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Pasaron dos semanas del "Te amo". Dos semanas en las que Anne no pudo dejar de sonreír internamente, pero tampoco respondió -dos semanas donde Gilbert luchó para hacer a un lado la idea de que quizás Anne no le correspondía-

Ella había quedado atónita, sin forma de expresar cómo se sentía. Creía que aquella revelación era tan personal que no fue capaz de contársela ni a Diana.

Saber que Gilbert la amaba, que lo había dicho de una manera tan repentina y con aire decidido solo la había impulsado para una cosa: buscar por cielo y tierra la cura a la poción.

Se pasaba todas las noches escondida bajo las sábanas, investigando. Por la mañana, despertaba temprano para llegar a la cafetería antes que los demás, comer y correr a la biblioteca. Cuando los profesores no la veían y se le ocurrían nuevas hipótesis, las anotaba. Estaba más atenta que nunca.

Muchas veces habló con Sadie, pero ella no daba tregua. Fueron cientos las ocasiones en las que Diana cubrió la puerta y ella hurgó entre sus cosas. Nada. El bendito libro no estaba. Pero le quedaba un plan B.



—Mierda, Anne, son muchas cosas —murmuró Josie, viendo la lista que le había entregado la pelirroja.

Las chicas –más Josie- estaban en un aula libre, con todo a oscuras de no ser por la luz que entraba de la ventana.

—¿Podrás o no? —Anne se cruzó de brazos, frunciendo el ceño. Josie hizo una mueca al ladear la cabeza y se guardó la lista en el bolsillo de su abrigo.

—Lo intentaré, pero no creo que sea un precio agradable —sonrió sin importancia a la situación—. Son muchos materiales.

La rubia mayor a las demás hizo un paso al frente, con el rostro serio y decidido, capáz de hacer temblar a Josie.

—Mira, niñita mimada, más te vale que borres esa sonrisita de superioridad barata y busques todos los ingredientes. Y que sean en cantidad —Winifred fue severa, concisa. Por un momento, Josie sintió miedo de la chica que tenía su edad, pero parecía mayor.

—¿Cuánto será eso? —preguntó Jane, acercándose más a la ronda que habían formado. Josie sacó la hoja, la desdobló y comenzó a contar.

—Los pétalos están a doscientos... las bayas a ciento ochenta... el muérdago a doscientos diez... —enumeró, haciendo una mueca— Las avellanas... uf... ¿De verdad quiéres saber?

Winifred dio otro paso, abriendo su refinada mochila y manteniéndole la mirada a Josie—. Todo sea por Gilbert —sacó su billetera y le entregó una linda cantidad de billetes—. Quédate con el cambio —esta vez sonrió sarcástica y toda la habitación fue un silencio.

—¿Chi-Chicas? —habló la temerosa voz de Ruby, que de pronto estaba a un costado del aula, abrazándose a sí misma— ¿Podemos... podemos irnos? Este salón me da miedo... —miró la puerta que estaba al otro lado, la del conserje. El único salón que compartía espacio con una "oficina" así era ese.

Diana rodó los ojos—. Rubs, para de perseguirte. No hay nada allí, ya te lo mostramos. Solo son trapos y escobas.

—¡Pues tú no abriste la puerta por completo! —chilló, haciendo berrinche— ¿Y si hay alguien detrás?

Anne sacudió la cabeza, restándole importancia—. Debería ser una persona muy delgada y fácil de mantener la calma. No te preocupes —sacudió la cabeza y regresó su atención al punto importante.

—¿Entonces lo harás? —le preguntó Jane a Josie. Esta asintió.

—Le mandaré a papá la lista ahora mismo —informó, ante la cautelosa mirada de Winnie. Las demás asintieron y creyeron que aquello era todo.

AMORTENTIA; Shirbert [✓]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن