Se burlaron de ella. La acusaron de débil, frágil, rara, inútil.
Se sintió mal por ello; sin embargo, no permaneció de brazos cruzados.
El destino tiene muchas formas de revertirse.
Ella ni siquiera lo planeó.
como tampoco estaba en sus planes ena...
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─❀̥˚── Narra gine─◌──❀̥˚
Nada bueno pasa cuando Bardock me mira de esa forma. Yo sé lo que conlleva esa mirada, sé que por mucho que quiera evitarla, su intensidad va a derrotarme por completo.
Va a liberar ese fulgor que siempre aparece cuando estoy cerca suyo. Esa mirada primitiva me captura cada que puede, todo él es un imán.
¿Qué fue lo que dije?.
¿Por qué me mira así de enojado?.
Como sea, no estoy de animos como para que ahora Bardock me atormente con su mal humor. No tengo ganas de nada.
Mis ojos se abren de par en par, cuando veo como Bardock tira todo lo que reposa en una encimera. Como un cavernícola; sin importarle el impacto de los cepillos, accesorios de cabello y brochas de maquillaje que resuenan en el porcelanato de baño.
—¿Qué crees que haces? —lo cuestiono alterada. Con mis brazos de fideo intento que me suelte, en un intento vano— maldito mono ¡¿Si sabes que luego yo tendré que limpiar este desastre?!.
Como siempre, poco le importan mis berrinches. Hace y deshace a su antojo, como si fuera el dueño del mundo.
Me deposita en el pequeño mueble y mis piernas quedan a los lados de las suyas. En un movimiento intrépido, me lleva ambos muslos a la altura de sus hombros, los recarga en estos y sus atrevidas manos no dejan de tocarme; sus labios a escasos centimetros de los míos, mi corazón tan inquieto que no deja de latir con rapidez.
—¿Le llamas a esto desastre? —Bardock me re-pregunta con el cinismo que tanto me fastidia—. Desastre, es el que voy a dejar entre tus piernas.
Sus palabras me ruborizan enseguida.
Yo que siempre tengo contestación para todo. Yo que siempre lo desafío y debés en cuando le dejo en claro que no puede amedrentarme.
Y aquí estoy: temblando contra su cuerpo, con este incendio que anuda mi vientre. Sintiendo como cada músculo de mi ser se tensa, a causa de esa voz áspera y autoritaria.
Cuanto efecto tiene en mi.
—Quítate —le exijo mientras aún tengo un poco de cordura. ¿Si sigue mirándome de esa forma, como podré evitarlo?— Fasha está esperándome. Nos puede escuchar.
—¿Y?.
Bardock me deja sin aliento para responder cualquier cosa. Empiezo a tartamudear y me equivoco incontables veces con palabras sencillas, termino pareciendo una completa tonta. Me avergüenzo en mi propia estupidez.
Este hombre es imponente.
Tan solo un par de horas lejos y me provoca todo esto.
Hunde su nariz en mi cuello y la calidez de su lengua lo humedece de punta a punta, deja marcas por doquier y dudo que se borren con facilidad. Revolotea a lo largo de mis clavículas y termina por perderse entre medio de mi pecho. Suspiro pesado, mis dedos flaquean cuando encuentro tacto con su definido abdomen.
