El primer juego de Ginny.

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El señor y la señora Weasley estaban muy felices de tener reunida a toda la familia en su humilde hogar una vez más. Todos se encontraban allí, desde su primogénito, Bill, hasta su primera nieta, Victoire, de un año.

Estaban todos sentados a una larga mesa en el patio trasero de La Madriguera, mientras se alimentaban con un abundante desayuno hecho, nada más ni nada menos que, por Molly Weasley.

Bueno, en realidad, faltaba una persona...

-Alguien bájela de esa escoba, esa niña va a matarse si sigue probando trucos nuevos- habló la señora Weasley, mirando de manera desaprobatoria a su única hija mujer, que en esos momentos colgaba de un solo pie de su preciada escoba, mientras volaba con la intención de anotar una quaffle en un aro improvisado.

El resto de la familia fijó sus ojos en la pelirroja, para luego reír con notable diversión ante las ocurrencias de la chica.

-Debes entenderla, Molly querida- sonrió Arthur Weasley-. Su sueño siempre ha sido jugar con las Arpías de Holyhead, y hoy será su primer partido ante todo el mundo mágico. Es comprensible que esté ansiosa y algo nerviosa.

-Si sigue creyendo que es uno de esos monos salvajes que se cuelgan de los árboles en la selva, terminará hospitalizada y tendrá que decirle adiós a su sueño- dictó la señora Weasley-. ¡Ginevra! ¡En la escoba debes ir sentada, nada de pararse!- chilló histérica.

Ginny se tambaleaba sobre su escoba, tratando de mantenerse en pie, pero seguía sin conseguirlo y se caía constantemente. Para suerte y alivio de su madre, la pelirroja estaba cerca del suelo y lo más grave que podía pasarle era que le saliese un moretón.

-Harry, cariño- lo llamó Molly, aún con la mirada fija en su hija-. ¿Podrías hacerme el favor de traer a Ginny para que desayune?

El azabache se puso de pie enseguida, asintiendo ante el pedido de la señora Weasley. Se dio la vuelta y comenzó a caminar en dirección a donde estaba su novia, la cual todavía no se rendía con aquello de intentar jugar de pie en su escoba.

-¡Hey, Gin!- exclamó Harry, irrumpiendo el pacífico silencio que mantenía a la más joven de los Weasley concentrada y logrando que esta se cayera de su escoba.

Para suerte de Ginny, esta vez unos fuertes brazos lograron atraparla antes de que su trasero diera de lleno contra el suelo. La escoba de la pelirroja no tuvo tanta suerte, porque cayó al césped y no hubo ninguna escoba enamorada de ella para atraparla (xd).

-Tu madre quiere que desayunes- le comentó Harry, dándose la vuelta para caminar hacia la mesa, aún con ella en brazos.

-No puedo perder el tiempo en algo tan poco importante como la comida en este momento, Harry. Debo seguir practicando, ¿entiendes que juego en apenas unas horas con las mujeres que idolatré desde... desde siempre?

Harry frunció el ceño notablemente extrañado al escucharla decir que la comida no era importante, si no fuera porque entendía que este partido era muy importante para ella, al ser su debut, él pensaría que estaba muriendo o algo así.

Porque vamos, era Ginny, ¡era una Weasley!

-Lo entiendo pero... ¿tú entiendes que si no desayunas no tendrás energía para jugar y te desvanecerás en el aire?- retrucó él-. Y yo no podré atraparte desde mi asiento- agregó divertido.

-En algún partido me dejaré caer apropósito, Potter, y más te vale que me atrapes porque soy muy hermosa para dejar este mundo- bromeó, haciendo que ambos rieran.

-Prometo estar siempre para atraparte entonces, Weasley- le dijo, al tiempo que la bajaba al suelo.

-¡Que tierno!- exclamó embelesada-. ¡Pero no te pongas meloso, no es momento, Potter!- agregó con firmeza.

One-Shots | Harry x Ginny.Where stories live. Discover now