capitulo 33

70 12 0
                                    

— ¿Qué haces aquí, Alejandro? —quise saber cruzándome de brazos y golpeando el suelo con mi pierna buena. —Te dije que no quería hablar contigo...

Él suspiró, iba vestido con una camisa morada que resaltaba sus ojos claros, y un pantalón deportivo gris que le quedaba a la medida, se veía hermoso como de costumbre pero no quería que estuviese allí, primero porque si mi mamá lo veía empezaría con su interrogatorio, segundo aún sigo enojada con lo que dijo.

—Vine a solucionar las cosas... —hizo el amago de acercarse a mí pero yo di un paso atrás, el enojo se me iba subiendo cada vez más.

—Es muy descarado de tu parte venir aquí luego de lo que hiciste, y otra cosa, ¿Quién te dijo que estaba en este hospital?

—Es fácil saber quién es tu madre y donde trabaja si introduces su nombre en internet —fruncí el ceño, no sabía que mi mamá era tan famosa. —Quiero que me escuches y que arreglemos las cosas, esta semana ha sido un infierno sin ti pero debes entender que no me conoces del todo y que seguramente sí, estoy traumado como me gritaste pero antes de juzgarme debes conocer mi pasado aunque para mí no es fácil hablar de eso.

Es cierto, lo juzgue de buenas a primeras sin darle oportunidad de defenderse. Aunque eso no justifica lo atroz de su pensar, y la manera tan horrible de expresarse...

—Lamento mucho lo que te dije —baje mi guardia, —Pero sigo creyendo que estas mal al expresarte así, y si quieres que te dé una oportunidad lo haré —sus ojos brillaron cuando le dije eso. —Pero no será ahora, estoy full con la universidad y el trabajo... Dame unos días y te contacto, lo prometo.

Él me agarró y me alzó en sus brazos dándome un abrazo, en otra oportunidad hubiese gritado y reído como loca por esa acción pero por los momentos no, mi mamá estaba cerca y si ve esta escena me mata.

—Buenas tardes, ¿interrumpo? —esa voz, esa voz que no quería escuchar...

Ave María Purísima, ¿Por qué será que cada vez que abro la boca sucede lo que no deseo? Me tengo que quedar callada para ver si así no sucede nada, ya que el destino está en mi contra desde que nací.

La Bestia me bajo con sumo cuidado, estaba un poco confundido y no lo culpo. Él jamás había visto a mi madre, pero viendo el parentesco y la similitud en el físico deduzco que sospecha algo.

—Hola mamá —carraspee para que mi voz no sonara nerviosa, —Pensé que te quedarías de guardia.

Ella me dedicó una sonrisa que me hizo entender que ya yo sabía que no estaría de guardia, pues mi papá ya debe de estar en la casa y ella siempre lo recibe.

—Fíjate que no hija —habló en un tono fingidamente calmado, —tú papi por si no lo sabes llega hoy de viaje y debemos recibirlo, pensé que ya te habías ido pero veo que estás muy entretenida con este muchacho que por cierto, ¿Quién eres? —se dirigió a La Bestia con curiosidad.

Él iba a presentarse pero yo me adelanté. —Es un amigo mamá pero él ya se iba, ¿verdad? —le di una mirada suplicante a Alejandro para que se fuera pero no lo hizo...

—No seas mal educada Sofía que yo no te enseñe esos modales, deja que el muchacho se presente —seguía sonriendo pero sabía que de una u otra manera quería saber quién era él.

—Soy Alejandro, y salgo con su hija señora —dijo él con simpleza, y yo voltee mi cabeza como la niña del exorcista y lo ametralle con la mirada, más imbécil no puede ser.

Mamá alzó unas de sus perfectas cejas y estiró su mano para estrecharla con la de La Bestia. —Mucho gusto niño, soy la mamá de esta pequeña mentirosa —ahora me giré hacia a ella y la mire mal, como le gusta tirar veneno.

Superando el DolorWhere stories live. Discover now