Se burlaron de ella. La acusaron de débil, frágil, rara, inútil.
Se sintió mal por ello; sin embargo, no permaneció de brazos cruzados.
El destino tiene muchas formas de revertirse.
Ella ni siquiera lo planeó.
como tampoco estaba en sus planes ena...
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Narra Bardock.
Respira.
Tranquilo.
Cuenta hasta diez.
No, mas bien cuenta hasta mil.
Mejor, un millón.
Esta mujer demente. Sin dudas me exaspera y saca lo peor de mi.
- ¡Regresa en este maldito momento! -le exijo corriendo tras de ella.
Es una vergüenza que a esta altura, teniendo soldados que me esperan y dependen de mi; tenga que estar persiguiendo a una desquiciada como ella para que no acabe en problemas. Es mas, debería dejar que haga lo que le plazca y la asesinen de una buena vez.
Pero...
¿Porque yo no puedo?.
- Estas un poco gordito, quizás por eso es que no me alcanzas -continúa mofándose de mi y a esta instancia estamos muy cerca de las carpas de reclutamiento.
Maldita loca.
- Te enseñaré quien está gordo.
- ¡Bardock!, ¡Carajo Bardock!, ¡Suelta me! -grita con desesperación finalmente cuando logro alcanzarla.
Estamos llamando demasiado la atención. Hay soldados a nuestros alrededores que seguramente se preguntan de que psiquiatra salimos, es como si estuviera persiguiendo a un animal salvaje.
- No sabía que tenías una hermana menor Bardock.
- No es mi hermana -respondo a un colega entrometido que va de pasada- por suerte, no tenemos nada que ver.
- ¡Eso es mentira! -se quejó sobre mi espalda, ya que la había cargado igual que a un costal de papas- ¡señor, este hombre me está secuestrando!.
No parece creerle, deja escapar una risita y continua caminando siguiéndonos el paso. ¿no puede simplemente irse por donde llegó?.
- ¿Epoca de celo?, ¿No es así? -vuelve a preguntar, a lo que simplemente asiento para no tener que dar estúpidas explicaciones.
Gine no deja de gritar y acusarme de secuestrador por lo que me veo en la obligación de llevarla a un sitio mas apartado. Me alejo de aquel colega y una vez que avanzo lo suficiente hasta llegar a los vestuarios nos encierro en un cubículo aparte, trabo la puerta con seguro y agradezco que en estos momentos no hay nadie adentro.
- ¿Epoca de celo? -cuestiona lo que acababa de decir aquel sujeto, con curiosidad en su rostro- ¿Que es eso Bardock?, ¿Que e...
Antes de que pueda decir algo mas, desato el pañuelo que llevo en la cabeza para colocarlo como una mordaza en su boca. Frunce el seño, me observa con ganas de querer asesinarme.
Disfruto del silencio y me recargo en uno de sus hombros. Por fin, al fin está callada.
Reposa su cuerpo contra la pared del vestuario y me acerco a su oído para responder la interrogante anterior. Sin querer, inhalo su esencia, no se que demonios use, pero todo su cuerpo desprende un olor delicado y florar.
