Se burlaron de ella. La acusaron de débil, frágil, rara, inútil.
Se sintió mal por ello; sin embargo, no permaneció de brazos cruzados.
El destino tiene muchas formas de revertirse.
Ella ni siquiera lo planeó.
como tampoco estaba en sus planes ena...
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Narra Gine.
Camino a espaldas de Bardock sintiéndome atareada por su andar. Sus pasos son largos y rápidos, por lo que me cuesta demasiado seguirlo; desde que le ordenó a su soldado marcharse no dijo nada más y permaneció con su característica cara de culo. No parece importarle en absoluto que esté detrás de el jadeando como si corriera una maratón. Nop, mi estado físico probablemente es lo último que le preocupe en el mundo.
- Bardock ¿No crees que es un exelente día? -busco conversación para igualar su paso o intentar que camine más lento- ¿Sábes? nunca había venido al planeta y cuando apenas llegué quedé maravillada. No pensé que fuéramos tantos, son poco hospitalarios, no ortodoxos y los soldados a veces son muy bruscos; pero aun así, no creo que sean tan ma...
Se detiene y finalmente corro hasta alcanzarlo. Le sonrió mientras el rebusca algo en sus bolsillos, extiende la mano y me ofrece algo cubierto en una envoltura.
- ¿Un caramelo? -su amabilidad me resulta extraña. Aún así lo tomo y ambos seguimos caminando.
Va más lento esta vez. Al parecer el señor gruñón se dió cuenta que me costaba seguirlo y tuvo algo de compasión.
Le quito la envoltura al caramelo que acaba de ofrecerme y mientras sigo caminando, me lo llevo a la boca feliz de recibir este manjar.
"Manjar", pensé con esperanza. Pero esto sabe peor que mil vomitos juntos. Mi paladar no puede tolerarlo por más de cinco segundos.
- ¡Que asco! -me quejé escupiendolo de improviso- ¿Que clase de caramelo es este?- le reclamo a Bardock con fiereza.
El esboza una sonrisa de lado y ni siquiera me mira, continúa caminando. ¿Acaba de hacer eso a propósito?.
- Es una pena que lo escupieras -habla por primera vez en un tono cargado de sarcasmo- quería mantenerte callada al menos por medio minuto.
- ¡Que grosero! -le reprocho de brazos cruzados- si al menos vas a ofrecerme algo, la próxima vez que tenga buen sabor.
Está vez me mira, se detiene y a juzgar por como me observa cree que le estoy haciendo una broma.
- Es el planeta Vegeta -me recrimina con obviedad- todo es insípido y desabrido.
- ¿En serio? -dudo, recibiendo un asentimiento de su parte- que terrible. Creo que tengo un tanto más de suerte, cuando estaba en mi casa, nana siempre hacia dulces de zanahoria y rábanos, que cultivamos de la huerta para mí. No entiendo cómo es que hacía que tuvieran ese sabor increíble pero, me encan...
Me interrumpe.
- No buscaba entablar una conversación, si es lo que pensaste -se queja de forma gruñona, yo suspiro- talvéz no fuí demaciado claro, cállate.
Y vuelve a caminar, guiando me a un lugar que desconozco. No entiendo porqué no podemos conversar, el camino se haría mucho menos pesado y entretenido.
