Se burlaron de ella. La acusaron de débil, frágil, rara, inútil.
Se sintió mal por ello; sin embargo, no permaneció de brazos cruzados.
El destino tiene muchas formas de revertirse.
Ella ni siquiera lo planeó.
como tampoco estaba en sus planes ena...
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Narrador omnisciente
La curiosidad, casi deja a Bardock calvo.
Las llamas comenzaron a propagarse mas rápido de lo que creía y el echo de que la carpa tuviera un bar privado no ayudó para nada.
Su acompañante, huyó indignada por su charla anterior; Gine, por otra parte estaba tratando de enmendar el error que cometió a causa de su torpeza.
No iba a negarlo, tampoco se atrevería a admitirlo. Se desvío de su objetivo principal (buscar las llaves que había perdido en el campamento) cuando observó como la jefa del burdel se adentraba en la carpa de su capitán. Los estaba espiando, cuando sin querer tropezó causando que una de las lámparas de fuego de la entrada chocara contra la carpa y bueno... El resto es el presente.
Lo que no tuvieron nunca en mente es que el capitán poseía una melena en exceso frondosa, gracias a eso: cuando estaban a punto de salir de la carpa, una llamarada lo envolvió por completo, desprendiendo calor y un hedor a quemado no muy agradable de olfatear.
Corría de un lado a otro, escuchando un ruido chispeante provenir de su cabeza.
- ¡¿Tienes la desfachatez de quedarte ahí parada cuando todo es por tu culpa?! -le reclamó entre gritos histéricos a Gine.
- ¡F-fue un accidente! -se defendió de igual manera, empujándolo al exterior aun entre quejas.
Bardock comenzó a desesperarse, ella buscaba en forma ajetreada alguna solución que pudiera apagar el fuego.
- ¡Has algo!.
- ¡Y-yo, no se! -alegó, caminando de un lado a otro- ¡¿Crees que me importa tu estúpido cabello?!.
Se sintió mal por decir eso.
Gine aun seguía debatiéndose entre el enojo y la culpa que sentía por causar tremendo accidente.
Había una parte de ella que le pedía a gritos: ¡Por ozaru! ¡apaga de una vez el cabello de Bardock!.
Y otra, que decía: ¡Deja que se incendie! ¡Por andar de coqueto con esa mujer!.
Sus indicios de pirómana habían despertado meramente porque tras ver a Bardock con otra mujer, algo dentro de ella dolía. Su sangre comenzaba a calentarse y una rabia desconocida le afectaba repentinamente.
No tenía derecho de sentirse así, no quería sentirse así aunque le era inevitable.
Después de todo, no podemos tener control y poder sobre lo que sentimos.
- ¡Maldita sea, voy a morir incinerado!.
No podía pensar con claridad, el peli-palmera estaba tan consumido por el pánico que su única salvación era la mujer causante de tanto lío. El calor comenzó a invadirle la piel en un corto lapso, los segundos parecían pasar demasiado rápido y sus prendas también comenzaban a quemarse.
