-Creo que sí, su auto no estaba en casa cuando salí.

-Iré a buscarlo entonces... - sentenció no muy convencido el detective antes de dejar la sala para ir a la oficina del rubio, quien colgó el teléfono al verlo.

-¿Qué se te ofrece? - preguntó Doflamingo.

-Shanks, ¿Lo has visto? - preguntó agobiado el azabache.

-Sí, vinimos juntos de hecho.

-Está muy raro... No lo escuché llegar y ni siquiera cenó o desayunó.

-Debe haber comido fuera de casa, lo conozco desde hace mucho, y créeme que no puede estar más de una hora sin comer.

-Bueno... Tienes razón. No hay de qué preocuparme entonces. - dijo el pelinegro y se retiró de la oficina.

      Se culpó a sí mismo por estar tan paranoico y desistió de ir a la sala de trabajo del pelirrojo.

      En casa de Kid, se encontraban él y su pareja sentados en la cama.

-Eustass-ya, ¿Iremos a ver a Lami seguido verdad? - preguntó Law en un apagado tono de voz

-Las veces que haga falta. - le sonrió el pelirrojo.

-¿Podrías quitarte esto y acostarte? - dijo en el mismo tono monótono señalando la camiseta del contrario.

-Claro - rió Kid mientras hacía lo que el otro decía. Se acostó boca abajo entre risas y miró a Law.

-Esta marca de tu espalda, es muy linda. - mencionó el moreno.

-Trafalgar, ¿Qué demonios haces? - preguntó confundido el pelirrojo al sentir las manos del pelirrojo en su espalda.

-Es que... Últimamente estás cuidándome todo el tiempo, asegurándote de que esté bien... Y debe ser estresante. Así que estoy haciendo... Esa cosa que tú haces para relajar a la gente...

-¿Un masaje? - preguntó confundido.

-Sí.

-Gracias - le sonrió el ojiambar en un suspiro. - Eso es lindo...

      Luego de unos minutos, Kid sintió cómo el moreno caía dormido sobre su espalda.

-Descansa - dijo en una pequeña risita el pelirrojo mientras cerraba los ojos

      Pasó el tiempo en la comisaría y ya era hora de ir a casa. Mihawk fue directo a donde se encontraba Shanks, lo encontró leyendo unos papeles.

-Ya es hora de irnos. - mencionó el detective.

-Está bien. - replicó el forense levantándose de la silla.

-¿Estás bien? - le preguntó el ojimiel mientras caminaban entre la multitud de manifestantes fuera de la comisaría.

-Sí. Pero estoy algo cansado, llegaré a casa a dormir. - le dijo Shanks, entrando al auto y encendiéndolo.

-Ya dormirás más tarde, debes comer ahora.

      Y así comenzaron el trayecto hasta la casa. Fue algo lento, se hizo bastante pesado debido al silencio que había entre los dos.

      A parte, Shanks estaba algo apagado, cosa que no pasó desapercibida por el detective. Sin embargo, no le dijo nada al médico sobre el tema, pues no quería agobiarlo.

      No pasó mucho más hasta que llegaran a la casa. Se bajaron del vehículo y ni bien pusieron un pie dentro de la casa, Mihawk tuvo que detener a Shanks de irse a su habitación, pues iba a hacer de comer.

CicatricesOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz