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El reloj marcó las 12 de la noche y la luz en la habitación de los muchachos se encendió.

"¡Feliz cumpleaños!" Gritaron Moody, Cole, Jerry y Charlie mientras zarandeaban el cuerpo de Gilbert, quien al incorporarse se golpeó la cabeza con la cama de arriba.

Eso provocó la risa de los demás, pero como todo vuelve, los sonidos que causaba Moody y la desesperación al ver el momento hicieron que también se golpeara la cabeza como su mejor amigo. Y fue ahí donde Gilbert se burló de la risa de delfín combinada con una vaca dando a luz que tenía el chico amante de las papas fritas.

—Gracias, chicos —Gilbert sonrió y miró especialmente a Moody, quien sacaba de debajo de la cama de Jerry una caja— Eso no puede ser bueno.

—Shhh, cállate y ábrelo —Moody se sentó a un lado de la misma cama y le entregó a Gilbert la caja color roja. Estaba feliz y no contenía una alegría pícara. Aplaudía con efusividad, como nene chiquito, y esperaba a que el pelinegro viera su regalo.

Los demás chicos se miraban entre ellos y se mordían los labios para no reírse. Mientras tanto, Gilbert temía lo que tuviera esa caja.

Y ahí estaba: una camiseta blanca, simple, salvo porque en el medio tenía una imagen de la cara de Moody. Sí, Moody le había regalado a Gilbert una camiseta con su cara y un "Le pertenezco a Moody Spurgeon" en letras negras.

—¡Feliz cumpleaños! —gritó el castaño y se abalanzó a los brazos de Gilbert, que se veía divertido por ese obsequio.

Solo correspondió al acto y pronunció un "Es lo más original que me han regalado, hermano"

Pero desde la cama más lejana, otro pelinegro lanzaba una carcajada.

—¿Planeas ir así a clases mañana? —se burló Finn, que había sido despertado por el barullo del resto— Patético. 

Gilbert miró a Moody, quien agachó la cabeza y entornó una faceta desanimada. Le había hecho mucha ilusión ese regalo. Sí, obviamente el obsequio era en broma, pero no es lo mismo que te rías con tus amigos a que lo haga alguien con quien no tienes confianza ni empatía.

—Lo único patético aquí es tu nacimiento, Gardner —Gilbert lo fulminó con la mirada y observó la tela blanca entre sus manos—. Y sí, mañana asistiré así a clases. Que pena por ti que no tengas un amigo tan leal y atento como Moody.

—Pero tengo a Anne —terció Finn, provocando algo inexplicable en el interior de Gilbert, quien estrujó la cara de Moody entre sus manos (la de la imagen, claro)—. Ya gané —se encogió de hombros y se dio vuelta en la cama, proponiéndose dormir otra vez. 

Esa noche Gilbert se quedó pensando en aquello.

Tiene a Anne. ¿Me ganó? ¿Desde cuándo Anne es un objeto? ¿Por qué nadie me llegó con la noticia de su romance? Moody y Jerry tienen contacto con las chicas... y Winnie... Vamos, tampoco me corresponde saber su vida. Pero creí que Anne no se fijaría realmente en él. Es decir, es Finn, es un imbécil que se burla de todos y se cree superior al resto, ahí caminando por los pasillos como si fuera el rey de roma.

Y también es el chico que besó a Anne...

Y el mensaje... No, debo dejar de pensar en eso. Ya está. Anne está en una relación con Finn o lo que sea, yo terminé lo mío con Sadie y mañana volveré a oler la poción. Debo seguir buscando antídotos para la Amortentia y fin del asunto.

Lo peor es que me comienzo a enamorar de esa hermosa pelirroja que se volvió mi enemiga desde que llegué al instituto.

Por la mañana, el pelinegro se despertó junto al resto, excepto por Finn, quien al parecer se había levantado antes.

AMORTENTIA; Shirbert [✓]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt