One-Shots | Harry x Ginny.

La primera vez.

 La primera vez es algo que todos recuerdan, ya sea tu primer beso, tu primer partido de quidditch, tu primer extraordinario, tu primera vez en el Callejón Diagon, tu primera vez en Hogwarts o, esta vez, tu primera vez cuidando a un niño.

 La batalla había terminado, Voldemort se había ido y, esta vez, para siempre. Harry Potter lo había vencido y se había convertido en una legenda, además de todos los que participaron en aquella batalla, incluyendo a los que trágicamente murieron y a los que sobrevivieron.

 El niño que vivió, ahora se encontraba viviendo solo en Grimmauld Place, en la casa que su padrino le heredó. Harry esperaba a alguien sentando en el sofá de la sala, o más bien, esperaba a dos alguien. 

 Se sentía demasiado nervioso e inseguro, tenía miedo de hacer algo mal. Pero sus miedos y preocupaciones se vieron interrumpidas ante tres golpes en la puerta; el tomó rápidamente su varita, buscando protección de ella. Quizá fuera porque tuvo que lidiar con mortifagos toda su vida y además que se estaba preparando para ser auror, lo que le dejaron aquel tic.

 Estaba lloviendo, se oían relámpagos y truenos, y cada tanto en el cielo se podía ver una fina linea de color resplandeciente descender, los rayos. Mientras caminaba hacia la puerta, con un paso demasiado lento, pudo escuchar un fuerte estruendo, un trueno.

 Al fin, había llegado frente a la puerta, por lo que dirigió su mano al picaporte y la abrió. Sus ojos se toparon con unos ojos marrones muy hermosos, los cuales reconocería en cualquier parte. Ginny Weasley estaba de pie al otro lado de a puerta, con su cabello pelirrojo, su ropa y su cuerpo completamente mojados por la lluvia; pero ella no venía sola, bajo un impermeable venía Teddy Lupin, su ahijado.

-Pasa- dijo rápidamente Harry, notando que su novia moriría por el frío de no ser así.

-Gracias- le dijo mientras entraba, mojando todo a su paso.

 Llevaban de novios esos meses o semanas que habían estado juntos en la escuela, no lo recordaban bien, y además de eso, llevaban dos meses juntos desde que Voldemort había sido vencido. Y, aunque Harry le haya dicho miles de veces que no debe pedir permiso para ir o entrar a su casa, ella lo seguía haciendo, porque así era Ginny Weasley.

-Ven, te prestaré ropa, o morirás congelada- le dijo Harry.

 Ginny asintió, pero primero dejó a un Teddy, dormido, en el sofá donde antes estaba Harry; dejando almohadones en el suelo, por si llegase a moverse y caer. Luego de eso, siguió a su novio escaleras arriba.

 Llegaron a la habitación de Harry, donde el chico comenzó a buscar algo que pudiese quedarle a su novia, ya que él había crecido bastante, su espalda, sus músculos y su altura, y ella era muy delgada, además de muy baja en estatura. 

 Mientras tanto Ginny se quitaba su ropa mojada y secaba su cuerpo y cabello con una toalla, en el baño de aquella habitación. Dos golpes en la puerta del baño le decían que el azabache ya tenía ropa para ella.

-Adelante- le permitió pasar.

 Harry abrió la puerta y lo que vio lo hizo sonrojarse, su novia estaba envuelta en la toalla, con su pelo mojado cayéndole a los lados. Estaba completamente desnuda, aunque claro, con aquella bendita toalla cubriendo su cuerpo.

-Ten- dijo pasandole la ropa, mientras volteaba sonrojado. Ginny soltó una pequeña e inaudible risa.

 Minutos después Ginny salía del baño con una remera verde mangas largas, unos leggins grises y unas medias blancas. La remera le quedaba larga, a el pantalón tuvo que doblarlo repetidas veces en la parte de abajo, ya que sus piernas eran demasiados cortas para el largo de ese, y las medias esas le quedaron casi perfectas, solo que un poco más grandes.