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Sentimientos

Gustabo

Llevaba dos horas sin saber nada del estado de Vicky, sigue en la sala de cirugía y eso me produce un mal presentimiento. Escucho como muchos pasos apresurados se acercan a mí, alzo la cabeza y me encuentro con Conway y Michelle.

—¡¿Qué ha pasado?! —dice acercándose a mí fingiendo nerviosismo.

—¡¿Y mi hija?! ¡¿Dónde está?! ¡¿Está bien?! —dice la pelirroja mientras me sacude de los hombros.

—¡Aléjate de mí Michelle! ¿No ves la que has liado? —digo soltándome de su agarre y alejándome de los dos—. Está en cirugía joder, está en cirugía... —digo un tanto alterado, a lo cuál Horacio se acerca y me abraza.

—Lo siento Gustabo... Dime, ¿qué ha pasado? —se acerca Conway poniendo una mano en mi hombro.

—Un camión, un puto camión chocó contra su coche y se dio a la fuga —digo con la voz entrecortada—. A parte de que ella tenía un tumor cerebral —me acerco a Michelle encarándola—. ¡No nos dijiste nada!

—¡No tengo por qué decirte nada a ti! ¡No tienes nada que ver con mi hija! —suelta con tono amenazador—. Es mi hija y es mi asunto, puedo tratarla como se me venga en gana —se aparta y se acerca a la puerta de cirugía a esperar.

—No pienso dejar que la vuelvas a tratar como basura, como le pase algo me encargaré personalmente de que te arrepientas por ello —la miré con cara de asco y salí de la sala de espera para salir del hospital.

Me dirigí al aparcamiento, encendí un cigarrillo y empecé a pensar... Si le hubiese dicho lo que siento por ella, ¿no le hubiera pasado esto? No creo que fuese así, pero de todas formas me siento mal por haberla tratado como la traté, no debí tratarla de forma egoísta o borde. Me siento realmente mal... Ella desde un principio ¿me gustó? ¿me atrajo? Pero tenía miedo a renunciar a mi asexualidad, nunca tuve una relación de pareja con alguien y menos sexual.

Apago el cigarrillo, subo a la moto y me dirijo a la floristería más cercana. Elegí unas flores verdes de color esperanza, esperanza en que no le pasara nada... Le escribí algunas palabras disculpándome en una tarjeta y lo metí en el ramo.

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Vicky llevaba una semana y media dormida, no nos dejaban despertarla ya que estaba en un proceso de recuperación. La habían intervenido quirúrgicamente, pero no pudieron extraerle el tumor por la gravedad de la operación y el riesgo que había. Deseaba verla, abrazarla con todas mis fuerzas  y pedirle todas las disculpas que hiciesen falta.

—¿Señor Gustabo? Despierte —la doctora me llamaba en bajito para lograr despertarme. 

Estaba en la habitación de Vicky, al lado suya, ella me miraba extrañada y a la vez con timidez. Estaba un tanto pálida y se nota que esta última semana había perdido peso. Tenía la cabeza envuelta con vendas y su mirada estaba perdida en mí.

—La señorita Vicky ya despertó. Felicitaciones, su novia está estable —suelta la doctora con una agradable sonrisa.

—E-está bien, gracias doctora, pero no es mi novia —la corregí tímidamente.

—Pues debo decir que hacen una muy bonita pareja, y ahora si me disculpan, me retiro —sale de la habitación dejándonos a solas, Vicky seguía mirándome extrañada.

—Me esperaba encontrar a cualquier persona menos a ti la verdad —dice con una expresión neutra.

—Bueno, si quieres me voy —hago ademán de levantarme hasta que sus palabras me paran.

Devuélveme mi asexualidad - Gustabo GarcíaМесто, где живут истории. Откройте их для себя