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Golpe de realidad

Vicky

La presencia de alguien a mi lado hace que me despierte. Abro los ojos cuidadosamente por la luz que entra por la ventana y me percato de que Gustabo estaba durmiendo a mi lado plácidamente. Uno de sus brazos estaba abrazado a mi cintura y el otro descansaba sobre su torso desnudo. Su pelo rubio brillaba por la luz que entraba por la ventana y verle tan tranquilo me transmitía una paz absoluta.

Me acomodo encima de su pecho y le abrazo la cintura, queriendo que este momento durase para siempre. Empiezo a recordar lo de anoche y me sonrojo con solo recordarlo. Era la primera vez en mi vida que había tenido sexo con una persona que realmente quería, y se había sentido de maravilla.

Sumida en mis pensamientos, empiezo a repasar con la yema de mis dedos los tatuajes de su pecho. Observo la forma de V que se marcaba debajo de su estómago, la cual llevaba hacia el paraíso que tenía entre las piernas. Me limito a acariciar los cuadraditos marcados de su torso con la mirada fija en ellos.

Agarro el edredón subiéndolo un poco para cubrirnos a ambos por la brisa fresca que entraba desde el rabillo de la ventana. Sumida en mis pensamientos mientras acariciaba el torso de aquel chico, noto como deja un beso en mi cabeza.

—Vaya forma más maravillosa de amanecer —susurra mientras me acerca más a su cuerpo.

Levanto la cabeza de su pecho y le miro con una sonrisa. Me arregla el pelo con una de sus manos y me acomodo quedando a la altura de su cabeza, sin dejar de cubrirme con el edredón.

—Buenos días, bombón —dejo un beso en sus bonitos labios y me quedo mirando por unos instantes el intenso azul de sus ojos.

—¿Cómo ha dormido mi chica? —sus palabras me provocan un pequeño revuelo en el estómago y le sonrío.

—Mejor que nunca ¿y tú? —me incorporo un poco más y empiezo a arreglar de forma distraída los pelitos rubios que le caían sobre la frente.

—De puta madre —ambos nos reímos por su respuesta y me toma de la barbilla suavemente.

—Ojalá despertar así por el resto de mis días —me quedo mirándolo por unos segundos e inconscientemente noto como una lágrima recorre mi mejilla por las palabras del rubio.

Eran lágrimas de inseguridad y miedo. Inseguridad de no saber cómo iba a ser nuestro futuro con toda la mierda que teníamos encima. Y miedo de no poder estar juntos como lo estábamos ahora. No era un misterio que estábamos incumpliendo una de las normas que me había puesto Conway al otorgarme una nueva identidad. Pero en estos momentos me importaba una mierda el mundo exterior y solo quería disfrutar de estos pequeños momentos de tranquilidad con mi persona favorita, antes de que volviésemos al caos rutinario.

Me limpia las lágrimas con la yema de su dedo suavemente y mis pensamientos no hacían más que ponerme aún más sensible. Lo que había aprendido desde que había llegado a esta ciudad es que solo las personas que realmente te quieren, logran ver tu verdadera parte sensible y tus debilidades. Y eso es lo que me pasaba con Gustabo.

Me atrae hacia su cuerpo y hundo la cabeza en su pecho en un sollozo profundo. Sé que estaréis pensando que soy demasiado dramática, pero solo pensar en no poder repetir momentos como estos, me rompía el corazón en miles de pedazos.

—Ya está Vicky... Tranquila, ahora estamos aquí juntos, no pienses en nada más —su tacto paciente en mi espalda desnuda me fue calmando poco a poco hasta quedar sumida en un silencio absoluto.

Devuélveme mi asexualidad - Gustabo GarcíaМесто, где живут истории. Откройте их для себя