2. Girasole

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-Angioletto, párate derecho -El platinado obedeció mientras tomaba de mejor forma el violín-. Cada día mejoras más, estoy orgullosa

La preciosa rubia felicitó a su hijo después asentir.

Martia La Porta, la signora dei fiori de la familia La Porta preciosa de manera exgerada, y con la mirada más fría que las demás familias podían jurar haber visto, elevó ligeramente el mentón del platinado, y después de que este le diera una mirada entre desinteresada e iluminada que delataba el gusto de que su madre estuviera orgullosa de él, la mayor sonrió asintiendo.

-Creo que ya practicaste mucho, podríamos comer algo, ¿Qué opinas?

-Si es la caponata de nuevo, no pienso comerla

-Tu hermana se está tomando muy en serio esto de volverse vegetariana -La mueca de asco que hizo el menor, solo hizo sonreír a la mayor-. Podemos pedirle algo a Clemenza, dudo mucho que te diga que no

-Al único que le niega comida es a Alessandro -La mujer sonrió pero no respondió, realmente era verdad, su chef no cocinaba mucho de lo que su hermano mayor pidiera, Alessandro La Porta era el más quisquilloso con la comida, así que el chef había dejado de querer complacerlo.

-¿Acaso lo que escuché fue traición, Mu Qing? -El rubio mencionado apareció con los ojos entrecerrados y después de que Mu Qing rodara los ojos, su madre solo negó-.

Mu Qing, también conocido como Massimo La Porta, era a ojos de los demás, hermoso a una manera ni siquiera explicable, sus rasgos eran delicados pero marcados, y el platinado cabello le daba un toque aún más llamativo, la piel porcelana del menor volvía más remarcados sus ojos, estos tan oscuros que si no eras lo suficientemente valiente, terminabas desviando la mirada.

-No dije ninguna mentira

-Bueno, olvidemos eso -El mayor enrolló uno de sus brazos por su cuello y caminó junto a su madre-. ¿Si irás conmigo a la fiesta de Laeticia?

-Es muy desagradable

-Por favor, dijiste que lo pensarías -El menor miró a su madre que solo suspiró-.

-Tu padre te pidió terminar un asunto, ¿Lo hiciste? -Alessandro rodó los ojos mientras asentía-.

-Por favor, Mu Qing, si vas prometo q-

-Massimo -La voz del primo de estos dos apareció, Renzo La Porta caminaba por el largo pasillo hacia ellos, con una ligera sonrisa ladeada-.

-Pediré algo para que comas, angioletto -Su madre habló mientras le daba una mirada acusadora a su hijo mayor y se retiraba, haciendo sonar delicadamente sus tacones-.

-Tienes que pasar menos tiempo con ella, y convivir más conmigo

-¿Y con Pazzo?

-¿Por qué no, primo? -Mu Qing miró de reojo a su supuesto primo, Renzo La Porta era atractivo, tal vez no tanto como Alessandro o incluso él, aún así tenía lo suyo, pero su mirada no dejaba de ser escalofriante, la piel del platinado se erizaba cuando este lo miraba demás-.

Porque Renzo La Porta no lo miraba con cariño familiar, el deseo brillaba en su mirada cada que lo veía, y aquello le resultaba asqueroso, no tenían la misma sangre, y era consciente de eso, pero eso no volvía menos asqueroso aquello.

Claro que de toda su familia, el único que lo notaba era él y su preciosa hermana Stella La Porta, quien apareció de la nada con el ceño fruncido y una mordaz mirada hacia el recién llegado.

-¿No deberías estar en Roma? -Pazzo era regularmente al que enviaban a mediar y resolver asuntos, si, las familias vivían en Sicilia, pero los asuntos de la bella Italia siempre estaba en sus manos-.

SAVAGES (𝐅𝐞𝐧𝐠𝐪𝐢𝐧𝐠)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora