9. Corazón rojo

105 39 136
                                    

-¿Por que me abrazas?.-dije nerviosa.- No te conozco y dudo que seas el tipo de hombre que va abrazando a quien se le cruza por enfrente, así que te ordeno que me sueltes porque soy la princesa y no puedes estar abrazándome así como así.

-¿No me recuerdas?.-dijo sorprendido.

-Nunca en mi vida te he visto.-dije mintiendo.

Recordé que una vez soñé con el, pero no pensaba decirle eso, no quería que pensara que era una loca obsesionada con alguien que no conocía, aparte ya se movía y se sentía bastante seguro como para mencionarle esa pequeña parte.

-No puedo creerlo, soy un idiota, te envié cartas durante dos años y tu nisiquiera me recuerdas, mientras tu para mi haz sido inolvidable, ahora si que me siento avergonzado y créeme que no hay muchas cosas que me pongan así.

-Lo siento mucho, quisiera recordarte pero perdí algunos recuerdos hace tres años, no entiendo porque, es solo que quizás en ese lapso de tiempo te conocí y juro que si te hubiera visto, tampoco te habría olvidado, no eres alguien que pueda dejarse atrás así como así.

-Me halagas, ¿entonces te parezco atractivo?.-dijo sonriendo pícaramente.

-No pongas en mi boca palabras que yo no dije, aunque no puedo negar que no careces de belleza, si pareces carecer de humildad.-dije directa.

-Por eso me gustabas tanto, pero no puedo recordarte con tanta seguridad y fuerza.

-Supongo que ha pasado mucho desde que nos vimos, porque soy diferente y podría apostar a que tú también lo eres.

-Lo soy, pero hay algunas cosas que nunca cambian, por ejemplo tu, que solo te haz vuelto mas hermosa de lo que ya eres.

-No te vengas haciendo el coqueto conmigo, mejor cuéntame cómo nos conocimos, a ver si puedo creerte.

-Espero que lo hagas, ya que no gano nada mintiendo.-dijo serio.-Nos vimos por primera vez hace tres años en la fiesta de disfraces anual, te conocí y te invité a bailar conmigo, tú estabas encantada, molestaste un poco a la princesa de la casa de tierra y decidimos ir a un lugar solos, me enseñaste que podías controlar el fuego, fuimos al gran jardín y nos besamos, ninfas de fuego volaron y prometimos que nos escribiríamos todos los dos, yo lo hice, pero tú me olvidaste y eso me quebró.

-Quisiera poder recordarte, ahora entiendo porque mi sueño contigo, quisiera decirte que recuerdo todo eso, pero no es así, pero te ofrezco algo.

-¿Que?.-dijo sorprendido.

-Ve a mi reino, buscare nuestras cartas y quizás podamos ser buenos amigos.

-No me puedo conformar con eso, acepto la invitación a tu castillo, pero no me conformaré con solo ser tu amigo, se que no me recuerdas, pero nunca has salido de mi mente desde que te conocí y te has ido metiendo en mi corazón y se que tú me dejarás intentar luchar por el tuyo.

-No puedes decirme esas cosas, nisiquiera sabes si soy esa persona que estás diciendo, de verdad no te recuerdo y quisiera sentirme igual que tu, pero sería mentira, pero desde luego te prometo que te volveré a ver, estoy segura. -dije sonriendo.

-Estoy seguro que nos volveremos a ver, te esperaré el tiempo que necesites para que te deshagas de esa persona que tienes en tu corazón, ya te esperado por años, unos meses más no serán problema.

-El amor no se evapora así como así.- dije riendo.-Pero espero que no te rindas.

-Ya te dije que no, espérame pronto princesa, te haré una visita inolvidable.

-Estaré esperando.-dije riendo.-Hasta luego, tengo que irme, ya deben estar preocupados buscándome, hasta pronto, por cierto, ¿Cual es tu nombre?

-Cassian, o para ti amor de tu vida.

-Hasta luego.-dije volviendo al pueblo y en busca de mi carruaje y con una gran sonrisa en el rostro.

No tenía idea que me pasaba con el, sentía que lo conocía, aunque nunca lo había visto, solo en sueños y lucia más pequeño, pero ahora lucia tan diferente, más adulto, con una belleza diferente y me di cuenta que quizás no lo recordara pero algo en mi decía que a pesar de no hacerlo con solo verlo me provocaba quedar atónita a sus encantos, todo el era diferente.
Decidí regresar en el carruaje y así lo hice, el camino se me hizo tan rápido y no podía dejar de pensar en Cassian, en sus brazos alrededor de mi, su toque cálido, su sonrisa y su modo de ser, era un gran engreído pero no podía dejar de admitir que no se veía mala persona.

Cuando llegue al palacio ya estaba la reina Natalie esperándome y tenía una cara de pocos amigos, una que decía, ven aquí, voy a regañarte, su rostro lucía un poco más severo de lo normal, con ese cabello negro largo hasta la espalda, con unos ojos grandes tan expresivos como lntensos, tan fríos color gris, su piel morena resaltaba, con unos labios gruesos, unos pómulos marcados, su postura me decía que estaba enojada y que esto acabaría mal, de repente llego Jesabelle, una copia exacta de su madre, con los mismos ojos, con el cabello del mismo color, eran el reflejo la una de la otra, solo que Jessabelle tenía pecas, labios gruesos, cara redonda y un modo un poco menos frío como su madre, las dos me vieron molestas por escaparme, pero no me importaba el regalo cuando lo que había hecho me provocaba una paz interior que nunca había sentido.

-¿A donde fuiste?.-dijo Natalie molesta.

-A llevar provisiones a mi pueblo, no se porque esperaban que estuviera encerrada, ya no hay nada por lo que temer, no me pasará nada.

-Eres una molestia Arabelle, no sigues instrucciones, llevas comida al pueblo como si fueras una pueblerina más y me contestas.

-Lo siento, pero no hice nada malo, sabía que si pedía permiso me encerrarían y no quería eso, debí decirles.

-Mamá deberías enseñarle que no debe desobedecer a la gran reina suprema. -dijo Jessabelle riendo.

-Tienes razón, Hunter llévatela al cuarto en el ala este, el mas abandonado, el mas frío y el que tenga de compañía a las ratas, justo donde se merece estar.

-No me pueden hacer esto, soy la princesa, no eres quien para encerrarme. -dije molesta y pataleando cuando Hunter me abrazo y me cargo.

-Tranquila Arabelle, no dejare que te dañen.-dijo serio.

-No necesito que lo hagan, ya lo hiciste tú.-dije triste.

-¿Por qué?.-dijo serio.

-Se todo sobre tú y mi hermana, se que se ven a escondidas.

-Te lo explicaré, ahora debo ir a ver a la reina, quiero pedirle que te saque de aquí, te prometo que volveré y te contaré todo.

-Hazlo, pero no sé si te quiero escuchar.

-Lo comprenderás pronto, te diré toda la verdad, lo prometo.

Se fue cerrando la puerta de hierro, me dejó encerrada en un lugar con bastante oscuridad, tierra, ratones, con una pequeña ventana y no estaba segura si volvería a salir de aquí.

Princesa maldita I ( Terminada )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora