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Gilbert se pasó toda la noche pensando en lo del beso y entró en una especia de "pánico". Tenía que hablar con Anne, Moody casi que lo obligaba.

Y el día siguiente trató de hacerlo, pero no encontró el momento entre las clases. Aunque eso no evitó que su mirada se dirigiera a Anne con regularidad. Lo cual claramente ella no pasó por alto.

En medio de la clase de historia, un papel cayó en su mesa y lo tuvo que abrir con cuidado teniendo en cuenta que el salón estaba en silencio, con todos los alumnos fijos en sus manuales.

Desdobló la típica carta de niños de primaria y se encontró con una caligrafía prolija, aunque no tanto como la de Anne.

"Encontré el libro, ¿cuándo te lo entrego?"

El corazón de Gilbert dio un salto y un rejunte de sensaciones pasaron por su cuerpo tras eso.

No lo pensó mucho más, giró el papel y respondió cuanto antes.

"Por la tarde estaré en el laboratorio, búscame ahí"

Con las manos temblorosas dobló la hoja y trató de lanzarla al lugar de Sadie, pero antes de que pudiera hacerlo alguien se la quitó de las manos.

La profesora Patt, una mujer en sus cincuentas con una amargura extraordinaria, miró a Gilbert llevando el ceño fruncido y lanzó una risa seca.

—"Por la tarde estaré en el laboratorio, búscame ahí" —leyó y un par de alumnos comenzaron a alborotar el ambiente con los típicos "Uhhh"— Veo que tiene su vida muy planificada, señor Blythe. ¿Quiere compartir con la clase la razón de esta nota?

Gilbert bajó la cabeza, sin animarse a hablar y esperando su castigo. Pero no llegó cuando alguien se paró al otro lado del salón.

Es mi culpa —Gilbert se tensó al escuchar dos voces decir lo mismo al unísono y rápidamente se volteó para ver como Anne y Sadie, quienes estaban paradas dando la cara a la situación, se fulminaban con la mirada.

Diana tironeó discretamente la falda de Anne, lo suficiente para sacarla de esa guerra con la otra pelirroja, y comenzó a hablar como si le hubiesen dado cuerda.

—Claramente ha habido un malentendido, profesora —comenzó con una voz segura y delicada al mismo tiempo, tratando de sonar correcta—. Comprendo las buenas intenciones de Sadie al querer ayudar a su amigo, e indirectamente lo agradezco porque me está salvando a mí también. Pero, ¿qué clase de persona sería yo si no asumo mis culpas?

Una pequeña sonrisa se asomó en el rostro del pelinegro.

—Verá, Gilbert me ha escrito eso a mí. Como debe saber, estamos buscando la cura para la poción "Amortentia" y nos encontramos realmente enfocados en eso, la misma señorita Stacy podría confirmar mis palabras. Mientras tanto, planteamos días para encontrarnos en el laboratorio y seguir nuestro arduo trabajo.

~El caso es que hoy yo me encontraba disponible para seguir la investigación con un libro que al fin logré conseguir, pero no era conocedora a ciencia cierta de si él corría con la misma idea y dónde. Es por eso que en la carta se hace alusión al laboratorio.

~Lamento haber interrumpido su clase, pero comprenderá que vamos avanzados en este tema que nos ha dado usted y solo nos hemos tomado un momento para tratar de otro punto importante también, el cual algún día usted podría llegar a informar, sin sonar descortés a sus métodos de trabajo.

~Tenga por seguro que este altercado no volverá a ocurrir. Pero por supuesto que está en todo su derecho de escoger cómo tomar el asunto.

La clase era un silencio. La mujer miraba directo a los ojos de Anne, pero esta no daba tregua, y esa decisión le encantaba a Gilbert.

AMORTENTIA; Shirbert [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora