Epílogo

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| 𝐀𝐌𝐎𝐑𝐓𝐄𝐍𝐓𝐈𝐀: ¿𝐂𝐮𝐚𝐧𝐭𝐚𝐬 𝐚𝐥𝐦𝐚𝐬 𝐧𝐨 𝐬𝐞 𝐡𝐚𝐧 𝐮𝐧𝐢𝐝𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐦𝐢𝐞𝐝𝐨 𝐚 𝐛𝐮𝐬𝐜𝐚𝐫𝐬𝐞? |

11/11/20 - 16/06/21

"𝐏𝐨𝐫 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐲 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞, 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐯𝐨𝐥𝐯𝐞𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐚 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫. 𝐁𝐮𝐞𝐧𝐚 𝐬𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞, 𝐚𝐥𝐦𝐚 𝐠𝐞𝐦𝐞𝐥𝐚"

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𝐄𝐏𝐈𝐋𝐎𝐆𝐎

Un año, dos años, tres, cuatro... Anne nunca le dijo a Gilbert cuánto debía esperarla. Gilbert nunca le dijo a Anne cuánto debía esperarlo. Porque no iban a esperarse.

No, no se esperaron. Bueno, no por completo.

No hubo más llamadas, pero si pensamientos.

Anne fue a Oxford, claramente. Terminó lo que le quedaba para entrar a la universidad en una institución dependiente de esta, y Gilbert hizo lo mismo en Harvard. Durante las vacaciones no se encontraron y no porque no quisieran -o en parte-; simplemente la vida los tenía ocupados en momentos diferentes.

Más de tres mil kilómetros los habían distanciado hacía ya trece años, y la vida todavía no los unía. Por momentos, Anne creía que jamás volvería a ver a Gilbert, y viceversa.

—¡Esto es increíble! —se quejó Diana, lanzando los brazos a ambos lados de su cuerpo y mirando a Winnie de manera acusadora, aunque la rubia no tenía nada que ver—. Apenas llego y tú te vas —entrecerró los ojos— ¡Winifred, ayúdame!

La rubia solo se lanzó sobre la cama de la pelirroja y negó con la cabeza, como si aquel fuera un caso perdido. Aunque Winnie presentía que debía dejar ir a Anne. Había una luz de esperanza y fe en el destino.

Con el paso del tiempo, Diana estudió música en Francia y Winifred siguió a Anne por Inglaterra, consiguiendo terminar sus estudios de psicología y lanzándose a una segunda carrera de literatura.

Mientras tanto, la pelinegra había decidido viajar silenciosamente para sorprender a sus amigas, pero no tuvo en cuenta que la pelirroja estaría en uno de sus tantos viajes por el mundo.

—No será mucho tiempo, Di. Solo quedan dos países en mi lista —informó Anne con entusiasmo, llevando una prenda trivial a su maleta. Durante la universidad se había creado una lista: treinta países para visitar antes de los treinta años. Y planeaba cumplir todas sus metas mientras tuviera tiempo libre del laboratorio donde seguía experimentado, en busca de las curas a nuevas enfermedades con compañeros realmente inteligentes y predispuestos a la misma causa.

Anne ya no era la adolescente de dieciséis años y se sentía orgullosa de eso. Ahora tenía veintinueve, su desarrollo había evolucionado, pero sus típicas pecas y los hermosos ojos azules seguían marcando su esencia. El cabello, en cambio, lo llevaba más corto, solo un poco por debajo de los hombros, pero con la misma potencia roja de siempre.

—Luego tendrás treinta —recordó Winnie, dando una vuelta en la cama hasta quedar boca abajo, sosteniendo parte de su cuerpo con los codos y posando el rostro en las manos—. Apresúrate, porque pronto Zach y Fred serán demasiado viejos como para tener primos con quienes llevarse y ser el típico grupo popular/rompe corazones del instituto.

Diana hizo una mueca de reproche, aunque en su interior pensaba lo mismo. Zach y Fred eran los nombres de sus hijos con Jerry, claramente.

Como ya saben, Diana viajó a Francia y, evidentemente, Jerry la acompañó. Nadie se lo esperaba de él, pero terminó ganando reconocimiento en el país con su habilidad -principalmente- repostera. El día que sus amigos supieron que quería estudiar gastronomía, no le daban ni dos días en la carrera, pero rompió todo prejuicio. Ahora mismo debía estar en su linda casa de París, cuidando de sus hijos gemelos de casi tres años, mientras alguno de sus ayudantes se encargaba de la pastelería, el próximo restaurante y las constantes ventas.

AMORTENTIA; Shirbert [✓]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum