18. Perdón

69 30 76
                                    

Arabelle Rose White

Había despertado al lado de Cassian, todo me parecía un sueño, él estar con él lo era, pero tenía que irme, sería una decepción despertar con él y ser tratada mal porque él no puede perdonarme las mentiras que le dije, no lo culpaba, pero tampoco quería comprenderlo, un hombre como él, que en su corazón hubiera amor y aún así no fuera capaz de perdonarme, sería mejor irme. Pero antes le dediqué una última mirada, era muy guapo, su rostro tan fino e irreal, sus pestañas tan hermosas, sus ojos cerrados, se veía con tanta calma, no creo que nunca lo hubiera visto con tanta paz, sabía que me decía que fuera sincera, pero en mi corazón sentía que él mentía en algo, no tenía idea en qué, pero algo ocultaba, no era la única que lo hacía. Me levante de la cama pero él se movió y abrió sus ojos que se dirigían para mi, no estaba molesto, parecía de muy buen humor.

-¿Así que te quedaste?.-dijo sonriendo.

-Pues si, no podía dejarte solo cuando estabas demasiado borracho, podrías haber hecho cualquier locura.-dije preocupada.

-Asi que te preocupas por mi y aún así no pudiste decirme la verdad.

-¿Sabes que?, ya estoy cansada de tu actitud, ya te pedí disculpas por no habértelo dicho, pero no me arrepiento, estoy viva gracias a eso, no podía decírtelo hasta que no confiara en ti, nos vemos, fue un error haberme quedado.-dije molesta.

-Espera, tienes razón, soy el mayor idiota del mundo, pero entiéndeme, no fue fácil para mi, pensar que había perdido a la única mujer que he amado realmente desde que tengo memoria, que no pude haber luchado por tenerla, porque la vida me la había arrebatado, que nisiquiera me recordaba, dolió mucho y aún no puedo creer que estés viva, siento un gran alivio en mi pecho por tenerte aquí y pensar que haz amado a otro me pone tan de malas, también pensar que alguien mas esta tan loco por ti, me enoja como no tienes una idea, porque yo nunca he podido tenerte, solo tengo recuerdos de ti, pequeños, aunque sé que no lo recuerdas.

-Estoy de acuerdo con que eres el mayor idiota que he conocido, pero a la vez el mas fuerte y la primera persona que he amado de verdad y con el que no tengo miedo de ocultarme, se que no parecía, pero de verdad confío en ti y creo en tu buen corazón, quiero amarte y no temo al estar a tu lado.

-Toma mi mano.-dijo seguro.-¿confías en mi?

-Con todo mi corazón.-dije sonriendo.-jure que no me enamoraría de ti, no quería que jugaras con mi corazón, pero no puedo negar lo que siento, no puedo hacer como si no estuviera ahí y me desgarraba saber que en cualquier momento encontrarás a alguien mejor que yo, pero confío en ti y si alguien va a destrozarlo, pues se tu, yo elijo que lo hagas.

-No pienso destrozarlo, pienso dejarlo completo, ahora abrázame, quiero llevarte a conocer el cielo, quiero que sepas que no pienso soltarte nunca.

-Cuento con que no lo hagas, confío en ti y si me sueltas no creo sobrevivir a la caída así que me perderías para siempre.

-No pienso perderte, no otra vez.

Me tomo un segundo acercarme a él y desprendió sus alas largas de ángel, tan blancas como las alas de una paloma, eran hermosas, tan suaves, las toque y mi tacto lo estremeció, lo podía notar, era como la sensación de chispas que saltaban entre nosotros, era lo que yo sentía cuando él tocaba mi rostro, un impulso por besarlo, quería hacerlo pero no quería arruinar el vuelo, quería volar en sus brazos, aunque no fuera la primera vez que lo hacía. Me tomo en sus brazos y nos elevamos, salimos por el gran ventanal de su habitación, era un conjunto de sensaciones en un mismo instante, amor, alegría por sentir el aire en mi rostro, libertad en todo su esplendor, lo vi y estaba sonriendo, la sonrisa más gloriosa y más blanca que alguna vez había visto en mi vida, no sabía que alguien pudiera ser así de hermoso, porque él lo era, cualquier mujer caeria a sus pies y sin embargo él me había elegido a mi, desde hace años, enamorado de un imposible, de mi, pero no podía imaginar cómo podría haber olvidado ese rostro. El me sonrió, pero le dije que me soltara, que confiara en mi, cuando él lo hizo con una preocupación obvia en su rostro yo caía, hasta que logre obtener unas alas como las de él, ahora estaba frente a él, volando y me abrazo, tenía miedo, pero ahora sabía que yo también era capaz de cuidarme sola y que él confiaba en mi como yo en el. Estuvimos volando hasta que me guío a su jardín, a sus árboles de uvas, ahí había un tapete para nosotros, comida preparada, vino, pequeñas hadas rodeándonos, en nuestro mundo conocidas como ninfas de fuego, había un lago, el mismo que era mágico, pero esta vez estábamos del otro lado de el, más alejado del castillo, no cerca del bosque, comimos hasta llenarnos, pasamos todo el día riéndonos, platicando lo que más amábamos, besándonos, explicando todo lo que habíamos vivido, por un momento me sentí plena, llena de una felicidad que no conocía, por primera vez quería y anhelaba no estar sola, imaginarme con un compañero, así como mis padres estuvieron el uno para el otro, me hacía sentir completa, el era el que me completaba y nunca fue Hunter el que lo hacía, estaba necesitada de su cariño, ahora lo entendía, quería que me sacara del lugar oscuro de donde estaba, pero él no era el amor de mi vida, Cassian era mi primer amor desde siempre y no podía negarme a él, no podría alejarlo por nada del mundo y no lo haría.

-Quisiera que me mostraras tus poderes, necesito saber de que somos capaces, quiero saber si podré protegerte o tú sola eres capaz.

-Quieres saber si puedo protegerte.-dije riendo.-entiendo, sabes que yo soy tu heroina y te rescataré, no debes temer.

-Ya se que tú me salvarás Arabelle, ya lo estás haciendo y sin usar tu magia. -dijo besándome.
Cuando nos separamos le mostré mi primer poder, el de cambiaformas, convirtiéndome en Tamara, después volví a ser yo y le mostré el poder de fuego, uno que aún era desconocido para mi, una flama salió de mis manos y bailaba con mi movimiento, luego levanté el agua del lago y la regresé a su lugar, de ahí moví la tierra y dejé que creciera una rosa roja, por el, por su cabello tan rojo, moví el viento he hice un remolino de viento y por último congelé el lago y lo volví a descongelar, para mi era importante que él supiera que no le volvería a mentir, que era completamente sincera con el, que estaba en sus manos.

-Es sorprendente que tengas todo ese poder, ¿alguien más lo sabe?.

-Eres el único y si te lo digo es porque te amo, porque de verdad confío en ti y no quiero mas mentiras entre nosotros.

-Eres espectacular, tienes mi palabra que no dire nada a nadie, también quiero decirte algo desde que te conocí, quiero que me acompañes a ese baile como mi futura esposa, si tú quieres.

-Claro que quiero, no tengo dudas que eres el hombre de mi vida, acepto.

-Toma esto en señal de mi amor, no pienso dejarte nunca.-dijo dándome un dije rojo, un Rubi con forma de corazón y una corona encima  de puro diamantes miniatura.

-No es un anillo como los humanos, pero sabes que se acostumbra en la realeza dar algo que perteneciera a nuestros padres, este es de mi querida hermana, se que ella habría querido que tú lo tuvieras.

-Me encanta.-dije dejándome que lo pusiera en mi cuello.

Él lo puso en mi cuello y después me beso ahí, tomo mi mano en la suya y decidimos volver a su hogar, un hogar que pronto sería el mío. Pero no sabía que apenas mi historia comenzaba y no habría un final feliz para mi.

Princesa maldita I ( Terminada )Where stories live. Discover now