3. Orchidea

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-¿Quién es él? -Feng Xin pudo preguntar después de que el platinado entrara a la casa no sin antes de parte de este, darle una última mirada. Al no recibir respuesta de su ojiverde amigo, giró a verle y este que había notado todo, solo elevó los hombros con cierta expresión que no supo interpretar-.

-Pero es bastante caliente, no pierdas la oportunidad y búscalo -El pelinegro asintió, decidido a seguir el único buen consejo que Carlo le había dado ese mes, pero Laeticia apareció frente a él con una sonrisa que solo frustró sus planes-.

-Los idiotas vienen a juego -Stella mencionó dando un ligero trago a su bebida-.

En realidad, fue aquello lo que lo trajo de vuelta de sus pensamientos. Jamás había visto al pelinegro que se encontró fuera de la fiesta de la odiosa de Laeticia, ¿Por qué jamás lo había visto y porqué no podía dejar de pensar en él?

Por primera vez, el bullicio a su alrededor y el sonido que hacía a su hermana gritar, parecían no importarle, en toda su vida, sin exagerar, jamás creyó interesarse tan pronto en alguien, se maldecía internamente en esos momentos porque lo único que quería era conocerlo, al menos saber su nombre, tener alguna idea de él, Mu Qing comenzaba a decirse a si mismo que quería saber esto para después de conocerlo, perder el interés.

Aunque, su suerte no estaba de su lado, y menos aún cuando elevó la vista.

Enzo Molinaro, y "Blu" Montorfani, este último hijo del Capo, se acercaban a él y a su hermana, ambos admirando la belleza del platinado sin que este siquiera les diera una mirada interesada, al ver sus disfraces después de mirarles de pies a cabeza, rodó los ojos, Stella tenía un poco de razón, Enzo estaba disfrazado de "griego antiguo", y el hijo del capo de "romano antiguo", no dudaba que se pusieran de acuerdo para ir disfrazados de esa forma.

-Massimo -El primero en hablar fue "Blu", mirándo con cuidado de examinar todo su rostro apesar de las luces que iban de un lado a otro y no ayudaban demasiado-. Creímos que no ibas a venir -Mu Qing elevó el oído haciendo una mueca, y fingiendo que no le escuchaba, su hermana supo que era el momento de actuar, y por fortuna la canción cambió, así la rubia tomó su mano y lo llevó a la pista para que bailara con ella-.

Mu Qing odiaba bailar, pero no por eso era malo en el baile, así que después de la divertida sonrisa de su hermana y de que él rodara los ojos, bailó junto a ella una canción ochentera.

Recién terminó la canción, Laeticia apareció en la boca de las escaleras, comenzando a explicar en que consistiría el concurso de disfraces, así que, mientras su hermana buscaba a Alessandro, él se escabulló a uno de los balcones del salón de té, donde había menos personas, mientras admiraba sin mucho interés, a una pareja en el jardín besándose. Asqueroso, pensó.

-¿Fumas? -Una suave, y entre gruesa voz apareció junto a él, y aunque intentó lucir tranquilo, no pudo evitar girarse de golpe al notar al sujeto que se encontró fuera de la mansión de los Pavan. Al ver la cajetilla de cigarros en su dirección, asintió, y tomó uno, bajo la atenta mirada del pelinegro-.

Ni él rompió el contacto visual, era completamente nueva aquella sensación. El mayor sacó su encendedor y lo acercó delicadamente encendiéndolo en el proceso, al cigarrillo que Mu Qing había colocado ya sobre sus labios, Mu Qing, sostuvo la mano del pelinegro, acercando un poco su rostro al fuego que comenzó a calentar ligeramente su rostro en lo que se encendía el cigarrillo. Y cuando este estuvo prendido, sin despegar su mirada de la del contrario, soltó su mano dando la primer calada al tabaco, y desviando la vista de nuevo al balcón, mientras recargaba sus brazos sobre el barandal.

-¿Cómo te llamas? -Feng Xin tardó unos segundos en reaccionar, lo hizo cuando el "ángel" le miró de reojo, su voz era suave, pero no afeminada, era linda, sonaba llamativa-.

SAVAGES (𝐅𝐞𝐧𝐠𝐪𝐢𝐧𝐠)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora