Capítulo treinta y siete

53 19 22
                                    

Gastón:

¡Maldito hijo de puta!

¿Cómo cojones se atrevió a meterse con mi chica?

Me las iba a pagar, ese desgraciado iba a recibir su merecido, en cuanto lo vea lo hare picadillos, de eso no me cabe la menor duda.

¿Por qué? ¿Por qué tuvo que pasar todo esto?

Que injusto.

Todo se hizo mierda en un instante y para acabarla de rematar la había dicho adiós a Ada, a la mujer que amo, porque si, joder, la amo y más de lo que pensé que se puede amar a alguien.

¿Qué me hago ahora con tanto amor?

No estaba dispuesto a dejar a la única persona que me ha hecho sentir muchas cosas en tan poco tiempo. Claro que no, reconozco que la reacción que tuve fue la de un troglodita porque ajá, ella me mintió diciendo que pensaba contarme lo sucedido cuando yo escuché todo lo que contrario pero al final lo dijo ¿No es así?

Complicado.

Vaya mierda de problema.

Necesito tiempo, sí, eso es, no puedo dejar que la ira me domine, aunque, que difícil me resultaba controlarme cuando a mi cabeza llegaban imágenes de Ada y Debram besándose.

La furia me ciega y entonces comienzo a destruir lo que se me pone en frente con mis propias manos y a patear aquellas piedras que encuentro en mi camino imaginando que es ese tarado.

No me había percatado de que me estaba alejando mucho de mi casa, sin embargo, para mí no me resulta ninguna inconveniente si tengo en cuenta que podría pedir un taxi que me lleve directo a la mierda, digo, a mi casa.

¿Quién piensa en ir a su casa en un momento como este? Ni siquiera podría pegar el ojo pensando en donde y que estaría haciendo en estos momentos.

¿Regresaría a la fiesta?

Piensa...

Me pongo en su lugar y empiezo a sacar conclusiones, si fuese Ada no regresaría a mi casa corriendo el riesgo de enfrentarme a la señora gruñona que tiene por madre, en cambio en esa fiesta esta su mejor amiga, casi hermana con la que podría pasar la noche, pero, hay un detalle.

Debram.

Ese tío va querer aprovecharse de mi ausencia.

Cuernos, fíjate.

Eso si antes no llego yo para impedirlo, claro.

Doy media vuelta decidido a volver a la casa de Barry, estoy seguro de que ese cabrón aún está ahí de lamebotas.

Y lo incluyo a Liam, mi amigo se había convertido en el perrito faldero de Barry luego de confesarle lo tan enamorado que está.

Me detuve en el mismo lugar donde había estado con Ada hacía apenas diez minutos. Ella ya no estaba, al parecer se fue en cuanto me vió caminar calle abajo.

Maldita sea.

No me detuve hasta conseguir ver a Ada pero todo se complicó, es como si el puto destino se empeñara en decirte que no vayas, entonces pasan una seria de cosas para que te convenzas, pero insistes porque eres terco y porfiado, eso mismo me está pasando a mí.

Decidí cortar el camino para llegar más rápido, así que me fui por un parque pero en vez de caminar por la vereda como la gente normal, lo hice por el pasto, mi mirada era neutra y mis pisadas fuerte hasta que...

¡Puaj!

Caca de perro.

Sí, mi segundo es mala suerte.

El olor se expandió pocos segundos después logrando como respuesta que mi nariz se arrugue.

Mierda.

Mire la suela de mis zapatos y efectivamente, estaba embarrado por completo.

¿Justo ahora?

Doy unos pasos más hasta llegar a la vereda, tallo mi zapato una y otra vez para eliminar cualquier rastro de heces.

Volví a mirar y ya casi había desaparecido. Casi.

Aun así, el olor seguía impregnado.

No iría a esa fiesta ni de coña, ya habrá momento de ver a ese imbécil rogarme por su vida.

Ahora lo único que necesito es relajarme y eso lo conseguiría con una persona. Alcé la mano y un taxi se detuvo, me incliné para decirle la dirección de mi casa y subí.

De camino pensaba en todo lo ocurrido, ella para ser específicos, había disfrutado de su compañía casi dos meses, las charlas en el parque, las invitaciones al cine, a mi casa, los besos, las miradas, esa mirada que me hablaba para decirme que estaba nerviosa o de miedo y esos labios rosados tan suaves que me hacía estremecer.

La estoy echando de menos y sé que si no vuelvo a saber más de ella me volvería loco.




Ada:

— Le mentí, Barry. — dije sin dejar de lloriquear. Tenía mi rostro apoyado en su regazo mientras ella me acaricia el cabello con la yema de sus dedos.

— Lo entiendo, cariño, sé que no todos somos capaces de perdonar una mentira, ya sabes que el terror a que vuelva a suceder siempre va estar ahí, carcomiéndote los sesos. — me mira con pena.

— No quiero perderlo, me niego a que eso suceda, para mí ese beso no significó nada y créeme, en estos momentos estoy detestando a Debram.

— Ese tío volverá más temprano que tarde, estoy segura que no va poder olvidar como se te ve con ese vestido, si estas follable, Ada.

— ¡Barry! — la espeto. — ¿Quién piensa en follar en estos momentos? Por dios. — me limpio las lágrimas con el dorso de mi mano.

Mi amiga había dejado su fiesta por acompañarme a su habitación hasta que yo pueda dormirme.

— No me digas que tú y el todavía...

— ¡Barry! — pone los ojos en blanco.

— Ay, vamos, si el tío se ve que está bien cachondo por ti.

— Hostias, Barry, cállate. — le ordeno.

Ni siquiera había pensado en eso, hablar del tema no me hacía sentir bien, me ponía inquieta y nerviosa, sobre todo porque nadie ha llegado a saber lo que pasó entre Michelle y yo, ni siquiera Barry, aunque sabía que ella no me juzgaría como lo harían los demás, no me atrevía a decir algo.

— Todos ocultamos algo, pero... nadie nos garantiza que no vayamos a recibir mierda si abrimos el pico.

— ¿Quieres un consejo?

Asentí.

— Que te valga tres hectáreas de verga la opinión de terceros, los que realmente saben quién eres no te van a juzgar, créeme y si lo hacen no valen la pena.

Tenía tanta razón pero y que hay si la persona que quiero no acepta mis secretos, ¿También tendría que abandonarlo?

Lo hecho tanto de menos, no puedo dejar que el tiempo haga con nosotros lo que quisiera, yo tendría que hacer algo para disculparme, para discutir lo que paso, para luchar por el así como él lo hizo por mí en su momento, no puedo quedarme con los brazos cruzados esperando algunas señal de humo para levantarme y salir a buscarlo.

Amor de mentira [✔]Where stories live. Discover now