Tenías que ser tú. |Draco Malfoy| TERMINADA. [#1]

159.

Draco Malfoy.

Baje las escaleras corriendo, agitado mientras escuchaba gritos, una ves al llegar a la sala principal me quedé quieto.

—¡DRACO, VETE!—grito Amélie, pero yo seguía viéndolos.

—¡¿Que están haciendo?!—grite acercándome, Bellatrix me apunto con la varita.

—Se portó mal, Draco.—dijo firmemente, Amélie se encontraba tirada en el suelo llorando.

—No puedes estar castigando a mi novia.—dije entre dientes queriéndome acercar pero agito su varita.

—No te metas en esto, Draco. El señor Tenebroso me pidió esto.–dijo amenazándome.

—¡Y a mi que me importa lo que te haya pedido!—brame.—¡Déjala, deja de lastimarla!

—No hablas enserio.—sonrió maliciosamente.— Te está escuchando ahora.

—Vaya, vaya, Draco Malfoy...—escuche decir al señor tenebroso mientras se acercaba, mis padres solo estaban parados asustados, llorando.—No me equivocaba cuando decía que los Malfoy no estaban muy feliz con mi llegada.... ¿Muy valiente, no? Entrometerte en esto.

—M-mi novia, es mi novia.—reafirme.— No me importa lo que haya hecho, no me quedare de brazos cruzados viendo como la torturan.

—¡Crucio!—gritó Bella hacía Amélie quien soltó un grito.

—¡YA DEJA DE LASTIMARLA!—grite apretando mi puño y mi varita, me acerqué a Amélie hincándome.—Amélie... Amélie... ¿estás bien?

—Tú estupida novia, nos ha estado viendo la cara.... ha estado ayudando a Harry Potter.—dijo el señor tenebroso atrás mío.—No merece ser castigada, merece morir.

—No, ella no.—gruñí volteándolo a ver.—No le harás nada, no mientras yo esté vivo, no mientras yo esté aquí.

—Quítate Draco.—intervino el.

—No.

—Draco....—escuche decir casi en un susurro a Amélie, la volteé a ver.

—Me estás haciendo perder la poca paciencia... que le tengo a tu familia, Draco.—dijo el señor Tenebroso.

–¡Me importa una mierda, desde un principio no quería esto!—confesé desesperado.—¡Preferiría estar muerto a vivir un día más bajo sus órdenes!

—¡Draco!—dijo mi padre.—No... mi señor, el no quiso decir eso. No está pensando.

–¡Bien... si así lo quieres! Te daré el gusto de no estar aquí, de no vivir con esto—dijo El señor tenebroso ignorando a mi padre apuntándome con su varita, cerré los ojos pero los abrí y mire a Amélie quien se quiso levantar pero la empuje, lejos, solo escuchaba gritos y sollozos.

—Amelie.... te amo, siempre lo he hecho.—dije rápidamente ella se quiso acercar a mi pero un Mortífago la agarro.— No lo olvides.

—¡Avada Kedravra!

Escuche el grito de Amélie.

Todo se volvió negro.

Y Sentí paz....

—Draco..... corazón...... hey.—entre abrí mis ojos encontrándome con Amélie.—Has tenido una pesadilla... ¿estás bien?

—Yo...–me senté viendo al rededor, era de día, y estaba en mi habitación, la volteé a ver, estaba sentada alado mío ya arreglada.— Sí, solo una mala pesadilla.—me aclare la garganta.—¿Qué pasó?