12. Papavero

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Mu Qing gimió entre un gruñido arrepintiéndose de haber aceptado.

Feng Xin en cambio, sonrió con los ojos completamente nublados por la excitación. Aunque no lo demostrara, principalmente para no preocupar a su novio, estaba nervioso.

¿Qué es lo que Feng Xin le había estado insistiendo tanto que Mu Qing no quería aceptar?

Usar una pistola como dildo, o consolador.

El platinado tenía las piernas abiertas hacía él, completamente desnudo, y le veía con miedo, no sabía si temblaba por este, o por la excitación del momento.

Feng Xin tragó saliva mirándole a los ojos, y después de retirar dos de sus dedos dentro del menor, cargó la pistola que el mayor ya se había encargado de lubricar.

"Sole, te amo, prometo ser cuidadoso, ¿sabes que te amo verdad?"

"Si llegas a disparar idiota, y esta es tu forma de despedida, voy a revivir solo para matarte" -Feng Xin no respondió, solo frunció el ceño mientras tragaba saliva-.

Los dos hicieron contacto visual después de aquello, mientras el calor comenzaba a subir en ambos, fue cuando el pelinegro introdujo la pistola dentro del platinado, y comenzó a moverla de arriba hacia abajo lentamente, no quiso introducirla del todo por si algo se le iba de las manos, aún así, disfrutó y juró guardar en su memoria esa expresión entre excitada y asustada del platinado.

El arma estaba fría al momento de entrar en él, pero no tardó en comenzar a arder mientras Feng Xin movía esta en círculos. Rápidos y golpeando no del todo dentro de él, aunque comprobó de mala gana que era un buen consolador, no le daría el placer a su novio de decirle, así que después de unos minutos donde las manos del otro aún temblaban, e incluso Mu Qing podía sentir que ardía dentro de él, comenzó a no ser suficiente.

"Feng Xin" -El menor le llamó entre jadeos, y el más alto se detuvo, sacando el arma dentro de él, y tirando esta al piso, antes de acomodar con delicadeza al platinado, y comenzar a besar su cuello hasta su barbilla-.

"Voy a entrar" -Y después de decir lo obvio, entró de golpe en el platinado, que apretó los dedos de sus pies, y enrolló sus delgados brazos por el cuello de su novio que comenzó a embestirlo entre lento, a volverse cada vez más rápido, buscando cada punto de placer en el platinado, y al encontrar el que lo hizo tirar la cabeza hacia atrás, invirtió papeles, dejándole montarlo-.

Se corrieron al menos tres veces hasta que el sol comenzó a salir, y los dos terminaron abrazados al otro, con las pesadas respiraciones, y hechos un desastre, el maquillaje del platinado se había corrido en su mayoría.

"¿Mu Qing?"

"No, estoy exhausto, no puedo otra" -Feng Xin sonrió tranquilo besando la coronilla de su cabeza-.

"No es eso, en realidad, quería decirte algo"

"Siempre tienes algo que decir" -Después de escucharle, el pelinegro frunció el ceño, bien podría responder mal para que comenzaran a pelear, pero como si el platinado también quisiera evitar eso, elevó la cabeza y beso su mejilla-. "Pero habla"

"La pistola no estaba cargada" -El menor se separó de golpe mirándole algo mal-. "No podía hacerlo, jamás te pondría en peligro, pero me alegra ver el grado de confianza que tenemos el uno del otro"

"Te odio" -El platinado rodó los ojos recostándose y dándole la espalda, no tardó ni dos segundos en sentir el abrazo del moreno, y los cortos besos en su espalda-. "Ugh, creí que realmente ibas a matarme"

Hubo un ligero silencio que puso a los dos a analizar aquello, aunque los dos eran conscientes que no pensaba realmente eso, se preguntaron, ¿realmente podrían dañarse de ser el caso?

SAVAGES (𝐅𝐞𝐧𝐠𝐪𝐢𝐧𝐠)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora