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No había ninguna respuesta a lo que los chicos buscaban.

Gilbert seguía teniendo la misma información sobre la poción. Y Anne solo conocía las razones por la que la misma era creada:

Se trataba de una fabricación general, es decir, utilizaban elementos de manera que todas las personas pudieran sentir diferentes aromas. Y por la misma razón, cuando se buscaba una cura no había nada que sirviera.

"Amortentia está perfectamente estructurada al punto que no puedes apreciar más allá del muro visual que ha formado entre su preparación y su cura.

Una mente centrada en un punto no es capaz de encontrar respuestas si no puede alzar la mirada.

La perfección no es sinónimo de éxito"

Eso terminó de quemar las neuronas de la pelirroja.

¿Lo peor? Ese día les tocaba oler la poción. Y ni Anne ni Gilbert estaban preparados mientras hacían la fila para entrar al laboratorio.

—¡Cambia esa cara, por amor a las papas! —rogó Moody, que estaba detrás de Gilbert en la fila, pero aún así podía verle la molestia. Por poco no lanzaba humo hasta de los zapatos.

—No puedes hacer nada, Anne, deberás aceptar tu futuro —opinó Ruby, un poco más atrás del grupo de Gilbert.

El grupo de la pelirroja (a excepción de Jane) esperaba también el momento en el que fuera su turno para oler la poción. Pero creo que ustedes y yo sabemos quienes siguen oponiéndose a conocer a su alma gemela.

—Es patético —Anne escupió esa frase que ya era una ley en aquel día para ella. Se encontraba de brazos cruzados, con una postura firme y los ojos clavados en la nuca de cierto pelinegro—. Quiero irme de aquí, quiero encontrar la cura. Oh, cierto, ¡tengo que quedarme en este maldito pasillo esperando a que sea mi turno o moriré!

Y aquí vamos de nuevo. Diana y Ruby se lamentaban por oír a su amiga.  Estaba más insoportable de lo que pueden imaginar.

—¿No habías decidido obviar tus aromas? —Diana se encontraba extrañada. Ella si estaba motivada por conocer las fragancias que caracterizaban a su alma gemela. Anehalaba que su destino estuviera conectado al de cierto chico de cabello negro que robaba sus suspiros desde el día en que lo había conocido.

Pero también sabía que Anne no hablaría de lo que fuera a oler, y por lo tanto el tema sería dejado de lado cuando ella estuviera presente.

Juro que si Anne y Gilbert no terminan juntos, yo me encargaré de pegarles las caras y obligarlos a tener siete hijos. Basta loco, hacen la re pareja y encima la tensión sexual la siente hasta Maradona. Pensaba Diana una y otra vez.

—Por supuesto que haré como si nada pasó —explicaba Gilbert con un aire de molestia que comenzaba a desesperar a sus amigos—. Es solo que no estoy de acuerdo con verme obligado a esto. Deseo ser solo yo. Ni siquiera quiero saber si tengo alma gemela, aunque como están las cosas creo que será otra persona la que corra con esa suerte —bufó revoleando los ojos, sabiendo que una pelirroja le estaba clavando sus zafiros. Bueno, dos pelirrojas.

—Deja de pensar en Anne —le pidió Cole ya cansado de esa situación, dándole un golpe en la nuca. Como siempre, en realidad. Gilbert estaba insoportable. Más que nunca—. Recuerda esto: sentirás sus aromas. Y cuando lo hagas, me deberás cincuenta dólares.

Gilbert no aceptaba los tratos, nunca los veía interesantes. ¿Y así se hacía llamar amigo de la aventura? Sí. Pero esa vez fue diferente, porque quería demostrar que no pensaba en Anne y que tampoco era su alma gemela.

AMORTENTIA; Shirbert [✓]Where stories live. Discover now