Finale

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19. Copa

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Mu Qing suspiró.

Dolía, ardía por dentro, parecía como si estuvieran presionando su pecho mientras él no se movía, solo quería llorar para que pasara el dolor, pero después de haber llorado tanto, no podía, las lágrimas parecían haberse terminado, y él solo podía decir que parecía asfixiarse.

Feng Xin acababa de ser dejado en la capilla donde murió, que, por tradición, tenía que pasar la noche solo, apenas eran las tres de la tarde, pero los padres de este parecían no poder con su dolor propio, al igual que el viudo Massimo La Porta, que había visto morir la noche anterior al amor de su vida.

Era un día triste, incluso para los La Porta, ver sufrir al mediano siempre les rompía el corazón.

Mu Qing tenía otros planes para su día. Con todo el dolor de su corazón, besó la frente de su amado prometiéndole que volvería, y se retiró ignorando las curiosas miradas de los presentes. Al parecer, el secreto que habían estado guardando por casi un año, fue descubierto por toda la organización, y todos le veían con pena. Todo se había vuelto tan real en segundos, que ni siquiera había asimilado del todo que Feng Xin ya no estaba, aún así, eso no quitaba la rabia que parecía correr por sus venas sustituyendo la sangre.

Probablemente era aquello lo que aún lo tenía de pie.

Venganza.

Mu Qing juró al cielo, a Feng Xin y a sí mismo, que se vengaría.

Apenas tuvo oportunidad, llamó a Lorenzo de un teléfono público, para saber donde se había metido, podía sentir que lo estaban siguiendo, no era idiota, probablemente era gente enviada por sus padres para saber como se encontraba.

Así que, después de idear un plan, al salir de la cabina, ni siquiera puso resistencia cuando uno de los guarda espaldas de su padre lo esperaba fuera de ahí, caminó junto a él, y lo dejó regresarlo a la mansión La Porta, pero incluso el mayor pudo notar diferente al platinado, de ser posible más pálido.

El platinado esperaba gritos, o al menos un golpe, en cambio, cuando sus padres lo vieron, lo abrazaron, intentando mostrarle lo mucho que lo querían sin importar de quien se había enamorado, solo querían que el dolor por el que su pequeño estaba pasando, se les pasara a ellos, para que Mu Qing no tuviera que pasar por esto.

Solo que aquello era imposible, además que no tenían no la menor idea que es lo que pasaba por la cabeza de su hijo en esos momentos.

Mu Qing devolvió el abrazo, y después subió a su habitación, sus hermanos que lo abrazaron en el piso de arriba, lo dejaron entrar a su habitación, diciéndole que si necesitaba cualquier cosa, solo los llamara. Su familia creyó que iba a recostarse, y no salir de su cama en todo el día, o el año incluso, ninguno consideró que, el platinado en cuanto entró a su habitación, se cambió de ropa completamente listo para cobrar la venganza que le debían.

Así tuviera que quemar toda Italia, vengaría a su amado.

Después de acomodar sus armas perfectamente, ató su cabello en una alta coleta y salió por la ventana en cuanto el sol comenzó a caer. Podía ver el atardecer mientras se escabullía sin ser visto por los enormes jardínes hacia uno de los túneles de su familia.









El sol comenzaba a caer al momento que él llegaba a su destino, con un cansado y palido Lorenzo mirándole sin mucha emoción.

"¿Seguro que quieres hacerlo?" -Ni siquiera necesitó respuesta, la mirada que el contrario le dedicó respondió por él, y Lorenzo se preocupó, porque no solo veía dolor en estos, había una norme falta de brillo en su mirada que lo hizo desviar la propia-. "Sigueme"

SAVAGES (𝐅𝐞𝐧𝐠𝐪𝐢𝐧𝐠)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora