Capítulo cuatro

221 44 31
                                    

Ada:

Estaba entumecida en aquella posición. Trato de ponerme de pie usando una de mis manos mientras mi mente comienza a procrear cosas sin sentido ¿Le pasó algo a mi mejor amiga? ¿Un asesino se la llevó para cortarle todas las partes de su anatomía? Mis pies comienzan a dar pasos de un lado a otro hasta que mi cuerpo choca con algo rígido, un olor se impregna en mi nariz y entonces supe de quién trataba.

— ¿Ada? — pronuncia mi nombre con esa voz que hasta hacía dos años me volvía loca. Por un segundo quise que la tierra me tragara, luego comprendí que esta era mi oportunidad para decirle lo que tenía guardado aunque en estos momentos odiase la sensación de sentir un nudo en mi garganta que me impida hablar.

— ¿Piensas quedarte así? — se burla.

— No.

Trato de mantener una postura firme porque no quisiera que en estos momentos mis emociones me jueguen una mala pasada, doy un largo suspiro cuando de pronto sus dedos rozan mi mandíbula para acariciarla.

Presiono mis labios y siento mi estómago queriendo devolver lo que comí hace unas horas.

— No vuelvas a tocarme, Jones. — le advierto asesinándolo con la mirada.

— ¡Vamos Ada! Ya pasó un año... no es posible que me sigas guardando rencor.— habla divertido.

— No seas patético, Michelle — suelto con desagrado. — déjame pasar.

— Escúchame bien, Ada. — su voz salió en un tono demandante— estar conmigo ha sido lo mejor que te ha podido pasar. — escupe y yo carcajeo irónicamente.

— Qué sarcástico, ¿no? Que justamente tú me estés diciendo esto sólo te hace ver cómo el patán que eres. — logro pronunciar cruzándome de brazos.

Los ojos del pelinegro de pronto se oscurecieron y las venas de su cuello se marcaron de una manera impresionante, estaba realmente cabreado por lo que acababa de soltar, había lastimado su jodido ego y eso me hacía sentir mucho mejor.

— No juegues conmigo, Ada. — su mano choca bruscamente con mi brazo para tomarlo con firmeza y no contento con eso da un paso hacia adelante quedando solo algunos milímetros de mi rostro. Nuestras respiraciones logran unirse junto a su aliento a tabaco. — ¿Qué paso? no eres capaz de sostenerme la mirada por más de un segundo, pequeña.

¿Pequeña? siento como la sangre se eleva hasta mis mejillas y aborrezco mostrarme vulnerable ante él. Michelle se acerca y nuestras consigue un pequeño roce entre los dos.

— No me iré de aquí sin probar tus labios una vez más.

— Primero muerta. — digo lentamente. El chico sonrió lobunamente mientras yo hacía fuerza para zafarme de su agarre, sin embargo, mis intentos fueron en vano. Michelle me sostuvo con mucho más fuerza que antes lograrme lastimarme.

— ¡Me duele! — chillo pero él me ignora abiertamente sin medir su fuerza.

— ¡Por favor, Ada! no seas trágica, ahora mismo estas suplicando que te bese como hace mucho no lo hago.

— Tú lo único que me provocas es asco.— escupo fulminándolo con la mirada.

Michelle no parece afectarse con mis palabras, al contrario, parece entretenido con tal situación. Aquel chico delicado y detallista había desaparecido hacia mucho y esta noche estaba frente a mí mostrándome su otra cara, una cara que me escondió durante mucho tiempo haciéndome creer que era el chico con el que había soñado.

¡Qué ingenua!

— Cuando nos conocimos no eras tan fría... al contrario, eres tan frágil que cualquiera podía tener acceso a lastimarte, tuviste suerte de que ese alguien sea yo. — Se inclinó hasta estar cerca de mi oído. — Que fueras así de inocente me ponía y mucho. — dijo casi en un susurro haciendo que mi piel se erice.

Amor de mentira [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora