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CAPÍTULO 35 DE 36

—¿Te dijo algo? —Anne interceptó a Moody en la entrada al salón de clases. Estaban esperando a que el profesor de álgebra llegara y los nervioso los tenían a flor de piel. Cada alumno iba de acá para allá, alisando su uniforme, certificando que tuvieran buen olor, recordando lo que habían estudiado y rezando por aprobar para pasar de año.

—No tengo ni idea, salió de Charlottetown ayer. Ya debe estar llegando, tranquila.

—Cuando veas que el piso se llena de baba y una fila de chicas -y chicos- caen desmayadas, sabrás que apareció —intervino Jerry, llevándose un caramelo de banana a la boca para la suerte.

—O simplemente date la vuelta —opinó Cole, regresando luego la mirada a su cuaderno.

Cuando lo hizo, lo vio a él, y la viva imagen del primer día de clases llegó a su mente.

Gilbert llevaba el cabello lo suficientemente peinado, la camisa bien planchada dentro de los pantalones, la corbata en su perfecta posición y ese saco azul que solo parecía quedarle estupendo a él.

Cargaba unos apuntes en una mano, mientras que con la otra sostenía su mochila colgada de un hombro. Anne había extrañado tanto esa imagen y ese caminar arrogante que usaba cuando la tenía cerca que podían quedarse horas viéndolo así.

—Bienvenido, hermano —Moody abrió sus brazos y rodeó el cuerpo de Gilbert, quien no podía quitar su mirada de la pelirroja—. Alégrate por mi saludo y deja de mirar a Anne, sé que lo estás haciendo —rió al oír eso en un susurro y saludó a todos sus amigos e incluso a las chicas.

—Shirley.

—Blythe.

—Gracias por las tareas, tenías un par de errores en unos cálculos, pero no te preocupes, los resolví —habló con superioridad, apoyándose contra la pared y mirando a su alrededor, notando a chicas de otros salones observándolo. Las saludó con una sonrisa y un ademán en la mano que las hizo cuchichear.

—¿Coqueteando? —rió sarcástica al mirar hacia la misma dirección, a una parte de ella le molestaba eso.

Gilbert se volteó, quedando bastante más cerca de lo estipulado "normal" en su acuerdo. Sentir su perfume comenzaba a quitarle la cordura.

—¿Quieres que te bese aquí en frente de todos? —susurró con una voz gruesa, poniéndola nerviosa— No me importaría romper nuestra promesa.

Ella lo empujó con el codo, sin dirigirle la mirada. Parpadeó varias veces para volver en sí—. Por si no lo recuerdas, no caeré en esto.

Él miró por encima, fingiendo indiferencia al tantear el terreno a su alrededor, y volvió a murmurar peligrosamente cerca de la pelirroja—. Ya has caído varias veces, Shirley.

Anne abrió la boca para refutar, pero la cercanía de Gilbert le quitaba el aliento.

–¡Quinto año! —todos voltearon, temblorosos al oír la gruesa y mandataria voz del profesor Chepping, un hombre flacucho, de más de un metro noventa y un largo bigote gris por la edad. Aunque su apariencia muchas veces daba risa, con sus camisas de cuadros y sus corbatas a rayas, imponía miedo— ¿Era quinto año?... como sea, ¡al salón! —señaló el aula, frunciendo el ceño. Con ese acto hacía que sus años le pesaran más, lo que solo incrementaba el miedo de los alumnos.

Anne se dio la vuelta, dispuesta a hacer caso, pero Gilbert la tomó del brazo, obligándola a volver sobre sus pasos.

—PEMDSR —dijo él, clavando sus ojos avellana en los zafiros de la chica. Ella hizo una mueca, descolocada. El hecho de tener el tacto de Gilbert sobre su piel no ayudaba a sus nervios, pero él hablaba decidido—. PEMDSR —repitió y la mente de Anne se iluminó.

AMORTENTIA; Shirbert [✓]Where stories live. Discover now