One-Shots | Harry x Ginny.

02

Aclaración: "20 songs challenge" (recuerden que el reto trata de que yo escriba lo que imaginé al escuchar la canción, por lo que puede no coincidir con lo que ustedes imaginan al hacerlo, ya que la música no tiene una sola forma de interpretación).

Primera ganadora del azar: Martu_Granger ¡Gracias por el apoyo, linda!💕

Canción: Story of my life | One Direction.

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La ciudad de Londres se encontraba cubierta por una gruesa capa de nieve, la cual parecía solamente ir en aumento gracias a los copos que caían lentamente del nuboso cielo. Y, como nunca, Harry Potter miraba con el entrecejo fruncido el clima desde la ventana de su coche.

El joven azabache había estado conduciendo desde la mañana sin rumbo alguno, perdido en busca de las piezas de su corazón destrozado. Y, triste y malhumorado, ahora se había quedado atorado en el tráfico.

¿Quién lo mandaba a dar una vuelta -de casi todo un día- en coche en un día nevado?

Él mismo, claro, puesto que su refugio siempre había sido ese viejo carro color gris oscuro. Pero esta vez no le había funcionado, puesto que todo lo que hizo desde que comenzó a conducir y a deambular por diferentes zonas de Londres, fue recordarla a ella.

La veía riendo de sus propios chistes malos -esos que escasamente lo hacían reír a él, porque era ella quien los contaba- en el jardín de su casa, mientras se sostenía el estómago y achinaba sus grandes ojos marrones.

La veía cambiando la música que sonaba en la radio con el entrecejo fruncido y comentando algo como: —Eso de que toda la música es buena es totalmente mentira. He escuchado esta canción por solo un segundo y ya hizo que tuviera tres derrames cerebrales.

La veía en los diversos paisajes, especialmente en las colinas y praderas, sosteniendo sus manos mientras sonreía con aquellos bonitos hoyuelos formados en sus mejillas.

Y la veía allí, simplemente existiendo junto a él en el asiento del copiloto y comentándole cosas acerca de nuevos lugares de comida o chismes de cualquier cosa o persona que se le viniera en mente.

Ahora ya no vería nada de eso de la misma forma.

¿Quién lo mandaba a enamorarse de aquella extraordinaria mujer pelirroja? 

Tuvo que haberse dado cuenta desde un principio, que él, un joven tan desolado y roto por dentro, jamás podría tener oportunidad alguna con alguien como ella, que era tan alegre y radiante como un día soleado.

¡PI! ¡PI! ¡PI!

Se sobresaltó al escuchar las bocinas de los carros y se avergonzó por completo al notar que ya no había coches frente al suyo y que podía avanzar. Sacó una mano por la ventanilla, pidiendo disculpas a quienes esperaban detrás de él y luego comenzó a andar.

Condujo por varios minutos más, hasta llegar a su casa. Una vez allí estacionó su auto como pudo entre los grandes montículos de nieve que se habían formado frente a su entrada y, cuando caminaba por la congelada vereda hacia su puerta, se resbaló y cayó de bruces al suelo.

—Que hermoso día —masculló irónico, al tiempo que veía como su anciana vecina lo observaba divertida por la ventana de la cocina y no se molestaba en disimular sus carcajadas con respecto a su caída.

Siempre él pasando vergüenza.

Finalmente, se adentró en la calidez de su casa y se arrojó al sofá de la sala, con la intención de quedarse dormido junto al fogaje de su chimenea. En sus intentos por conciliar el sueño, en lo único que podía pensar era en sus fracasos amorosos.