16. Giglio di cala

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"Voy a matarte hijo de puta"

"Basta" -El cappo se interpuso en medio de ambos, y aunque el líder de la familia Bernardi no se movió, sabía que este solo esperaba el momento preciso-. "¿Qué ocurrió?"

"No tenemos tiempo para las constantes peleas entre sus familias, La Porta, por favore, coopera, sabes que es lo que hacemos aquí" -El líder de los Pavan habló, mirando de reojo al líder de los Tavani, que parecía mirar sin emoción alguna la discusión-.

"¿Cuál es el trato?" -El rubio terminó por rendirse, mientras miraba mal al otro presente frente a él, y caminaba hacia su lugar asignado, el líder de los Bernardi no rompió el contacto visual hasta que él mismo se sentó-.

En realidad, no es que alguno quisiera estar ahí, pero si en la reunión con las familias del "calcolo de la morte" se encontraban todas estas, solo podía significar que era importante, ninguno de los líderes podía faltar, y en esta ocasión así era, querían poner fin a la guerra en las calles, las familias en sí, estaban tensas, si las cosas seguían así en su propia organización, las demás organizaciones descubrirían que estaban débiles, y no dudarían en tomar aquella pequeña oportunidad para robar territorios o en el peor de los casos terminar con esta.

Solo que las cosas entre los Bernardi y los La Porta estaban peor que nunca.

Claro, a excepción de Mu Qing y Feng Xin.

En cuanto su madre se fue de su habitación creyendo que este estaba completamente dormido, este salió por la ventana, conocía perfectamente el lugar, ni siquiera un experto podría descubrirlo, se pasó casi toda su niñez escalando esa pared, y su adolescencia saliendo a escondidas.

Feng Xin no lo pensó demasiado, apenas si había empacado algo de ropa dentro de una mochila, su falso pasaporte que era para "emergencias", y dinero que tenía guardado. Tenía que encontrar a Mu Qing e irse lo más pronto posible, el único problema era acercarse a la mansión de los La Porta.

El viento estaba más agitado que en otro momento, al menos podía agradecer que pasaban de las tres de la mañana, el cielo estaba en su punto más oscuro en ese momento, solo tenía que moverse con cuidado y nadie lo descubriría.

Realmente no fue el mejor plan, era consciente de eso, pero no tenía opción, no sabía que pasaría después, y si era honesto consigo mismo, no podía pensar con claridad, solo se movía en dirección a lo único que últimamente le importaba.

Ni siquiera había llegado a la mitad del camino cuando se encontró con su pareja, que pese a solo la luz de la luna, podía jurar que había llorado.

"¿Qué haces aquí?" -Apenas lo alcanzó, lo atrajo hacia él en un cálido abrazo que parecían ambos necesitar, mientras sentía al platinado temblar ligeramente, aferrandose a la ropa del contrario-.

"Tenemos que irnos" -Después de una ligera pausa, el platinado se separó mirándole-. "Podemos irnos en barco hasta Roma, pero dudo mucho que no haya gente en los puertos, para cuando lleguemos, nuestros padres deben haber notado ya nuestra ausencia"

"Podemos irnos en avión, ¿traes tu pasaporte falso?" -El platinado asintió mientras entrelazaba sus dedos con los de la cálida mano del contrario, y los dos comenzaron a caminar, o casi correr en dirección a la calle principal, pese a la hora, a veces pasaban taxis, esta no fue la excepción, apenas se subieron, este comenzó a conducir hacia el aeropuerto-.

Mu Qing había ideado un plan, en cuanto salieran de Italia las cosas se volverían más fáciles, llamaría a Lorenzo de algún teléfono público para decírle que estaba bien, y contarle en que parte del mundo estaba, tal vez, si las cosas salían bien, podría volver en unos años, incluso poder presentar a Francesco como su novio, sin crear una guerra directa entre las familias.

SAVAGES (𝐅𝐞𝐧𝐠𝐪𝐢𝐧𝐠)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora