Capítulo diecinueve

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Gastón:

Apoyando mi cabeza en el muro doy unos golpes en la pared haciendo que nudillos sangren, cierro los ojos deseando que todo salga bien, el doctor de la universidad informo que tiene las defensas bajas a causa de no haber ingerido sus alimentos correctamente, que se repondrá con descanso. Aquella discusión había hecho que Ada sienta mucha presión, la que la llevo a que su cuerpo deje de reaccionar.

El estúpido amigo de Ada estaba acompañado de dos mas, ellos se encontraban sentados en la banca de en frente, todo sucedió demasiado rápido, tenia a Debram atrapado de la camisa y un segundo después vi a Ada desplomare en los brazos de un castaño, un grito desemboco de mis labios, ya había causado una vez un accidente, no quería volver a causarlo otro, lamentablemente ya era demasiado tarde.

Entendía la posición de Debram, yo hubiera actuado igual pero mis intenciones no eran malas, yo no buscaba hacerle daño, menos a ella, pero después de lo que hice es inútil pedirle perdón, dicen que el perdón no se le debe negar a nadie, sin embargo, el día que decides hacerlo, sabrás que la confianza nunca mas será la misma.

Era consciente de eso, pero el arrepentimiento siempre aparece después de haber perdido todo por nada. Ahora comprendo la frase "Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes" había esperado mucho para darme cuenta de que tenia frente a mí la única posibilidad de ser feliz.

¡Que idiota! mis pies comenzaron a moverse por todo el lugar esperando algunas respuestas, lleve una mano a la altura de mis ojos para divisar el reloj que tenia en la muñeca, faltaba una hora para que la clase de economía concluya, si me dirijo ahora a mi salón lo mas probable seria que el maestro no me permita ingresar. Recordé sus fuertes palabras y entonces me lamente por haber causado un escandalo.

—¿Debram Byrne?— me detengo al oír su nombre. Mis ojos viajan hacia un moreno de anteojos ubicado en la puerta con una libreta apoyada en su pecho.

— ¿Sí? — Debram interroga.

— El rector Singh ordena que te dirijas a su oficina. — informa in quitar la mirada del rubio. El moreno aparto la libreta de su cuerpo y leyó algo achinando los ojos.

— ¿Gastón Castillo?— pronuncia mi nombre.

Maldije por lo bajo rascándome la parte de atrás de mi oreja, eleve mi dedo índice y alce ambas cejas manteniéndolas arriba.

— Lo mismo. — bufa para después retirarse.

Las palabras de ese anciano resonaban en mis oídos, si volvía a esa oficina iba a tener que prepararme mentalmente para oír sus reproches cuatro horas seguidas, la ultima vez me advirtió con echarme de la universidad si volvía a cercarme a su oficina por motivos de conducta, le había propinado un golpe a un tío cinco años mayor que yo porque su novia se atrevió a besarme en los casilleros del pasillo, el tipo se convirtió en el increíble Hulk y para mi desgracia el rector Singh se enteró.

Caminando hacia su oficina, me percate por el rabillo de mi ojo izquierdo que Debram venia tras de mí, mi cabello azabache comenzó a moverse a causa del viento, con mis dedos empiezo a peinarlo para después tallar mis manos en mis brazos creando calor.

Cruzando el aula de computación me detuve frente a su oficina, expulse todo el aire que tenia retenido y toque tres veces.

— Adelante. — responde esa voz familiar. Comprimo mi dentadura por los nervios y giro el pomo de la puerta para ingresar.

El hombre de cabellera blanca estaba sentado frente a su escritorio con una sonrisa festiva.

— Gaston, Gastón— pronuncia mi nombre juguetón a la vez gira su lápiz contra la mesa. Mojo mis labios para decir algo pero me veo interrumpido porque alguien toca la puerta.

Amor de mentira [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora