede llorar sin que te amenacen
Lanzamiento olímpico de ojo
Lanzar cuchillos se convierte en desestresante natural
Frank está a un suspiro de morir en su cocina
Tres cocineros experimentados en intestinos de vaca
Nos sugieren crear nuestra propia matanza
Me pienso si es mejor revivir un brazo o un cerdo
Me aficiono a molestar mientras trabajan
Una cutre historia de miedo que provoca pesadillas
Vuelvo a darme cuenta de que no sé mentir
Hazel resulta ser una tramposa jugando
Una maestra de la actuación a grandes niveles
Nos convertimos en jugadores profesional de ajedrez
Todos mis problemas empiezan por culpa de unos ojos
La comida es el idioma universal para hacer caso
Siento un frío muy extraño surgir en mí
Me hacen un regalo visiblemente más útil
Piper y Hazel están cerca de cargarse la madera del suelo
A Chris le falta sangre en las venas
Tres diferentes borrachos y de nuevo al rechazo
Aún con resaca, el trabajo es lo primero
Un cambio de aliado poco equiparable
Dos expulsadas de la habitación por buena convivencia
Copio el truco de Will para coger sol
Le doy más trabajo de la cuenta a Will
Echamos a suertes qué mito es el real
Tengo una peculiar y siniestra costumbre nocturna
Dos espías nocturnas la mar de cualificadas
Cambiamos el mapa por una paloma blanca
Percy es el niño solitario de una feria
El día en que la moralidad fue lo menos moral
No me quedan ni sillas en el camarote
Will se convierte en decorador profesional
Hazel amante de los animales y de los tés
Reyna me salva de una posible insolación
Tengo un don para ver árboles brillantes
Los tres condecorados de honor como cebo
La moneda me da más problemas que cuando no la tenía
Comienzo a creerme que sí tengo buena memoria
Un gobernador con el mismo poder que un burro
Me convierto sin saberlo en un ladrón de calcetines
Decidimos dónde tenemos menos probabilidades de morir
Me dan la peor noticia del mundo
Una caída de lo más desagradable
Estamos sorteando si ser devorados o ahogados
Decido que vamos a morir interminables veces
Nos libramos de tener que fregar el barco
Una ofrenda mal hecha que solo gasta comida
Una habitación con terraza chill-out
Hazel tiene una mala afición con golpearme
Una explosión de color en todo lo negro
Una tarifa premium que solo provoca problemas
Me hago la idea de que tendré una casa rosa
Asistimos a un concierto de muerte
Nos toca de imprevisto decirle adiós a la gran Thalia Grace
Clarisse nos da el empujón que necesitábamos y yo me canso de ser bueno
Comienzo a repasar toda la fauna marina
Némesis me hace una muy tentadora propuesta
Si hablo, la fastidio. Y si no, también.
Poseidón parece que será el nuevo tripulante del Argo II
Me reto a mí misma a una carrera
Le robo el puesto a Nico de chico siniestro al hablar con muertos
Leo le hace una propuesta indecente a Clarisse
No nos sirve planear las cosas con antelación
Nico vive su peor pesadilla hecha realidad
Le destrozamos los Asfódelos a Hades
Otra nueva pista que me confirma que doy asco ligando
Unos perros con buen olfato y también muy listos
Le hago un bigote a Océano
Echo de menos vivir en la ignorancia
Comparto un recuerdo permanente con Ethan
Nico lo mismo que te abre cocos, te abre latas
Una macro-fiesta metálica con fuegos artificiales
Oh gran Thalia, concede mi deseo
Nuestra llegada a España es un auténtico éxito
Soy todo un señor y el último que se desmaye, gana.
Aún en son de paz, nos tienen miedo
Nunca volveré a ver a los perros de la misma manera
Una rápida lección de francés de la mano de Thalia Grace
El destino del mundo depende de una botella
Pasamos de ser los capitanes a una penitencia perpetua
Clarisse se convierte en pastora asesina
La primera vez que tengo puntería, condeno a la humanidad
Me convierto en una cigueña pero sin plumas

Los muertos hablan a través de caballos enanos

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By Ensalitrada

POV Thalia

Tenía el ceño fruncido de Piper cada vez que se agachaba a recoger una rama frente a mí. Me importaba una mierda, pero se iba a quedar con el entrecejo de serie por idiota.

-¿Qué? - espeté cuando soltó otro gruñido bajo mirándome.

-¿Es que no piensas disculparte? - se cruzó de brazos y los palos que se asomaban de sus manos le daban la pinta de un espantapájaros. Las plumas de su pelo ayudaban al diseño - ¡Todo es tu culpa!

-Siempre es mi culpa - rodé los ojos cansada.

En ese puto barco tenían la mala manía de que cuando algo malo pasaba siempre éramos los cuatro cabezas de turco de siempre: Leo, Travis, Percy o yo. Ninguno más podía hacer nada, no sé si se creían que eran perfectos como Reyna y no cometían ningún error. Simplones.

-Tu, toma tus ramas - dije junto a Piper acercándome a Leo.

-¿Cómo piensas que voy a construir algo con eso? - señaló las finústicas ramas en mis brazos - No sirve para las estanterías que te cargaste, ni para un palillo.

-¡No fui yo! Fueron los perros - me volví a defender pero no parecían creerme - Y coge las putas ramas, he perdido media hora eligiendo.

Mi corazón se rompió cuando mis ramas cayeron al suelo tras quitarlas de mi agarre. Cada día me llevaba una desilusión nueva. No pensaba seguir buscando madera, ni siquiera sé por qué me obligaron a bajar a buscar madera, si lo hacía tan mal que me dejasen en el maldito barco.

Mi único entretenimiento era ver a Percy tratando de llevarse una palmera, tiraba del tronco colgándose de ella como si fuese un mono junto a Frank mientras Travis comenzaba a hacerle agujeros al tronco y colocar bombas. A ninguno se le había ocurrido coger un hacha o una espada, si es que yo soy aquí la cabeza pensante y no me valoran.

-¿Son conscientes de que cuando Travis vuele el árbol se les va a caer encima? - preguntó Piper señalándoles.

-Déjales, así me río un rato que sois un muermo.

Nada más Percy me dijo que teníamos que desembarcar de nuevo estuve emocionada, sobretodo porque me quería reír de Reyna porque yo iba a una misión y ella no. Claro, no contaba con que mi súper búsqueda iba a ser convertirme en un puto castor para coger madera que supuestamente yo había roto y por eso no pude negarme a ir.

Nadie parecía reparar en el hecho de que Leo con su increíble supuesta planificación, no tenía suficiente madera de sobra para <<tal enorme y catastrófico destrozo>. Eso es su culpa, pero tampoco lo ven. Thalia siempre es la mala, Thalia rompe todo, Thalia destroza mucho.

La historia estuvo desde el primer momento mal contada, Argentum miraba con deseo la comida del último estante de la estantería y yo como buena persona que soy le hice el favor de acercarle. Para afianzar lazos y que me cogiese un poco más de cariño; no solo para usarme de afilador de sus colmillos. Pero el pobre chucho sarnoso se emocionó y empezó a patalear mientras el otro comenzaba a saltar y a destrozar todo por debajo. En resumen, soy inocente pero no lo ven.

Lo más doloroso y no hablo del desplante de Leo hacia las ramas que recogí fue a Reyna mirar el estado de sus mascotas, revisándoles las patas al menos cinco veces pero a mi que me había caído una lata en la cabeza solo me regañó. La vida es injusta, mi novia es injusta y las mascotas estaban ocupando el lugar que siempre fue mío por pleno derecho.

-¿Les ayudamos? - preguntó Piper al ver a Leo subirse a la espalda de Percy hasta alcanzar una rama y quedarse colgado. Según él, así se caería antes la palmera.

-No.

Mi hermana ni siquiera se había molestado en venir, para ella esto era una tontería; que lo era, pero antes pues... me hubiese acompañado al menos. Parecía que solo me dirigía la palabra ahora para regalarme y como mucho decirme dos frases, luego, se mete en su mundo.

Dolía mucho, cada día que me rehuía la mirada me comía la cabeza tratando de pensar qué hice mal, porque siempre hago algo para fastidiarla, al menos en estos temas. Pero no se me ocurría nada. No quería sentirme así, a veces sentía que el dolor de cuando Luke nos traicionó se repetía con Annabeth, para mi se estaba alejando de igual forma, pero es más duro verla cada día y que nada sea igual.

Nunca me habían faltado temas de conversación con Annabeth, era algo tan natural que hasta para hablar de una silla, la charla se convertía en algo muy nuestro; pero ahora me daba vergüenza, me sentía cohibida a decir algún comentario que no fuese de su interés y solo me mirase despectivamente como al resto y se largase.

-¿Me explicas? - pregunté señalando el libro que leía Annabeth y hacía anotaciones - ¿De qué va?

-Arquitectura Mesopotámica - respondió sin mirarme.

-¿Qué es eso?

-¿No tienes tareas que hacer? - me miró por unos segundos antes de volver la vista al libro.

Nunca me habló así, ni siquiera cuando está enfadada o en su mundo. Nada más me lo dijo me disculpé y salí de su camarote tratando de convencerme que la búsqueda de los caídos, el que Prometeo parecía volver a perseguirnos y... todo, le estaba pasando factura y estaba mas estresada que de costumbre. Aún así me sentía como un cero a la izquierda, algo que jamás había sido mi día a día con Annabeth, yo solía ser su prioridad al igual que ella es la mía.

-Yo... le robé el libro a Annabeth - murmuré entrando a mi habitación.

-Creo que hasta tu sabes que eso es muy mala idea - sonrió Reyna, ya ni me regañaba por robar - No entiendo tu interés en... un libro - ladeo la cabeza con burla - De arquitectura - leyó en la portada, o podía leer la mente, a saber.

-Ya, eh... tu ¿Podrías... - ni siquiera sé por qué tartamudeaba con Reyna, pero es tan inteligente como Annabeth y el miedo a que la molestase como a ella estaba ahí. Si jamás pensé que mi hermana reaccionase así ¿por qué mi novia no podría ser igual? - ¿Me explicas? Yo no sé de que hablar con Annabeth - solté de golpe antes de arrepentirme.

-Thals... - susurró con lástima pero luego se acomodó como pudo en su cama haciéndome hueco - Tienes suerte, esa es mi época preferida - mintió cuando le tendí el libro.

Su favorita era el imperio romano, lo sabía yo y todo el barco, pero esa pequeña mentira me reconfortó al igual que su aceptación para comenzar a explicarme cualquier cosa que pudiese atraer la atención de mi hermana. Es triste, muchísimo, ni siquiera tuve que pedirle que mantuviese esto en secreto, sabía que era consciente de eso. Aún así no me hizo sentirme peor de como estaba.

-¿Qué te pasa? Se les acaba de caer medio árbol encima y ni te has reído - me codeó Piper y pude ver a los idiotas hacer fuerza para sacar el árbol de encima de Percy y Leo. Al menos ya tienen madera.

-Dan tanta pena que ni gracia me hacen- respondí viendo cómo Piper dudaba pero al final le coló mi respuesta.

Estaba bien, parcialmente. Los únicos momentos extraños que tenía es cuando me acordaba de momentos así con Annabeth que me venía un poco abajo, pero esperaba poder acostumbrarme a esta nueva normalidad y a las pocas -por no decir nulas- muestras de afecto que recibía de ella. Si se sentía bien así, yo tenía que aceptarlo.

No soy cariñosa, o al menos eso creo, no me gustan las muestras de afecto, pero si adoro sentir que la gente que quiero, me quiere. Solo eso me es suficiente, tampoco es que yo vaya predicando mi amor por mi hermana por ahí, voy bastante justa de iniciativa amorosa. Por eso siempre fue Luke quien tiraba de nosotras y tarde o temprano Annabeth respondía y si yo no conseguía matarlos, también les soltaba algún <<te quiero>> puntual. Mi forma de dar cariño es diferente supongo.

Pero ahora lo necesitaba, mucho. Y me daba vergüenza admitirlo, temía perder la cabeza y abrazar a Aurum para ver si me devolvía su abrazo perruno sin morderme. Reyna parecía haberlo notado, estaba más pendiente de mi y aunque me gustase, temía que no estuviese cómoda y solo lo hiciese por mi. No quería que mis problemas con mi hermana fastidiasen lo único sano y sincero que me queda; así que trataba de no agobiar mucho a Reyna aunque se me hacía difícil, mi naturaleza es molestarla.

-Otra vez te has quedado mirando un punto fijo y a Travis le ha explotado una pequeña bomba de pintura azul en la cara de Frank - me informó y lamenté habérmelo perdido. El pobre chico bestia parecía la cría de un delfín - Somos amigas ¿qué te pasa? - insistió y negué - ¿Es Annabeth? ¿Reyna? - siguió interrogando.

-No, eres tu que eres muy pesada - mascullé buscando ofenderla pero solo sonrió - Y rara también.

-Eso ya es un poco más tu - comentó entretenida - ¿Es porque Annabeth ha cambiado? Tu no lo has hecho, al menos no tanto.

-Yo tampoco reconozco a mi hermana - admití y asintió en silencio esperando a que continuase - Me aterra perderla, parece que cada vez le importo menos.

-Annabeth te ama - me aseguró y noté cómo antes hubiese estado segura de su respuesta, ahora hasta yo comenzaba a dudarlo - Esta rara, todos lo sabemos, pero vosotras dos tenéis algo muy fuerte que ni un golpe en la cabeza rompe.

-No me sirve que me quiera si actúa como si fuese uno más - respondí bajando la mirada - Sabes soy genial, todos lo sabéis pero aunque te sorprenda me importa una mierda destacar si para la gente que quiero no lo hago.

-Annabeth siempre mira por ti, aún en modo cínica como ahora - me miraba como si todavía no se creyese que yo estaba tan perdida como ella en su actitud.

El año que nos alejamos de todos no fue especialmente duro, excepto para mí. Todos, incluyéndome, estábamos con las pilas cargadas, viendo la idea de Annabeth como esa luz al final del túnel, cada noche soñaba con que volvería a ver a Luke, mi familia volvería a estar completa; pero a mi me pesaba el paso de los días, cada vez que me sentía más cerca de Luke y de todos, veía otro día acabarse en el que no había visto a Reyna ni sabía nada de ella. Annabeth siempre estuvo ahí, consolándome y asegurándome que nada cambiaría entre nosotras y no se equivocó, pero no me imaginé que a quien perdería fuese a mi hermana.

Quizás fue gradual y yo no me daba cuenta, pero de repente empezaron las malas caras, la falta de sonrisas sinceras y amables, sustituidas con cinismo y ganas de crear caos. Lo peor es que Di Angelo estaba casi similar, manteniéndose en su línea pero un poco más oscuro, uniéndose a Annabeth para que nosotros fuésemos los raros que no nos comportábamos como ellos dos. Doce veces le pregunté a Annabeth sobre su cambio; doce veces me echó del camarote. Cuatro de ellas yo llorando y ella sonriendo al ver que por ese instante me había rendido. Tenía una crueldad que jamás había sentido en Annabeth.

-Quizás Annabeth haya encontrado una falla en vuestro plan de revivir a Luke - comentó atrayendo mi mirada - Y por eso está cabreada con el mundo, estresada por buscar una solución.

-¿Lo sabes?

-Percy. Hace dos días me despertó para que le convenciese de que no era él quien estaba perdiendo la cabeza - bufó como si lo que le importase es que la hubiesen despertado.

La entendía, perfectamente. No hay nada peor que alguien te interrumpa tu sueño, los seres humanos deberíamos levantarnos cuando nos diese la puta gana y que no haya otro dando por culo para despertar al resto. Ahí entraba mi novia, que parecía un gallo despertándose a las seis de la mañana como si ya fuese tarde.

-¿Y no tienes nada que decir? Me esperaba una charla moralista - reí sin ganas recordando cómo Reyna me describió a Percy y Clarisse a Frank.

-Pues no, me da un poco igual. Pero si se puede hacer, quiero revivir la tortuga de Jason, así tengo un regalo para su cumpleaños - dijo con una sonrisa siniestra, como si para ella fuese eso un plan maligno - No me respondiste a mi teoría sobre Annabeth.

-Puede ser, pero espero que no sea eso - murmuré con un repentino miedo de no conseguir recuperar a Luke - No puede haber ninguna falla en el plan.

-Por eso creo que Annabeth está así, para ella ahora todo es una distracción de su objetivo.

Afortunadamente Piper tiró de mi brazo para avisarme justo cuando Leo le daba una patada enfadado a otra palmera, cayéndole un coco un la cabeza provocando que diese un grito tan agudo que ni un bebé lo hacía. A mi me habían lanzado un saco, me había dejado una cicatriz y ni siquiera me quejé de dolor, un coco no es nada. A Travis pareció venirle la iluminación, tras varias pequeñas explosiones dentro del tronco, empezó a aporrear el tronco de la misma palmera que pateó Leo con un machete y esta caía al lado de Percy no sin antes dejarle varias hojas y tierra en la cabeza. Estaba ridículo, me agradaba así, debería dejarse el aspecto de pordiosero más a menudo.

-Espero que Grover no esté en cubierta, porque como nos vea llegar con dos troncos le da un infarto - murmuró Piper viendo cómo empezaban a deshojar la pobre palmera que no tenía culpa alguna de su torpeza.

-Si muere, tendremos cabra para cenar - ideé. Nunca me había comido una cabra, aunque como era mitad humano dudaba si se consideraría canibalismo. Por si acaso yo me pido una de las patas.

-¿Podéis ayudar? Para algo habéis venido - se quejó Percy mientras Frank dejaba de cortar una de las largas hojas y le sacudía la cabeza - Más tu que eres la culpable - me acusó señalándome.

-¿Culpo yo a tu madre por parirte? No, pues tu tampoco a mi por ayudar a un pobre perrito desnutrido a comer - me crucé de brazos aguantándole la mirada.

Nada más soltó un gruñido bajo sonreí en victoria al ver cómo apartaba la mirada y la centraba en Piper pidiendo ayuda. Mi amiga, o eso creo, solo hizo gestos de cansancio mientras le sugería haber traído a Clarisse o a la Agricultora. Si, Zöe y Clarisse habrían partido rápido el árbol solo por tener prisas de seguir con la misión. Ni yo ni Piper tendríamos que estar aquí, aunque la morena tenía más razón porque esos eran sus mejores amigos, yo solo era un alma inocente en el lugar equivocado en el momento menos oportuno.

-La madera se pudre con el salitre del mar, estaba roída. Por eso se rompió - añadí la nueva disculpa que se me acababa de ocurrir.

Siempre supe que tenía una inteligencia superior a la media, soy algo así como un genio oculto. Nadie en el mundo me conocía por mis grandes pensamientos e ideas, es un talento que se está desaprovechando. Esta magnificencia tiene que brillar, lucirse como un gran trueno, no apagarse entre las mugrientas paredes del barco.

-La madera no se rompe por el agua, la absorbe hasta un treinta por ciento y se puede deformar al saturarse, nada más - replicó Leo con una mueca cuando intenté echarle la culpa al barco.

-En tal caso todos los barcos se hundirían - añadió Frank.

-Esta madera era de mala calidad, tenía una textura poco rugosa - me inventé, pero seguramente es verdad - La buena es la de los castores, hay que coger un castor y ver qué madera elige para construir una nueva despensa con ella.

-Y de paso nos quedamos con el castor - apoyó Piper y asentí.

-Yo tuve uno, se murió - hizo Travis una mueca triste. Este chico mucha suerte no había tenido en la vida, si, un auténtico tripulante de nuestro equipo. La desgracia nos une.

-¿Necesitamos un castor? - preguntó inocentemente Frank y asentí.

-¡No! Ya tenemos suficientes animales en el barco - me jodió Leo la idea - Ensucian mucho, casi como nosotros.

-Perdona pero mis perros son muy limpios, los mugrientos sois vosotros - defendí a los perros sarnosos que me han quitado el puesto de primera prioridad de Reyna. Ni sé por qué lo hice, debería dejar que les construya Leo una casita en donde las celdas, lejos de mi y de mi novia.

Me sentía como una idiota, para cargar el tronco ni Piper ni yo pudimos escaquearnos más. Casi pisaba sus pies mientras sujetábamos el tronco por encima de nuestras cabezas como si fuese una canoa, esto era ridículo. Solo rezaba para que Reyna no se asomase en cubierta y me viese así, me bajaría del pedestal en el que me tenía,

-Thals, sube más los brazos - se burló Percy detrás mía.

-O puedo soltarlo y a ver cómo os las arregláis vosotros dos, imbécil - miré por encima de mi hombro viendo su sonrisa divertida.

Para mi consuelo, Leo iba peor que yo, no había crecido unos centímetros al contrario de mi. Apenas llegaba al agarre que tenían Travis y Frank en los extremos, que lo sujetaban sobre sus hombros para que el latino pudiese alcanzar, pero hasta de puntillas le costaba. Mucha ayuda no aportaba, pero nadie se lo diría para no hacerle sentir mal. Yo se lo diría.

-¡Travis no suelta! - Exclamó Frank de repente.

Por fin Leo hacía algo, el Stoll salió de su posición dejando a Leo con todo el peso que ahora sí tenía la cara de agobio ante la fuerza. Que se joda. Me habría reído, por fuera, porque por dentro me estaba descojonando del moreno, pero Travis acaparó mi mirada al igual que la de todos. Miraba hacia todos lados como si hubiese visto un fantasma, me recordó a nuestro careto hace tiempo cuando esperábamos a ver por dónde se nos aparecía Fóbetor. La primera vez que arrancaba ojos y mi primer beso, era una de mis historias favoritas.

-Connor - susurró Travis mirando entre los árboles.

Como es lógico, ahí no había nada y menos un muerto, solo habían más palmeras que si no nos íbamos rápido, Leo pediría que cortásemos también para hacerse unas hamacas en el Argo II.

-Os dije que la comida de Frank es una mierda, trae alucinógenos - bromeé y el grandullón frunció la boca. Vale si, cocinaba bien, pero no pensaba admitirlo; había echado de menos tanto su comida como a Reyna.

De alguna manera tratamos de rodear a Travis sin soltar los troncos, desde el barco tendrían que pensar que estábamos jugando o invocando algún demonio. Funcionaría, Travis sería nuestro sacrificio humano o el cuerpo que hay que poseer, aunque para la suerte que teníamos, nos tocaría un espíritu imbécil. A juego con ellos.

-Es Connor, está aquí - repitió tratando de avanzar pero Leo y Frank se colocaron enfrente - ¡Lo escucho!

-Travis no se oye nada - habló de forma pausada Piper.

No es compatible que el Stoll sea escurridizo si nosotros íbamos cargando un tronco. No le costó casi nada esquivarnos y pasar por un lateral antes de adentrarse de nuevo en la pequeña isla mientras gritaba el nombre de su hermano.

-¿Pero qué le echaste a la comida? - preguntó Leo tratando de retroceder a la misma vez que Frank para que no se les cayese el tronco.

-¿Pero por qué tiene que ser culpa mía? ¡Vosotros también comisteis! - se exculpó mirándome ceñudo. Seguramente culpándome por ser la primera en echarse la culpa a la comida.

De nuevo yo era inocente. Solo había sugerido amablemente que revisase el menú por si todos comenzábamos a escuchar muertos, o peor, volvernos cariñosos entre todos. Seguramente sería alguna seta alucinógena, Hazel solía hacer muchas mezclas extrañas para dar sabor. Esa chica nos había condenado.

-¡No sueltes el tronco excremento de calamar! - avisé cuando noté cómo Percy comenzaba a moverse buscando su liberación. Mierda ahora si comenzaba a notar más el peso.

-¡Hay que ayudarle!

-¿Cómo? ¿Aplastándome, inútil?

-¡Dejemos los troncos! - pidió Frank.

-¿Y si nos los roban? - preguntó Leo decidido a no soltar nuestra adquisición. Estaba más bajo, tenía más de medio zapato enterrado en la arena, ahora sí parecía un enano.

-Claro Leo, están acechándonos para robarnos dos palmeras - había aprendido que cuando Percy estaba nervioso o preocupado, utilizaba su característico sarcasmo. Me gustaba cuando no era dirigido a mi.

De nuevo hice alusión a mi enorme inteligencia soltando el tronco antes que Piper y Percy, lanzándome hacia un lado importándome una mierda sus quejas. Ahora que se busquen la vida de salir intactos. Yo ya estaba libre, como un pájaro en libertad.

-¿Y si nos llevamos los troncos para buscar a Travis? - sugirió Piper aunque sus brazos ya temblaban. Le daba un minuto a lo mucho antes de terminar aplastada como una cucaracha.

-¡Thalia vigila a Travis! - me ordenó Percy y deseé haberme quedado bajo el tronco.

No sé si se pensaba que había cambiado de profesión: La gran Thalia Grace, de pirata a cazafantasmas, o cazalocos. Lo único que tenía seguro, es que yo no veía ningún muerto en forma de fantasma o a Travis farfullando estupideces como todos en el barco.

-Thalia vigila a Travis, Thalia no pierdas la playa de vista, Thalia no mates sin avisar - me burlaba en mi soledad donde solo me acompañaban las palmeras y los gritos de aquellos cuatro tratando de liberarse de los troncos sin romperlos o quedarse mancos como mi novia.

Esta super misión no hacía nada más que mejorar, de convertirme en un castor, había pasado a un canguro, buscando a mi cría descarriada que estaría en alguna parte persiguiendo fantasmas. Absolutamente genial. Si yo fuese un fantasma, no elegiría esta isla para nada si quería aparecerme y sembrar el caos. Demasiado colorida e iluminada, aquí para dar un susto tienes que disfrazarte de palmera por lo menos, no es que fuese un escenario aterrador.

-¡Travis aparece ya que tengo que ir a comer! - alcé la voz y tras esperar unos segundos, no tuve respuesta ¿por qué nadie me responde cuando hablo? - Maldito Stoll como no vengas rápido te prometo que yo misma haré que visites a tu hermano.

No tenía miedo, yo nunca tengo miedo, yo soy el miedo; pero el que no escuchase ni los gritos de Piper dando indicaciones, me comenzaba a alterar un poco, más el hecho de no ver a Travis. A mi interminable mala suerte como canguro le podría añadir que no tenía ni mi arco ni mi daga ¿dónde mierda la había dejado? Haz memoria Thalia.

-Es una pieza única, plata de la buena - le enseñaba la hoja de mi daga a Hazel - Mira cómo brilla, ni los diamantes.

-Es bonita si, pero ya tengo una espada.

-Te la cambio por ese caldero - señalé.

-Es la cena se hoy, no puedes robarnos hasta por la noche - negó ante mi intento de trueque.

-Puedes grabarle una descripción bonita - seguí señalándole mi daga - Te la dejo aquí para que la contemples y en media hora vengo por una respuesta - le guiñé el ojo saliendo de la cocina, importándome poco su risa entretenida.

Bueno, ya sé dónde está.

-Hazel por tu culpa voy a morir desarmada - suspiré. Yo sabía que esa chica quería matarnos, es tan inteligente que por poco me alcanza, supo aprovechar mi momento de debilidad para hacerme el lío.

Si mi hermana estuviese aquí tendría una armería completa en su ropa para mi elección, pero claro, estaba sola. Aunque dudaba en si me hubiese acompañado a buscar a Travis o también me habría abandonado a mi suerte como el resto.

Me sentí poderosa al agacharme y coger una piedra, en mi esto es un arma mortal, hasta con una rama sería letal. Es asombroso y alucinante cómo mi maestría y control me salva la vida en situaciones de riesgo, a nadie se le hubiese ocurrido coger una piedra y yo ahora iba a salir viva como una heroína.

-¿Tendrá más mérito si me defiendo sin ti? - le pregunté a la piedra - También se me da bien la lucha cuerpo a cuerpo - no me respondió.

Los crujidos a mi alrededor no me ayudaban, no pensaba soltar la maldita piedra. Mierda, no me gustaba estar sola, Reyna ni con un brazo menos me hubiese dejado sola; el resto son unos cabrones, jugando con troncos mientras yo muero.

Iba a terminar con dolor de cuello y mareada, daba vueltas sobre mi eje tratando de ver algo pero solo habían putas plantas. Escuché un crujido más alto que el resto a mi espalda, me giré mandando a la mierda mi decisión de conservar la piedra y la lancé con fuerza escuchando un quejido que no parecía propio de un fantasma.

-Mierda Travis eres un inoportuno - dije viéndole en el suelo mientras se sobaba la cara - Pero si ni te he rozado - me exculpé viendo cómo chorreaba un poco de sangre de su frente. Pedazo puntería tengo.

-Están aquí, Connor está - continuó hablando como un desquiciado mientras se levantaba.

Tenía un arañado en todo su brazo, la manga de la camiseta roída con unos pocos restos de sangre, como si un oso le hubiese atacado tratando de quitarle el brazo. Últimamente solo nos querían arrancar las extremidades. Si podía elegir, pediría que me quitasen primero la cabeza, así me moría rápido y no sentía el dolor de mi piel separándose a lo bestia del cuerpo. No tenía pinta de ser agradable.

-Connor no es un puto león - señalé su cuerpo - ¿Qué te ha pasado?

-No lo sé, escuchaba a Connor cada vez más cerca, llamándome - dijo limpiándose la sangre de la cara que puede que yo le haya ocasionado con mi piedra - Y algo se lanzó contra mi, pero accionó una de mis bombas y salió corriendo - dijo mostrándome su bolsillo manchado de pintura, a juego con la cara de Frank - ¡Están en peligro Thalia! - exclamó de repente.

-¡Thalia! - gritaron - ¡Thalia!

-Joder me vais a gastar el nombre - me giré viendo a Percy lanzarse contra mi como si fuese el maldito león que debió atacar a Travis - ¡Aparta imbécil!

-¡Te dije que no salieses de la playa! ¡Que vigilaras a Travis donde te viésemos! - comenzó a regañarme y por su tono de voz parecía asustado. Tanto compartir saliva con mi hermana, se le habían pegado las costumbres de echarme la bronca - ¡No te encontrábamos!

Ahora que lo decía, si me sonaba su voz advirtiéndome sobre introducirme en exceso en la isla. Pobres, yo les estaba insultando de lo lindo por mandarme sola.

-¿¡No sabes que los que se separan del grupo son los primeros en morir!? - me golpeó el brazo Piper - ¿Dónde estabas? ¿Y Travis? - preguntó.

-Pues... hace un segundo aquí- dije mirando a mi lado, escurridizo tenía que ser - Se me escapó.

Por si me quedaba alguna duda, jamás tendré hijos, acababa de perder de nuevo a Travis. Yo no servía para cuidar a nadie, solo sabía vigilarme a mi misma, gracias a mis increíbles dotes de supervivencia.

<<Thalia>>

-¿Qué pasa ahora? - pregunté cortando su conversación sobre el paradero de Travis.

-No te hemos dicho nada - dijo Frank.

-¡Sujétenla que se nos escapa como Travis! - exclamó el imbécil de Leo agarrándome el brazo.

Me sugerí a mí misma darle una hostia para quitarle la tontería, pero cuando escuché de nuevo mi nombre y ninguno de ellos abrió la boca, aferré yo misma su mano a mi brazo. Por favor cerebro, no te vuelvas loco, todos aquí morirán sin mi.

Eran como muchas voces diferentes entremezcladas, como si fuese una multitud gritando mi nombre a ver quién conseguía decirlo más claro que el resto. Lo único que me consolaba era que no escuchaba a Connor, quizás alguien del barco había venido y nos estaba llamando, a mi. Asentía cada vez que me preguntaban si estaba bien o si había parado, les mentía un poco, no decrecía, cada vez era más claro mi nombre. Percy no se fió de mi criterio, tenía su brazo aferrado a mi muñeca mientras comenzaba a andar junto a mi buscando a Travis, parecía que iba detenida, solo faltaba que me atasen las manos y los pies como a un cerdo apunto de descuartizarlo para hacer filetes.

<<Thalia>>

-Mierda he perdido la cabeza - murmuré apretando los ojos como si eso evitase que siguiese escuchando. La voz era cada vez más clara pero aún ni conseguía identificarla - Percy, oigo... Luke - murmuré al escuchar por última vez su nombre - Es Luke.

-No, no lo es Thalia - dijo mirándome mientras me sacudía como si fuese estúpida - Ninguno escuchamos nada, no es Luke.

-Es su voz y no soy estúpida Jackson, sé que está muerto - espeté duramente pero vi la tranquilidad en su rostro al comprobar que no saldría corriendo como Travis.

Ya era totalmente clara, es su voz. Me llamaba una y otra vez, como si estuviese en peligro, u otras veces solo pronunciaba con calma mi nombre. No correría como Travis, sea lo que sea que me está pasando en la cabeza, Luke no estaba aquí, todavía no podría verle, no aún.

-¡Joder! - grité tapándome los oídos mientras veía a Frank salir corriendo junto a Piper al divisar a Travis a lo lejos - No se calla mierda.

<<Ven>> <<Thalia ven>> <<Ayúdame Thalia>>

Me cabreaba que ellos no escuchasen nada. Mis oídos dolían, mis pies parecían querer moverse en dirección de la voz aunque pareciese estar en todas partes a la vez. Sinceramente yo también quería perseguirlo, no porque pensase que mi hermano estaba aquí, sino para buscar a quien imitase su maldita voz y darle una hostia a ver si se le quitaba la tontería. De todas maneras no podía moverme, el agarre de Percy estaba firme en mi muñeca sin darme tregua a avanzar sin él, lo único que me permitía era cubrirme las orejas.

-Vete - murmuré.

Comenzaba a dolerme la cabeza, veía a Percy borroso a mi lado, como si se alejase pero su agarre me aseguraba que seguía ahí. Me estaba mareando, mi nombre se repetía en exceso, perforándome los oídos hasta que supe que estaba llorando. No sabía si de dolor o por tener que escuchar de nuevo la voz de Luke tras un año sin él, y que sea mentira.

-Thalia, tranquila - la voz de Percy parecía distorsionada y con eco, sentía unas palmadas en mi espalda y si no era él, sería Leo que también trataba de calmarme sin éxito.

Pensé que habría olvidado su voz, pero no, era él, su risa divertida comenzaba a perforarme los oídos, su voz llamándome como tantos años atrás me martilleaba. Quería... necesitaba que parase, porque empezaba a sentir la necesidad de salir corriendo y comprobar si aunque sea un maldito espejismo, pudiese verle otra vez.

-Thalia deja de gritar. Tienes que intentar calmarte - habló un poco difuminado Leo. Ni sabía que estaba gritando, la garganta no me dolía y tampoco me escuchaba.

-Es mi hermano - sollocé de nuevo mirando a Percy que negaba con la cabeza mientras hacía un sonido que para él será tranquilizador, para mi era solo otro murmullo estresante que se unía a la voz de Luke - Sé que no está, pero solo verlo, lo que sea - supliqué.

Vi el cuerpo de Travis caer a la hierba cerca de mi, con Frank encima mientras Piper trataba de hablar con él de la misma forma que Percy hacía conmigo. Sus oídos sangraban y me miraba con el rostro bañado en lagrimas pero aún así sonreía. Le entendía, esto era un maldito infierno, sentir a nuestros hermanos de nuevo pero que no estén, aún así no supe lo desgarradora que es la felicidad hasta ahora. Quería seguir escuchando, sin interrupciones, quería seguir oyendo su voz como no pude desde hace más de un año.

<<Thalia, soy yo>> <<Soy yo, Luke, tu hermano>>

-Volverás a ver a Luke, vamos a ir a por él - sabía que Percy me gritaba, su rostro rojo mientras hacía fuerza en la garganta pero yo no lo escuchaba más alto que aquellas voces - Pero hoy no, esto no es real.

Él no lo entendía, sabía que no era real, pero tanto como quería que parase, ansiaba por seguir escuchando su voz. Ansiaba avanzar, cada vez que se alejaba de mi trataba de acercarme al sonido pero Percy no me lo permitía. Tenía un golpe en su mejilla, yo no había sido, creo.

-¡Larguémonos de aquí! - gritaba Piper pero Travis no quería levantarse del suelo.

Seguía viendo borroso, pero una mancha negra que tenía forma de caballo enano se acercó rápidamente hacia Piper, empujándola para que se alejase de Travis. Escuché a Connor, gritar el nombre de su hermano con fuerza, casi opacando a la de Luke que seguía martilleándome los oídos.

-¡Son leucrotas! - avisó Frank por fin dándole una estocada para alejarlo de Travis - Imitan voces, te leen el pensamiento y las extraen de tus recuerdos. ¡Así atrapan su comida! - perfecto soy el aperitivo de un monstruo que me quiere volver tarumba.

No sabía si darle las gracias a ese tal leucrota, o mandarlo a la mierda.

-No podemos huir si no cooperas - pidió Percy dando estocadas al bicho extraño para que se alejase de nosotros - Reacciona por favor, contrólate Thalia.

-¡Piensa en Reyna! - me zarandeó Leo - Nos va a matar como volvamos contigo a trozos.

<<Voy>> <<Ya voy Thalia>> <<Thalia>>

Trataba de hacer caso a Leo, pero su voz estaba tan alta, gritando mi nombre que parecía que bloqueaba mis malditos pensamientos. Ya no me gustaba escucharlo, tenía ganas de vomitar, estaba mareada y no quería ver otro caballo enano venir hacia mi como el anterior.

Caí al suelo nada más sentí a Percy soltarme, las voces pararon de repente al momento en que Leo se prendió comenzando a quemar todo a su alrededor. Las voces de mis amigos comenzaban a inundar mis oídos a pesar del pitido constante, solo veía las botas con agujeros de Percy frente a mi protegiéndome a su espalda mientras un segundo caballo enano venia hacia él. Sabía que yo estaba hablando, un murmullo que no podía entender salía de mi pero no debería ser muy interesante porque al igual que Travis, nadie nos hacía caso además de rodearnos.

-¡Quémales! ¡Los leucrotas son resistentes a cualquier arma! - gritó claramente Frank. Ya no me sentía tan mal al no traer armas.

Nada más se me aclaró del todo la vista, vi que de caballo no tenia ni el hocico. Tenía el cuerpo de un león, pero la piel de color rojo y las patas y cola de una hiena con complejo de caballo. Mira que tenía que estar mal para verle como una mancha negra y con forma de caballo.

Cayó calcinado delante mía, sus ojos rojos me miraban con hambre antes de cerrarse siendo sus dientes lo único que sobresalían de su boca semiabierta mientras el humo seguía desprendiéndose de su cuerpo.

-Podemos hacer hiena a la barbacoa - sugirió Leo dandole una patada. Estaba sudando de tanto esfuerzo, igual que yo, pero lo único que había hecho yo era llorar y taparme los oídos, deprimente. -¿Os dais cuenta de que sin mi habríais muerto de nuevo? Siempre soy el héroe - se chuleó.

-¿Estás mejor? - preguntó Percy agachándose a mi lado y asentí - Me debes una disculpa - dijo señalando su moretón en la cara. Pues parece ser que sí había sido yo.

-Técnicamente no era yo, me había poseído un caballo... león - dije señalando el cadáver del leucrota.

-Si eras tu, no parabas de gritar el nombre de Reyna - se burló Piper y ladeé la cabeza - ¿No te escuchabas? - negué y solo rió restándole importancia.

-Creo que no había escuchado su nombres tantas veces - bromeó Percy ayudándome a levantar - Quizás tu cabeza si trataba de traerte de vuelta, pero no resultó.

-Entre tu y yo, fue horrible - bufe apretando la mandíbula al sentir todavía dolor en el puto oído.

-Nos lo creemos - dijo Piper pasando su mano por mi cuello y antes de que le diese un manotazo por acercarse, desveló el dorso manchado de sangre - Tienes sangre igual que Travis.

-No me he quedado sorda - aseguré aunque era un poco tonto si estaba hablando con ellos - Lo siento, pero te arreglé el careto - me disculpé al final con Percy.



Travis tenía aún las marcas de lágrimas en la cara, mirándome mientras Will me metía a presión un algodón en mis pobre oídos como si fuese un caracol al que le fastidias la vida.

-Perforación del tímpano, no sé si el néctar ayudará, pero unas dos semanas tendréis que estar con esto - dijo terminando de tapar el último - No creo que sintáis más nauseas ni mareos, pero el pitido quizás aparezca.

-Genial, simplemente genial - mascullé escuchando la risa de Percy apoyado en la pared de la enfermería - Tengo el oído taponado pero te escucho idiota.

-¿Segura que quieres insultarme? Porque puedo contarle a Reyna lo que ha pasado por no hacerme caso y meterte en la isla sin nosotros - alzó una ceja.

-No pasó nada mientras no estabais - gruñí.

-El leucrota te vio sola, dijo Frank que se fijan en quienes están solos - sonrió de lado al ver que estaba ganando.

-Travis estaba con nosotros cuando empezó - añadí viendo al Stoll asentir sin hablar, dándome a razón.

-Si quieres dejamos que Reyna dé el veredicto - dijo señalando la puerta y negué - Perfecto, ¿le cuento a Annabeth o espero a que tu lo hagas?

-No creo que le interese así que haz lo que quieras - finalicé viendo su mirada de disculpa - Estamos en paz.

Como si el mundo jugase en mi contra, me encontré a Annabeth de frente, no sé si iba en dirección a la enfermería, no parecía tener ninguna herida. Una pequeña parte de mi se estaba ilusionando pensando que se había enterado y venía a ver cómo estaba. Simplemente patético; yo Thalia Grace, mendigando amor.

-Tengo a Valdez agotado y a Zang con la cara azul y arañada - dijo como saludo cruzándose de brazos en medio del pasillo - ¿Qué ha pasado?

-Nos atacó un leucrota, bueno, dos - especifiqué viendo cómo asentía sin expresión.

-Solo teníais que ir a buscar madera, no internaros en la isla.

-Travis salió corriendo, le habían comido la cabeza a él primero - completé viendo cómo se encogía de hombros - No íbamos a dejarle.

-No, es de los nuestros - aceptó y se sintió extraño, para mi <<los nuestros>> ya eran todos, excepto Zöe la agricultora por momentos - Te atacó a ti también por lo que veo ¿no dijo nada sobre la misión que me pueda interesar?

-No, estaba demasiado ocupado tratando de dejarme sorda con la voz de nuestro hermano - espeté y rodó los ojos - Lo pasé mal, Travis también.

-A la próxima no rompas la estantería y nada de eso pasa.

-Si vuelve a hacerlo, volveré a ir con Thalia a la isla para asegurarme que está bien. Yo no la dejaré sola - escuché la voz de Percy mientras apoyaba ambas manos en mis hombros. Genial, parecía una puta niña pequeña que necesitaba protección, este día no podía empeorar.

-Jackson, siempre el salvador de todos y de todo - ironizó entretenida con la presencia se Percy. Yo solo quería irme pero el excremento de calamar me tenía sujeta como un maldito perro - ¿Cómo la salvaste si a un leucrota no se le daña con el metal? Apuesto a que Valdez os volvió a salvar el culo.

-Pues si, hoy tendrá la tarde libre por ello - dijo Percy sin ofenderse. Venga ya, yo les salvé de un gigante devorador de vacas y ni una hora libre tuve; si tuviese ganas de protestar, lo haría. Pero con Annabeth enfrente no me apetecía - Y no me separé de ella, escuchaba cómo gritaba el nombre de Reyna en socorro, no el tuyo, porque tu no vendrías.

Esto era jodidamente incómodo. Estaban en una discusión que si bien quizás había empezado yo, no quería ser parte. Amaba discutir pero no con Annabeth, no cuando a ella parecía darle igual cualquier cosa que sintiese, eso me desestabiliza demasiado. No puedo dejar mi rabia natural surgir, no tenía ganas de llevarme otro desplante de mi hermana.

-¿Te atreves a hablar en mi nombre? - carcajeo Annabeth y vi de reojo a Will y Travis cerrar la puerta de al enfermería cuando iban a salir, quedándose dentro para no cruzarse con nosotros - Tu no sabes qué haría yo.

-Antes no me habrías dejado ni ir a buscar madera sola - murmuré sintiendo el apretón de apoyo de Percy.

-No sabía que fueses tonta para no saber ir sola a un lugar sin mi.

-Y yo no sabía que te importaba tan poco hasta ahora - gruñí viendo cómo suspiraba aburrida - Estás siendo una completa estúpida.

-Y tu parece que no sabes valerte por ti misma ¿no has aprendido nada después de tantos años?

-Thalia en este momento es mucho más inteligente que tu y sabe cuándo pedir ayuda - me interrumpió Percy cuando iba a mandar a mi hermana a tomar por culo. ¿Cómo en este momento? Yo soy la mayor, siempre he sido la inteligente, la mayor parte del tiempo. - Ve a tu habitación Thalia.

-¿Me acabas de mandar a mi habitación? - pregunté girándome hacia él y asintió sonriendo con diversión - No eres mi padre idiota.

-Pero soy el capitán - dijo con burla antes de mirar a mi hermana - Tiene al igual que Leo y Travis la tarde libre, puesto que no estuviste allí, no vas a contradecir mi decisión.

Mi orgullo me instaba a quedarme, no para seguir hablando con Annabeth, la verdad es que no tenía ganas si era para segur tratándome como al resto; lo que quería era dar por saco a Percy por mandarme a mi habitación pero el tener la tarde libre era algo que no pensaba desaprovechar. Sobretodo al tener a mi novia manca y que si bien había vuelto a hacer las tareas poco a poco, no podía quedarse por órdenes de Will más de dos horas seguidas trabajando.

Lo que más me jodía era darme cuenta que ni siquiera me había preguntado cómo estaba, antes sería lo primero que haría, evaluar mi estado antes de pedirme explicaciones sobre qué había pasado y regañarme. Quizás era una tontería para mí pensarlo, se notaba a leguas que estaba bien a pesar de tener los oídos taponados, pero antes aunque estuviese sin ninguna herida lo hacía. Nunca le di importancia hasta ahora que lo echaba en falta, otra cosa más para la colección.

Will mintió, nada más me lancé a la cama mi cabeza comenzó a dar vueltas y estaba segura que recité más de cuatro insultos seguidos hacia el rubio por mentirme. Si tenía que estar más de dos semanas así, podría venir Hades ya a reclamar mi alma porque pronto me cortaría el cuello yo misma. Lo peor es que debía de darle de verdad las gracias a Leo, antes no lo hice porque seguía enfadada, pero de nuevo estábamos vivos gracias a él y yo no me había quedado totalmente sorda porque los quemó lo más rápido que pudo. Genial, hoy todo parecía salirme mal. Es como un don.

La cara estresada de la que accidentalmente me había enamorado hizo acto de presencia, entrando en la habitación mientras mascullaba un insulto a la agricultora antes de recaer en mi presencia. Me gustaba cuando se enfadaba con Zöe, es fácil enfadarla, tiene muy mala leche.

-¿Por qué siempre estás aquí?

-Eres mi chica, tu cama es mi cama - sonreí viendo cómo se encogía de hombros sin muchas ganas de replicarme - Aunque huela a perro.

Argentum y Aurum parecían muy educados, pero solo para matar y defenderla, no había manera de sacarlos de la condenada cama. No entendían que su cama era el suelo.

-Estoy muy cansada para llevarte la contraria hoy - suspiró para mi alegría.

Sin ser consciente yo ya me había agenciado el título de almohada, no tardó en tumbarse encima mía como si fuese un pulpo. Hay veces que deseaba que abriesen la puerta y vean a la seca y temida pretora confundiéndome con un colchón además de obligarme a acariciarla. No es que me molestase, pero me gustaba fastidiarla con la doble personalidad que a veces parecía tener.

-¿Me vas a decir ya por qué tienes los dos oídos tapados? - murmuró y paré de tocar su pelo. Me pilló - Thalia...

-Es para no escuchar los gritos de Clarisse - respondí en burla, pero cuando trató de levantarse al darse cuenta de mi mentira la retuve - Vale, perdón. ¿Te acuerdas mi emocionante misión recogiendo madera? - pregunté y asintió volviendo a colocarse - Pues nos atacó un león con complejo de caballo. Leucrota dijo Frank que se llamaba.

-¿Qué escuchaste? - preguntó. Es muy lista, apostaba que podía nombrarle cualquier monstruo y se sabría toda su historia - ¿A Annabeth? ¿A Luke? - volvió a preguntar cuando no respondí.

Mi silencio para ella debería significar una respuesta, solo asintió como si me entendiese para volver a colocarse un poco más arriba esperando a que me dignase a hablar. Algo que me encantaba de Reyna era su paciencia, conmigo, puedo admitir que puedo llegar a ser estresante a veces. Se mantuvo en silencio, tanto que si no me supiese hasta su respiración cuando ya está durmiendo, apostaría que había sucumbido ya.

No quería que mi situación con Annabeth afectase a mi relación con Reyna, pero de alguna forma lo estaba haciendo y lo odiaba. Me costaba hablar, tenía miedo de que le aburriese al final como a mi hermana, aunque ella jamás me había dado indicios de ello, pero no podía evitar pensarlo; al fin y al cabo jamás pensé que podría acabar así con Annabeth ¿Por qué no con Reyna?

-Cualquier cosa que estés pensando, olvídala. Para no variar, no tienes razón - escuche su risa contra mi cuello y fruncí el ceño. Seguramente mi novia era un leucrota y también leía las mentes - Abres y cierras la mano cuando estás nerviosa - explicó.

-Me das miedo cuando me lees la mente - bufé recibiendo un pequeño golpe con el brazo - Cuidado, que no está curado aún.

Ya no llevaba los dos trozos de metal esos que le vendó al brazo Will al ver que no se estaba quieta, lo que significaba que adiós a mis bromas llamándola <<hojalata>>. Ahora solo estaba vendado y si bien no podía entrenar, al menos podía moverlo un poco, cosa que había agradecido enormemente, ya no me chocaba al dormir con el maldito metal.

Supe que estaba en una encerrona cuando volvió moverse hasta quedarse apoyada sobre su brazo bueno y centró su vista en mi, fulminándome con la mirada para que hablase. Adiós a su paciencia.

-Sabía que no estaba ahí, era lógico - comencé viendo cómo se relajaba para escucharme - Pero aunque doliese como la mierda los oídos y me marease, me gustaba escucharlo... no recordaba cómo era su voz - me gustaba el color negro de sus ojos, tan intenso que me relajaba enormemente, animándome a continuar y sin mostrar pesadez o aburrimiento, lo único que solía recibir ahora.

-Aunque te de miedo ahora, no vas a olvidarle - susurró y asentí.

-Lo noté cuando su voz se hizo clara y no dudé en que era él, o sea, una imitación del bicho ese de mierda - especifiqué viendo una pequeña mueca parecida a una sonrisa en ella - No quería dejar de escucharlo, lo echo tanto de menos... Luke sabría ayudar a Annabeth, él la entendería.

-Nadie entiende a Annabeth más que tu - me aseguró aunque ahora poco sentido tenía - Sea lo que sea, lo sabrás con el tiempo, pero nada es culpa tuya. Luke lo sabe.

Es demasiado buena para ser real, lo tenía más que claro. Si me baso en la teoría de Hazel de que el universo tiene que estar en equilibrio, entendía por qué me pasaban cosas malas, tenía que compensar todo lo bueno que Reyna me aportaba, así que me iban a tratar de romper los tímpanos muchas más veces.

La falta de cariño que venía notando este tiempo de Annabeth era borrado por apenas unos minutos con Reyna. Sabía que me estaba apoyando en ella, quizás más de lo necesario, pero ahora el universo podía irse a tomar por culo, necesitaba mucho de ella. No era cariñosa, ni ella ni yo, pero hay momentos, como este en que sin decir las cursiladas de mierda que seguramente dirán Hazel y Frank, se sentía tan jodidamente bien que era adictivo.

-Sé que no te gusta la idea, pero me dieron más ganas de recuperar a Luke - murmuré tratando de no quedarme dormida por su dedo paseándose por mi cara.

Al principio ese gesto me ofendía, porque había visto acariciar de igual manera a los malditos perros. Y se lo dije, pero solo se rió de mi diciendo que era un buen truco para amansar a las fieras. Me volví a ofender, pero relajaba tanto que acepté que me acariciase como a esos bichos de cuatro patas y con más dientes que un maldito tiburón.

-Lo sé - murmuró sin cambiar la expresión - Y te lo dije, voy a apoyarte si es lo que quieres hacer aunque no lo comparta. No me interpondré.

-Sigo mareada pero creo que ahora viene el momento en que me besas - moví las cejas con gracia viendo cómo paraba de acariciarme como a sus perros para reírse de mi comentario.

-¿Y por qué no lo haces tu? Te veo muy cómoda engendro gótico.

-Y con buenas vistas - bajé la mirada para fastidiarla.

Mi escrutinio no duró mucho cuando la vi inclinarse sobre mi para besarme. Esto era lo que más adoraba del barco, una maldita habitación sola con Reyna donde pueda besarla sin escuchar las bromas de mierda de los demás. Definitivamente tengo la mejor novia del mundo y el universo me va a dar mucho por culo por ello. Me importaba poco y nada.

-¿Sabes que tendrás que llevar mi apellido si nos casamos? Te quedaría bien - dije separándome. En vez de sonreír como pensé que haría, solo me miraba con ganas de estrangularme o terminar de reventarme el tímpano.

Esperaba que fuese porque pensaba que no me había dado cuenta que técnicamente no permiten casarse dos mujeres, pero éramos piratas, nos podemos casar si queremos hasta con un pescado. La ley no es algo con lo que nos llevemos muy bien

-Nunca te callarás cuando tienes que hacerlo - soltó un bufido largo, cosa que la señorita pretora no haría en público por su falta de modales. La llevaba por el lado oscuro, genial. - Y primero, no llevamos ni un año, el periodo separadas no cuenta - especificó mientras yo preparaba mi cara de indignación - Y segundo, en tal caso cada una el suyo.

-¿Eso significa que piensas dejarme, perra mala? - rodó los ojos al ver que comenzaba a ponerme dramática - Lárgate doña perfecta, fuera de mi cuarto, me has roto el corazón. Coge tus perros y vete.

Aguanté la tentación de mirarla al escucharla reír ante mi broma, tenía una medalla imaginaria bien colgada de ser la única que lograba arrancarle una sonrisa tantas veces seguidas en poco tiempo. No podía mantener su estatus serio conmigo por mucho tiempo y eso me enorgullecía.

-Dramática - susurró en mi oído erizándome.

No me molestaba, sabía que era bastante dramática, pero no alcanzaba los niveles desorbitantes de Will o Piper, así que estaba en la media tirando un poco hacia arriba. Mi drama era del bueno, si es que había drama bueno. Y si no lo hay, dl mío sigue siendo bueno, un nueva categoría.

-Acepta que Reyna Grace se escucha genial - seguí insistiendo y volvió a decirme con toda su desfachatez que no llevaría mi apellido - Vale, quédate con tus preciosos apellidos los cuales odias, Ramirez Arellano.

-En realidad... Grace se escucha genial en mi - dijo luego de escucharme.

-Gané - me felicité a mi misma besando su cabeza hasta que vi entrar por el agujero de la puerta a los malditos perros y subieron sin permiso a mi cama - Y se acabó la felicidad.

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